—¡Basta Leonidas! ¡Deja a tu hermano!, eres un salvaje… ¿Cómo es posible que lastimes a Mario de esa manera?, ¡Dios mío solo por dinero!.
—¿Solo por dinero?. No mamá, no es solo por dinero, es mi imagen, es el proyecto en el que yo me esforcé, el que me costó hasta la felicidad al lado de la mujer que amaba, sacrifique mucho por ser un digno representante de esta familia, el proyecto es mío y él me lo está quitando, soy un fracaso ante los ojos de todo el mundo. ¡Por su culpa!. No puedo creer que le crean todo tan fácil. —Mario ha presentado el proyecto— sigue mamá— no siempre puedes ser el mejor hijo, la soberbia está acabando con tu vida. —Ahora entiendo porque Raquel te dejo, eres prepotente, egoísta y desalmado, pero yo— me mira y se limpia la boca— te perdono hermano— quiero vomitar al verlo y escucharlo— tú sabes que fui yo quien ha realizado el proyecto que salva de la ruina a nuestra familia, no puedo creer que quieras robar lo que es mío. —Y yo no puedo creer la clase de porquería que eres. Nunca ha sido un buen hermano pero esto sobrepasó los límites de cualquier situación, el corazón me late con fuerza, la cara me quema y la cabeza me va a explotar, no pienso en nada, no puedo razonar y solo me voy encima del infeliz con quién me da asco saber que comparto sangre. Mis puños se estrellan en su cara sin mesura, mamá súplica que me calme y mi padre dice que estoy actuando como lo que ahora me he convertido gracias a él, la vergüenza de la familia y no hay nada que duela más que eso o quizá sí. Puedo sentir como la ira crece en mi ser y como los de seguridad me sostienen para dejar de golpear a la basura de Mario, mi hermano menor, el que siempre me ha envidiado, el que me acaba de robar el proyecto más importante de mi vida, el proyecto por el que Raquel rompió nuestro compromiso, le dedique mi alma a ese negocio y ahora este infeliz pone su nombre, me lo roba, todos me acusan de lo que él realmente ha hecho, he sido echado de la empresa de mi familia, la misma que se ha dejado engañar y si, quizá para muchos soy un hombre ambicioso, sin embargo, yo, me veo como un visionario, uno al que todos los que realmente me importan me están dando la espalda por culpa de ese traidor que tiene la cara hinchada pero aún así puedo ver cómo sonríe mientras ante los demás, es una víctima. —Mis hijos enfrentados— a papá le falta el aire— mi primogénito— se toma el brazo— mi orgullo— dice pero eso es mentira, si fuese así me creería— sin embargo, vienes aquí, le robas a tu hermano y casi lo matas a golpes. —¡El proyecto es mío!— gritó furioso pero se que nadie me va a creer— el ladrón es él— lo señaló, no miento pero todo me acusa— ¿Papá?. El pulso se me detiene y es como si no tuviera sangre en el cuerpo, mi estómago da un vuelco doloroso y la angustia hace que todos nos desesperemos por igual, los ojos se me llenan de lágrimas así como el pecho de tristeza, el hombre que más he amado y respetado en mi vida, Camilo Cavani se ha desplomado cayendo en uno de los sillones de la sala de juntas, esto se ha vuelto un espectáculo bochornoso con el peor de los resultados, los presentes miran, mamá llora y grita el nombre de mi padre, el que luce pálido mientras toman su pulso. —Está muerto. Escucho pero no quiero creer, no puedo creerlo, hace unos días estábamos hablando, le conté la profunda tristeza que sentía por mi relación fallida más no iba a dejarme caer porque había tomado la decisión de crear el negocio de mi vida para salvar su empresa, él me decía que por ser su primer hijo y su orgullo yo sería su sucesor, mencionó el día que tomara el poder sería después de su muerte y le suplique que no diga eso, 30 años admirando al hombre que me dió la vida, mi padre, el que ahora luce inerte y mi madre suplicando que no la deje sola. —No puede ser, ¡Dios mío Camilo!— intentan tomarla pero está eufórica— el amor de mi vida— solloza y se me caen las lágrimas— el padre de mis hijos. Sus ojos van hacia los dos y nos ve con rabia, Mario está con las manos en la cara llorando mientras que yo siento un vacío en el pecho, mi cuerpo tiembla y quiero acercarme a mi papá pero no me dejan. —¡Es tu culpa!— me señala Mario— eres un maldito que arrasa con todo lo que está a su alrededor, desde pequeños siempre fue así, papá te adoraba, eras su favorito— me zumban los oídos— sin embargo, tu necesidad de poder y ser el mejor lo destroza todo— está llorando y todos me miran mal— ¡Tú mataste a mi papá!. Su dedo, su tono y todo lo que hace me acusa pero no tengo la culpa, solo quiero acercarme y abrazar a mi padre pero no me deja, me pone histérico, yo tengo todo el derecho, gritó y peleó por eso pero es mi madre quien entre lágrimas me suplica que me detenga. —Es mi papá— siento mis lágrimas correr— por favor. —Es lo mismo que te pedí para que te calmes— sus ojos azules me acusan y me siento helado— tu soberbia mato a tu padre— no lo puedo creer— ¡Vete Leonidas!. —Mamá— me tiemblan los labios— yo nunca… —Espero que un día encuentres la paz que la ambición te ha quitado, porque yo nunca podré recuperar al amor de mi vida. —¡Vete!— me empuja con lágrimas en los ojos— me duele tanto ver qué el poder te robó el alma y quizá nunca la vuelvas a tener hijo.— Mario está en una reunión. ¿Le puedo ayudar en algo?. —¡El señor Cavani!— me corrige— él no puede estar ocupado para mí, y si me puedes ayudar en algo Luciana Moreno— me habla como si le diera náuseas— desaparece de la vida de mi hijo.Me quedo con la palabra en la boca y el fastidio de tener que tolerar estas actitudes desde que ingresé a esta empresa, si bien es cierto soy la secretaria de presidencia y no una rica heredera como los Cavani, soy una mujer trabajadora y busco superarme sin dañar a nadie aún cuando la señora Dayana crea que es así. Tomó asiento en mi puesto y respiro muy hondo haciendo una lista de los pro y contra de haberme enamorado del dueño. Han sido los 6 meses más felices de mi vida, desde que llegué el atractivo de Mario del cual ya me habían contado me dejó maravillada, abro mi gaveta y admiro la fotografía que tenemos de los dos en uno de nuestros fines de semana en la playa, el tan guapo y varonil, su 1.80 de altura lo hace un hombre con porte, su cabe
—¿Qué novedades hay?. —Hoy se cumple un año más de la muerte de tu padre, Camilo Cavani fue un excelente hombre y negociante por eso la empresa le hará en unas semanas un homenaje a su trayectoria y los 5 años que han pasado de su ausencia… Y la tuya. —¿Negocios?. —Bien pero no muy bien, es decir, Mario logró sacar a flote la empresa con tu proyecto, sin embargo, no le está sacando el provecho que realmente se podía rescatar, en resumen porque ya veo tu cara amargada, tu hermano ha malgastado dinero de los Cavani y sin que los demás se enteren está vendido la mitad de las acciones de tu familia. ¿Qué hará con eso el inversionista Leónidas Cavani?. —Cobrar mi revancha. Le respondo a Juan Pablo, mi socio y quizá el único amigo que puedo decir que tengo y tiene mucha razón porque eso es lo que soy, un inversionista y en este caso estoy dispuesto a invertir lo que sea para obtener la venganza y reconocimiento que me merezco. Mario no solo me robó un proyecto donde deje parte de mi v
—Está muy asustada, creo que debería de ser un poco más comprensivo con su esposa— lo miró sin entender— es muy hermosa y por lo visto su matrimonio no empezó como esperaba. —¿Matrimonio?— me abro la camisa sintiendo que me sofoco. —Si, la señora no me ha dicho mucho pero la traicionó, tiró el aro de bodas y repite que odia a Mario. El hombre no entiende y yo menos, me da rabia que me llama como ese imbécil ¿y eso que significa?, el sigue con sus consejos que nadie pidió y le digo que eso es todo, le pagó y se va mientras me debato entre esperar a que se calme pero la paz hace mucho no es parte de mi vida por lo que voy a enfrentarla. —Tenemos que hablar. Interrumpo y parece un gato asustado, uno muy fino pero con cara de terror y tengo que esquivar las almohadas que me lanza y pide auxilio diciendo que se quiere morir, que el amor duele, que nunca le han disparado pero seguro duele más que un disparo, la habitación la está destrozando y si sigue así, la policía no va a tardar en
—Esto debe ser una más de las trampas de ese imbécil, tú te estás prestando y yo quiero irme de aquí, ustedes son iguales. Me quejo y es como si le hubiese dado una patada, quien ahora se y comprobé que es Leónidas Cavani, me mira con rabia y exige que jamás lo compare con su hermano, su furia me asusta pero coloco mis manos en su amplio torax pidiendo que se calme y por unos segundos yo misma siento paz mirando sus ojos marrones, no se parece a Mario, sería difícil físicamente creer que son familia pero he leído sus documentos, lo son y el carácter tampoco es el mismo. Su nariz perfilada se abre al compás de su corazón que está agitado, sus ojos tienen furia y por lo visto es lo único que ese hombre logra en los demás, la poca barba castaña que adorna su mandíbula cuadrada está tensa y siento que sus dientes van a explotar por lo que le pido que se calme y me explique, no se porque pero su porte te puede dar miedo como seguridad y soy oídos escuchando que Mario es un desastre, le r
—Mario ya no es nada mío— le explico a mi hermano— soy feliz y ya te dije por favor que entiendas que nuestras vidas han cambiado. Le hablo con una seriedad que jamás había usado y me duele ver cómo mi niño me da la espalda para dormir, estoy perdiendo los estribos y eso que esto apenas empieza, después de casarnos y meternos en una pelea porque odio que hablen de mí como si fuese una pieza más de su juego pero realmente es así, es lo que soy además de mirar el anillo maravilloso que tengo, soy su esposa. La esposa que no duerme con su esposo, no lo he dicho yo, lo dice Santi que es muy curioso y nada tonto, la suite es enorme por lo que hay espacio, Leónidas duerme en otra habitación mientras yo me quedo con el pequeño, lo poco que hemos tratado es estar de acuerdo por la noche de hoy, ambos estamos más tensos y me encargo de que el pequeño descanse mientras se que estará seguro. —Señora, en media hora. Me avisan y lo sé, el momento ha llegado y todos los pensamientos del mundo p
¡Esto es una basura!. Escucho a Mario, realmente lo escucho pero aún así mis sentidos están enfocados en toda la locura que hay a mi alrededor, aceptar casarme con un desconocido es impensable, pero estar besando al hermano del hombre que hasta hace unos días lo creía el amor de mi vida, es de otro planeta, de otra dimensión donde Leónidas, el hermano mayor, mi esposo susurra en mis labios que es así como debemos seguir actuando, deja un beso delicado en mi hombro y todos están mudos incluyendome a mi. —¿Qué es lo que pasa?— Leónidas habla en el micrófono— estamos celebrando el legado de Camilo Cavani, un empresario de verdad— mira con burla a Mario— mi padre siempre quiso que la empresa sea familiar y por eso estamos aquí. —Efectivamente— interrumpe su madre siendo una mujer tan elegante como hipócrita— es por eso que eres bienvenido hijo— es odiosa pero se nota que ama a lo hombres que trajo al mundo sean lo que sean— me llena de felicidad que hayas regresado después de tantos añ
—Eso no va a pasar, no soy un objeto y mucho menos iré a meterme a tu casa. Por supuesto que no, mi cabeza explota a más no poder, no puedo dejar de pensar y ver la frialdad de toda esta gente, es como si no tuvieran sangre en las venas, Leónidas ha regresado después de muchos años, las mismas personas que lo señalaron se le quieren acercar para darle la bienvenida y el no acepta por estar ocupado pero les da su mejor cara diciendo que ahora quiere estar con su familia. El frívolo ambiente hace que el supuesto homenaje a Camilo Cavani se haya convertido en un circo de poder mientras aquí mismo donde estamos, lo más lejos de los demás, se está formando la batalla campal entre los dos prepotentes que se miran con odio. —No entiendo que es lo que pasa pero no me está gustando nada— Vanesa habla y creo que hasta yo me había olvidado de ella— ¿Cómo es posible que le digas a tu cuñada que te ama?. Mario pone los ojos en blanco pero no sabe qué decir, me rio con amargura al darme cuenta
—¡Ya basta!, ustedes no entienden lo mucho que me duele ver a mis hijos así, no puedo creer que después de años de habernos separado en el momento más difícil como familia, estemos ahora aquí haciendo un circo deplorable de nuestras vidas, ¡Les exijo que se den la mano ahora mismo! Y tú Leónidas, explícame —Esta mujer es mi esposa, no le voy a dar la mano a este traidor y ya basta de estupideces madre, por si se te olvida yo te lo recordaré— me irrita— ¡Fuiste tu quien me alejo de todo en el momento más difícil como familia!— sus ojos se llenan de lágrimas— tú me hiciste a un lado por el engreído que esta mujer. —No lo acepto. ¿A qué estás jugando con esta mujer?. —Espero que jueguen a darme bisnietos muy pronto. La voz del abuelo interrumpe lo que iba a decir y un cosquilleo de cariño se instala en mi pecho cuando Vicente Cavani se hace presente estirando sus brazos para darme la bienvenida. La única persona con la que he mantenido un mínimo contacto en todos estos años lejos lu