Un año después.—Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre, puede besar a la novia —pronunció el clérigo.Loras no esperó ni un segundo, incluso antes de esas palabras ya le estaba retirando el velo a la novia, la había tomado entre sus brazos y la besaba de manera apasionada, ante los aplausos y risas de todos los invitados.Amine sintió el fuego de la pasión, arder dentro de ella, su cuerpo le cosquilló anhelando fundirse con el hombre del que se había enamorado, por fin, después de casi dos años de noviazgo, había decido unir sus vidas, tanto fue la insistencia de Loras, que no pudo negarse, después de todo él era el hombre que siempre imaginó en su vida, aunque de apariencia ruda, Loras era romántico, cariñoso, atento, y no dejaba de demostrarle ni un solo momento el profundo amor que le profesaba.Por fin rompieron el beso, se miraron con adoración, para cualquiera que los observara no pasaría desapercibido el profundo amor que se tenían.—Estoy tan feliz de ser parte important
“Justin debes regresar a tu casa, tu abuelo ha muerto” escuchó la voz de su madre al otro lado de la línea.—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo fue? ¿Cuándo? —preguntó con incredulidad.“Lo que has escuchado, necesitamos que vengas a la brevedad posible, y aquí te cuento cómo ocurrió”. Por un momento el hombre se quedó en silencio, tratando de procesar las palabras de su madre, cuando lo hizo, no pudo evitar sentir su cuerpo temblar, un sollozo salió de su garganta y aunque deseaba controlarse no podía. Se levantó y le lanzó un par de golpes a la pared, ni siquiera sintió el dolor en su mano, porque el dolor de su alma era más fuerte, más profundo. Tuvo la sensación de que la tierra cedía debajo de sus pies y que todo se derrumbaba. Habían pasado unos meses desde la última vez que se vieron y ahora no tendrían la oportunidad de volverse a ver.Ni siquiera supo cómo se despidió, si la llamada la cortó su madre o él, solo recordaba haberse despedido de quien había sido su jefe por siete años
Un par de semanas después Justin llegó a la casa después de haber tenido un duro día de trabajo en su oficina, cuando se encontró con su familia en la sala de su casa. Frunció el ceño, porque sabía que ellos no daban puntada sin dedal, y estaba seguro de que se traían algo entre manos, por eso trataba de estar alerta para conocer sus intenciones. —¿Qué hacen aquí? —interrogó de mala manera mientras comenzaba a quitarse el saco del traje. —Hijo, ya tus tíos organizaron tu fiesta de compromiso, vinimos a buscarte para que asistas… —comenzó a decir su padre y Justin lo interrumpió sin ocultar su molestia. —¿Compromiso? ¿Acaso creen que ese matrimonio es de verdad? ¿Qué me emociona la idea de casarme con una desconocida por obligación? ¡Olvídense de eso! ¡No iré! —espetó con firmeza. —Pero Justin, debes cumplir las condiciones del testamento, solo queremos ayudarte —dijo su madre. —Para que no se diga que nosotros estamos entorpeciendo que cumplas con los acuerdos —respondió su tío
Base militar - Georgia. Justin ya tenía dos meses en el ejército, se encontraba realizando un ejercicio de combate en una montaña con los miembros de su unidad. El aire estaba lleno de tensión y adrenalina mientras los soldados luchaban entre sí, simulando situaciones de combate real. En un receso, mientras trataba de tomar aliento, se le acercó un compañero, el sargento Smith, con una cantimplora, y se sentó a su lado. —¿Quieres un poco? Quizás así agarres un poco de aliento —le dijo el hombre ofreciéndole una bebida. Por un momento Justin dudó, sin embargo, terminó cediendo, tomó el envase y bebió un trago largo. El líquido tenía un sabor fuerte y amargo, pero al mismo tiempo tenía un efecto refrescante en su cuerpo cansado. —Gracias —dijo Justin devolviendo la garrafa a su compañero—. Eso sí, me ayudó. —Es un brebaje especial, lo hago yo mismo es revitalizante —le explicó el hombre con una sonrisa—. Tiene algunas hierbas y especias que te dan una energía extra. Justin asint
Columbus—Georgia—¡Tienes prohibido salir Emma! Si me entero de que has escapado sin mi autorización vas a estar en graves problemas.—Pero papá, no haré nada malo, debes confiar en mí… entiende que me siento agobiada, tengo la sensación de estar encerrada en una cárcel —expresó la chica con un suspiro.—Lo hago por tu bien, no quiero que ninguno de esos soldados, oficiales, ponga su mirada en ti… no voy a permitir que mi hija se involucre con ninguno de ellos.—Pero tú también eres un militar ¿Por qué detestas tanto a los de tu clase? —interrogó ella.—Porque los conozco y sé la clase de hombres que son, tú eres demasiado buena para cualquiera de ellos, además, son peligroso, no quiero que tu vida esté en riesgo. Ya te lo dije Emma, y espero que me obedezcas. La joven no siguió discutiendo, se dio cuenta de que no haría cambiar a su padre de opinión, este vio su actitud como una clara señal de que obedecería su orden y salió de la casa.Sin embargo, cuando Emma lo vio salir, y cerra
Emma abrió los ojos asustada, el corazón le latía tan fuerte en el pecho, que pensó que se le saldría por la boca, trató de liberarse de su agarre, pero él la sujetó con más fuerza, haciéndole imposible liberarse de él.—¡Suéltame! Yo solo estaba tratando de ayudarte, te vi flotando en la playa, te rescaté, te traje aquí, te dio fiebre y te atendí para que se recuperara —respondió ella, tratando de explicarse.Él la soltó aunque dudoso, mientras la chica lo miraba con desconfianza, se sintió asustada ante la reacción del hombre que finalmente había recobrado el conocimiento, se preguntó si se trataba de un desertor o un criminal, antes esa idea su cuerpo se estremeció. Pero la actitud del hombre no era mejor, sus ojos, todavía nublados, la miraban con recelo y agitación. Trató de calmarse para no ponerlo más nervioso y respondió con voz apacible:—Tranquilo, por favor. Mi intención no es hacerte daño, todo lo contrario, te salvé la vida.El hombre la miró con incredulidad, parecía de
Emma se le quedó viendo con una expresión de preocupación en su rostro, se quedó pensando por un momento en su propuesta. Sabía que lo que Justin le estaba pidiendo era complicado, quizás si su padre la descubría podía tener problemas con él, mucho más de los que tenía ahora, pero también comprendía que era necesario para ayudarlo, una parte de ella le decía que él era confiable, por eso finalmente, decidió aceptar su propuesta.—De acuerdo, lo haré. Pero necesito saber ¿Quién es ese hombre y que debo hacer?—Es el sargento Smith, fue él quien me lanzó al vacío, me dio algún brebaje, con el cual logró drogarme, pero necesito saber de dónde viene, familiares, contacto, todo, porque de esa manera puedo llegar a la verdad.De pronto un gemido de dolor salió de sus labios, se llevó la mano a un costado, allí por fin ella, que hasta ese momento había estado tensa, mirándolo fijamente el rostro para no posar su mirada en el resto de su cuerpo, bajó la vista, y se dio cuenta de los golpes en
Cuando Emma llegó a la cueva, encontró a Justin acostado, pero temblando otra vez con la fiebre, no pudo evitar preocuparse por su estado, enseguida comenzó a desinfectarle las heridas, y le colocó las vendas en el tórax, tratando de que se mantuviera inmovilizado. Le movió para darle el analgésico con un poco de agua, y aunque él tenía los ojos vidriosos producto de su estado, la miraba con agradecimiento en los ojos, lo cual hizo que Emma se sonrojara nuevamente. —Gracias… por hacer todo esto por mí… eres muy amable —dijo Justin con voz suave, al mismo tiempo que levantaba una de sus manos y acariciaba con suavidad la mejilla de Emma. —No tienes por qué agradecer, solo hago lo que cualquier persona en mi lugar y con una situación similar a la mía haría —respondió Emma, intentando quitarle importancia a su gesto amable. Los dos compartieron una mirada cómplice por un momento, antes de que Justin cerrara los ojos nuevamente, exhausto por el esfuerzo y la fiebre. Emma se quedó a s