Cuando Emma llegó a la cueva, encontró a Justin acostado, pero temblando otra vez con la fiebre, no pudo evitar preocuparse por su estado, enseguida comenzó a desinfectarle las heridas, y le colocó las vendas en el tórax, tratando de que se mantuviera inmovilizado. Le movió para darle el analgésico con un poco de agua, y aunque él tenía los ojos vidriosos producto de su estado, la miraba con agradecimiento en los ojos, lo cual hizo que Emma se sonrojara nuevamente. —Gracias… por hacer todo esto por mí… eres muy amable —dijo Justin con voz suave, al mismo tiempo que levantaba una de sus manos y acariciaba con suavidad la mejilla de Emma. —No tienes por qué agradecer, solo hago lo que cualquier persona en mi lugar y con una situación similar a la mía haría —respondió Emma, intentando quitarle importancia a su gesto amable. Los dos compartieron una mirada cómplice por un momento, antes de que Justin cerrara los ojos nuevamente, exhausto por el esfuerzo y la fiebre. Emma se quedó a s
Emma se quedó viendo a Gaber, uno de los ayudantes de su padre, nerviosa y alerta. Sabía que si él descubría a Justin, no dudaría en llevárselo y entregárselo a su padre, lo cual podría poner su vida en peligro. Además, la mirada lasciva que Gaber le dirigía la hacía sentir incómoda, asustada y hasta asqueada. —Gaber, ¿qué haces aquí? ¿Mi papá vino contigo? —preguntó tratando de distraer la atención del hombre de su cuerpo semidesnudo. —¡¿Acaso lo estás viendo aquí, Emma?! —inquirió Gaber de manera desagradable, acercándose a ella de forma amenazante. —No, pero ¿por qué estás aquí? —respondió ella, intentando mantener la calma. —Por tu causa, Emma. Dijiste que venías a curar a un perro sarnoso que te habías encontrado, y tu padre me mandó para verificar que no lo estuvieras engañando. Pero no veo nada sarnoso ni enfermo en esa criatura horrorosa y desagradable que tienes en los brazos. ¿Estás engañando a tu padre? —preguntó con desdén, mientras observaba las gasas, vendas y medica
Capítulo 9. Un precio que pagar. Emma se cubrió y acunó el perro en sus manos para regresar a su casa, mientras terminaba de arreglar todo para irse, Justin la miró con tristeza, como si no quisiera que se fuera. —No me mires así, voy a volver para ver cómo estás, te voy a dejar mi celular, allí tienes marcado el teléfono de la casa, me debes marcar allí avisarme si te da fiebre, o cualquier cosa que necesites, si es así, tal vez necesitemos encontrar a un médico para que venga a revisarte, además, si lo tuyo es una fractura debes hacértela ver porque es peligroso. —Tranquila, no tienes nada de que preocuparte, yo estaré bien, me tomó el analgésico y descanso —se acercó a ella y la tomó de las manos—, solo deseo que te cuides, por favor, no quiero que te vayan a lastimar, ya sabes que debes cuidarte de Gaber, procura no quedarte a sola con él, serías bueno que hables con tu padre de lo ocurrido —propuso y de pronto ella se echó a reír, mientras Justin la veía desconcertado. —Discul
Emma se vistió y salió de su habitación justo cuando su padre estaba saliendo.—¿Papá dónde vas?—Voy al comando, tengo cosas qué hacer —dijo con seriedad.—¿Puedo ir contigo? —él frunció el ceño porque ella sabía bien que no le gustaba que tuviera mucho contacto con la gente con la que trabajaba, pero antes de que pudiera decirle algo, ella insistió—, prometo no salir de tu oficina, por favor, no quiero quedarme sola aquí.Su padre suspiró con incomodidad, pero ante la insistencia de Emma terminó cediendo y ahora estaban allí, mientras su padre se reunía en otro lugar con Gaber.Sabía que esa era su oportunidad para investigar todo lo relacionado con el sargento Smith. Intentó desbloquear la laptop de su padre, colocó la fecha de matrimonio con su madre.—¡Diablos! —exclamó al ver fallido su primer intento.Iba a intentar una segunda vez, pero no sabía cuántas oportunidades tenía antes de que se bloqueara o emitiera una alarma, desconocía cómo funcionaba todo. Empezó a buscar por el
El General Peterson se quedó en el despacho, mortificado por lo que acababa de ocurrir. Sabía que la tensión entre él y su hija no podía seguir de esa manera, que debía tomar medidas para arreglar su relación con Emma y para sacarla de allí.Ella no estaría a salvo, mientras permaneciera con él, y la mejor opción era lo que había ideado, no había otra, prefería que Emma se enojara y terminara odiándolo por protegerla a que le sucediera algo, porque de ser así, jamás podría perdonarse a sí mismo.Por su parte, Emma salió muy molesta de la oficina de su padre, no le importó que estaba cayendo la noche, necesitaba ir a su casa, recoger al perro y salir corriendo de allí.Tampoco le prestó atención al hecho de que mientras corría por los pasillos de la base militar, todas las miradas se posaban curiosamente en ella, lo único que quería era poner distancia con su padre, no podía contener esa mezcla de furia y tristeza que se agitaba peligrosamente en su interior, por sus intentos de manipu
Al otro lado de la línea, una gran sonrisa se dibujó en el rostro de su compañero y amigo.“Ya sabíamos nosotros que no podías haber muerto, Conrado estaba enviando a Loras para que viajara a los Estados Unidos e investigara tu accidente, dijo que tú no eras un hombre descuidado, que pudiera resbalarse accidentalmente y romperse el cuello y tampoco eras de los qué te rendías”.—Y así es, intentaron asesinarme, y creo que fue mi esposa, por eso tengo que seguir haciéndoles creer a todos que estoy muerto mientras investigo, pero para eso necesito una nueva identidad, dinero, un investigador que tengan aquí y me recomienden, y por supuesto a Loras porque es mi persona de confianza.“Cuenta con todo eso, en cuánto a Loras, déjame y le pregunto al jefe” respondió Dino, quien no tuvo que preguntar mucho por qué allí estaba su jefe y le quitó el teléfono.“¿Estás bien?” preguntó Conrado su antiguo jefe.—No tanto, debo tener unas costillas fracturadas, no estoy seguro… me salvó una chica, es
El tío Gregory se quedó mirando el sobre en la mano de Serena, dándose cuenta poco a poco de lo que contenía. Justo en ese momento supo que Serena no tendría reparos en utilizar cualquier medio necesario para conseguir lo que quería, y no le cabía duda de que cumpliría su amenaza si él no se echaba atrás. Por un momento, consideró sus opciones. Podía intentar defenderse, pero sabía que Serena tenía todas las de ganar, como decían, al parecer ella era la que tenía el sartén por el mango, porque podía implicarlo en el asesinato de Justin. Había subestimado a la mujer, la creyó manipulable, pero su impresión fue falsa, Serena no era lo que pensó y aparentemente sabía jugar mejor las cartas que él. Al final, decidió tomar la salida más sana. Extendió la mano y cogió el sobre de Serena, lo abrió, al revisarlo, eran los resultados de una prueba de embarazo. El tío Gregory se quedó helado, con los ojos desorbitados. Serena siempre había ido un paso por delante, y ahora tenía la ventaja de
Emma suspiró, sintiéndose segura y protegida en los brazos de Justin. Cerró los ojos intentando que la paz la invadiera, sin embargo, no podía evitar sentirse inquieta por su cercanía, además, no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido en las últimas horas, se movía en la cama de un lado a otro, sin poder encontrar una posición cómoda para dormir.Justin sonrió, y la sujetó por la cintura.—¿Qué estás haciendo? ¿Por qué te mueves tanto? ¿No puedes quedarte tranquila? —le preguntó nervioso.—Lo siento, pero no tengo ganas de dormir, solo quisiera hablar —pronunció con un suspiro.—¿De qué quieres hablar? —preguntó.—De ti y lo que siento, ¿sabes que es la primera vez que me gusta y me llevo tan bien con alguien del sex0 opuesto? Porque ni siquiera con los hombres de mi familia me he llevado bien, mis hermanos, el menor de ellos, me lleva diez años, y nunca hemos tenido una conversación por más de diez minutos, no tenemos ningún tema en común, respecto al otro casi no recuer