LUCIANA Los días han pasado y es tan extraño que no puedo conciliar el sueño como quisiera y esto ya tiene muchos días por lo que me siento realmente irritante. Por un lado aprovecho lo mejor que puedo la tranquilidad de no tener a Mario cerca, tanto él como su flamante esposa salieron de viaje su contra su voluntad, al parecer Suiza no es tan atractivo como hacerme la vida miserable, sin embargo, sus negocios lo requieren al igual que Leónidas que está en Miami molesto sin hablar conmigo porque no fui con él. —No puedo creer que te estés perdiendo el clima de Miami por estar aquí encerrada con una suegra odiosa y el abuelo enfermo— escucho a mi única amiga que ha venido de visita— entre la vista de ese lugar y el mango de tu marido, no habría nada que me separe de él. —Tengo cosas que hacer. Porque aunque a muchos se les ha olvidado, tengo un hermano que debe ir a la escuela, matricularlo en uno de esos colegios millonarios y a mitad de año ha sido una lucha que solo he podido
LEÓNIDAS —Leonidas ya, vas a dejar sin aire a mi hermana. ¡Guacala! Escucho, no solo el comentario del imprudente que parece tuviera 30 diciendo que los besos son asquerosos, también las risas de quienes le celebran y las maldiciones de quienes odian este matrimonio tanto como yo detesto no tener el control de la situación que debía de ser muy fácil pero no lo es. El perfume de la mujer que es mi esposa lo tengo impregnado y no precisamente de ahora, es un aroma familiar que no me ha dejado en paz porque en este tiempo me preocupa estar acostumbrado a ella, a ella que ahora tiembla de vergüenza, roja haciéndome ver sus labios hinchados, sus pecas resaltando en su piel cálida y el pecho agitado tanto como el mío. —Bájame por favor— pide mucho cuando no deja de mirarme la boca— Leo. —¡Qué falta de pudor!. —Tu no te avergüences niña— el abuelo hace caso omiso a la ira de Mario y el veneno de Vanessa— sigan así que ya quiero ser bisabuelo.Creo que la edad lo está volviendo loco y a
LUCIANA —No es mi intención De verdad no lo es, voy a matar a Bianca por haber metido esto entre mis cosas, por estar metiéndome en este problema y a mi por no poder respirar bien teniendo a este hombre cerca. La pregunta de qué demonios me pasa con Leónidas es algo que tiene respuesta, el me gusta y me gusta mucho, tanto que no tengo suficiente razonamiento cuando lo tengo como ahora, su aliento cálido calienta mi oído y mi corazón se puede salir cuando sus manos recorren mi cintura, su altura me encanta, soy pequeña de tamaño y sentir su cuerpo grande y bien tallado pegado al mío hace que parezca una gelatina sin cuajar, la manera en la que su voz ronca dice que lo estoy volviendo loco solo es una invitación para que me una taquicardia porque nunca, jamás me había sentido así con nadie, mis hormonas andan muy mal y aunque es incorrecto, yo misma lo beso olvidando que esto es solo un contrato, que es el hermano de un hombre que ha unido nuestro caminos que solo tienen baches, que
LEÓNIDAS —No voy a dormir en el suelo. Es mi última palabra y me meto a la ducha escuchando que ella está haciendo un caos mientras tengo que lidiar con el que vivo, tanto que me meto con él pantalón puesto y dejó que el agua enfríe la calentura que no me ha dejado pensar cómo se debe, de hecho no estoy actuando como debería y eso me lleva al momento más incómodo que he vivido, Luciana tiene razón al decir que debo vengarme como se debe, he estado jugando al gato y al ratón y no estoy siendo el cazador que se supone tengo hacer, no cuando he estado enfocado en las pecas que mi esposa por contrato tiene no solo en la nariz si no también en la espalda y lo mucho que me encantaría tocarlas. —¡Maldita sea!— me miró la erección que no se baja y me niego a portarme como un adolescente cachondo— ¿Dónde carajos está mi autocontrol?. Me regaño pero no sirve de nada, ya no se escucha nada afuera y mis dedos están arrugados de todo el tiempo que llevo bajo el agua fría, mi miembro se ha deja
LUCIANABipolar, demente, loca, inestable y mucho más son los adjetivos que en este momento pasan por mi cabeza de mi para mí, es que es injusto, poner las cosas en su lugar según yo, librando la guerra contra los hermanos, pensamientos fuertes que se me están yendo por los ojos porque no puedo dejar de mirar al hombre que conduce absolutamente molesto pero sexy como nadie, no sé si tengo una obsesión o fetiche por las venas del odioso conductor pero no puedo evitar no despegar los ojos de la forma en que sus músculos son tan definidos que se notan cuando el saco se le pega, no es exagerado, es simplemente musculatura bien trabajada de los pies a la cabeza, implacable en su actuar mientras yo soy tonta por no poder definir mi situación, hasta ayer en la noche era una leona en busca de sus objetivos y ahora mismo me siento como una gatita que está siendo consentida por el aún cuando no me ha mirado en todo el camino. —Mi pan se cayó Leónidas— mi hermano me saca de mis pensamientos par
LUCIANA —¡Los señores Cavani!. Yo no sé cómo es que no me ha dado un infarto cerebral, desde hace meses mi vida ha cambiado de una manera inimaginable, la gran mesa de la junta directiva de esta empresa luce muy parecida al inicio del año con la tremenda diferencia que ahora hay un nuevo miembro, uno que toma mi mano con firmeza, dejándome ver cómo pasa la lengua por sus labios que tienen mi labial y caminando conmigo para jalar una silla. No culpo a las personas que aún me miran con recelo, es decir, yo les servía el café aquí mismo mientras tenía que tolerar que me pidan hasta que les eche el azúcar y otros que me miren el trasero por la falda que cargaba como parte del uniforme, sin embargo, ahora, yo misma me siento una extraña a la que Leónidas llama mi amor haciendo que el pulso se me dispare cuando coloca una mano en lo espalda y me invita a tomar asiento en la silla que muchas veces ocupó su madre, los recuerdos son inevitables, estoy segura que aquí es donde recae mi revan
—¡Basta Leonidas! ¡Deja a tu hermano!, eres un salvaje… ¿Cómo es posible que lastimes a Mario de esa manera?, ¡Dios mío solo por dinero!. —¿Solo por dinero?. No mamá, no es solo por dinero, es mi imagen, es el proyecto en el que yo me esforcé, el que me costó hasta la felicidad al lado de la mujer que amaba, sacrifique mucho por ser un digno representante de esta familia, el proyecto es mío y él me lo está quitando, soy un fracaso ante los ojos de todo el mundo. ¡Por su culpa!. No puedo creer que le crean todo tan fácil. —Mario ha presentado el proyecto— sigue mamá— no siempre puedes ser el mejor hijo, la soberbia está acabando con tu vida. —Ahora entiendo porque Raquel te dejo, eres prepotente, egoísta y desalmado, pero yo— me mira y se limpia la boca— te perdono hermano— quiero vomitar al verlo y escucharlo— tú sabes que fui yo quien ha realizado el proyecto que salva de la ruina a nuestra familia, no puedo creer que quieras robar lo que es mío. —Y yo no puedo creer la clase
— Mario está en una reunión. ¿Le puedo ayudar en algo?. —¡El señor Cavani!— me corrige— él no puede estar ocupado para mí, y si me puedes ayudar en algo Luciana Moreno— me habla como si le diera náuseas— desaparece de la vida de mi hijo.Me quedo con la palabra en la boca y el fastidio de tener que tolerar estas actitudes desde que ingresé a esta empresa, si bien es cierto soy la secretaria de presidencia y no una rica heredera como los Cavani, soy una mujer trabajadora y busco superarme sin dañar a nadie aún cuando la señora Dayana crea que es así. Tomó asiento en mi puesto y respiro muy hondo haciendo una lista de los pro y contra de haberme enamorado del dueño. Han sido los 6 meses más felices de mi vida, desde que llegué el atractivo de Mario del cual ya me habían contado me dejó maravillada, abro mi gaveta y admiro la fotografía que tenemos de los dos en uno de nuestros fines de semana en la playa, el tan guapo y varonil, su 1.80 de altura lo hace un hombre con porte, su cabe