—¿Qué novedades hay?.
—Hoy se cumple un año más de la muerte de tu padre, Camilo Cavani fue un excelente hombre y negociante por eso la empresa le hará en unas semanas un homenaje a su trayectoria y los 5 años que han pasado de su ausencia… Y la tuya. —¿Negocios?. —Bien pero no muy bien, es decir, Mario logró sacar a flote la empresa con tu proyecto, sin embargo, no le está sacando el provecho que realmente se podía rescatar, en resumen porque ya veo tu cara amargada, tu hermano ha malgastado dinero de los Cavani y sin que los demás se enteren está vendido la mitad de las acciones de tu familia. ¿Qué hará con eso el inversionista Leónidas Cavani?. —Cobrar mi revancha. Le respondo a Juan Pablo, mi socio y quizá el único amigo que puedo decir que tengo y tiene mucha razón porque eso es lo que soy, un inversionista y en este caso estoy dispuesto a invertir lo que sea para obtener la venganza y reconocimiento que me merezco. Mario no solo me robó un proyecto donde deje parte de mi vida, su estupidez causó que la última mirada que mi padre me dió fuera de decepción y que mi madre me desterrara como si no valiera nada, mi hermano se convirtió en mi enemigo por ambición y he esperado cinco largos años para este momento, sin embargo, quiero más. —Voy a comprar esas acciones, el no sabrá qué hacer con mi presencia, lo voy a exponer como la rata que siempre, todos se tragaran sus palabras— los nudillos de me ponen blancos de la cólera— se van a arrepentir. —Te quieres vengar de tu familia. —Solo de Mario. —En el proceso también los atacas a los demás, tu madre, tu abuelo y tu hermana. —¡No me importa!— me irritó— todos me sacaron de su vida como si no fuese nadie, yo que lo di todo por ellos, yo que después de que Raquel me dejó por darle más importancia a ese negocio no he vuelto a ser feliz, yo que creí que mi vida era perfecta y sabes lo mucho que me costó estar donde estoy— veo el lujo y el poder a mi alrededor— ¡Todos me lo deben!— respiro hondo— ¿No sabes nada de Raquel?. —No— se sienta mi amigo y abogado— le perdimos la pista hace 3 años, ella estaba saliendo con un arquitecto pero terminaron, lo último que se de ella es que estaba en Canadá— recordar a la bella pelinegra que ame tanto me hace sentir un cosquilleo y tristeza que no comparto con nadie pero está en mi pecho— algo me dice que después de ti tampoco encontró el amor. —Pero de amor no se vive y de traiciones tampoco se muere, mírame a mí— el me ve mal— deja esa mala cara, haz la propuesta con tu nombre como representante que no sepan quién será su futuro socio. —¿Y si no aceptan el presupuesto?. —No voy a escatimar en gastos, lejos de la herencia de mi familia, el dinero lo hago y lo sigo haciendo yo, es mi fortuna,o trabajo y estoy dispuesto a tomar parte de ella para lograr lo que quiero. —Lo haré. —Y sigue averiguando con que más podemos joder a Mario. Es mi orden, puede que a veces él no esté de acuerdo con mis acciones y pensamientos pero le agradezco su apoyo aunque no se lo diga, Juan Pablo Vargas me dió la mano cuando todos me dieron la espalda y aunque discutamos cuando insiste que si debo aceptar los intentos de contacto con mi madre, no deja de ser un buen amigo. —Regresaremos a México en pocos días, después de cinco años, regresó al país. Es una decisión tomada y con eso la ansiedad y los días han avanzado, por fin el momento ha llegado, mi abogado me informa que mi dinero ha sido aceptado y no es para menos, Mario siempre fue un imbécil para los negocios, he cerrado las opciones de los demás inversionistas para que mi oferta sea la única aceptada, estoy pagando más de lo que él esperaba y eso ha hecho que el estupido ni siquiera pregunté de dónde salió esa persona, oficialmente estoy dentro de la empresa, mi nombre no aparece aun pero pronto tomaré lo que siempre ha sido mío. —¿Entonces usted nació en el Distrito Federal?— escucho al chófer mientras siento nostalgia por las calles que hace años no veía— es un país hermoso. —Lo es. Vamos directo al hotel donde he reservado, Juan Pablo llegó una semana antes que yo y se encargó de todo, me siento nervioso no me puedo negar eso a mi mismo pero la decisión está tomada, el camino de la noche es tan oscuro como mi vida pero ya no hay marcha atrás. —¿Que pasa?— me molesta la frenada del chófer— ¡Qué carajos!. —Lo siento mucho señor— el hombre tartamudea— creo que la mate— no le entiendo nada y no deja de temblar— mate a esa mujer, ella cruzó la pista como una loca— no se calma y bajo del auto en medio de este lugar solitario— la mate. —¡Cállate!. Le ordenó aunque también estoy nervioso, me fui de México por la muerte de mi padre y ahora resulta que regresó y me encuentro con algo más, espero que la suerte no me siga cobrando tanto, efectivamente hay una mujer en medio de la pista pero mis pulmones reciben nuevamente oxígeno cuando el impacto de las luces del auto y los ojos que me miran llenos de lágrimas y miedo causan en mi. Una mujer tan bella como desolada llora y súplica que se quiere morir y no comprendo pero veo un pequeño ramo de lirios en su mano, seguramente está hinchada de llorar y sigue llorando pero su irresponsabilidad me molesta. —¿Te quieres morir?— la gritó— pues hazlo pero no me arruines el auto— llora aún más— ¿Que demonios haces jugando a espantar en la carrera?. —¡Déjeme en paz!— me grita y se pone de pie con las manos lastimadas, temblando, dejándome ver una figura esbelta y femenina en ese vestido blanco que por partes está sucio— No sé dónde estoy. La veo y cualquiera nota que está muy mal, el chófer me dice que la debemos ayudar pero no me quiero meter en problemas, no quiero que nadie sepa que estoy en el país pero ella realmente se ve muy mal. —Estás en medio de la nada, ¿Qué pasa contigo?. —Pasa que soy una estúpida— grita y lanza el ramo— jamás debí creerle nada a ese infeliz mentiroso, es un desgraciado que solo me engaño— no quiero pero me ofrezco a sacarla de aquí pero no me hace caso. —Ella no se deja ayudar y no tengo tiempo para perder— parece ida y solo se queja y llora— si no quiere ir que se quede. —¡Es un maldito!— chilla— el amor duele tanto— me engaño, Mario Cavani es el ser más despreciable que he conocido en mi vida— me detengo escuchando el nombre que menciona y no entiendo pero mis dudas se aclaran rápidamente, su identificación está en el piso y dice Luciana Moreno— !¡Averigua todo sobre ella!— ordenó— quiero saber todo de esta mujer. —Me duele tanto— sigue en el drama, no entiendo como pero ella ha mencionado el nombre de ese idiota, ella la misma que se ha desmayado en mis brazos. —¡Maldita sea!— la sostengo y la levantó para meterla al carro— vámonos de aquí, la llevaré conmigo.—Está muy asustada, creo que debería de ser un poco más comprensivo con su esposa— lo miró sin entender— es muy hermosa y por lo visto su matrimonio no empezó como esperaba. —¿Matrimonio?— me abro la camisa sintiendo que me sofoco. —Si, la señora no me ha dicho mucho pero la traicionó, tiró el aro de bodas y repite que odia a Mario. El hombre no entiende y yo menos, me da rabia que me llama como ese imbécil ¿y eso que significa?, el sigue con sus consejos que nadie pidió y le digo que eso es todo, le pagó y se va mientras me debato entre esperar a que se calme pero la paz hace mucho no es parte de mi vida por lo que voy a enfrentarla. —Tenemos que hablar. Interrumpo y parece un gato asustado, uno muy fino pero con cara de terror y tengo que esquivar las almohadas que me lanza y pide auxilio diciendo que se quiere morir, que el amor duele, que nunca le han disparado pero seguro duele más que un disparo, la habitación la está destrozando y si sigue así, la policía no va a tardar en
—Esto debe ser una más de las trampas de ese imbécil, tú te estás prestando y yo quiero irme de aquí, ustedes son iguales. Me quejo y es como si le hubiese dado una patada, quien ahora se y comprobé que es Leónidas Cavani, me mira con rabia y exige que jamás lo compare con su hermano, su furia me asusta pero coloco mis manos en su amplio torax pidiendo que se calme y por unos segundos yo misma siento paz mirando sus ojos marrones, no se parece a Mario, sería difícil físicamente creer que son familia pero he leído sus documentos, lo son y el carácter tampoco es el mismo. Su nariz perfilada se abre al compás de su corazón que está agitado, sus ojos tienen furia y por lo visto es lo único que ese hombre logra en los demás, la poca barba castaña que adorna su mandíbula cuadrada está tensa y siento que sus dientes van a explotar por lo que le pido que se calme y me explique, no se porque pero su porte te puede dar miedo como seguridad y soy oídos escuchando que Mario es un desastre, le r
—Mario ya no es nada mío— le explico a mi hermano— soy feliz y ya te dije por favor que entiendas que nuestras vidas han cambiado. Le hablo con una seriedad que jamás había usado y me duele ver cómo mi niño me da la espalda para dormir, estoy perdiendo los estribos y eso que esto apenas empieza, después de casarnos y meternos en una pelea porque odio que hablen de mí como si fuese una pieza más de su juego pero realmente es así, es lo que soy además de mirar el anillo maravilloso que tengo, soy su esposa. La esposa que no duerme con su esposo, no lo he dicho yo, lo dice Santi que es muy curioso y nada tonto, la suite es enorme por lo que hay espacio, Leónidas duerme en otra habitación mientras yo me quedo con el pequeño, lo poco que hemos tratado es estar de acuerdo por la noche de hoy, ambos estamos más tensos y me encargo de que el pequeño descanse mientras se que estará seguro. —Señora, en media hora. Me avisan y lo sé, el momento ha llegado y todos los pensamientos del mundo p
¡Esto es una basura!. Escucho a Mario, realmente lo escucho pero aún así mis sentidos están enfocados en toda la locura que hay a mi alrededor, aceptar casarme con un desconocido es impensable, pero estar besando al hermano del hombre que hasta hace unos días lo creía el amor de mi vida, es de otro planeta, de otra dimensión donde Leónidas, el hermano mayor, mi esposo susurra en mis labios que es así como debemos seguir actuando, deja un beso delicado en mi hombro y todos están mudos incluyendome a mi. —¿Qué es lo que pasa?— Leónidas habla en el micrófono— estamos celebrando el legado de Camilo Cavani, un empresario de verdad— mira con burla a Mario— mi padre siempre quiso que la empresa sea familiar y por eso estamos aquí. —Efectivamente— interrumpe su madre siendo una mujer tan elegante como hipócrita— es por eso que eres bienvenido hijo— es odiosa pero se nota que ama a lo hombres que trajo al mundo sean lo que sean— me llena de felicidad que hayas regresado después de tantos añ
—Eso no va a pasar, no soy un objeto y mucho menos iré a meterme a tu casa. Por supuesto que no, mi cabeza explota a más no poder, no puedo dejar de pensar y ver la frialdad de toda esta gente, es como si no tuvieran sangre en las venas, Leónidas ha regresado después de muchos años, las mismas personas que lo señalaron se le quieren acercar para darle la bienvenida y el no acepta por estar ocupado pero les da su mejor cara diciendo que ahora quiere estar con su familia. El frívolo ambiente hace que el supuesto homenaje a Camilo Cavani se haya convertido en un circo de poder mientras aquí mismo donde estamos, lo más lejos de los demás, se está formando la batalla campal entre los dos prepotentes que se miran con odio. —No entiendo que es lo que pasa pero no me está gustando nada— Vanesa habla y creo que hasta yo me había olvidado de ella— ¿Cómo es posible que le digas a tu cuñada que te ama?. Mario pone los ojos en blanco pero no sabe qué decir, me rio con amargura al darme cuenta
—¡Ya basta!, ustedes no entienden lo mucho que me duele ver a mis hijos así, no puedo creer que después de años de habernos separado en el momento más difícil como familia, estemos ahora aquí haciendo un circo deplorable de nuestras vidas, ¡Les exijo que se den la mano ahora mismo! Y tú Leónidas, explícame —Esta mujer es mi esposa, no le voy a dar la mano a este traidor y ya basta de estupideces madre, por si se te olvida yo te lo recordaré— me irrita— ¡Fuiste tu quien me alejo de todo en el momento más difícil como familia!— sus ojos se llenan de lágrimas— tú me hiciste a un lado por el engreído que esta mujer. —No lo acepto. ¿A qué estás jugando con esta mujer?. —Espero que jueguen a darme bisnietos muy pronto. La voz del abuelo interrumpe lo que iba a decir y un cosquilleo de cariño se instala en mi pecho cuando Vicente Cavani se hace presente estirando sus brazos para darme la bienvenida. La única persona con la que he mantenido un mínimo contacto en todos estos años lejos lu
—La verdad es una sola abuelo— hablo bastante cansado de esta noche que aunque salió mejor de lo que esperaba, me hace sentir incómodo porque no quiero mentirle al abuelo pero es necesario— nos casamos, ella es mi esposa y soy un adulto, no le debo explicaciones a nadie. —¡Leónidas!. —Lo siento pero es la verdad, tu siempre me has apoyado porque sabes la verdad, el proyecto era mío y con ese proyecto parte de mi vida se fue, papá murió pensando lo peor de mi y eso nunca se lo voy a perdonar a Mario— lo odio— eso y mucho más. —Muy bien, es verdad que yo te creo aquello, pero no esto— nos señala a los dos— siempre has sido un prepotente, de ti no me sorprende pero tu— mira a Luciana— considero que esto sobrepasa tidos los límites tal como lo dijiste, hace unas semanas eras la secretaria de esta empresa y no te equivoques niña, me sigues pareciendo muy hermosa e inteligente, pero esto no es normal, ambos tienen errores pero ambos son mis nietos. —Nos conocimos cuando regrese a la ciu
Es su última palabra y sale haciéndome sentir estúpido porque tengo que ir detrás de ella como un perro faldero, no puedo permitir que nadie vea al nuevo matrimonio Cavani hecho un desastre, admiro su capacidad para casi correr con esos tacones llegando al estacionamiento donde afortunadamente nadie nos vio por lo que subimos al auto aunque esta vez no estamos pegados planeando una entrada decisiva, yo estoy adelante y desde el retrovisor puedo ver cómo hace más de un esfuerzo por no llorar, pocas veces me he sentido mal por causar tristeza en los demás. Verla así me hace recordar a Raquel cuando me pedía que salgamos a pasear, cuando ella cambiaba todos sus planes por estar a mi lado mientras que yo me encerraba en mi despacho a trabajar, a dedicarme solo a mi, cuando me daba cuenta ya ella se había quedado dormida mirándome y eso se repetía una y otra vez. —Llegamos señor. El chófer me saca de mis pensamientos viendo que Luciana ha bajado como una loca del auto, corre dentro del