MARIO —¿Puedo saber qué diablos te pasa Mario?, estás insoportable, los negocios van bien ¿O no?. —Déjame en paz Vanessa. —¡Más te vale que esté todo bien!, que no se te olvide que mi dinero también está invertido en esta maldita empresa, después de todo eso es lo único que nos une. Mi esposa, mi maldita esposa se larga no sin antes hacerme la vida imposible como ha disfrutado hacerlo en estos últimos meses y esto solo es culpa del maldito de Leónidas, me rió amargamente por la miseria en la que estoy y no hablo exactamente de la económica, me siento patético viendo todo lo que hay a mi alrededor, el lujo de la oficina, el buen whisky que desayuno siendo las 9 de la mañana, el aro de oro que representa mi unión con la mujer más frívola que he conocido en mi vida, vacío como una mierda mientras aquello que creí había sido el golpe máximo a mi orgullo, una farsa entre mi hermano y Luciana ahora es peor, las fotografías que tengo me golpean en la cara y duelen más que cualquier cosa
LEÓNIDAS —No abuelo no, te aseguro que esto no es por el tema de la herencia, sabes que tengo mi propio dinero, se que le tienes mucho cariño a Santiago pero te aseguro que no lo estoy usando por ello, quiero que el niño lleve mi apellido y todo lo que tendrá será por mi cuenta, gracias. Termino la llamada con el abuelo y comprendo su inquietud, no puedo esperar aunque quisiera que todos confíen en mí porque hasta para mí esto ha sido complicado, mi estupidez y orgullo de creer que un hijo podría arruinar mi carrera es ahora un tema del pasado, tema que me hace reír de mí mismo porque ese mocoso presumido se ha ganado a pulso mi cariño, igual que su hermana son tan transparentes que no es sorpresa que se hagan amar como amó a la bella mujer que corre con él mientras ingresamos al estadio. El Santiago Bernabéu es para mí, la cuna del equipo más grande y Santiago opina lo mismo, la casa del Real Madrid lo asombra siendo en todos los sentidos un niño con juguete nuevo, el balón autogr
LUCIANA —¿Cómo la ha pasado mi niño?.—Muy bien, estoy muy feliz, estoy seguro que cuando sea grande no solo seré un gran futbolista sino también inversionista.—¿Inversionista?. —Si, como mi papá, te quiero mucho mamá.Él suelta las cosas como bomba sin medir que a mí se me salga el corazón, yo tengo claro que Santiago es mi hermano pero lo amo como a un hijo y ahora puedo ver qué le hacía falta una figura paterna, una que ha encontrado en la persona que menos nos imaginamos. Leónidas al menos con nosotros, ha dejado su postura pedante y altanera, me queda claro que con nosotros porque con los demás siguen siendo el mismo y para muestra, saber que ha dejado sin beca aplicando su justicia, lo mismo que me hicieron a mi se lo ha hecho a Joaquín, el era supuestamente mi amigo y robó mi proyecto, ya no tengo sitio en la universidad pero no me voy a dejar caer porque toda esta locura vale la pena, quizá me retrasé un poco pero lo voy a lograr. —Yo no me quiero ir— escuchó a Santi mien
LEÓNIDAS Yo sé que esto no es un sueño porque no es nada de lo que anhelaba y los sueños estoy seguro es algo que uno quiere, sin embargo, no puedo evitar que por poco se me descuelga la mandíbula al ver a quien veo, han pasado muchos años y lo último que imaginé llegando a esta casa de la mano de mi esposa, es ver a la mujer que algún día creí que sería la mujer de mi vida. —¿Leónidas?. —Raquel. Pronunció su nombre y los ojos de mi Lucian me miran con pánico, asombrada, lo reconozco porque las veces en la que hemos discutido lo ha hecho y no lo tolero ni me acostumbro, Luciana sabe quién es y por eso, su agarre se suelta del mío pero es algo que no voy a permitir, aún cuando no comprendo porque el pasado ha regresado de esta manera, a mi propia casa, porque está frente a mis ojos, no hay porque retroceder ya que me corto un dedo a qué esto no es una coincidencia y me sorprende porque de Mario no me sorprende nada… ¿Pero qué hace ella aquí?. —Se que esto es una gran sorpresa— es
LUCIANA Cuando Mario me dejó plantada en el altar creí que mi mundo se acababa, que nada tenía sentido para mí, me sentí engañada, usada y lastimada, pensé que era el peor dolor pero definitivamente me equivoqué, el dolor más grande es ahora, ahora que veo como detrás de esa glamorosa mujer de cabello negro, aparece un niño muy lindo, tímido de ojos oscuros que llama papá al hombre de mi vida, mi esposo, el que suelta mi mano y está pálido sin poder creer lo que esta pasando y no es el único. Las piernas me tiemblan y no me caigo porque Santi sostiene mi brazo, mi pequeño niño que ahora también es un Cavani pero como dice ella, no es el verdadero Cavani, hay uno más, uno que llama papá a mi marido y mi corazón se rompe en mil pedazos cuando se arroja a sus brazos y Leónidas no sabe que hacer. —¿Que, que significa esto?— balbucea como nunca lo había escuchado— no entiendo nada, yo no… —Yo soy tu hijo, mamá siempre me lo dijo, hola papá, me llamo Mathias Cavani y soy tu hijo— sonríe
MARIO—¡Ya basta!, no fue mi intención maltratar a este niño, yo solo quería… —Querías deshacerte de tu hijo tal como lo hiciste con Raquel, no puedo entender cómo es que eres tan ciego y te crees mejor que yo cuando en realidad eres una basura. Y un completo imbécil, me rio de su desgracias mientras otra vez disfruto de ser un ganador porque soy yo y solo yo quien merece triunfar, porque mi hermano me puede haber ganado algunas batallas pero yo he ganado la guerra y para muestra el infierno de dudas que se ha desatado en este lugar. Su llegada no puede haber salido mejor de lo que esperaba, viniendo con mi Luciana de la mano, llamando hijo a ese bastardo malcriado que se sintió mucho porque le regalaron el apellido que le pertenece solo a mi familia. Soy un genio y ni la experiencia de ese estúpido ha podido conmigo y es que era obvio, mi abuelo podrá adorarlo pero su verdadero amor lo tiene su apellido, su descendencia de la que vive orgulloso, los Cavani que solo engendran varon
LEÓNIDAS —¿Dónde está mi amor, dónde están?. ¿Es el karma por ser un hombre que no sabe del perdón y vive de la venganza?, me preguntó en la soledad del auto y las calles en las que he dado mil vueltas pero nada, ni la vecindad, ni alrededores, ni en la oficina, ni siquiera en la casa de Rita que ahora se fue despedida por mi mamá pues no toleraba que le sirva a mi mujer con tanto cariño y respeto. Me siento perdido como jamás me ha sucedido, hace unas horas todo era perfección y felicidad, ahora, mi vida se ha vuelto más sombría y miserable que antes, Luciana no contesta, grite a Santiago, empuje al otro niño y me maldigo por todo lo que pasa y es que cómo diablos se supone que voy a esperar que después de tantos años, algo así me pase, ahora, justo ahora que no necesito un apellido cuando mi proyecto más importante son ellos, las personas que más quiero y no están, por más que busco no están. —Joder hasta que te encuentro— casi choco cuando veo el auto de Juan Pablo, mi amigo y
MARIO—Después de esto, tú y yo tenemos que hablar.Escucho a mamá y no se que diablos quiere ni porque está con esa cara de pocos amigos cuando debería estar agradecida conmigo y feliz porque finalmente Luciana se ha ido de esta casa con todo y paquete, sin embargo, no me pienso quedar a preguntar que aqueja a la señora Cavani. Ahora mismo me enfoco en la felicidad del abuelo que no deja de jugar y hablar con el niño de cabello negro al que en mucho tiempo me detengo a mirar, afortunadamente se parece a su madre y no a mí, cuando le dije a Raquel que Leónidas la había engañado la vi llorar y suplicar que sea mentira, para ese tiempo, ella y el ya tenían serios problemas por la frialdad del imbécil de mi hermano así que por venganza, por rabia, para tener todo lo que el tenía, aproveche su borrachera, no la viole así que no se puede hacer la víctima.Raquel no estaba en sus cinco sentidos pero sabía lo que hacía, odiaba que me llame Leónidas pero una mujer bella no se desperdicia así