Amándose

LEÓNIDAS

—Te amo, no me falles porque si tú lo haces, no lo voy a poder resistir, no me falles por favor.

—Si te fallo, me falló a mi mismo, a los dos y a nuestro hijo— es ella quien me besa con ganas y emoción— no voy a perderlos porque son míos— mi boca se apodera de su cuello con morbo— míos.

Solo míos, ¿Cuando soñe con una familia?, es algo que me preguntó y me respondo mentalmente, nunca, fui egoísta conmigo mismo, quería ser el Cavani más grande, el digno heredero de mi padre, la soberbia me hacía sentir invencible, fascinante mandar y gobernar sin tener idea que la vida no son solo los negocios, me enamore antes, realmente lo hice pero ahora, nada se compara con la necesidad que tengo de estar mujer y hasta del loco que duerme plácidamente mientras nosotros agradecemos su sueño pesado para llevarla entre besos y tropezones a la blanca y lujosa habitación matrimonial que nos recibe.

—¡Dios mío!.

El beso se interrumpe cuando se le ilumina la cara viendo la decoración y hasta
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