La ex de mi hermano me pertenece
La ex de mi hermano me pertenece
Por: Alessisalazar
1. Desterrado

—¡Basta Leonidas! ¡Deja a tu hermano!, eres un salvaje… ¿Cómo es posible que lastimes a Mario de esa manera?, ¡Dios mío solo por dinero!.

—¿Solo por dinero?. No mamá, no es solo por dinero, es mi imagen, es el proyecto en el que yo me esforcé, el que me costó hasta la felicidad al lado de la mujer que amaba, sacrifique mucho por ser un digno representante de esta familia, el proyecto es mío y él me lo está quitando, soy un fracaso ante los ojos de todo el mundo. ¡Por su culpa!. No puedo creer que le crean todo tan fácil.

—Mario ha presentado el proyecto— sigue mamá— no siempre puedes ser el mejor hijo, la soberbia está acabando con tu vida.

—Ahora entiendo porque Raquel te dejo, eres prepotente, egoísta y desalmado, pero yo— me mira y se limpia la boca— te perdono hermano— quiero vomitar al verlo y escucharlo— tú sabes que fui yo quien ha realizado el proyecto que salva de la ruina a nuestra familia, no puedo creer que quieras robar lo que es mío.

—Y yo no puedo creer la clase de porquería que eres.

Nunca ha sido un buen hermano pero esto sobrepasó los límites de cualquier situación, el corazón me late con fuerza, la cara me quema y la cabeza me va a explotar, no pienso en nada, no puedo razonar y solo me voy encima del infeliz con quién me da asco saber que comparto sangre.

Mis puños se estrellan en su cara sin mesura, mamá súplica que me calme y mi padre dice que estoy actuando como lo que ahora me he convertido gracias a él, la vergüenza de la familia y no hay nada que duela más que eso o quizá sí.

Puedo sentir como la ira crece en mi ser y como los de seguridad me sostienen para dejar de golpear a la basura de Mario, mi hermano menor, el que siempre me ha envidiado, el que me acaba de robar el proyecto más importante de mi vida, el proyecto por el que Raquel rompió nuestro compromiso, le dedique mi alma a ese negocio y ahora este infeliz pone su nombre, me lo roba, todos me acusan de lo que él realmente ha hecho, he sido echado de la empresa de mi familia, la misma que se ha dejado engañar y si, quizá para muchos soy un hombre ambicioso, sin embargo, yo, me veo como un visionario, uno al que todos los que realmente me importan me están dando la espalda por culpa de ese traidor que tiene la cara hinchada pero aún así puedo ver cómo sonríe mientras ante los demás, es una víctima.

—Mis hijos enfrentados— a papá le falta el aire— mi primogénito— se toma el brazo— mi orgullo— dice pero eso es mentira, si fuese así me creería— sin embargo, vienes aquí, le robas a tu hermano y casi lo matas a golpes.

—¡El proyecto es mío!— gritó furioso pero se que nadie me va a creer— el ladrón es él— lo señaló, no miento pero todo me acusa— ¿Papá?.

El pulso se me detiene y es como si no tuviera sangre en el cuerpo, mi estómago da un vuelco doloroso y la angustia hace que todos nos desesperemos por igual, los ojos se me llenan de lágrimas así como el pecho de tristeza, el hombre que más he amado y respetado en mi vida, Camilo Cavani se ha desplomado cayendo en uno de los sillones de la sala de juntas, esto se ha vuelto un espectáculo bochornoso con el peor de los resultados, los presentes miran, mamá llora y grita el nombre de mi padre, el que luce pálido mientras toman su pulso.

—Está muerto.

Escucho pero no quiero creer, no puedo creerlo, hace unos días estábamos hablando, le conté la profunda tristeza que sentía por mi relación fallida más no iba a dejarme caer porque había tomado la decisión de crear el negocio de mi vida para salvar su empresa, él me decía que por ser su primer hijo y su orgullo yo sería su sucesor, mencionó el día que tomara el poder sería después de su muerte y le suplique que no diga eso, 30 años admirando al hombre que me dió la vida, mi padre, el que ahora luce inerte y mi madre suplicando que no la deje sola.

—No puede ser, ¡Dios mío Camilo!— intentan tomarla pero está eufórica— el amor de mi vida— solloza y se me caen las lágrimas— el padre de mis hijos.

Sus ojos van hacia los dos y nos ve con rabia, Mario está con las manos en la cara llorando mientras que yo siento un vacío en el pecho, mi cuerpo tiembla y quiero acercarme a mi papá pero no me dejan.

—¡Es tu culpa!— me señala Mario— eres un maldito que arrasa con todo lo que está a su alrededor, desde pequeños siempre fue así, papá te adoraba, eras su favorito— me zumban los oídos— sin embargo, tu necesidad de poder y ser el mejor lo destroza todo— está llorando y todos me miran mal— ¡Tú mataste a mi papá!.

Su dedo, su tono y todo lo que hace me acusa pero no tengo la culpa, solo quiero acercarme y abrazar a mi padre pero no me deja, me pone histérico, yo tengo todo el derecho, gritó y peleó por eso pero es mi madre quien entre lágrimas me suplica que me detenga.

—Es mi papá— siento mis lágrimas correr— por favor.

—Es lo mismo que te pedí para que te calmes— sus ojos azules me acusan y me siento helado— tu soberbia mato a tu padre— no lo puedo creer— ¡Vete Leonidas!.

—Mamá— me tiemblan los labios— yo nunca…

—Espero que un día encuentres la paz que la ambición te ha quitado, porque yo nunca podré recuperar al amor de mi vida.

—¡Vete!— me empuja con lágrimas en los ojos— me duele tanto ver qué el poder te robó el alma y quizá nunca la vuelvas a tener hijo.

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