«Riiin, Riiin»—¿Dónde estabas? Te he llamado muchas veces y no respondes.Sabrina quería compartir su alegría con su amigo y despedirse de él, pues como había llevado a cabo lo que tenía planeado en contra de Gabriel y ya estaba determinado que se marcharía muy lejos.—¿No viste las noticias? Todo es un caos y estoy atento a mi celular en caso de que necesiten refuerzos.—¡Los millonarios y sus espectáculos públicos! —dijo con ironía. —No creo que necesiten más policías… Esta noche quiero verte y despedirme.—¿Despedirte?—Sí. Deseo iniciar lejos de todo y todos… ahora que ha llegado el momento, no pienso desaprovecharloEl corazón del hombre empezó a latir con fuerzas, pues ella se marcharía una vez más y no le hablaría sobre sus sentimientos. Esa historia de amor no era algo que se podía llevar a cabo y al parecer había llegado el momento de aceptarlo…—¿Estás ahí?—S, sí…—¿Debo interpretar ese silencio como una negativa? Sí, es así, lo puedo respetar, aunque tengo muchos deseos d
La brisa de la tranquilidad había tocado las puertas de la vida de Laura, eso lo confirmó en el momento en que conoció los pequeños y angelicales rostros de sus gemelos. Ellos eran perfectos y con solo su mirada podía hacerla olvidar cualquier tiempo difícil. Al tocar sus frágiles manos fue como conoció el amor más puro y sincero que jamás había imaginado que existiera en el mundo.—Gracias por hacerme el hombre más feliz de este mundo.Ella sintió un fuerte abrazo que la reconfortó y la llenó de una manera casi mágica. Era él, el hombre que la hizo sentir nuevas sensaciones y esa palabra que tanto escuchaba llamada amor.—Yo soy quien está verdaderamente agradecida. Gracias por darme la oportunidad de entrar a tu vida, gracias por no mirar mi pasado, gracias por aceptarme tal como soy, sin prejuicios, sin estatus sociales, sin protocolos. Simplemente, me amaste y, gracias a tu amor, mi vida dio un gran giro.El abrazo fue permanente y allí ella pudo sentir cómo Gabriel temblaba y llo
Pasaron los meses y no podían creer que era tiempo de disfrutar lo merecido de la paz absoluta sin miedos, tribulaciones, escasez y la falta de amor que antes habían atravesado… La vida le había sonreído y solo podían disfrutar de tan valioso tesoro.—¿Seguirás comiendo? —Laura observó a Ángela llenar su plato por tercera ocasión.—Estoy ansiosa, amiga… —Las emociones locas la habían arropado y, cuando menos lo esperaba, estaba llorando como niña pequeña. —Tomás está muy distante, creo que ya no le parezco atractiva y yo solo me la paso comiendo como loca.—No dañes la tranquilidad que reposa en nuestras vidas con pensamientos erróneos. Tomás solo hace hablar de su familia y estar pendiente de que tu embarazo llegue a su final saludable.Ella con un trozo de pan en la boca y lágrimas en sus ojos miró a su amiga como niña pequeña. —¿De verdad, amiga? Pensé que ya no me quería.—Te diré un secreto, pero debes guardarlo. —Ella asintió de inmediato y quedó atenta a las palabras de su amig
«Un sueño»Un estruendo y un cristal roto fueron el resultado que dejó la brisa cuando se coló por la ventana en donde se encontraba durmiendo Laura. En ese mismo instante abrió sus ojos, estaba agitada e incrédula por lo que acababa de soñar.Miró todo su alrededor para poder convencerse de que había despertado.—¡Qué tonta! —expresó burlándose de sí misma, pues acababa de tener un sueño que le parecía imposible. —¿Cómo puedo ni siquiera pensar que un hombre tan poderoso como lo es Gabriel Wilson podría llegar a invitarme a su cama?—¡Se vale soñar! —escuchó la voz de Ángela. Su mejor amiga y compañera de apartamento.Después de tan jocosa respuesta, ambas rieron. Laura se puso de pie y observó al vecindario por su pequeña y rota ventana.—¡Basta de soñar estupideces hora de seguir buscando empleo!Tomó un baño y luego en pijama preparó su café y se sentó en su laptop. No pasó mucho tiempo cuando una hermosa noticia encontrada en su computadora la hizo saltar de emoción.—¡No lo pued
“Contratada” Todo se volvía un caos cuando Gema empezaba a llorar. Gabriel se ponía nervioso y salía de la casa, pues el llanto de la pequeña era frecuente y muy irritable.—Permiso, señor. —¡Qué quieres! —se dirigió a la baby-sitter con mirada contundente y enloquecido por el llanto de su hija. Ella dio dos pasos al frente, colocó a la niña al lado de su padre y se dirigió a él. —Vengo a renunciar. Yo no fui contratada como baby-sitter y esta niña parece enferma. —¿Enferma? —Sí. Ella necesita un padre, ya que no tiene a su madre y también necesita amor. No solo a alguien que se encargue de ella. Después de esas palabras se marchó sin mirar atrás. Ella era la tercera persona en ese mes que le renunciaba al señor Wilson, pues entre su mal genio y el llanto frecuente de la niña, todo parecía un caso perdido. Él, después de que la mujer se marchó, observó a la pequeña y en ese momento también su hija lo miró a él. —Ya te entendí, ahora iremos a hacer la única cosa que te suele t
«Polos opuestos» —¡Buenas noches! Regresó Gabriel y al abrir la puerta y sentir tanto silencio a su llegada, le parecía increíble. En ese momento Sofía se acercó a él. —Buenas noches, señor. —¿Está todo bien? —Está todo bien y con la misma calma que encuentra su casa ha pasado desde la mañana, increíblemente la pequeña Gema no ha llorado y en las ocasiones que ha despertado ha comido muy tranquila, al parecer le gusta su nueva baby-sitter. —¿Cómo ella puede lograrlo? Ayer la conoció en la empresa y se recostó en sus brazos como si la conociera. —Hay personas que tienen un aura pacífica y eso los niños lo detectan, vamos a cuidar de ella y trate de no maltratarla para que permanezca en casa. Aunque le costara el empleo, Sofía decidió hablar, pues conocía las actitudes de su jefe y no eran para nada buenas, pues Gabriel estaba acostumbrado a gritarle a sus empleadas en la desesperación y los llantos de la pequeña Gema. Él subió las escaleras y encontró a Laura cantándole a la p
«El dolor»De regreso a la mansión, Laura encontró a la abuela de la niña intentando calmar su llanto, pero sin éxito aparente.—Buenas tardes. —Laura se presentó con la señora y de inmediato la niña abrió sus brazos para recibirla.—¿Eres la nueva niñera? —preguntó mirando a la joven de pies a cabeza.—Así es. —Se acercó y tendió su mano. —Mi nombre es Laura, un placer conocerla.Ella se quedó pasmada al ver que la niña tomó el tetero, la arrulló en sus brazos para que se lo tomara e hizo silencio inmediatamente.—¡El placer es mío! —respondió aún impactada. —¿Hoy no era tu día libre?—Así es, pero el señor Wilson me pidió que regresara para cuidar de la pequeña, ya que no paraba de llorar.La señora Amanda tenía muchas preguntas. —¿Sabes que Gabriel está a punto de perder a la niña?—¿Qué? No sabía nada.—La familia de su esposa insiste en que él no cumple con los requisitos pautados para cuidar de la pequeña, incluso alegan que la niña no está bien de salud. —¡Oh no! Imagino que h
Laura no podía conciliar el sueño por más que lo intentó. La conversación con su jefe la hizo ir en retroceso y los rostros de sus padres y su pequeña hermana llegaron a su mente.Los extrañaba y le dolía solo pensar en ellos. En ese momento observó a la pequeña Gema mientras dormía en su cuna y entendió el porqué de su llanto, pues aunque era muy pequeña, podía sentir la ausencia de la mujer que le dio la vida.—Eres tan pequeña para vivir una ausencia tan dolorosa, pero te entiendo bastante y quizás por eso sientes tranquilidad en mi compañía. Pues estamos conectadas por un sentimiento y una gran pérdida.Para no despertarla, ella decidió salir a caminar al jardín e intentar terminar de leer un libro, así que lo tomó y se marchó de puntillas para no despertar a Gema.Mientras Gabriel por fin estaba teniendo un sueño junto a su amada Sandra.—¡Mi amor! ¡Estás aquí!Él la abrazó fuerte y se quebró a llorar en sus brazos. Ella estaba vestida de blanco y en su cabeza llevaba una corona