— Mario está en una reunión. ¿Le puedo ayudar en algo?.
—¡El señor Cavani!— me corrige— él no puede estar ocupado para mí, y si me puedes ayudar en algo Luciana Moreno— me habla como si le diera náuseas— desaparece de la vida de mi hijo. Me quedo con la palabra en la boca y el fastidio de tener que tolerar estas actitudes desde que ingresé a esta empresa, si bien es cierto soy la secretaria de presidencia y no una rica heredera como los Cavani, soy una mujer trabajadora y busco superarme sin dañar a nadie aún cuando la señora Dayana crea que es así. Tomó asiento en mi puesto y respiro muy hondo haciendo una lista de los pro y contra de haberme enamorado del dueño. Han sido los 6 meses más felices de mi vida, desde que llegué el atractivo de Mario del cual ya me habían contado me dejó maravillada, abro mi gaveta y admiro la fotografía que tenemos de los dos en uno de nuestros fines de semana en la playa, el tan guapo y varonil, su 1.80 de altura lo hace un hombre con porte, su cabello negro está siempre bien peinado y sus ojos azules junto a su elegancia me hacen adorarlo como lo hago. —Te amo tanto mi amor. —Espero que estés hablando de mi. El hombre que adoro aparece haciéndome saltar del susto y la sorpresa cuando no me deja ni hablar, toma mi mano y sonríe llevándome a su oficina, la cara me quema e intentó razonar pero es apasionado, sus manos toman mi cara y entre tropezones vamos adentro ganando el grito histérico de la persona que quería decirle estaba aquí. —¡Mario!— su madre está furiosa y el pálido— no tienes vergüenza. —Mamá te juro que no es lo que crees. Otra vez esa actitud que está dentro de los contra que también he anotado, hemos intimado una sola vez, llevamos meses de relación y dentro de ese tiempo no solo me ha pedido más noches juntos si no que le reclamo el porque no me da mi lugar ante su familia y amigos, las ganas de llorar me invaden cuando escuchó que su madre de arribista y cualquiera no me baja, la señora me insulta de diferentes maneras y el no hace más que pedirle que se calme. —¡Ya basta señora!, yo no soy una cualquiera— se burla— soy la novia de su hijo y lo sabe. Habló claro y su risa es hasta escandalosa, quiero y espero que Mario le diga algo, que le pida respeto para mí, que él me respete porque todos saben lo que hay entre nosotros pero de rumores de oficina no pasan, ante los ojos de todos yo soy la trabajadora que está haciendo de todo por quedarse con el dinero de su jefe, eso no es justo y él no hace nada. —¿Hasta cuándo vas a dejar que ella o cualquiera me trate como si fuese la peste?— reclamo con lágrimas en los ojos— yo te amo, siempre me juras que sientes lo mismo por mí, que seré tu esposa y la madre de tus hijos, sin embargo— su madre dice que eso nunca pasará— ¿Hasta cuándo?. —Por favor vete, hablamos luego. El corazón se me rompe, el orgullo y el alma los siento heridos y salgo furiosa y dolida, escucho que Bianca, la única amiga que creo tener me llama pero no hago caso, me siento destrozada, la decepción pesa y me encierro en el baño escuchando que Bianca me dice detrás de la puerta que me calme, que cuento con ella y que ella ya me había dicho que los Cavani nunca aceptarán que Mario esté con una empleada. Me he negado a escucharlo y creerlo pero empiezo a sentir el miedo de la realidad, los minutos y las horas han pasado y espero con frío a qué todas las personas se hayan ido para salir e ir a mi casa, no tendré lujos ni comodidades pero pago la renta con mi trabajo porque fuera de tener ya no se que tipo de relación con el, yo trabajo. —Luciana te buscan— mi puerta no deja de ser tocada y me siento pesada— ¡Luciana!. Uno ya no puede sufrir en paz, me pongo de pie de mal humor, mis ojos están hinchados y la nariz roja de tanto llorar, estoy enamorada de un hombre de 28 años que a veces actúa como si fuese un adolescente, uno impulsivo que ahora está en mi puerta con el ramo de lirios más grandes que he visto. —No quiero verte— hablo claro pero ingresa con el enorme ramo— estoy tan cansada de esto. —Mi amor por favor no me digas eso— me abraza pero no quiero— Luciana eres la mujer de mi vida, se que mi madre dijo cosas muy hirientes pero… —No es solo tu madre, es todo— no puedo evitar llorar— me enamore de ti sin saber que eras el dueño de la empresa, si hubieses sido el señor de limpieza también te hubiese amado— limpio mis lágrimas— quizá eso hubiese sido más fácil pero no, eres el dueño, el príncipe y yo la plebeya que te ama aunque ya no creo que lo merezcas. Lo que digo lo sorprende y a mí me duele pero es la verdad, la cara de Mario muestra sorpresa y hasta vergüenza, me encantaría darle un abrazarlo y decirle que podemos contra todo pero sería una mentira, su madre nunca me va a aceptar y el nunca me dará el lugar que se supone la mujer que ama tiene en su vida. —No me importa no ser suficiente para los demás, me importa ser importante para ti— nos miramos— y no lo soy. —Lo eres, ¡Diablos! Me importas, eres lo más importante— me agarra con fuerza los brazos siento su desesperación que también me desespera— Luciana te amo. —No es suficiente. —Casate conmigo— me besa y no respiro bien— al demonio todos, se mi esposa. —¿Que?— estoy en shock— Mario. —Mi amor ahora, casémonos ahora no me puedes dejar, tu eres mía. Sus palabras, besos y caricias suben de tono, lo siento urgido y me gusta pero no le responde con la misma efusividad, no me siento capaz de hacerlo, sin embargo, su sonrisa me dice que todo está bien, lo amo. —Te juro que te amo tanto que solo tú podrías ser mi esposa, te quiero para mí, no me puedes decir que no, mi amor. —¿De verdad te quieres casar conmigo?— juro que lloro sin parar y él besa mi frente— te amo y no quiero vivir mi amor a escondidas. —Seremos marido y mujer.—¿Qué novedades hay?. —Hoy se cumple un año más de la muerte de tu padre, Camilo Cavani fue un excelente hombre y negociante por eso la empresa le hará en unas semanas un homenaje a su trayectoria y los 5 años que han pasado de su ausencia… Y la tuya. —¿Negocios?. —Bien pero no muy bien, es decir, Mario logró sacar a flote la empresa con tu proyecto, sin embargo, no le está sacando el provecho que realmente se podía rescatar, en resumen porque ya veo tu cara amargada, tu hermano ha malgastado dinero de los Cavani y sin que los demás se enteren está vendido la mitad de las acciones de tu familia. ¿Qué hará con eso el inversionista Leónidas Cavani?. —Cobrar mi revancha. Le respondo a Juan Pablo, mi socio y quizá el único amigo que puedo decir que tengo y tiene mucha razón porque eso es lo que soy, un inversionista y en este caso estoy dispuesto a invertir lo que sea para obtener la venganza y reconocimiento que me merezco. Mario no solo me robó un proyecto donde deje parte de mi v
—Está muy asustada, creo que debería de ser un poco más comprensivo con su esposa— lo miró sin entender— es muy hermosa y por lo visto su matrimonio no empezó como esperaba. —¿Matrimonio?— me abro la camisa sintiendo que me sofoco. —Si, la señora no me ha dicho mucho pero la traicionó, tiró el aro de bodas y repite que odia a Mario. El hombre no entiende y yo menos, me da rabia que me llama como ese imbécil ¿y eso que significa?, el sigue con sus consejos que nadie pidió y le digo que eso es todo, le pagó y se va mientras me debato entre esperar a que se calme pero la paz hace mucho no es parte de mi vida por lo que voy a enfrentarla. —Tenemos que hablar. Interrumpo y parece un gato asustado, uno muy fino pero con cara de terror y tengo que esquivar las almohadas que me lanza y pide auxilio diciendo que se quiere morir, que el amor duele, que nunca le han disparado pero seguro duele más que un disparo, la habitación la está destrozando y si sigue así, la policía no va a tardar en
—Esto debe ser una más de las trampas de ese imbécil, tú te estás prestando y yo quiero irme de aquí, ustedes son iguales. Me quejo y es como si le hubiese dado una patada, quien ahora se y comprobé que es Leónidas Cavani, me mira con rabia y exige que jamás lo compare con su hermano, su furia me asusta pero coloco mis manos en su amplio torax pidiendo que se calme y por unos segundos yo misma siento paz mirando sus ojos marrones, no se parece a Mario, sería difícil físicamente creer que son familia pero he leído sus documentos, lo son y el carácter tampoco es el mismo. Su nariz perfilada se abre al compás de su corazón que está agitado, sus ojos tienen furia y por lo visto es lo único que ese hombre logra en los demás, la poca barba castaña que adorna su mandíbula cuadrada está tensa y siento que sus dientes van a explotar por lo que le pido que se calme y me explique, no se porque pero su porte te puede dar miedo como seguridad y soy oídos escuchando que Mario es un desastre, le r
—Mario ya no es nada mío— le explico a mi hermano— soy feliz y ya te dije por favor que entiendas que nuestras vidas han cambiado. Le hablo con una seriedad que jamás había usado y me duele ver cómo mi niño me da la espalda para dormir, estoy perdiendo los estribos y eso que esto apenas empieza, después de casarnos y meternos en una pelea porque odio que hablen de mí como si fuese una pieza más de su juego pero realmente es así, es lo que soy además de mirar el anillo maravilloso que tengo, soy su esposa. La esposa que no duerme con su esposo, no lo he dicho yo, lo dice Santi que es muy curioso y nada tonto, la suite es enorme por lo que hay espacio, Leónidas duerme en otra habitación mientras yo me quedo con el pequeño, lo poco que hemos tratado es estar de acuerdo por la noche de hoy, ambos estamos más tensos y me encargo de que el pequeño descanse mientras se que estará seguro. —Señora, en media hora. Me avisan y lo sé, el momento ha llegado y todos los pensamientos del mundo p
¡Esto es una basura!. Escucho a Mario, realmente lo escucho pero aún así mis sentidos están enfocados en toda la locura que hay a mi alrededor, aceptar casarme con un desconocido es impensable, pero estar besando al hermano del hombre que hasta hace unos días lo creía el amor de mi vida, es de otro planeta, de otra dimensión donde Leónidas, el hermano mayor, mi esposo susurra en mis labios que es así como debemos seguir actuando, deja un beso delicado en mi hombro y todos están mudos incluyendome a mi. —¿Qué es lo que pasa?— Leónidas habla en el micrófono— estamos celebrando el legado de Camilo Cavani, un empresario de verdad— mira con burla a Mario— mi padre siempre quiso que la empresa sea familiar y por eso estamos aquí. —Efectivamente— interrumpe su madre siendo una mujer tan elegante como hipócrita— es por eso que eres bienvenido hijo— es odiosa pero se nota que ama a lo hombres que trajo al mundo sean lo que sean— me llena de felicidad que hayas regresado después de tantos añ
—Eso no va a pasar, no soy un objeto y mucho menos iré a meterme a tu casa. Por supuesto que no, mi cabeza explota a más no poder, no puedo dejar de pensar y ver la frialdad de toda esta gente, es como si no tuvieran sangre en las venas, Leónidas ha regresado después de muchos años, las mismas personas que lo señalaron se le quieren acercar para darle la bienvenida y el no acepta por estar ocupado pero les da su mejor cara diciendo que ahora quiere estar con su familia. El frívolo ambiente hace que el supuesto homenaje a Camilo Cavani se haya convertido en un circo de poder mientras aquí mismo donde estamos, lo más lejos de los demás, se está formando la batalla campal entre los dos prepotentes que se miran con odio. —No entiendo que es lo que pasa pero no me está gustando nada— Vanesa habla y creo que hasta yo me había olvidado de ella— ¿Cómo es posible que le digas a tu cuñada que te ama?. Mario pone los ojos en blanco pero no sabe qué decir, me rio con amargura al darme cuenta
—¡Ya basta!, ustedes no entienden lo mucho que me duele ver a mis hijos así, no puedo creer que después de años de habernos separado en el momento más difícil como familia, estemos ahora aquí haciendo un circo deplorable de nuestras vidas, ¡Les exijo que se den la mano ahora mismo! Y tú Leónidas, explícame —Esta mujer es mi esposa, no le voy a dar la mano a este traidor y ya basta de estupideces madre, por si se te olvida yo te lo recordaré— me irrita— ¡Fuiste tu quien me alejo de todo en el momento más difícil como familia!— sus ojos se llenan de lágrimas— tú me hiciste a un lado por el engreído que esta mujer. —No lo acepto. ¿A qué estás jugando con esta mujer?. —Espero que jueguen a darme bisnietos muy pronto. La voz del abuelo interrumpe lo que iba a decir y un cosquilleo de cariño se instala en mi pecho cuando Vicente Cavani se hace presente estirando sus brazos para darme la bienvenida. La única persona con la que he mantenido un mínimo contacto en todos estos años lejos lu
—La verdad es una sola abuelo— hablo bastante cansado de esta noche que aunque salió mejor de lo que esperaba, me hace sentir incómodo porque no quiero mentirle al abuelo pero es necesario— nos casamos, ella es mi esposa y soy un adulto, no le debo explicaciones a nadie. —¡Leónidas!. —Lo siento pero es la verdad, tu siempre me has apoyado porque sabes la verdad, el proyecto era mío y con ese proyecto parte de mi vida se fue, papá murió pensando lo peor de mi y eso nunca se lo voy a perdonar a Mario— lo odio— eso y mucho más. —Muy bien, es verdad que yo te creo aquello, pero no esto— nos señala a los dos— siempre has sido un prepotente, de ti no me sorprende pero tu— mira a Luciana— considero que esto sobrepasa tidos los límites tal como lo dijiste, hace unas semanas eras la secretaria de esta empresa y no te equivoques niña, me sigues pareciendo muy hermosa e inteligente, pero esto no es normal, ambos tienen errores pero ambos son mis nietos. —Nos conocimos cuando regrese a la ciu