—Definitivamente te has vuelto loco. Escuchó a su madre y le doy la razón, no sé si antes era cuerdo pero ahora está loco y yo más desde el momento que acepte esto, las dagas que nos miran me recalcan lo que ya se, todo esto ha sido una pésima decisión que empeora cuando siento calidez en el pecho al ver la sonrisa de mi engreído al que él exige lo llamen joven Santiago. En serio me voy a desmayar, todo está haciendo que en cualquier momento sufra un colapso porque para ser un supuesto equipo, Leónidas no me consultó nada, ni la ropa, ni la casa ni los besos que me da y yo respondo pareciendo realmente una desquiciada que se olvida de todo cuando siente los labios de ese desconocido que me llama su esposa. La elegancia y la opulencia de esta gente es incalculable y hasta admirable para el buen gusto de los diseños de este palacio pero yo que sé en calidad de qué estamos aquí, es como la casa del terror y mi miedo más grande es Santiago que ahora sí reconoce a Mario, él lo ha visto
LUCIANA —¡Me quiero ir de aquí!. —Eso es imposible. —Imposible eres tú. Discuto con Leónidas porque realmente lo es, no hay un solo minuto en el que no me de cuenta del error gigante que he cometido y ni eso me molesta tanto como la emoción absurda que se instala en mi ser cuando el arrogante gira los ojos y me deja con la palabra en la boca para irse con mi hermanito. Después de decir que prefiere comer en el jardín y no en el comedor, le cambia todos los planes a la madre que le cumple los caprichos moviendo al personal como loco y el está de pie, elegante y grande al lado del rubio vendido que está fascinado con los peces, es un lugar muy hermoso eso no se puede negar, la laguna cruza parte del jardín y lo colorido de eso es de no creer sabiendo las oscuras intenciones de Leónidas. —Vi un pez gordo de color negro y líneas amarillas— Santiago está en su gloria— ¿Lo podemos traer aquí?. —Absolutamente. Se agacha a su altura, se remanga la camisa haciendo que algo tan simple s
LUCIANA —¿Qué diablos hacías con el?. —¿Le vas a creer?, joder le crees, después de que tú mismo me hiciste la propuesta, me tratas como un robot y me traes aquí sin importar como me siento, después de ver cómo me humilla, le crees— sus ojos tienen tanta rabia pero al mismo tiempo me mira con pena— ¡No!— lo alejo de mi— no me mires con lastima porque no te lo permito. —Luciana. —Prefiero que me mires como una idiota que le creyó todo al maldito de tu hermano pero no me mires como si te diera lastima porque no lo voy a tolerar, tu no me puedes mirar así. —¿Y cómo quieres que te mire?. —Yo no fui, solo he tomado malas decisiones, meterme con él— las lágrimas rozan mis labios— ser tan estúpida— siento que me falta el aire— y creer que podría confiar en ti. Duele, diablos duele y me preguntó qué pasa conmigo y a dónde quiero parar porque está sensación tonta de necesidad que el me crea me carcome, lo conozco hace muy poco y es estúpido que su opinión sea importante para mí. Camino
MARIOY como si sería me preguntó totalmente adolorido del cuerpo, pero más aún de la mente y el orgullo que este maldito está destrozando, no solo han sido sus golpes, es esa cercanía que tiene con la mujer que era mía, yo conocí primero, estaba a mis pies y no comprendo que hace así, tan cerca de él. Con dinero se puede hacer lo que nos dé la gana y aunque todos crean que mi hermano es mejor que yo, se que no es así, Leónidas es tan ambicioso e inescrupuloso como yo, es por ello que se ha metido con quien pasó de ser mi mujer a ser su esposa, absolutamente no hay más dolor que ese porque yo no pierdo, Luciana me creía si le decía que el cielo estaba en la tierra y el mar no era agua, ella miraba por mis ojos y ahora no se que carajos le pasa pero parece hipnotizada por el animal que estoy seguro como mínimo me partió una costilla. Por mucho que me quejo a ellos no les importa, se miran como si las fortunas estuvieran en sus caras, me late la cabeza y siento que me ahogo más aquí q
LEÓNIDAS —¡Es mi culpa!, Mierda, no quiero que pase lo mismo que pasó con papá, el abuelo no se puede morir. —No se va a morir. Es lo que más deseo porque esto no me puede pasar dos veces, mis intenciones no son buenas y lo sé, no me quiero ver cómo una víctima porque después de vivir para la venganza no lo podría ser, sin embargo, no espero que sean los seres que quiero que paguen por nuestros errores. Me parece increíble sentirme tan mal por la situación y realmente querer salir corriendo al hospital pero la seguridad que un cuerpo tan pequeño como el de Luciana me ofrece es sublime, ella no deja de repetirme que no es mi culpa y me parece irónico como puedo haber llegado a esto por rabia y estar encontrando refugio en una mujer que no llega ni a los 30 años pero su nobleza es de admirar tanto como su belleza. —Me vio como un monstruo, como un animal igual que me vio mi papá, de verdad no fue mi culpa, te juro que yo no quise que eso pase. —Y te creo— la escucho, la siento aca
—¡Basta Leonidas! ¡Deja a tu hermano!, eres un salvaje… ¿Cómo es posible que lastimes a Mario de esa manera?, ¡Dios mío solo por dinero!. —¿Solo por dinero?. No mamá, no es solo por dinero, es mi imagen, es el proyecto en el que yo me esforcé, el que me costó hasta la felicidad al lado de la mujer que amaba, sacrifique mucho por ser un digno representante de esta familia, el proyecto es mío y él me lo está quitando, soy un fracaso ante los ojos de todo el mundo. ¡Por su culpa!. No puedo creer que le crean todo tan fácil. —Mario ha presentado el proyecto— sigue mamá— no siempre puedes ser el mejor hijo, la soberbia está acabando con tu vida. —Ahora entiendo porque Raquel te dejo, eres prepotente, egoísta y desalmado, pero yo— me mira y se limpia la boca— te perdono hermano— quiero vomitar al verlo y escucharlo— tú sabes que fui yo quien ha realizado el proyecto que salva de la ruina a nuestra familia, no puedo creer que quieras robar lo que es mío. —Y yo no puedo creer la clase
— Mario está en una reunión. ¿Le puedo ayudar en algo?. —¡El señor Cavani!— me corrige— él no puede estar ocupado para mí, y si me puedes ayudar en algo Luciana Moreno— me habla como si le diera náuseas— desaparece de la vida de mi hijo.Me quedo con la palabra en la boca y el fastidio de tener que tolerar estas actitudes desde que ingresé a esta empresa, si bien es cierto soy la secretaria de presidencia y no una rica heredera como los Cavani, soy una mujer trabajadora y busco superarme sin dañar a nadie aún cuando la señora Dayana crea que es así. Tomó asiento en mi puesto y respiro muy hondo haciendo una lista de los pro y contra de haberme enamorado del dueño. Han sido los 6 meses más felices de mi vida, desde que llegué el atractivo de Mario del cual ya me habían contado me dejó maravillada, abro mi gaveta y admiro la fotografía que tenemos de los dos en uno de nuestros fines de semana en la playa, el tan guapo y varonil, su 1.80 de altura lo hace un hombre con porte, su cabe
—¿Qué novedades hay?. —Hoy se cumple un año más de la muerte de tu padre, Camilo Cavani fue un excelente hombre y negociante por eso la empresa le hará en unas semanas un homenaje a su trayectoria y los 5 años que han pasado de su ausencia… Y la tuya. —¿Negocios?. —Bien pero no muy bien, es decir, Mario logró sacar a flote la empresa con tu proyecto, sin embargo, no le está sacando el provecho que realmente se podía rescatar, en resumen porque ya veo tu cara amargada, tu hermano ha malgastado dinero de los Cavani y sin que los demás se enteren está vendido la mitad de las acciones de tu familia. ¿Qué hará con eso el inversionista Leónidas Cavani?. —Cobrar mi revancha. Le respondo a Juan Pablo, mi socio y quizá el único amigo que puedo decir que tengo y tiene mucha razón porque eso es lo que soy, un inversionista y en este caso estoy dispuesto a invertir lo que sea para obtener la venganza y reconocimiento que me merezco. Mario no solo me robó un proyecto donde deje parte de mi v