Capítulo 28

Simone.

Las imágenes de ambos vuelven a usurpar mi mente. Los imagino en su oficina, sobre el buró, él disfrutando del perfume caro que porta ella, ella dejando que le bese su cintura. Ya entiendo por qué no ha llegado a casa en estos días, soy una verdadera idiota. ¿Cómo puede suponer que Edmond la había dejado? Qué lo que teníamos era sumamente exclusivo. Mi pecho se quiebra, siento vergüenza de mí, sobre todo porque siempre lo supe; «Una mujer como yo nunca será suficiente». Intento que Éline no note mi tristeza, estamos en su cama; ella vuelve a contarme lo maravilloso que fue el día, yo asiento y le sonrío; esto es lo que debería importarme, su bienestar, ese es mi trabajo; no divagar sobre la traición de su padre. «¿Traición?» «¿Fue eso? ¿Edmond me traicionó?» ¡Ni siquiera tenemos una relación! Yo sigo siendo su juguete; nada ha cambiado para él desde el día en que besó mis labios.

La pequeña se duerme temprano, aprovecho para ir a mi habitación; necesito estar sola, pensar. Est
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