Luego de aquella intervención, Dmitriy continuó con su camino, por suerte Andrei logró convencer a Nicolay, porque de lo contrario si hubiese desatado una terrible balacera, donde posiblemente nadie hubiese salido con vida.
Irina mantenía la mirada fija en el cristal de la ventana, su cuerpo temblaba, mientras que sus ojos vidriosos querían continuar derramando lágrimas, era imposible pensar en algo diferente que no fuera en la pérdida de su madre.
Unos cuantos minutos más tarde, los autos se detuvieron, Dmitriy descendió, tensó la mandíbula y luego exhaló con fuerza, despedirse de su amada era algo que hacía que su cuerpo se estremeciera.
Luego de que se tomó un poco de tiempo, fue directo hasta el lugar donde se encontraba el cuerpo de su esposa, el cual era custodiado por Iván y el resto de sus hombres.
Irina descendió del auto, su piel se erizo al estar en aquel sombrío lugar; fijó la mirada en el féretro, allí se encontraba Dmitry, quien dobló la cintura y recostó la frente sobre él. Aquel hombre rudo, cruel y despiadado que había visto acabar con su tranquilidad estaba hecho migajas.
Dmitry cerró las manos formando un puño, sus nudillos se tornaron blancos debido a la fuerza que ejercía en ellos, sus ojos se humedecieron sintiendo como todo había terminado, en aquel día tendría que sepultar a su amada y con ella a su hijo.
—Perdoname, por favor perdóname —Murmuró entre lamentos—. No quise hacerte este daño, lamento haberte inducido a esta vida, lo arruine todo, nuestro sueño de vivir juntos ha quedado en el olvido, nunca me lo podré perdonar.
»Eras luz, eras vida, fuiste quien le dió sentido a mi vida, como tú nunca podré encontrar a otra persona, te juro sobre tu cuerpo que jamás volveré a enamorarme, ¿qué será de mi sin tu existencia? —El coraje acompañado del dolor se apoderó de Dmitry.
En aquel lugar había silencio absoluto, Irina dando pasos cortos intentó acercarse al féretro, pero Iván la detuvo tomando de su brazo, ella correspondió con una mala mirada.
—Suéltala —Ordenó con aquel tono seco y frío.
Irina movió su brazo con fuerza y luego continuó avanzando hasta llegar a su lado, manteniendo la mirada baja sintiéndose culpable por las acciones de sus padres.
—Lo siento... —dijo entre dientes.
Dmitriy al escuchar aquellas palabras se enfureció aún más de lo que ya estaba, resopló y soltó un fuerte gruñido, de un solo movimiento giró su cuerpo quedando justo frente a ella.
—¿Lo sientes? —Dmitriy bufó—. Ya es demasiado tarde para esa palabra, y aunque lo digas mil veces no cambiará en nada los actos de tu padre, ese maldito viejo ha hecho que mi vida se arruine —estilo del brazo y agarró su cuello llevando a Irina contra el féretro.
»Dentro de esta caja de madera se encuentra mi esposa y mi hijo, ella era la única persona que me hacía sentir feliz, en mi solo ha quedado dolor y odio, solo podré estar tranquilo hasta que acabe con el último integrante de tu familia —En medio del forcejeo Irina fijó la mirada en el rostro de la esposa de Dmitriy.
Debido a la presión, el temor y los nervios hicieron que todo allí fuera confuso, pero aún así, a Irina aquel rostro frío se le hizo familiar, no logró recordar con exactitud donde lo había visto.
—No quiero que estés cerca, solo vete, no mereces estar al lado de mi esposa —Dmitriy la liberó y de inmediato Irina retrocedió dando pasos cortos.
Dmitriy destapó el féretro y le dio un último beso a la única mujer que había amado en toda su vida, sobre su pecho coloco su argolla de bodas y una rosa tan roja como la sangre.
Sus puños temblaban, se había aferrado a ella de una manera única sintiendo que eran uno solo, Dmitriy cerró el féretro y lentamente lo fueron descendiendo, mientras que era cubierto con tierra juraba no descansar hasta hacer sufrir a Fedor y a toda su familia.
La lluvia comenzó a caer a cántaros, el cabello rojo y ondulado de Irina cayó sobre su rostro, su cuerpo temblaba del frío, mientras que Dmitriy permanecía justo al lado de la tumba de su amada como si fuera una piedra sin sentimientos.
Luego de unos cuantos minutos Dmitriy se dio vuelta, sin tomarse la más mínima molestia en mirar a Irina, tan solo pasó por su lado y subió al auto como si ella no existiera; Ivan colocó la mano sobre su espalda y la empujó.
—Súbete, ya te diste cuenta que el jefe no se siente nada bien, así que no des problemas.
«¿Subir a su lado?, como si fuera tan fácil, él es el asesino de mi madre y yo soy la hija del asesino de su esposa e hijo, ¿qué será de mí?, lo único que sé es que mi muerte está próxima de llegar».
Ivan abrió la puerta e hizo que Irina subiera, ella levantó su brazo y acomodó levemente el cabello atrás de su oreja, a través del rabillo del ojo colocó la mirada en él.
Sus cuerpos se encontraban empapados, Irina comenzó a temblar, mientras que él permanecía estático con la mirada fija en un solo puesto.
—Vamos a casa —ordenó y de inmediato el conductor aranco a toda prisa.
Al llegar a la propiedad, Dmitriy descendió del auto, Ivan se encargó de Irina, pero una vez que descendió su estado de ánimo cambió.—Ya no quiero seguir con esto, si quieres acabar con mi vida entonces házlo ahora mismo, ya ha sido suficiente con todo lo que he tenido que ver, si de algo te sirve lamento lo que mi padre hizo contigo, pero en el caso de que no lo sea, entonces me importa un carajo —Dmitriy soltó un fuerte y largo gruñido, sacó la punta de la lengua y la rozó sobre sus labios.»Acabaste con la vida de mi madre, me sacaste de la casa de mis padres en contra de mi voluntad mientras que apuntabas a mi cabeza, mi paciencia ha terminado, prefiero morir antes de continuar siendo tratada como un animal —Irina habló con coraje ocultando el temor de morir. —Tienes toda la razón, no es mala idea acabar con tu mugrosa vida ahora mismo, ¿qué fin tendría continuar arrastrando contigo como si fuera la gran cosa? —Dmitriy llevó la mano atrás de su espalda, empuñó la pistola y la mo
Dmitriy luego de cambiarse de ropa se preparó para pasar una noche de copas en uno de sus casinos, necesitaba ahogar su dolor, al llegar a la entrada principal hizo llamar a Leo, el hombre que había disparado en contra de la esposa de Fedor. Una vez que Leo llegó conservó la distancia y mantenía la mirada baja. —¿Qué demonios sucede contigo, acaso te has vuelto idiota? —Dmitriy le reclamó. —Lo siento mucho señor, solo me dejé llevar por la situación y supuse que eso era lo que querías hacer, mi intención fue servirte, espero que no lo tomes de mala manera; sabes que estoy dispuesto a servirte de manera incondicional. »Trato de dar lo mejor de mi y poder llamar tu atención, llegar a ser tu mano derecha sería todo un placer, servir al hombre más poderoso... —Ya cierra la boca, no quiero escuchar tus estupideces, esta será la primera y última vez que me desobedezcas o pases por encima de mis decisiones; solo ocúpate de hacer lo que se te pida, no hay vacantes, y menos para el puest
Días más tarde.Dmitriy se encontraba pasando por la prueba más dura, el dolor de la ausencia de su amada lo estaba destruyendo, su corazón se había hecho piedra, y en su rostro se podía ver que ya no era el mismo de antes. Se encontraba en la sala bebiendo su whisky favorito, mientras que recordaba a aquella mujer que había hecho de él un hombre diferente, su móvil sonó, al fijar la mirada en la pantalla respondió. —¿Qué sucede Stepan? —habló Dmitriy con la voz entrecortada.—Llamaba para saludarte...—Los dos sabemos que no sueles actuar de esta manera, así que dilo de una vez —pidió Dmitriy a su socio interrumpiendolo.—Ok, entiendo la situación por la que estás pasando, y no quisiera darte malas noticias, pero tenemos grandes problemas con las entregas, los camiones con la mercancía nunca llegaron.—¿Qué? —nuevamente interrumpió Dmitriy levantándose ofuscado—. ¿Cómo que no han llegado?, si yo mismo me hice cargo de que los camiones salieran a tiempo, claramente debe haber algún
Luego de que Dmitriy saliera de la habitación, Irina se sentó en el borde de la cama, recostó su cabeza sobre las piernas y dejó fluir el llanto.Una vez más la puerta se abrió, con la mano limpió las lágrimas llevando la mirada directo a la entrada.—Disculpe la molestia señora, solo he venido a traerle la ropa que le ha mandado el jefe —habló la mucama mientras irrumpía en la habitación para luego dejar sobre la cama aquellas prendas que traía en sus brazos.«¿Qué fin tendría oponerme?, claramente Dmitriy es un animal que solo hace su voluntad sin importar lo que los demás deseen hacer, lo último que quisiera recibir sería unos cuantos golpes o peor aún la muerte, sin importar las consecuencias que caigan sobre mi esta es la oportunidad perfecta para huir de sus alcances», pensó mientras observaba las prendas que había traído la mucama. Irina tomó aliento, se levantó y fue al baño, retiró su ropa sucia y llevó su cuerpo bajo la regadera, aquel golpe de agua fría recorrió su cuerpo
Luego de pasar unos cuantos minutos Irina decidió levantarse para ir en búsqueda de Dmitriy, al llegar a la puerta su paso no le fue permitido, ella recordó las palabras que salieron de la boca de Dmitriy y las utilizó en aquel momento a su favor. —Vengo con Dmitriy, este lugar es suyo y les exijo que me dejen pasar —los hombres conectaron sus miradas y haciendo mala cara le permitieron el paso. El lugar allí dentro era otro ambiente, uno completamente diferente, las mujeres que se encontraban allí repartiendo las bebidas lo hacían en tan solo bragas, tacones altos y una sonrisa en su rostro insinuando que la estaban pasando bien.Aquellas que bailaban alrededor de un tubo se encontraban completamente desnudas mientras se les lanzaba dinero a sus pies. «Estoy en el infierno, ¿dónde carajos está ese desgraciado?, le exigiré que me saque de aquí lo más antes posible, seguramente debe estar revolcándose con quien sabe cuántas mujeres», pensó Irina llevando la mirada a su alrededor.En
Las manos de Irina se tornaron sudorosas, su respiración iba a toda velocidad, sabía muy bien sobre los alcances que tenía Dmitriy y por supuesto que por nada del mundo iba a permitir que ella pudiera escapar, pero aún así prefería morir en el intento y no pasar el resto de su vida al lado de un desgraciado que no hacía más que torturarla y hacerle pasar los peores momentos. Morir en brazos de su hermano era aceptable, aprovechó el descuido por parte de Dmitriy mientras que saludaba a los hombres que se encontraban allí; dio inicio a emprender su huida, lo que no se esperó fue que Dmitriy a través del rabillo del ojo la observaba minuciosamente. De manera astuta Dmitriy se lanzó sobre ella, la tomó con fuerza del brazo, recostó su frente contra la suya impidiendo que se fuera de su lado.—¿A dónde intentas ir? —reclamó entre gruñidos—. Acaso no te das cuenta que no tiene salida, que a donde quiera que pretendas ir estaré dispuesto a retenerte, tu destino es estar a mi lado hasta que
Dmitriy, el amo de la mafia.Moscú/ RusiaLuego de un largo viaje Dmitriy se encontraba de regreso en su país, estiró el cuerpo y acomodó su traje una vez que descendió del avión. Los autos al igual que sus guardaespaldas esperaban por él, debido a su oficio lo único que lo hacía feliz era estar al lado de su esposa.A la distancia su hombre de confianza se acercaba velozmente mostrando en su rostro preocupación, en la mano sostenía el móvil.—Señor...—¿Qué sucede?, ¿por qué actúas como si fueras un novato? —indagó mostrando su frialdad mientras se acercaba a uno de los autos. —He recibido una terrible noticia —Dmitriy continuó avanzando sin mostrar importancia, lo único que deseaba era estar en su casa y abrazar a su esposa—. Señor... Se trata de tu esposa —al escuchar aquellas palabras él sé detuvo.—¿Qué sucede con ella? —Dmitriy giró su cuerpo quedando frente a su hombre de confianza.—Yendo de regreso a la casa fueron interceptados, acabaron con los hombres a cargo de su segur
En cuestión de segundos en la entrada principal de la casa de Fedor se había desatado una terrible balacera; Dmitriy un experto a mano armada con sus dos pistolas derribaba hombres sin temor a morir. Dmitriy ingresó a través de la puerta principal quedando frente a unos cuantos hombres que apuntaban directo a su cabeza con armas de largo alcance. —Quietos, quietos todos —ordenó Fedor con aquel tono de voz ronca. Dmitriy con la mirada lo buscó, allí se encontraba él sentado cómodamente en el sofá disfrutando de una botella de whisky. —Maldito hijo de puta, ¿cómo pudiste acabar con mi esposa?, ¿por qué lo hiciste maldito desgraciado? —cuestionó Dmitriy mientras que su cuerpo temblaba de coraje. »Ya habíamos repartido el territorio, habíamos quedado que ninguno se pondría en el camino del otro, pero lo que has hecho ha condenado tu vida al igual que la de toda tu familia, porque juro que hasta que no vea al último integrante de tu familia tirado en el piso sin vida no me iré de