—Ethan… —La voz le tembló.
–P-por favor, Ethan… Dé-déjame explicarte —suplicó irguiéndose torpemente.Intentó acercarse a él, pero Ethan se alejó pasándola de largo e internándose más en la habitación.Jadeó horrorizada al verlo tomar una maleta.—Tienes hasta que terminé. —Lo miró confundida y esperanzada al oírlo hablar—. Tienes hasta que termine de empacar mis cosas para dar tus explicaciones. —Fue al baño adjunto a la habitación y estuvo ahí un par de minutos, saliendo con una bolsa seguramente con todo lo suyo empacado allí dentro—. ¿Y bien? Estoy esperando, Katherine.Ella se estremeció al escucharlo llamarla por su nombre completo de forma tan fría, otra vez.Nunca había sido así, ni siquiera en el peor momento de su matrimonio.Hace un mes, ellos cumplieron ocho años de casados y ella había tenido la esperanza de que su aniversario mejorara un poco las cosas que habían estado tan tensas entre ellos últimamente, pero… él jamás llegó.Había estado al borde de las lágrimas cuando David entró al restaurante y la reconoció, sentándose a comer con ella y alegrando su noche al comportarse como un buen amigo. La llevó a casa y quedaron de verse otra vez el fin de semana.A penas llegó a su casa fue directo a tirarse a su cama conteniendo las ganas de llorar, y una hora después Ethan llegó con un ramo de rosas y mil disculpas, diciendo que no había podido ir porque tuvo un asunto muy urgente en el trabajo. Discutieron como nunca y tal vez hubiera terminado dejándolo esa misma noche de no ser porque Ethan calló sus argumentos con besos y le hizo el amor hasta el amanecer para callar sus reclamos.Aunque esa noche fue maravillosa, todo siguió igual o hasta peor después.Sacudió la cabeza para no perderse en los recuerdos y, luego de dudar por un momento, decidió comenzar a hablar al verlo empezar a meter ropa en la maleta, doblando a gran velocidad.—Yo… —vaciló—. Tú… T-tú estabas trabajando mucho. —Fue lo primero que salió de sus labios y quiso abofetearse por eso.—¿Esa es tu excusa? —La amargura era evidente en su voz—. Esperaba un "ya no te amo", "me enamoré de otro" o incluso un "nunca te amé", pero… —Sonrió, una sonrisa llena de dolor, rabia y desprecio—. "Estabas trabajando demasiado" fue lo que obtuve. ¿Ahora qué me dirás? ¿Qué me amas y eso fue solo un error?—¡Pero es que si te amo, Ethan! Y-yo estaba confundida… —Estaba temblando, su voz, sus manos, todo en ella temblaba—. Desde hace tiempo siento que tu trabajo te importa más que yo, y luego me dejaste plantada en nuestro aniversario. —Tragó saliva al ver como seguía doblando la ropa, indiferente a sus palabras—. Y ahí fue cuando David apareció. —Ante eso, él se congeló.Levantó la mirada de pronto, mirándola como si estuviera a punto de asesinarla.—¡¿Empezaste a verte con ese bastardo desde nuestro aniversario?! —Sus dientes crujieron—. ¿Qué demonios? ¡¿Acaso tuviste sexo con él un par de horas antes de que yo te hiciera el amor esa noche?! ¡Nunca creí que pudieras ser tan perra, Katherine!Ella se estremeció, boquiabierta e indignada. Quería reclamarle, pero él siguió hablando.—¡¿Cuántas veces te acostaste con él en nuestra habitación?! ¡En nuestra cama! ¡En la casa donde vivimos desde hace años con nuestra hija! —Kate negó con la cabeza, sintiendo las lágrimas escapar mientras él seguía gritándole, abandonando la maleta para caminar hacia ella—. ¡Por eso ni siquiera me estabas mirando últimamente! ¿Acaso te estaba remordiendo la consciencia?Repentinamente estuvo justo delante de ella, que no se dio cuenta sino hasta que la tomó por los hombros, apretando con fuerza.—Tuve que recoger temprano a nuestra hija porque su maestra tuvo una emergencia y no podían contactar contigo, ya veo por qué, sí hubiéramos llegado un par de minutos más tarde… ¿qué habríamos visto? ¡¿Qué demonios habría visto nuestra hija de siete años, Katherine?! —La sacudió, apretando sus hombros con más fuerza.—¡Ethan, me estás lastimando! —chilló en medio de sollozos. Es verdad que su agarre le dolía, pero no mucho, ella lloraba por sus palabras.—Ese es el problema, Kate. —Acercó su rostro al suyo, con sus narices a punto de tocarse. Habían estado en esa situación antes, solo que con un ambiente romántico, pero esto era amenazador. Él le estaba dando miedo—. Quiero lastimarte. —Apretó más su agarre… antes de soltarla por completo y alejarse un par de pasos.—¿Te das cuenta de lo que me has hecho? Nunca, jamás en mi vida siquiera llegue a imaginarme que algún día tendría que contenerme de hacerle daño a mi esposa… ¡Quiero lastimarte, maldición! Quiero que sufras. Sus ojos turquesas que normalmente siempre le parecían hermosos, estaban nublados por el odio.—Pero no voy a golpearte, porque no soy una basura, porque me educaron para ser un caballero ante todo. No voy a golpearte, aunque sé que sí esto fuera al revés, sí yo te hubiera engañado a ti, en frente de nuestra hija, ya me habrías abofeteado un par de veces, mínimo. —Bueno… no podía negar eso.—Me estoy odiando ahora mismo por querer hacerte daño, pero sobre todo te odio a ti por arrastrarnos a esta situación. —Se frotó las sienes con frustración—. Lo peor de todo es que todavía te amo. —Negó con la cabeza como molesto consigo mismo, antes de volver a su tarea de doblar ropa.Kate parpadeó para tratar de alejar las lágrimas, sin mucho éxito.—Ethan —comenzó a hablar suavemente—. Por favor, necesito que me escuches. —Se secó las lágrimas—. Ni siquiera me dejaste explicarte todo antes de que empezaras a acusarme de cosas horribles. —Tenía sus razones para hacerlo, pero aun así dolía—. No soy ninguna perra, Ethan. No me acosté con David, jamás en mi vida.Él bufó y rodó los ojos.—¡Estoy hablando en serio! —No pudo evitar gritar—. ¡Antes de hoy, él solo me dio un beso! ¡Solo un beso estúpido la mañana siguiente a la noche donde no llegaste a dormir a casa! Y yo estaba borracha, pero igual lo aparte.—No lo vi en toda la semana sino hasta hoy, y yo… no quería ese beso, quería apartarlo, y sí lo aparte, pero justo llegaron. —Lo miró suplicante—. Juró que no iba a acostarme con él. Ethan, tú eres el único hombre con el que he hecho el amor en toda mi vida. No hubo nadie más.Quiso acercarse a su marido al ver su rostro pensativo, pero se detuvo cuando él dejó de lado la pulcritud y volcó sin doblar todo lo que quedaba en la maleta, cerrándola de golpe y cargándosela al hombro. Entonces volvió a mirarla, y el odio en sus ojos volvió a helarle la sangre.—Sí esperas que crea algo como eso después de lo que vi, veo que no solo no me tienes nada de respeto al engañarme en mi propia casa, sino que ahora me tratas de estúpido con esas mentiras tan descaradas.—¿Dónde quedó el amor, respeto y fidelidad que juraste el día de nuestra boda, Katherine? Y si no mal recuerdo, también habíamos acordado estar juntos en las buenas y en las malas… Fue muy fácil para ti estos años que estuvimos en "las buenas" ¿verdad? Ah, pero cuando llegan "las malas", cuando llegan las dificultades, tú tiras todo a la basura.Abandonó la habitación, tomando su maletín del trabajo y la mochilita de su hija que habían quedado allí en el camino. Fueron a la habitación de Iris.—De acuerdo, tal vez estuve mal en no decirte que mi principal editorial estaba a punto de quebrar debido a una e****a a uno de nuestros editores, tal vez estuve mal cuando pensé que era mejor no preocuparte con mis problemas de trabajo, tal vez estuve mal en no decirte que no pude asistir a nuestra cena de aniversario porque me arrestaron por equivocación.Ella lo miró sorprendida. ¡¿Lo arrestaron?! ¡¿Cómo pudo no decirle eso?!—Y tal vez estuve mal en quedarme toda la noche, trabajando con sueño, hambre, y extrañando a mi familia para finalmente resolver el asunto que podría haberme costado todo. Y cuando finalmente estoy libre y llegó a casa ¿qué encuentro?—A mi esposa sin siquiera notar mi presencia, sin mirarme a los ojos. Creí que podrías tener problemas en tu trabajo, pero ahora sé la verdad… —Sacó la maleta de su hija y la tiró abierta sobre la cama—. Estabas así por tu amante.—¡No es mi amante! —gritó desesperadamente—. Por favor, créeme, te amo, yo… —Él la interrumpió.—¿Creer que me amas? ¿Qué clase de amor es el tuyo, Katherine?—¿Creías que me estaba divirtiendo rompiéndome los huesos trabajando? ¿Creías que me gustó estar lejos de ti, dejarte plantada, no haber llegado a dormir a casa? ¡Estaba trabajando, m*****a sea! Y estoy orgulloso de eso, aunque sé que hice mal algunas cosas.—¿Qué hiciste tú? Quejarte, pelear conmigo, engañarme. Y ni siquiera es lo que más me molesta. —Se tomó un segundo para volver a mirarla con odio—. Lo que no te puedo perdonar, es que hayas traumatizado así a nuestra hija.—¡No fue mi intención! —Sollozó, sintiendo un fuerte dolor en el pecho—. ¡No iba a hacer nada, yo no quería besarlo! ¡Él me obligó a besarlo!—¡Ya no te creo nada, Katherine! Mi confianza en ti está muerta —declaró sin dejar lugar a dudas—. No quiero volver a verte nunca. Me iré de la ciudad después de firmar el divorcio. —Eso la alarmó—. Y no quiero que vuelvas a acercarte nunca ni a mí, ni a Iris. —Pero eso la horrorizó.—¡No puedes quitarme a mi hija! —exclamó escandalizada—. ¡No puedes! ¡Es mi hija!—¡Es mi hija! —rugió terminando de empacar las cosas de la pequeña, haciéndola temblar—. ¡Es mi pequeña de siete años que quedó traumatizada después de ver a su madre en una situación que no entiende! ¡Y ahora ella no quiere verte!Kate lo miró anonadada, negando con la cabeza—Así es, Katherine —confirmó al ver la duda en sus ojos—. Ella no quiere verte. Se lo pregunté, y me dijo que no quería volver a casa, me dijo que ya no quería volver contigo, dijo…—¡Eso no puede ser cierto! —Esta vez sin temor, se acercó a él y lo tomó del cuello de la camisa.—Es verdad —dijo fríamente—. Ni ella, ni yo, queremos volver a verte jamás, Kate. Puedes disfrutar tu vida con tu amante. Enviaré a mi abogado en un par de días y quiero que renuncies a la custodia de mi hija, y tampoco pienso pasarte un centavo. —Tomó todas las maletas más la mochilita de la niña.—Puedes quedarte con la casa, sin embargo, así tú y tu amante no perderán su nidito de amor —dijo venenosamente, antes de salir de la habitación.—Ethan… —Él la ignoró y siguió su camino—. ¡Ethan! —gritó siguiéndolo por las escaleras. Él se detuvo justo antes de salir por la puerta principal.—Por favor… —Lo miró con lágrimas saliendo de sus ojos—. Por favor no me dejen —suplicó.—Te equivocas. —La miró de reojo, con completa indiferencia—. Tú nos dejaste. —Sin decir nada más, abandonó la casa, cerrando la puerta con fuerza detrás de él.De nuevo, ella se quedó llorando sola, sintiendo un arrepentimiento interminable por dentro, ¿por qué las cosas tuvieron que ser así? ¿Por qué?La culpa, la frustración y el odio hacia sí misma abrumaban todos los sentidos de Kate. Aun se preguntaba… ¿Por qué tuvo que pasar esto? Sabía que fue su culpa, pero aún no se explicaba cómo es que todo había terminado tan mal. De repente, recibió una llamada de la última persona en la tierra con la que quería hablar. —Me entere de tu divorcio. —Era David, sonando borracho—. Está en las noticias. La prensa te está comiendo viva, aunque nadie sabe qué pasó. —¿Cómo te atreves a llamarme, David? Arruinaste mi vida… —habló sin ganas, sin llanto, más bien con amargura. Ya no le quedaban lágrimas, y la verdad ya todo le daba igual. —Supongo que quería disculparme… En realidad, yo… —No necesito tus disculpas. Y no vuelvas a llamarme, no te soporto. —Frotó su rostro con cansancio—. Ya no tengo nada que perder, David, si no fuera porque todavía tengo a mi consciencia te mataría. Supongo que para ti fue muy divertido obligarme a besarte, igual que fue muy divertido destruir mi fam
Al escuchar eso, la primera reacción de Kate fue quedarse en estado de shock. ¿Embarazada? ¿Cómo podía ser? Luego recordó… la noche de su aniversario, después de discutir por dejarla plantada, Ethan le hizo el amor por horas, varias veces, por primera vez en muchas semanas. Tenía que haber sido ese día, entonces ella estaba embarazada de un mes y medio. Un bebé… Su segundo hijo con Ethan, un hermanito para Iris. Estaba creciendo en su interior y ni siquiera lo había notado, casi se lleva su vida junto con la de ella. —Oh, Dios. —Se cubrió la boca con la mano que no estaba en su vientre—. ¿E-está b-bien? Quiero decir… Oh, Dios. —Sollozó—. Y-yo no he estado comiendo, tampoco he estado durmiendo bien y yo… Oh, Dios. —Empezó a entrar en pánico. Por todos los cielos. ¡Qué descuidada había sido! Casi se mata llevándose a su hijo, pero antes de eso había estado matándolo lentamente por haber descuidado su salud de esa manera, sin mencionar el estrés al que había estado sometida.
Siete meses de embarazo. Kate se colocó de perfil frente al espejo con una sonrisa radiante. Con una mano acarició amorosamente su gran vientre redondeado, mientras con la otra tomaba una fotografía con su confiable cámara que había pertenecido a su madre, luego a su hermana y ahora le quedó a ella. Estaba en su pequeño departamento ya vestida con su uniforme de trabajo, que consistía en un vestido blanco hasta las rodillas y un gorro con una cruz roja. Aún estaba a tiempo para llegar temprano a su trabajo como enfermera en una pequeña clínica en un sector pobre de la ciudad, así que decidió que se sacaría su fotografía del día en ese momento. Cuando tuvo que juntar lo que quedaba de sus pertenencias una vez encontró un lugar lo suficientemente barato pero decente que podría pagar por unos meses, había hallado un álbum lleno a reventar de imágenes de su infancia y adolescencia junto a su hermana. Creyó buena idea iniciar con fotografiar el progreso de su embarazo, día tras día
Como el matrimonio Quincy estaba teniendo ciertos problemas económicos, Kate al terminar su turno como enfermera tuvo que ponerse otro uniforme, esta vez el uniforme de camarera. Tuvo que conseguirse otro trabajo para poder comprar todo lo necesario para su bebé, aun así, siempre se aseguraba de no esforzarse de más y dormir lo suficiente. —¡Katherine Sadler, hasta que llegas! —A diferencia del otro trabajo, en este la trataban como basura. —¡Ve a la cocina y lava los platos, es lo único que puedes hacer con esa pelota de playa que tienes en el estómago! —Kate odiaba a este trabajo y estos jefes, pero necesitaba el dinero, así que solo asintió y se puso a trabajar. —Querida niña, no deberías estar trabajando con el embarazo tan avanzado —dijo una dulce anciana con preocupación cuando fue a tomar su orden. Tenía siete meses, pero su barriga ya estaba casi a reventar. Si su bebito no se viera tan claro en el ultrasonido habría temido estar embarazada de gemelos. —No se preo
Pasaron los meses, la bebé de sus jefes nació y su bebé Kitt tuvo oficialmente una amiguita para jugar, aunque eso significaba que el matrimonio Quincy estaba más corto de dinero que nunca. Como ahora los Quincy estaban muy ocupados con su hija, que además por culpa de los químicos que comía su madre tenía mechones rosas en el cabello, y Kate no había podido encontrar otro empleo, estaba más desesperada que nunca por ganar dinero, teniendo a su hijo necesitado de medicinas una vez más. —¡¿Qué?! ¡¿Solo doscientos dólares?! ¡Es un celular último modelo perfectamente funcional! —Es lo que le ofrezco, señora. Tómelo o déjelo. Al final, tuvo que aceptar. Salió a la calle con su hijito en sus brazos, que estaba enfermo y no tenía a quién lo cuidara. Tenía demasiados gastos, su bebé necesitaba muchos cuidados, y estaba desesperada. Estaba vendiendo todo lo que le quedara de valor, incluso su celular que había comprado poco antes de dar a luz después de que vendió el anterior e
Para Ethan Di Castro, la vida de soltero había sido difícil. Había tenido varias citas en los últimos meses, solo por un intento de encontrar otra madre para su hija, pero no pudo congeniar con nadie, cosa que quizás tenía que ver con el hecho de que aun no superaba a su ex esposa. Quería superarla, más por el modo tan horrible en el que terminaron, pero… ni siquiera podía deshacerse de la fotografía de su boda que se había llevado antes de marcharse de la casa. Se odiaba a sí mismo por ser tan débil, pero al menos estaba intentando salir adelante, por su hija. —Hija, ¿está todo bien? —preguntó durante la cena al verla desanimada. —No —gruñó arrugando aún más su carita. Él intentó no pensar en lo mucho que se parecía a su madre cuando estaba molesta.—Puedes confiar en mí, Iris. Puedes decirme lo que quieras.—No me escuchaste cuando quise decírtelo… -susurró en voz baja, pero él escuchó.—¿Qué? —T-tú… no me hiciste caso cuando te dije que no me agradaba la bruja… quiero dec
Kate se sentía muy mal consigo misma. Como su hijo había vuelto a enfermarse otra vez por culpa de su inmunodeficiencia, otra vez dependía de los demás para ayudarla a salir adelante, pero lo que más la molestaba era depender de David. Lo odiaba, quería demandarlo, golpearlo, hasta matarlo, pero… para su desgracia, él era el único que le tendió la mano, y necesitaba de su dinero para tratar la enfermedad de su bebé. Ese día su bebé estuvo tan mal que tuvo a sus jefes trabajando en curarlo toda la noche, así que ella tuvo que dedicarse a cuidar a la hija de sus jefes, hasta que la llamaron para decirle que su bebé la necesitaba. Para su mala fortuna, en ese momento David se apareció para darle dinero para las medicinas de su hijo, y de paso insistió en llevarla a su trabajo. Como tenía a la pequeña Kelly con ella, Kate accedió a dejar que la llevara al trabajo, decidiendo además intentar no amargarse por tener que soportarlo. Ella ni siquiera se dio cuenta de la presencia de
Iris Di Castro era una joven de dieciséis años a la que muchos llamaban genio solo por sacar buenas notas en la escuela y poder recordar con facilidad todo lo que leía en libros, pero ella siempre sentía que le faltaban muchas cosas por saber. Muchas veces quería saber por qué las cosas para su familia salieron tan mal, por qué su madre prefirió a otro hombre en vez que a su familia. Y ahora estaba llena de ansias por saber por qué su madre les ocultó todos estos años que tenía un hermanito menor. No es que Iris se hubiera quedado de brazos cruzados durante esos ocho años. Una vez intentó buscar a su madre a espaldas de su padre, acompañada de sus dos mejores amigos. Su mejor amiga Kim y su mejor amigo Erick, que en secreto tal vez le gustaba un poco. Fue hasta ciudad Bella Cruz en uno de los tres autos de su padre, el que menos usaba, a los catorce años. Volvió a su antigua casa y se dio cuenta de que ahora nadie vivía allí, cosa que la decepcionó. Solo encontró una vieja