Ana ya no recordaba lo que era dormir en una cama o estar bajo un techo que te cubra del sol o la lluvia. Los restos de basura eran su comida diaria, de allí también vestía. Como único podía sobrevivir era con la ayuda de algunos hombres que la visitaban algunas noches, en busca de placer. Todo lo que hacía era por su pequeño Tom, el niño que se había encontrado abandonado en la basura. Siendo extrajera, sin familiares ni amigos, solo la promesa de un amor que luego se marchó dejándola tirada, no tenía cómo sobrevivir. Pero ella y Tom harían todo lo posible por mantenerse con vida, en este vil mundo que solo les había traído tristeza y desesperación.
Leer másQuizás antes sentí un poco de celos hacia Jamie, ¡estaba tan feliz como su familia! Que más que celos, quizás sentí miedo de que se quedara con el amor de Tom. Pero no era así, yo era su padre y eso no cambiaría.Me había casado con Leslie y esta maravillosa mujer había sanado una herida que yo creí que no tenía y que ya no existía.La amaba.Era la mujer indicada, que no solo había sabido amarme en silencio, también esperarme, desde mi relación con Nicol, hasta lo que tuve con Lina. Ella solo me esperó y ya yo estaba con ella, la tenía en mis brazos y en todo mi corazón.Hace un par de semanas, escuché a una mujer llorando mientras dejaba a Leslie en el área de emergencias, no suelo hacer esas cosas pero hay ocasiones en las que se entra en desesperación cuando duele algo o estas solo en el hospital y yo creí que ese era el caso y quise ver que le pasaba a la mujer. Cuando entré a su camilla, al correr la cortina, mi corazón me golpeó como si qui
—¡Papá! — Tom fue el primero en recibirme. Sus manos rodearon mi cintura, abrazándome.— Pensé que ya no llegabas.—Ya estamos aquí.—Hola, Leslie. Feliz cumpleaños. — le dio un beso a mi esposa. —Adrián, han llegado, trae el regalo. — el pequeño Adrián, o más bien, la combinación perfecta entre Ana y Jamie, llegó a nosotros con un regalo en las manos. ¿Desde cuando caminaba tan bien y con esa rapidez? ¿Era yo o ese niño estaba mucho más grande?—Feliz cumpleaños, Leslie. — quisiera decir que eso fue lo que dijo, pero no fue así. Soltó unas palabras en un idioma extraño pero todos entendimos la intención.—Muchas gracias a los dos. ¿Donde están sus padres?—Fuera, Jamie intenta encender la barbacoa, mamá insiste que la deje a ella y el quiere hacerlo por si mismo. Creo que tardarán un poco.—Pues, vayamos allá. — Mi pequeño Tom, ya no era para nada pequeño. Estaba muy grande y con mucha inteligencia. Tenía la impresión de que
—Jamie, tengo que hacerte una pregunta, de la que hace mucho siento curiosidad pero no me atrevía ya que era algo poco importante y tal vez hacerla esté mal o no sea de mi incumbencia. — sobre la cama, en su casa, aquel sábado en la mañana, escuchaba a los niños jugar en el salón. A su mente llegó el padre de Jamie y lo curioso que era ver a ese hombre, tan callado, poco participativo y sin decisiones relevantes en cualquier cosas. Casi ni se sentía. Apenas si hablaba o decía cosa alguna. — Tu padre ¿siempre ha sido así tan silencioso? Quería formular la pregunta de otra manera pero no quería incomodarlo. Más bien quería preguntar ¿por qué su padre nunca decidía en nada y hacía todo lo que su esposa le decía sin nunca poner una queja? Pero aquello Ana no lo diría. —Tengo otros recuerdos de mi padre, más alegre, más activo, más todo. —¿Está enferm
— ¿Por qué sigues con ese ramo de rosas en tus manos aun con la hora que es?— preguntó Jake a Leslie. Los niños ya estaban en la cama y los abuelos dentro, no quedaban invitados. El salió a la terraza para ver donde estaba su dulce enfermera. — No lo se. Está tan bello que solo no quiero soltarlo. Me gusta. — Te queda perfecto. Solo hace falta verte caminando hacia el altar mientras yo te espero al final del camino. — Eso seria algo muy vergonzoso. — dijo sonrojándose. — ¿Cuál parte?— retiró el ramo de sus manos y lo dejó sobre una mesa. Volvió donde Leslie, abrazándola. — La parte en la que voy corriendo hacia ti, para casarnos ya. No creo poder ir a paso lento mientras las personas nos miran, es decir, todo es muy lindo y aunque me agrade la idea de casarnos como lo convencional, no creo que sea mi estilo. Llamar la atención no lo es, ser el centro de todo eso solo me agobiaría. Incluso llevar u
Ana Olsen & Jamie Matthew. Esta vez si era cierto, era real y podría realizarse. ¿Quién diría que en mi segundo intento de casarme estaría tan nerviosa? Incluso más que la primera vez. Mis hijos me esperaban al final se este trayecto, junto al hombre que se convertiría en mi esposo en breves minutos. Esta boda era diferente, Adrián no estaba en mi vientre, habían más invitados y nosotros éramos un poco diferentes a ese entonces, en mi mente no rondaba ninguna duda sobre los deseos o el amor que sentía Jamie hacia mi. Me amaba, como nadie lo había hecho, no hacía falta que él lo pronunciara con sus labios, pero aún así lo hacía. Una sola mirada de él y yo podía comprender todo lo que esta cargaba. El tiempo que teníamos viviendo juntos nos habíamos complementado de una manera que creíamos ya estarlo. Era mi compañero, mi aliado, mi amigo y casi mi esposo. Yo lo amaba, podría caminar este tramo con los ojos cerrados, sabiendo que el me espera
¿Leslie y yo? ¿Que había sido todo aquello? ¿Por qué estábamos trabajando y me sentía tan nervioso? Ella en cambio estaba como si nada. No era capaz de mirarla, me hubiera gustado besarla en aquel momento, sentarla en mis piernas y… - Doctor. - interrumpió mis pensamientos. - Vamos a la otra sala. No se quede allí parado. - La observé de pie junto a la puerta, yo aún seguía al lado de la cama del paciente. - Si, ya te sigo. - caminé detrás de ella, en silencio. Se movía despacio y sin prisa. Se detuvo junto a la entrada del área C, la siguiente sala que nos tocaba. - Estas un poco distraído. ¿Estás bien? - Leslie, ¿podemos hablar un momento? Tomemos un descanso. - Está bien. ¿A donde vamos? ¿Comedor? - A mi oficina. - dije con voz aguda. Leslie se detuvo. Tomé su mano y caminé con ella, arrastrándola conmigo por el s
- ¿Ya te vas? - preguntó Jamie. Tom y Adrián jugaban en el patio. - Si. Tengo que llegar antes al hospital. - ¿No tenías hoy el turno de la noche? - Pero hay una cirugía que tengo que cancelar. - ¿Cancelar? - Si, no estoy seguro de ella, no lo decidí yo y no la realizaré. - Mmm, suerte con eso. - le di un abrazo a mi hermano y me marché, Ana estaba trabajando. Al llegar al hospital fui de prisa a cambiarme, sabía que todos me esperaban. Me dirigí a la habitación de Christian y allí estaban. Su padre, la madre, la directora, Leslie y dos doctores más. - Buenas tardes. - Los ignoré a todos y me dirigí hacia sus padres. La directora no me miraba con buenos ojos. - He llegado a una conclusión. - hablé bajo, pues el niño dormía. - No realizaré la operación. - su padre se puso de pie y la madre caminó hacia la puerta. - Doctor Matthew, ¿tengo que suplicarl
Un año atrás. Frente al hospital, luego de las pruebas. - ¿Por qué dijste que era su hijo? - habían visto los resultados, negativos. - ¿Por qué me trajiste aquí?- tenia el papel en sus manos, dentro del coche de Angelo. - ¿Por qué crees? No te hagas la que no sabías nada. - Y tu no finjas que lo hiciste para ayudarme. - Nunca dije eso. Si a alguien quería ayudar, era a mi.- confesó sereno. A pesar de que nada había salido como él quería. Nada. - ¡Eres un maldito estúpido! - ¿Y tú qué, Elisa? ¿Tú qué? Tenías dudas de que era su hijo. Aún así decidiste decir que si, cuando también podía haber sido perfectamente un no.
Todavía no puedo creer la forma en que la conocí. Pero ahora lo recuerdo de otro modo, con otra perspectiva, aunque con la misma ilusión y sorpresa del momento. Si me volvieran a preguntar porqué volví, por qué la dejé robarme o por qué hice todo lo siguiente en el bien de Ana, seguiría respondiendo que no sé porqué. Ahora, si me preguntan por qué le hice daño, se mi repuesta, totalmente injustificable. Todavía también recuerdo ese día, en el que Jamie, de forma inesperada, estaba en casa, cuando nunca lo estaba; aquel día si. Sentí tanta familiaridad entre ellos dos, que recuerdo haberme sentido incómodo con su presencia. Había aceptado ser el padre de Tom desde que nos casamos, aunque nuestro matrimonio sólo fue un papel, dos cuerpos sobre una misma cama que ni se tocaban, mi miedo a estarme aprovechando de ella