Capítulo 2.

La familia de Takashi era peculiar, asesinos, sicarios, empresarios, mafiosos, tenías para escoger lo que más te gustara y así como sus oficios eran variados, sus integrantes no podían ser menos, casi la mitad de la familia estaba compuesta por personas que no eran familia, si, así era, su árbol genealógico era una locura, pero sin hondar mucho en ello, y si nos centramos en la familia directa de Takashi Zhao… era igual de complicado, si bien todos eran mafiosos, no tenía un núcleo normal, por decirlo de alguna manera, ya que ellos tenían dos padres, padre Renzo y papá Huang, si, sus padres eran gay y habían acudido a un vientre de alquiler, donde en teoría debían concebir solo un hijo de cada uno, pero resultaron siendo ocho, si, ocho hijos, tres de Renzo y cinco de Huang.

— Hola papá. — el mayor que ya ostentaba algunas canas, pero aun con la vista más aguda que cualquier otra persona, le dedico una pequeña sonrisa cuando volteo a verlo. — ¿Cómo estás? — pregunta estúpida se dijo Takashi, pero, aun así, aguardo su respuesta.

— Sé que para ti debe ser raro, ver que sufro de esta manera, ante la perdida de mi madre biológica, a pesar de que no compartí ni siquiera un cuarto de mi vida con ella, ya que desconocía mi origen. — Huang no se equivocaba, a Takashi le costaba entender ciertas cosas, más si de sentimientos hablamos. — Pero… ¿dime como vez a tus hermanos? — Takashi bufo a su pregunta.

— Son mis hermanos, nacimos en un vientre de alquiler, porque la naturaleza se equivocó al darte un cuerpo de hombre, cuando tu alma es el de una mujer, aun así, tu ocupas el lugar de madre y padre Renzo es eso, nuestro padre, para mí eso no afecta en nada.

— Bien, trabajemos con eso… quizás así, logres comprender, tus abuelos, fueron muy buenos abuelos, y en gran parte fueron grandes padres, pero conmigo fallaron en algo de suma importancia y no los culpo, se que hicieron lo que ellos creyeron mejor, además de respetar la voluntad de mi madre biológica, pero aun así… me hubiera gustado saber antes la verdad, el poder decidir si la buscaría o no, y no esperar a que un amor prohibido, me llevara a enterarme de todo, y lo repito, comprendo que hicieron lo mejor, ellos buscaban protegerme, pero… sentía la soledad, aun teniendo a mis hermanos, y a mis padres, sentía que me faltaba algo, algo que solo desapareció el día que supe que Ámbar Zabet era mi madre, que fui el resultado de un amor mágico, y fugaz, no fue solo saber de ella, fue poder llorar la muerte de mi padre como padre y no como tío, aunque no lo conocí, el saber que murió protegiéndome… me hizo sentir querido, y no es que antes no lo sintiera, pero hay cosas que se sienten diferente, ¿comprendes? — la tristeza cubría sus celestes ojos y Takashi no sabía que hacer, ser empático era más de sus hermanas que de él.

— No me gusta verte triste. — reconoció en un susurro, y Huang sonrió.

— Entonces… deja de ser el carnicero del clan, guarda tus garras de asesino, y forma una familia. — Takashi veía a su padre como si estuviera enloqueciendo, y quizá así era.

— Papá, ser el carnicero del clan tigre blanco es mi pasión, nací para ello. — dijo entre risas y nerviosismo, al ver la pena nuevamente en el rostro de su padre, y es que ni él, ni nadie le podía negar nada a Huang.

— Ahora comprendo a mis padres, ellos no solo ocultaron mi origen para protegerme del legado de mi madre. — murmuró con los ojos aguados, pues Ámbar Zabet fue la joya m*****a, la asesina más despiadada que alguna vez piso el oriente, la mano derecha del don de Chicago. — Ellos también querían proteger su legado, porque se supone que eres un Zhao y no un Zabet… te estoy arrastrando a un futuro de soledad… esa sed de sangre que tienes es legado de tu abuela Ámbar.

— No comprendo que tiene que ver mi trabajo con tu tristeza, sé que la muerte de abuela Ámbar te afecto…

— Ella al menos conoció a sus nietos, al igual que mis padres Jade y Loan, ellos murieron sabiendo que su clan no terminaría en nosotros, me gustaría conocer a mis nietos antes de morir, no es mucho lo que pido.

— Pero Ren y Haru ya te dieron nietos, y…

— Pero yo deseo conocer cada hijo de mis hijos, o al menos uno de cada uno, solo eso pido, poder irme de este mundo, sabiendo que mi legado continuara.

Y esa conversación se repitió mil veces en su cabeza, no queria defraudar a su padre, tampoco queria dejar de matar, aunque últimamente le estaba resultando aburrido, todo lo aburria.

— ¿Qué tanto piensas? — su hermano Yaozu lo veía con atención, las noches de cerveza y billar no eran lo mismo desde hacía 5 años, más preciso, desde que su hermano enviudo y quedo una niña que ocupaba el mayor tiempo de Yaozu.

— ¿Cuánto tardaras en decidirte por una niñera para que te ayude con Serena?

— Ya casi, aunque creo que lo mejor sería ir a América por un tiempo, dicen que es más seguro conseguir una buena niñera bajo el anonimato, si no saben que perteneces a la mafia, no debes cuidar tu espalda o la de tu hija de la mujer que debe cuidarla, ¿por qué?

— ¿Qué piensas hacer en América, si quieres mantener un perfil bajo?

— Trabajar en alguna de las empresas Bach, después de todo, la empresa es familiar, no pueden negarse, soy hijo de Renzo, aunque no lleve su sangre. — aun le molestaba saber que algunos Bach solo consideraban familia a sus tres hermanas, pues las féminas si fueron concebidas con el esperma de Renzo, mientras que los cinco hombres fueron el resultado de Huang.

— Papá quiere que deje de matar, al menos por un tiempo, quiere que cambie de oficio. — a Yaozu casi se le cae la cerveza de la mano, ante los dichos de su hermano.

— ¿Qué cagada hiciste ahora? — era sabido que cada vez que el sadismo que Takashi llevaba dentro era desatado, el afamado carnicero, terminaba en arresto domiciliario y sin arma alguna.

— Yo no hice nada, todo es por la muerte de los abuelos, aun después de tres años no lo supera, dice que quiere nietos y yo tengo menos ganas de ser padre, que tú de follar con alguna mujer. — ambos rieron, pues Serena era el resultado de una noche de borrachera y descuido de Yaozu, y como el hombre con honor que es, se hizo cargo de su descuido, aun así, le dolió que su amiga de niñez muriera al dar a luz, se sentía culpable y llevaba un voto de castidad desde entonces.

— Creo que lo mejor que podemos hacer es entretener al viejo, sé que lo que le ronda por la cabeza es que la mayoría de los Zabet han muerto por infartos, quizás tiene miedo de que su corazón se detenga, mucho antes de lo debido — acoto Yaozu.

— Si, eso es lo que pensaba, pero ni de coña me pongo a embarazar a nadie, ya me basta y sobra con ayudarte a ti y a Ren y a Haru, no pienso cambiar más pañales, ni ayudar a dibujar a ningún niño más. — Yaozu sonrió, de solo recordar que lo que más le gustaba a Takashi era pintar con sus sobrinos, cual niño pequeño y no como el gran asesino de la mafia que era.

— ¿Qué dice si, nos largamos una temporada a América y abrimos nuestro propio negocio?

— Solo se asesinar y lo sabes. — acoto, pues de los ocho hermanos que eran, Takashi era el único que no quiso pisar la universidad.

— No, tú sabes, karate, kickboxing, boxeo, muay thai, judo, lucha libre, lucha grecorromana, jiu jitsu, jiu jitsu brasileño, wushu, san da, sambo, taekwondo y muchas otras más.

— Me retractó, se matar y dar palizas con estilo. — se corrigió sonriendo.

— No idiota, sabemos defendernos y podemos cobrar para enseñar a los demás un poco de eso.

— ¿Para qué?, ya tenemos dinero incluso para cinco generaciones que gasten como lo hace Haru.

— No es por dinero, es por papá Huang.

— Wou, ya comprendí, entretener al viejo.

Ese fue el comienzo de un nuevo Takashi, el clan tigre blanco perdía a su carnicero, pues este, se retiraba del negocio, al menos por el momento.

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