Capítulo 8
Los tres se abrazaron durante un rato antes de separarse.

Sylvia se sentó en el suelo con ellos y escuchó a Isabel narrar su encuentro con Liam en el jardín de infancia.

Cuando terminó de contar su historia, se volteó hacia su madre con su cara regordeta y parecía que esperaba un elogio.

Sylvia sonrió y se agachó para plantar un beso en las mejillas de su hija. "Buen trabajo, Isabel".

Isabel se carcajeó.

De pronto, Liam se giró también hacia Sylvia con sus mejillas que parecían dos bollos recién horneados.

Siempre llevaba una mirada tranquila y discreta en su rostro. Sus grandes ojos eran como perlas mientras miraba expectante a su madre.

Inmediatamente, Sylvia también le dio un beso en las mejillas. "Liam, buen trabajo también".

Liam apretó los labios y sonrió tímidamente.

Sylvia le preguntó: "Liam, ¿podrías hablarnos de tu vida en casa?".

Ella quería saber sobre su vida en los últimos tres años.

Si resultaba que Tara maltrataba a Liam, ¡haría todo lo que pudiera para recuperar a su hijo de Odell!

Al hacer esta pregunta, notó inmediatamente que la expresión de Liam se ensombrecía ligeramente.

Él respondió con frialdad: "Mi vida es aburrida".

¿Aburrida?

Sylvia se sintió confundida.

Liam explicó: "Antes de empezar a ir al jardín de infancia, todos los días eran iguales a los demás. O se juega, o se come, o se pasa tiempo con la bisabuela".

¿Pasar tiempo con la bisabuela?

Sylvia preguntó: "Liam, ¿vives con la bisabuela?".

Liam asintió con firmeza.

Los tres años de frustración acumulada en el interior de Sylvia se desinflaron de repente al oír esto.

¿Cómo podía haberse olvidado de la señora Carter?

La vieja señora era esencialmente la que había criado a Odell sin ayuda, y éste solo sentía veneración por ella.

Adoraba a su nieto Odell, y fue gracias a ella que Sylvia y Odell se habían casado, en primer lugar.

Cinco años atrás, Sylvia había caído en una serie de complots hecha por su madrastra junto con la madrastra de Odell, por lo que había sido conducida a la habitación de Odell donde habían procedido a intimar el uno con el otro. Después, habían enviado a alguien a la habitación y los habían sorprendido en pleno acto. Las consecuencias del incidente fueron que Odell no tuvo más remedio que casarse con ella.

Más tarde, Odell nunca le había creído cuando ella había afirmado que había sido engañada de la misma manera que él, pero la vieja señora había confiado en ella. Después de que Tara entrara en escena, la propia anciana le había dejado claro a Odell que no aceptaría a Tara como familia.

Si Liam había estado viviendo con la vieja señora durante los últimos tres años, lo más probable es que había sido tratado con justicia y había estado a salvo de los abusos de Tara.

Sylvia soltó un suspiro de alivio antes de preguntar: "Liam, ¿qué crees que tiene que pasar para que tus días no sean aburridos?".

Liam la miró, luego miró a su encantadora hermana y dijo: "Bueno, estoy seguro de que ahora no estoy aburrido".

Sylvia estaba encantada con su respuesta. Le dio una palmadita en la cabeza y dijo con una sonrisa: "Nunca he sido tan feliz como ahora".

Para no quedarse atrás, Isabel se inclinó hacia delante y afirmó: "¡Yo también estoy superfeliz ahora!".

...

Después de llevar a Tara de vuelta a casa, el primer lugar al que Odell acudió fue a la casa de los Carter.

Era el primer día de Liam en el jardín de infancia. Su plan original era ir a la guardería a recoger a Liam por la tarde, pero se vio retrasado por el exasperante encuentro con esa mujer, Sylvia. Acabó esperando toda la tarde a que ella se disculpara como es debido.

¡Nunca esperó que ella renunciara y huyera!

Momentos antes de entrar en el salón, Odell apretó los labios y reprimió su ardiente ira antes de entrar en el salón.

Vio a la señora Carter sentada en el sofá y bebiendo té sola.

Se acercó y preguntó: "Abuela, ¿dónde está Liam?".

La anciana respondió secamente con una mirada de ira: "Liam fue a jugar a casa de una compañera de clase".

"¿Qué compañera de clase? ¿Por qué no ha vuelto todavía?".

"Tú eres su padre biológico y me haces esta pregunta. ¿Cómo se supone que voy a responder a eso?".

La anciana estaba notablemente impresionada por la falta de atención del padre del niño dado que era el primer día de clase del pequeño.

Odell frunció el ceño y explicó: "Me encontré con un pequeño problema durante el día".

La anciana se burló: "Se hace tarde. Es la hora de cenar".

"Muy bien, primero descansa. Yo lo recogeré enseguida". Odell no perdió el tiempo y se fue inmediatamente. Procedió a llamar al guardaespaldas que cuidaba de Liam.

...

En la residencia de Sylvia, ella estaba jugando a un juego de consola de última generación con Liam e Isabel, y acababan de entrar en acción cuando la tía Tonya irrumpió con urgencia en la habitación.

"Sylvia, he oído a los dos guardaespaldas de fuera mencionar algo sobre que el padre de Liam viene a buscarlo. Estará aquí muy pronto".

La expresión de Sylvia cambió.

Odell no debía entrar. No podía arriesgarse a que viera a Isabel para que no se la quitaran.

Se volteó inmediatamente hacia Liam e Isabel.

Antes de que la mujer pudiera decir palabra alguna, Liam bajó el mando y les informó: "Mami, hermana, nos vemos mañana".

Isabel hizo un mohín en ese momento. "Pero ya te echo de menos, hermano".

Se acercó y abrazó a Liam.

Liam le acarició suavemente la nuca. "No estés triste. Nos veremos de nuevo mañana por la mañana".

"De acuerdo entonces". Isabel lo soltó obedientemente.

Liam se volteó hacia Sylvia, quien inmediatamente fue a abrazarlo y le dijo con voz suave: "Liam, mami te preparará algo delicioso mañana. Asegúrate de irte a la cama temprano y no te quedes despierto jugando mucho tiempo esta noche, ¿de acuerdo?".

Liam parecía muy conmovido por esto.

Había escuchado un llamado de atención similar por parte de su bisabuela en innumerables ocasiones, pero por alguna razón, sonaba diferente cuando lo decían los labios de su madre.

Él prometió: "Lo entiendo".

Sylvia lo besó de nuevo antes de dejarlo marcharse.

Cuando salió, Sylvia acompañó a Isabel al balcón y se asomaron a la ventana.

Podía verse un costoso coche negro atravesando la puerta del barrio y pronto se detuvo frente a su casa.

Odell acababa de salir del coche cuando salieron Liam y los dos guardaespaldas.

Liam le echó una mirada a su padre. Sus pequeñas mejillas con forma de bollo no mostraban ningún tipo de expresión visible mientras sus piernas trotaban hacia el coche de su padre.

Odell frunció el ceño. "Liam, ¿no sabes que debes saludar a tu padre?".

"Papá".

Su tono era monótono.

Odell sintió que algo se le atascaba en la garganta.

El niño había sido extremadamente reservado desde pequeño. Solo le sonreía a su bisabuela, y aun así, rara vez lo hacía, por lo que una muestra como ésta no era nada fuera de lo común.

Después de que Liam subiera al coche, el hombre se dio la vuelta y se preparó para subir también.

Fue entonces cuando tuvo la sensación de que esta vez había algo diferente, y algo le obligó a echar un vistazo al segundo piso de la casa.

Su visión era sumamente aguda.

Sylvia, que estaba espiando desde el balcón, se agachó de inmediato hacia el interior.

Al cabo de un rato, cuando sus latidos se calmaron, recuperó la compostura.

Vio a Isabel con las manos en el pecho y las mejillas infladas mientras seguía mirando agresivamente hacia abajo.

Sylvia siguió su línea de visión para ver el coche que salía de la puerta del barrio.

Parecía que Odell no se había percatado de su presencia.

Acarició la cabeza de Isabel y le preguntó: "Isabel, ¿qué te pasa?".

Isabel hizo un mohín y gritó: "¡Pensaba que este apestoso iba a ser feo y gordo, pero no esperaba que fuera tan guapo! ¡Jum! ¡¿Cómo puede ser tan guapo si es tan despiadado como para abandonarte?! ¡Dios debe estar ciego!".

Sylvia se quedó sin palabras.

Probablemente era una buena idea no permitir que su hija viera tantas telenovelas con la tía Tonya en el futuro.
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