—¡Basta Leonidas! ¡Deja a tu hermano!, eres un salvaje… ¿Cómo es posible que lastimes a Mario de esa manera?, ¡Dios mío solo por dinero!. —¿Solo por dinero?. No mamá, no es solo por dinero, es mi imagen, es el proyecto en el que yo me esforcé, el que me costó hasta la felicidad al lado de la mujer que amaba, sacrifique mucho por ser un digno representante de esta familia, el proyecto es mío y él me lo está quitando, soy un fracaso ante los ojos de todo el mundo. ¡Por su culpa!. No puedo creer que le crean todo tan fácil. —Mario ha presentado el proyecto— sigue mamá— no siempre puedes ser el mejor hijo, la soberbia está acabando con tu vida. —Ahora entiendo porque Raquel te dejo, eres prepotente, egoísta y desalmado, pero yo— me mira y se limpia la boca— te perdono hermano— quiero vomitar al verlo y escucharlo— tú sabes que fui yo quien ha realizado el proyecto que salva de la ruina a nuestra familia, no puedo creer que quieras robar lo que es mío. —Y yo no puedo creer la clase
— Mario está en una reunión. ¿Le puedo ayudar en algo?. —¡El señor Cavani!— me corrige— él no puede estar ocupado para mí, y si me puedes ayudar en algo Luciana Moreno— me habla como si le diera náuseas— desaparece de la vida de mi hijo.Me quedo con la palabra en la boca y el fastidio de tener que tolerar estas actitudes desde que ingresé a esta empresa, si bien es cierto soy la secretaria de presidencia y no una rica heredera como los Cavani, soy una mujer trabajadora y busco superarme sin dañar a nadie aún cuando la señora Dayana crea que es así. Tomó asiento en mi puesto y respiro muy hondo haciendo una lista de los pro y contra de haberme enamorado del dueño. Han sido los 6 meses más felices de mi vida, desde que llegué el atractivo de Mario del cual ya me habían contado me dejó maravillada, abro mi gaveta y admiro la fotografía que tenemos de los dos en uno de nuestros fines de semana en la playa, el tan guapo y varonil, su 1.80 de altura lo hace un hombre con porte, su cabe
—¿Qué novedades hay?. —Hoy se cumple un año más de la muerte de tu padre, Camilo Cavani fue un excelente hombre y negociante por eso la empresa le hará en unas semanas un homenaje a su trayectoria y los 5 años que han pasado de su ausencia… Y la tuya. —¿Negocios?. —Bien pero no muy bien, es decir, Mario logró sacar a flote la empresa con tu proyecto, sin embargo, no le está sacando el provecho que realmente se podía rescatar, en resumen porque ya veo tu cara amargada, tu hermano ha malgastado dinero de los Cavani y sin que los demás se enteren está vendido la mitad de las acciones de tu familia. ¿Qué hará con eso el inversionista Leónidas Cavani?. —Cobrar mi revancha. Le respondo a Juan Pablo, mi socio y quizá el único amigo que puedo decir que tengo y tiene mucha razón porque eso es lo que soy, un inversionista y en este caso estoy dispuesto a invertir lo que sea para obtener la venganza y reconocimiento que me merezco. Mario no solo me robó un proyecto donde deje parte de mi v
—Está muy asustada, creo que debería de ser un poco más comprensivo con su esposa— lo miró sin entender— es muy hermosa y por lo visto su matrimonio no empezó como esperaba. —¿Matrimonio?— me abro la camisa sintiendo que me sofoco. —Si, la señora no me ha dicho mucho pero la traicionó, tiró el aro de bodas y repite que odia a Mario. El hombre no entiende y yo menos, me da rabia que me llama como ese imbécil ¿y eso que significa?, el sigue con sus consejos que nadie pidió y le digo que eso es todo, le pagó y se va mientras me debato entre esperar a que se calme pero la paz hace mucho no es parte de mi vida por lo que voy a enfrentarla. —Tenemos que hablar. Interrumpo y parece un gato asustado, uno muy fino pero con cara de terror y tengo que esquivar las almohadas que me lanza y pide auxilio diciendo que se quiere morir, que el amor duele, que nunca le han disparado pero seguro duele más que un disparo, la habitación la está destrozando y si sigue así, la policía no va a tardar en
—Esto debe ser una más de las trampas de ese imbécil, tú te estás prestando y yo quiero irme de aquí, ustedes son iguales. Me quejo y es como si le hubiese dado una patada, quien ahora se y comprobé que es Leónidas Cavani, me mira con rabia y exige que jamás lo compare con su hermano, su furia me asusta pero coloco mis manos en su amplio torax pidiendo que se calme y por unos segundos yo misma siento paz mirando sus ojos marrones, no se parece a Mario, sería difícil físicamente creer que son familia pero he leído sus documentos, lo son y el carácter tampoco es el mismo. Su nariz perfilada se abre al compás de su corazón que está agitado, sus ojos tienen furia y por lo visto es lo único que ese hombre logra en los demás, la poca barba castaña que adorna su mandíbula cuadrada está tensa y siento que sus dientes van a explotar por lo que le pido que se calme y me explique, no se porque pero su porte te puede dar miedo como seguridad y soy oídos escuchando que Mario es un desastre, le r
—Mario ya no es nada mío— le explico a mi hermano— soy feliz y ya te dije por favor que entiendas que nuestras vidas han cambiado. Le hablo con una seriedad que jamás había usado y me duele ver cómo mi niño me da la espalda para dormir, estoy perdiendo los estribos y eso que esto apenas empieza, después de casarnos y meternos en una pelea porque odio que hablen de mí como si fuese una pieza más de su juego pero realmente es así, es lo que soy además de mirar el anillo maravilloso que tengo, soy su esposa. La esposa que no duerme con su esposo, no lo he dicho yo, lo dice Santi que es muy curioso y nada tonto, la suite es enorme por lo que hay espacio, Leónidas duerme en otra habitación mientras yo me quedo con el pequeño, lo poco que hemos tratado es estar de acuerdo por la noche de hoy, ambos estamos más tensos y me encargo de que el pequeño descanse mientras se que estará seguro. —Señora, en media hora. Me avisan y lo sé, el momento ha llegado y todos los pensamientos del mundo p
¡Esto es una basura!. Escucho a Mario, realmente lo escucho pero aún así mis sentidos están enfocados en toda la locura que hay a mi alrededor, aceptar casarme con un desconocido es impensable, pero estar besando al hermano del hombre que hasta hace unos días lo creía el amor de mi vida, es de otro planeta, de otra dimensión donde Leónidas, el hermano mayor, mi esposo susurra en mis labios que es así como debemos seguir actuando, deja un beso delicado en mi hombro y todos están mudos incluyendome a mi. —¿Qué es lo que pasa?— Leónidas habla en el micrófono— estamos celebrando el legado de Camilo Cavani, un empresario de verdad— mira con burla a Mario— mi padre siempre quiso que la empresa sea familiar y por eso estamos aquí. —Efectivamente— interrumpe su madre siendo una mujer tan elegante como hipócrita— es por eso que eres bienvenido hijo— es odiosa pero se nota que ama a lo hombres que trajo al mundo sean lo que sean— me llena de felicidad que hayas regresado después de tantos añ
—Eso no va a pasar, no soy un objeto y mucho menos iré a meterme a tu casa. Por supuesto que no, mi cabeza explota a más no poder, no puedo dejar de pensar y ver la frialdad de toda esta gente, es como si no tuvieran sangre en las venas, Leónidas ha regresado después de muchos años, las mismas personas que lo señalaron se le quieren acercar para darle la bienvenida y el no acepta por estar ocupado pero les da su mejor cara diciendo que ahora quiere estar con su familia. El frívolo ambiente hace que el supuesto homenaje a Camilo Cavani se haya convertido en un circo de poder mientras aquí mismo donde estamos, lo más lejos de los demás, se está formando la batalla campal entre los dos prepotentes que se miran con odio. —No entiendo que es lo que pasa pero no me está gustando nada— Vanesa habla y creo que hasta yo me había olvidado de ella— ¿Cómo es posible que le digas a tu cuñada que te ama?. Mario pone los ojos en blanco pero no sabe qué decir, me rio con amargura al darme cuenta