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Capítulo 2. Boda no deseada.

Un par de semanas después 

Justin llegó a la casa después de haber tenido un duro día de trabajo en su oficina, cuando se encontró con su familia en la sala de su casa.

Frunció el ceño, porque sabía que ellos no daban puntada sin dedal, y estaba seguro de que se traían algo entre manos, por eso trataba de estar alerta para conocer sus intenciones.

—¿Qué hacen aquí? —interrogó de mala manera mientras comenzaba a quitarse el saco del traje.

—Hijo, ya tus tíos organizaron tu fiesta de compromiso, vinimos a buscarte para que asistas… —comenzó a decir su padre y Justin lo interrumpió sin ocultar su molestia.

—¿Compromiso? ¿Acaso creen que ese matrimonio es de verdad? ¿Qué me emociona la idea de casarme con una desconocida por obligación? ¡Olvídense de eso! ¡No iré! —espetó con firmeza.

—Pero Justin, debes cumplir las condiciones del testamento, solo queremos ayudarte —dijo su madre.

—Para que no se diga que nosotros estamos entorpeciendo que cumplas con los acuerdos —respondió su tío.

—El acuerdo es casarme con esa mujer, no simpatizar con ella, porque no me interesa, mi abuelo pidió una boda y es lo que tendrá. No más. Preparen la boda para el fin de semana y ya, es todo lo que tendrán de mí, y dejen claro que no espere nada más de mí.

—¿Pero no te interesa conocerla? ¿Ven si son compatibles? —insistió su madre y Justin se rio con sarcasmo 

—¿Acaso eso cambiaría algo? El fin de semana le veo la cara —con esas palabras subió las escaleras dejando a todos allí.

Día de la boda 

No podía creer que su abuelo le hubiese hecho eso, obligarlo a casarse cuando sabía que no le interesaba el matrimonio y si aceptó casarse fue solo porque en el fondo le importaba su legado de trabajo, quería hacer crecer el imperio de su abuelo, porque sabía cuánto había sacrificado.

Tomó una de las botellas que tenía a su lado apiladas y se empinó tomándose un cuarto de ella. Necesitaba anestesiarse para poder dar ese paso, pero al parecer hasta eso se le negaba.

La puerta se abrió y apareció su madre.

—Justin, ¿Qué estás haciendo? —dijo la mujer caminando hacia él para quitarle la botella, pero él se negó.

—¡Déjame en paz, mamá! No vengas a querer controlarme cuando eso debiste hacerlo cuando era niño, no ahora que soy un hombre.

—No puedes tomar así, te vas a casar, la novia ya está esperando afuera. Es una mujer linda, se ve feliz.

—¡Bien por ella que es feliz! Porque yo no —exclamó con voz enredada—, las serpientes corales también son muy bonitas y de atractivos colores, pero son muy venenosas.

Se tomó el resto de la botella, nadie pudo impedírselo, y se levantó bastante achispado.

—Vamos a salir de esto.

Caminó al jardín donde estaba el oficiante y la novia, quien se sonrió al verlo, y no tuvo la menor duda que era una hiena, su rostro, normalmente frío, fue sustituido por uno de desagrado.

La mujer, al verlo, intentó acercarse para tocarlo y a pesar de su ebriedad, Justin la detuvo.

—¡No me toques! No me… gusta el contacto físico —espetó molesto 

—Pero voy a ser tu esposa y puedo hacerlo —dijo la mujer sintiéndose humillada por la actitud del hombre.

—De papel, no más... porque jamás voy a acostarme contigo… no te equivoques, expresó con desagradó. ¡Y usted! —exclamó al oficiante—, vamos a hacer esto de una vez.

Todos caminaron al altar, su madre intentó tomarle la mano para llevarlo al altar y se negó.

—No es necesario, sabes muy bien que este es un matrimonio de mentira —expresó a su madre en un susurro 

Caminó solo, a pesar de que todo eso significaba una tortura para él.

Cuando llegó al altar, sus ojos se encontraron con los de Serena. Justin sintió el peso de esa farsa como nunca y la rabia se agitó dentro de él.

La ceremonia comenzó, y las palabras del oficiante sonaban como un eco lejano en la mente de Justin. Su corazón latía con fuerza, y aunque intentaba mantener la compostura, su mirada se perdía en el horizonte, buscando una salida a aquella encrucijada en la que se encontraba.

—¿Justin Melquiades Bellomo, recibes y aceptas como esposa a Serena Moreau, para amarla, respetarla hasta el fin de tus días?

Justin se quedó en silencio, luchando consigo mismo, una parte de él, le decía que no era buena idea, que como su abuelo había puesto esas condiciones tan controladoras merecía que su legado se perdiera, pero otra parte de él, la que siempre contó con su abuelo, no quería defraudarlo.

La novia Serena, colocó su mano en el brazo llamando su atención.

—Responde, están esperando por tu respuesta.

Justin apartó la mano de la mujer, respiró con impotencia y respondió.

—Acepto.

El resto de la velada ni siquiera supo cómo se desarrolló, siguió tomando hasta caer en completa ebriedad y ahora estaba allí, en una cama, desnudo, con un cuerpo femenino a su lado.

A pesar de su dolor de cabeza producto de la resaca se incorporó en la cama, miró a un lado de la cama, allí estaba la mujer con la que se casó la tarde anterior sonriendo con una expresión de malicia.

—¡¿Qué carajos haces aquí?! —espetó.

—Soy tu esposa, y estoy aquí cumpliendo mis obligaciones maritales, en nuestra noche de bodas ¿Acaso no recuerdas cómo me hiciste tuya? ¡Eres todo un semental esposo! —pronunció la mujer con una sonrisa de satisfacción—, creo que incluso ya podía estar esperando a tu heredero.

Justin se separó asqueado de la cama, sentía la bilis en la garganta y sin contener corrió al baño con asco, regresó y le dijo con rabia.

—No sé qué carajos pasó, pero no creo que haya tenido estómago para acostarme contigo, pero de haber pasado, ten por seguro que esto no volverá a pasar. ¡No me interesas! —exclamó mientras la mujer lo miraba con odio contenido.

"¡Maldit0 Justin! Te juro que te vas a arrepentir de todas tus humillaciones", 

Justin tomó su maleta y comenzó a prepararse para irse al ejército, mientras más rápido cumpliera las condiciones de ese contrato mejor, caminó con su bolso a su despacho, porque antes de irse, llamó a su abogado y le dio la orden.

—Ahora que estoy casado, quiero cambiar mi testamento y sus condiciones —pronunció.

Serena lo siguió y cuando lo escuchó sonrió contenta.

"Así que después de todo no es tan indiferente a mí, me va a nombrar su heredera", expresó en tono triunfal.

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