Estoy perdida en un sueño despierta, atrapada entre recuerdos y emociones que se niegan a desvanecerse. Todo lo que dejé atrás se despliega en mi mente como una película vívida, cada detalle es tan claro como si aún estuviera ahí. Aunque han pasado años, ese día permanece intacto en mi memoria: el cielo era de un azul profundo, y el sol brillaba con tal intensidad que parecía querer iluminar hasta el rincón más oscuro de nuestras vidas. El aire estaba cargado de esa anticipación nerviosa que solo aparece cuando se marca el fin de una etapa importante. El recuerdo siempre me deja una sensación amarga, un peso que no consigo soltar. Me siento perdida, como si hubiera extraviado algo esencial de mí misma. Las emociones se arremolinan en mi pecho, son una mezcla de nostalgia, arrepentimiento y vacío. ★ Flashback ★ Después de cuatro años de arduo esfuerzo, finalmente celebrábamos nuestra graduación universitaria. Éramos libres al fin, libres de exámenes, lecturas interminables y noches
Al despertar, la primera sensación que me golpeó fue el frío que calaba mis huesos. Mi piel desnuda se erizaba bajo la única prenda que me cubría: una chaqueta de cuero negra, gruesa, con un olor a tabaco y lluvia que no era mío. Su textura áspera rozaba mi piel como un recordatorio tangible de la noche anterior, un contraste amargo entre la calidez del cuero y la helada indiferencia de la mañana. Cada respiración me dolía, como si el aire estuviera impregnado de un veneno invisible. El ardor en mis pulmones me decía que aún estaba viva, pero la realidad era un peso insoportable. El dolor no era solo físico. Estaba en todas partes, incrustado en mi pecho y retumbando en mi cabeza. Mis músculos estaban tensos, mi garganta reseca, y mi cuerpo entero parecía haber sido reducido a una colección de sensaciones punzantes. Especialmente entre las piernas, una punzada aguda me recordaba la brutalidad que había enfrentado. Me incorporé lentamente, abrazándome con la chaqueta como si pudiera p
Mi respiración se volvió errática, como si el aire se negara a llegar a mis pulmones. Intentaba inhalar profundamente, pero cada intento parecía un fracaso. Mi pecho subía y bajaba de manera descontrolada, y, en un acto desesperado, llevé mi mano sobre mi corazón, intentando apaciguar esos latidos frenéticos que amenazaban con estallar. Sin embargo, nada funcionaba. —Señorita —murmuró él con voz firme, mientras se incorporaba y comenzaba a caminar hacia mí. Mi mente entró en pánico. No te acerques. Por favor, quédate donde estás, gritaban mis pensamientos, pero mi boca parecía sellada. Estaba atrapada, como si mi cuerpo hubiera decidido traicionarme. Quería acurrucarme en posición fetal y desaparecer. —No... por favor... aléjese —logré decir al fin, aunque mi voz salió entrecortada, con apenas un susurro. Mis ojos suplicaban mientras mi cuerpo temblaba. Él ignoró mi ruego y continuó acercándose. Su presencia era imponente, sofocante. Di un brusco movimiento hacia atrás, pero tropec
★Dylan. Después de que ella se marchara, mis ojos quedaron fijos en la alfombra empapada por el agua que esa mujer, atolondrada y nerviosa, había derramado. El rastro húmedo era una distracción molesta. Con un suspiro de irritación, levanté el teléfono que descansaba sobre mi escritorio y, con un tono seco, pedí a la secretaria que enviara a alguien para encargarse de limpiar la m*****a alfombra. El trabajo me consumía. Nuevos inversionistas, clientes ansiosos, y los habituales que insistían en volver a ser parte de la compañía. No había margen para el error, y mucho menos para la mediocridad, algo que, lamentablemente, había heredado de mi padre. Él, un hombre despreciable, no conocía la compasión. A veces temía que yo mismo estuviera caminando por esa misma senda, aunque, al menos, no era tan cruel como él lo había sido. —Dylan, cariño… —La estridente voz de Montserrat me sacó de mis pensamientos. El ruido de sus tacones resonó en la oficina, seguido del golpe de la puerta al c
★ Jenny. Corría desesperada por el viejo bosque, con el corazón latiéndome a mil por hora. No importaba cuánto me esforzara, no lograba escapar. Finalmente, la bestia alcanzó a su presa y la devoró sin piedad... Me desperté sobresaltada, con el corazón a punto de salirseme del pecho y un dolor punzante en la cabeza. Me levanté rápidamente y me dirigí al baño. Me sumergí en la bañera, pasando más de una hora intentando borrar cualquier rastro de lo que ese hombre dejó en mí. Aunque esa horrible noche ocurrió hace tres años, la sensación sigue ahí. Por más que frotaba mi piel, la suciedad no desaparecía. Aún puedo sentir sus manos asquerosas sobre mi cuerpo, la devastación en mi corazón y cómo todas mis esperanzas, sueños e ilusiones se esfumaron en un instante. Todavía puedo sentir su aliento en mi nuca, susurrando algo en mi oído. Mi propia voz, que gritaba de miedo, me impidió escuchar claramente sus palabras. Siempre me he preguntado qué fue lo que me dijo en ese momento. Cerré l
El comportamiento de Dylan es muy extraño.“Idiota” murmuré mientras miraba como su auto se alejaba.Caminé hacia mi casa, abrí la puerta y me fui a acostar, directo en el sofá.No dejaba de pensar en todo lo que había pasado, desde la aparición de Madeleine y de Stuart, como a pesar de los años aún me sigue doliendo su traición.Caminé hacia mi alacena dónde guardo el licor y saqué una enorme botella de vodka y comencé a beberlo directamente de la botella.“Malditos, no es justo que ellos tengan una buena vida, menos yo… Yo no quiero esta vida, ellos viven felices, mientras yo… Guaaa” el llanto se apoderó de mi bebida.Recordaba los momentos que vivimos felices, en todas las veces que Stuart me nombró cariño, amor, mi ángel, te amo. Pero nada de eso era real, él nunca me amó, nadie jamás me ha amado.¿Merezco morir sola?¿Merezco no conocer jamás el amor verdadero?Comencé a beber sin parar y caminé a mi refrigerador y estaba completamente lleno.“¿Qué demonios?”, hasta la Nutela est
Sentía algo muy caliente en mi nuca…Abrí los ojos y me vi rodeada por los brazos de Dylan.Me quedé viéndolo por unos segundos, dormido no me da miedo.Sus facciones son muy lindas, es un hombre muy apuesto, su cabello algo largo y su barba que está un poco descuidada.No sé por qué tenía una sensación familiar entre sus brazos.Él frunció el entrecejo y lo escuché pronunciar algunas palabras como en susurros.«Perdón… Perdóname» no paraba de repetir una y otra vez.Le acaricié la frente para que se relajara un poco.Vi cuando abrió los ojos y se me quedó viendo.“Perdóname” pronunció mientras cerraba los ojos una vez más.Se supone que soy la que habla dormida.Me alejé de él y me recosté en el sofá.Me fijé en el reloj despertador y apenas eran las tres de la mañana.Me volví a dormir a las 4, ya que mi cabeza tardó una hora en dejar de bombardearme con preguntas.Dylan parece una persona muy segura de sí mismo, pero mientras dormía parecía un niño, y tenía una expresión de dolor e
Le acaricié la mejilla por última vez y bajé a la cocina a buscar que preparar para el desayuno.Mientras llamaba a Scott con las manos libres.“¿Dime?”, respondió bostezando.“Encárgate de pagar las deudas de Jénifer, todas en su totalidad y llama a mi abogado para que finalice las inversiones en casa moda con Angelina”“¿Ya acepto trabajar para ti?” preguntó.“Tengo métodos un poco ortodoxos de convencimiento, será mi asistente, encárgate de que le tengan lista una oficina.”“¿Qué? ¿Una oficina? Llevo tres años trabajando como tu asistente y nunca me has dado una oficina, que demonios, quiero también mi oficina, no des tratos preferenciales entre tus empleados, ¿Que tiene ella que yo no tenga?” Comencé a reírme“A ya sé, pero me puedo operar”“Que te operes no te dará un buen lugar si no luchas por él ¿Aún no sabes por qué no te he vuelto gerente en la nueva empresa?”“Por qué no querías dejarme ir, no puedes vivir sin tu mejor amigo.” Comencé a partir un poco de fruta.“No, es por