Si en algo tenía razón Ethan, eso era que en los días en los que él estaba ocupado con el caso de Iris ella lo extrañaba demasiado… y en muchas formas… Y pronto él la descubrió con las manos en la masa… literalmente. Se paró frente a la puerta de su habitación llegando muy tarde una noche (aun que por supuesto que ya le había avisado previa mente y ella le dio todo su apoyo y comprensión por que esto era para vengar a su hija y además prevenir otros ataques a sus niños) y cuando Ethan alzó una mano para tocar, sin querer despertar la y dispuesto a dormir en el sofá, creyó que ella estaba dormida… no obstante un pequeño ruido sospechoso lo hizo desistir de sus intenciones. ¿Fue eso… un gemido?Apoyó el oído con cautela sobre la madera, escuchando otro gemido ahogado, seguido de un profundo jadeo.Como si no hubiera tenido el mejor orgasmo de su vida hace menos de veinte cuatro horas atrás, su miembro comenzó a endurecerse otra vez.Tenía una idea de lo que Kate estaba haciendo detrá
Los meses siguieron pasando. Finalmente se descubrió a la persona responsable de atropellar a Iris. Resultó ser Magda, una chica joven que en el pasado intentó convertir se en esposa de Ethan por un arreglo empresarial y que fue varias veces a su oficina, una vez incluso después de que se hubieran mudado de regreso a ciudad Bella Cruz, ya que al parecer esta ba tan loca que fue capaz de seguirlo hasta allí desde ciudad Greenbell. Magda fue criada con una mentalidad machista y siempre quiso convencer a Ethan de casar se con ella con el argumento de que no tenía hijos varones (lo cual resultó falso) y como siempre hacía comentarios despectivos hacia Iris solo logró que Ethan, que al principio sentía agrado y lastima hacia Magda, comenzara a detestarla un poco. Eso hizo que terminara de enloquecer y, como ya llevaba meses acechando a su familia, ¡como ella fue la responsable de quemar la casa de Kate por medio de sus secuaces! Un día se atrevió a ir más allá y atropelló a Iris.
Los meses pasaron y pasaron. Ganaron el juicio contra Magda bastante rápido y pudieron tener la paz mental de que esa loca ya no volvería a lastimar a sus hijos, y ahora solo se concentraron en darles vidas buenas y felices a Iris y Kitt mientras seguían esperando al nuevo bebé. Ese día en el que ganaron fue un día de celebración.Era una tarde suave y tranquila en el parque, el sol se ponía lentamente pintando el cielo con tonos cálidos y dorados. Ethan y Kate estaban sentados en un banco, compartiendo un momento íntimo en medio de la naturaleza. El aire llevaba consigo un aroma a flores y libertad, creando un ambiente mágico para su encuentro.Kate miraba a Ethan con admiración y amor en sus ojos, él le devolvía la mirada con ternura y afecto. Sus manos se encontraron, entrelazando los dedos con suavidad. Esa conexión, esa sencilla unión de sus manos, representaba toda una vida juntos.Ethan acarició la mano de Kate con su pulgar, sintiendo la suavidad de su piel. Cada caricia er
Kate sentía la cabeza darle vueltas, no debió tomar ese trago que le ofreció David, solo tomó un sorbo, pero se sentía extraña.Ella miró nerviosamente al hombre sentado en su cama junto a ella y su mente comenzó a correr con pensamientos frenéticos.Este hombre no era su marido, entonces… ¿por qué no le impidió entrar en su habitación? ¿Por qué estaba dejándolo sostener sus manos y mirarla de forma que la ponía muy incómoda? —Lamento haber venido a tu casa sin avisar antes, Kate. —David le sonrió con amabilidad—. Es que desde la última vez que nos vimos no pude dejar de pensar en ti. —Soltó una de sus manos solo para llevar su mano enguantada con guante de seda a acariciar su mejilla. Kate se sonrojó sin poder evitarlo. Oh sí, recordó, este hombre era David Hans Vogelsberg,CEO de una empresa rival a la de su marido.La última vez que se vieron fue en un bar, y ella estaba llorando debido a lo deprimida que se sentía por el hecho de que su matrimonio parecía estarse desmorona
—Ethan… —La voz le tembló.–P-por favor, Ethan… Dé-déjame explicarte —suplicó irguiéndose torpemente.Intentó acercarse a él, pero Ethan se alejó pasándola de largo e internándose más en la habitación.Jadeó horrorizada al verlo tomar una maleta. —Tienes hasta que terminé. —Lo miró confundida y esperanzada al oírlo hablar—. Tienes hasta que termine de empacar mis cosas para dar tus explicaciones. —Fue al baño adjunto a la habitación y estuvo ahí un par de minutos, saliendo con una bolsa seguramente con todo lo suyo empacado allí dentro—. ¿Y bien? Estoy esperando, Katherine. Ella se estremeció al escucharlo llamarla por su nombre completo de forma tan fría, otra vez. Nunca había sido así, ni siquiera en el peor momento de su matrimonio. Hace un mes, ellos cumplieron ocho años de casados y ella había tenido la esperanza de que su aniversario mejorara un poco las cosas que habían estado tan tensas entre ellos últimamente, pero… él jamás llegó. Había estado al borde de las lá
La culpa, la frustración y el odio hacia sí misma abrumaban todos los sentidos de Kate. Aun se preguntaba… ¿Por qué tuvo que pasar esto? Sabía que fue su culpa, pero aún no se explicaba cómo es que todo había terminado tan mal. De repente, recibió una llamada de la última persona en la tierra con la que quería hablar. —Me entere de tu divorcio. —Era David, sonando borracho—. Está en las noticias. La prensa te está comiendo viva, aunque nadie sabe qué pasó. —¿Cómo te atreves a llamarme, David? Arruinaste mi vida… —habló sin ganas, sin llanto, más bien con amargura. Ya no le quedaban lágrimas, y la verdad ya todo le daba igual. —Supongo que quería disculparme… En realidad, yo… —No necesito tus disculpas. Y no vuelvas a llamarme, no te soporto. —Frotó su rostro con cansancio—. Ya no tengo nada que perder, David, si no fuera porque todavía tengo a mi consciencia te mataría. Supongo que para ti fue muy divertido obligarme a besarte, igual que fue muy divertido destruir mi fam
Al escuchar eso, la primera reacción de Kate fue quedarse en estado de shock. ¿Embarazada? ¿Cómo podía ser? Luego recordó… la noche de su aniversario, después de discutir por dejarla plantada, Ethan le hizo el amor por horas, varias veces, por primera vez en muchas semanas. Tenía que haber sido ese día, entonces ella estaba embarazada de un mes y medio. Un bebé… Su segundo hijo con Ethan, un hermanito para Iris. Estaba creciendo en su interior y ni siquiera lo había notado, casi se lleva su vida junto con la de ella. —Oh, Dios. —Se cubrió la boca con la mano que no estaba en su vientre—. ¿E-está b-bien? Quiero decir… Oh, Dios. —Sollozó—. Y-yo no he estado comiendo, tampoco he estado durmiendo bien y yo… Oh, Dios. —Empezó a entrar en pánico. Por todos los cielos. ¡Qué descuidada había sido! Casi se mata llevándose a su hijo, pero antes de eso había estado matándolo lentamente por haber descuidado su salud de esa manera, sin mencionar el estrés al que había estado sometida.
Siete meses de embarazo. Kate se colocó de perfil frente al espejo con una sonrisa radiante. Con una mano acarició amorosamente su gran vientre redondeado, mientras con la otra tomaba una fotografía con su confiable cámara que había pertenecido a su madre, luego a su hermana y ahora le quedó a ella. Estaba en su pequeño departamento ya vestida con su uniforme de trabajo, que consistía en un vestido blanco hasta las rodillas y un gorro con una cruz roja. Aún estaba a tiempo para llegar temprano a su trabajo como enfermera en una pequeña clínica en un sector pobre de la ciudad, así que decidió que se sacaría su fotografía del día en ese momento. Cuando tuvo que juntar lo que quedaba de sus pertenencias una vez encontró un lugar lo suficientemente barato pero decente que podría pagar por unos meses, había hallado un álbum lleno a reventar de imágenes de su infancia y adolescencia junto a su hermana. Creyó buena idea iniciar con fotografiar el progreso de su embarazo, día tras día