«Polos opuestos»
—¡Buenas noches! Regresó Gabriel y al abrir la puerta y sentir tanto silencio a su llegada, le parecía increíble. En ese momento Sofía se acercó a él. —Buenas noches, señor. —¿Está todo bien? —Está todo bien y con la misma calma que encuentra su casa ha pasado desde la mañana, increíblemente la pequeña Gema no ha llorado y en las ocasiones que ha despertado ha comido muy tranquila, al parecer le gusta su nueva baby-sitter. —¿Cómo ella puede lograrlo? Ayer la conoció en la empresa y se recostó en sus brazos como si la conociera. —Hay personas que tienen un aura pacífica y eso los niños lo detectan, vamos a cuidar de ella y trate de no maltratarla para que permanezca en casa. Aunque le costara el empleo, Sofía decidió hablar, pues conocía las actitudes de su jefe y no eran para nada buenas, pues Gabriel estaba acostumbrado a gritarle a sus empleadas en la desesperación y los llantos de la pequeña Gema. Él subió las escaleras y encontró a Laura cantándole a la pequeña mientras ella dormía muy a gusto. —Buenas noches. —La niña acaba de dormir, siento que está muy cansada y algo débil, ha dormido durante toda la tarde e increíblemente se ha vuelto a quedar dormida. Ahora la llevaré a la cuna para que pueda descansar. —¡No! De inmediato se apresuró hasta donde estaba Laura para impedirle que la sacase de sus brazos, pues tenía miedo de que empezaran los llantos y la pequeña se despertara después de verse tan a gusto mientras dormía. —¿Por qué no? Ella se puso de pie y pasó a la pequeña a los brazos de su padre. Él la observó dormida y se enterneció su corazón, ya que la pequeña Gema era muy parecida a su madre, terminó dándole un beso. Eso era increíble para Gabriel, pues nunca antes había logrado que permaneciera durmiendo en sus brazos a menos que fuera en el cementerio. —¿Qué dicen los doctores sobre su estado de salud? —¿Los doctores? —No sé cómo me pregunta algo así sin sentir vergüenza. Gema tiene que tener un pediatra de cabecera que se encargue de su salud y crecimiento. —Gema es una historia dolorosa. —Gema es una pequeña bebé que, aparte de su historia, necesita afecto y amor, pues le cuento, señor Wilson, que todos tenemos una historia dolorosa. —¿Me estás regañando? —No tengo ninguna intención de hacerlo, solo intento dejarle claro que la salud de un bebé debe estar en primer lugar. Él estaba muy cansado por el interminable llanto de Gema, habían pasado noches largas en velas y en ese momento no tenía deseo de discutir o hablar, solo quería descansar, así que sin responder solo fue por el documento y se lo presentó. —Después de firmar este documento, eres oficialmente la encargada de mi hija. Es un buen comienzo que la lleves con un médico de confianza como lo acabas de sugerir. Ella tomó el documento. —Buenas noches, señor Wilson, espero que logres descansar. —¿No piensas firmarlo? —Veo su rostro y se ve muy cansado. Le aseguro que para mañana tendré el documento firmado, ahora debe comer algo e ir a descansar. —¡Muchas gracias! —Gracias a ti por la oportunidad y por abrir tu casa para una total desconocida. Prometo llenar sus expectativas. ¡O por lo menos intentaré hacerlo! Él ya estaba caminando para salir de la habitación y sin volver a ponerse de frente le respondió —¡Ya lo has hecho, has hecho mucho más que llenar mis expectativas! Ella no lo podía creer, tenía un empleo y, por lo que leyó en el documento a simple vista, iba a ser muy bien pagada. En su alegría, decidió llamar a su amiga para seguir contándole los pormenores. —¡Felicidades, amiga! Espero que logres controlar la tentación de tener a tu galán tan cerca y no enamorarte perdidamente. —¡Shhh! No seas tonta. El señor Wilson es todo lo contrario a lo que me gusta en un hombre y, por cómo me mira, estoy convencida de que le sucede exactamente lo mismo. Somos totalmente polos opuestos. —¡Ay, amiga! ¡No te creo nada! Pero igual insisto en que vale la pena soñar… —¡Ángela! —reclamó ante la insistencia de su amiga… —Hora de descansar. Te quiero, amiga… —Yo te quiero más. Pasó un mes y la pequeña Gema era otra niña. Mientras estaba en compañía de Laura, era feliz, comía en sus horarios, llevaba un régimen médico, su alimentación era balanceada y parecía feliz. Solo que después de 31 días completos había llegado el momento de que se separaran por primera vez. Ese día, Laura quería sorprender a Ángela y de inmediato fue a visitarla. —¡Amiga! —Ya no podía esperar más tiempo para verte y abrazarte. ¿Cómo estás, amiga? —Yo he estado bien, pero te veo y estás fantástica. Ella observaba a su amiga con un toque diferente, tenía el aspecto de una persona sana. Aquellos ojos ojerosos, rostro pálido y cansado, habían desaparecido y frente a ella tenía a una nueva persona, cosa que la ponía muy feliz. —En la mansión Wilson estoy muy bien atendida, no me salto ninguna de mis comidas e incluso estoy tomando mis medicamentos. —Eso no hacía falta decirlo, te ves espectacular. —¡Te traje regalos! Ella regresó al auto y empezó a buscar bolsas con comida para la despensa de su amiga y cosas que sabía que Ángela estaba necesitando. —¡Gracias, amiga! Ella la abrazó fuerte, pero su sonrisa casi se desvaneció en cuanto vio que un hombre salía del apartamento. —¿Has vuelto con Raúl? —Sí —respondió entre los dientes para que el hombre no la escuchara. —¿Estas son tus cosas? ¿Has regresado a casa? —de inmediato indagó. —Hola Raúl. Laura estaba algo molesta, pues la relación entre su amiga y ese hombre era realmente tóxica, pues él era todo un narcisista, egoísta y prepotente que trataba a las patadas a su amiga. —No te enojes conmigo… —De saber que él estaba aquí, no regresó a visitarte. —Él dijo que iba a cambiar, amiga, por eso decidí darle una oportunidad. Ella rodó sus ojos dejando claro la molestia que le producía su presencia en ese momento porque habían pasado muchas cosas entre ellos y él sabía muy bien que Laura lo tenía en la mira. —Solo espero que sea así por tu felicidad, pero ya te lo he dicho en varias ocasiones, una persona como él no cambia, ya que así nació y así va a morir. «Ring, Ring, Ring» Laura contestó el teléfono y de inmediato colocó un rostro de preocupación. —¿Está todo bien? —Sí, solo que Gema ha empezado a llorar y Sara me ha llamado, ya que lleva un largo rato llorando sin parar. —¿Puedo salir a pasear con la pequeña? —Laura lo siento, es tu día libre y yo… —¿Eso es un no? —Todo lo contrario. Estoy muy emocionado de la evolución de la pequeña desde tu llegada y claro que la puedes sacar a pasear. —Muchas gracias, en este momento estaré de regreso con Gema. —Gracias a ti. Ella terminó la llamada algo aliviada de que no tendrá que soportar a ese patán en su día libre. —¿Te vas a marchar tan rápido? —Estoy muy contenta de verte, pero antes de la llamada ya no tenía deseo de entrar a la casa, pues en algún momento te juré que no iba a permanecer en el mismo techo que estuviera ese hombre. Ángela tragó en seco y Laura después de darle un beso en la mejilla se despidió y se fue de regreso con su corazón herido, pues ya no estaba tan tranquila y convencida de que su amiga iba a estar bien. No, sabiendo que ese hombre estaba cerca. —¿Por qué ella trajo todo esto? En vez de agradecer iniciaron los reclamos. —Porque es mi amiga y se preocupa por mí. Él la hizo entrar al apartamento sosteniendo fuerte su brazo y luego le mostró todas las bolsas que había llevado su amiga. —Una amiga no puede ser tan generosa, te queda prohibido asistir al trabajo mañana, pues ni pienses que irás a verte con un millonario de esos con lo que trabaja tu amiga —terminó empujándola sobre el sofá. —¿Qué diablos dices? ¡Estás loco! —Pues sí, sabes que cuando me siento traicionado y herido puedo ser muy loco, así que por tu bien mantente en el lugar que pueda verte o te irá muy mal. La visita de Laura fue un detonante que Ángela no se esperaba, pues solo tenía 15 días de haberle dado una oportunidad a Raúl y todo marchaba muy bien, pero con su comportamiento solo confirmó lo que le había dicho a su amiga. —¡Cuando algo te moleste de mi presencia, te puedes largar al callejón oscuro en el que estaba! —se puso de pie y se dirigió a él. —¿Qué dijiste? Él se lanzó sobre ella y la sostuvo por el cuello. —Ni pienses que te vas a liberar de mí, esta es mi casa y tú eres mi mujer. El día que vuelvas a decirme que tengo que marcharme, cortaré tu lengua y se la echaré a los perros. Ella se liberó de inmediato. —Si lo quieres hacer por las malas, así lo haremos… Se acercó al comedor y rompió una botella para defenderse, ya que no estaba dispuesta a tolerar maltratos. —Daré una vuelta por el vecindario, creo que estás algo exaltada. Se acercó a ella, la besó en la frente y luego salió silbando como si no hubiera ocurrido nada.«El dolor»De regreso a la mansión, Laura encontró a la abuela de la niña intentando calmar su llanto, pero sin éxito aparente.—Buenas tardes. —Laura se presentó con la señora y de inmediato la niña abrió sus brazos para recibirla.—¿Eres la nueva niñera? —preguntó mirando a la joven de pies a cabeza.—Así es. —Se acercó y tendió su mano. —Mi nombre es Laura, un placer conocerla.Ella se quedó pasmada al ver que la niña tomó el tetero, la arrulló en sus brazos para que se lo tomara e hizo silencio inmediatamente.—¡El placer es mío! —respondió aún impactada. —¿Hoy no era tu día libre?—Así es, pero el señor Wilson me pidió que regresara para cuidar de la pequeña, ya que no paraba de llorar.La señora Amanda tenía muchas preguntas. —¿Sabes que Gabriel está a punto de perder a la niña?—¿Qué? No sabía nada.—La familia de su esposa insiste en que él no cumple con los requisitos pautados para cuidar de la pequeña, incluso alegan que la niña no está bien de salud. —¡Oh no! Imagino que h
Laura no podía conciliar el sueño por más que lo intentó. La conversación con su jefe la hizo ir en retroceso y los rostros de sus padres y su pequeña hermana llegaron a su mente.Los extrañaba y le dolía solo pensar en ellos. En ese momento observó a la pequeña Gema mientras dormía en su cuna y entendió el porqué de su llanto, pues aunque era muy pequeña, podía sentir la ausencia de la mujer que le dio la vida.—Eres tan pequeña para vivir una ausencia tan dolorosa, pero te entiendo bastante y quizás por eso sientes tranquilidad en mi compañía. Pues estamos conectadas por un sentimiento y una gran pérdida.Para no despertarla, ella decidió salir a caminar al jardín e intentar terminar de leer un libro, así que lo tomó y se marchó de puntillas para no despertar a Gema.Mientras Gabriel por fin estaba teniendo un sueño junto a su amada Sandra.—¡Mi amor! ¡Estás aquí!Él la abrazó fuerte y se quebró a llorar en sus brazos. Ella estaba vestida de blanco y en su cabeza llevaba una corona
Pasaban los días y la relación entre Gema y Laura se fortalecía. La pequeña había tomado un nuevo hábito para dormir y lo hacía con su pequeña mano en el pecho de Laura. Esto la hacía dormir con facilidad y tranquilidad, pero a Laura le causaba curiosidad su manera de actuar con ella, así que empezó a investigar en la web, ya que le preocupaba que la niña la estuviera confundiendo con su mamá y le pudiera llevar problemas a su trabajo.Gema era muy pequeña y era sumamente adorable, pero la voz de su amiga, repitiendo que no debía encariñarse de la niña porque es un trabajo transitorio, la atrapaba en cada acercamiento.—Hola, ¿cómo están por aquí? —se presentó Gabriel con tres flores en las manos que luego entró y las colocó en la cuna de Gema.—En este instante la dejé durmiendo en su cuna, no había descansado en toda la tarde y se veía agotada.—Hoy te quiero agradecer por todo el cariño y la atención que tienes para mi hija.—Para esto me has contratado. Yo también te quiero agrade
Todo estaba preparado para iniciar la lectura, pero las manos de la joven empezaron a temblar.—¿No quieres hacerlo? —preguntó al notar su evidente inseguridad.—Ya lo he aceptado, pero eso no evita mi ansiedad.—Igual eso no te obliga a nada, pues somos dueños de lo que queremos callar.—También somos esclavos de lo mismo, pues si no enfrentamos lo que sentimos, entonces nos toca sufrirlo cada día en silencio.—Esto es lo que me hace sentir cómodo estando a tu lado, pues conoces perfectamente cómo realmente me siento.—Quizás porque no sentimos de la misma manera. Cuando era niña, mi madre soñaba con un hijo; era algo contradictorio, ya que mi padre deseaba una niña.—¿Tu madre no te quería por no ser un varón?—Claro que me quería, y eso lo demostró en su papel de madre, pues me brindó todo lo que necesitaba y más, pero nunca faltaron las diligencias para tener ese niño deseado. Cuando cumplí 19 años, mi madre logró su segundo embarazo. Ella estaba feliz, una brillante sonrisa llegó
Al día siguiente, en la mañana, Gabriel se despertó y de inmediato marchó a su habitación donde tomó un baño y se fue a la empresa. Sentía vergüenza con Laura, pues, por un impulso, fue maleducado.—¿Qué diablos hiciste, Gabriel? —se cuestionaba a sí mismo sin encontrar respuestas evidentes.—Mi amigo ahora habla solo, este es el siguiente paso a la locura definitiva.—Te iba a llamar en este momento, ven, acércate.—¿Sucede algo importante?—Necesito que investigues todo lo referente al accidente en el elevado del mes de mayo.—Recuerdo perfectamente este accidente, pues causó un gran revuelo en toda la ciudad, ya que no hubo sobrevivientes.—Investiga todos los pormenores, desde la ciudad de origen de los fallecidos. Hacia dónde se dirigía el auto y qué sucedió.—¿Qué traes, señor Wilson?Él llevó un bolígrafo hacia su boca, cosa que él mismo llamaba mala educación. —Solo curiosidad, Esteban, mucha curiosidad.Al final de todo, a Gabriel le hacía bien distraer su mente y pensar en o
La mañana regaló sus primeros rayos de sol y el viento entró por la ventana, haciendo que Gabriel abriera los ojos.Había pasado mucho tiempo desde que pudo descansar y dormir como logró hacerlo en esa ocasión.Un bostezo después de estirar su cuerpo fue su primer movimiento, y al sentarse en la cama y observar su celular, encontró llamadas perdidas de Sabrina y un mensaje junto a algunas fotos donde modelaba semidesnuda que no lograban provocar absolutamente nada en él.MENSAJE: Sabrina—¿Sexting?Todo en ella era vulgar y fuera de lugar. Gabriel odiaba la idea de solo leerla, así que después de dejar el mensaje abierto y sin respuesta, entró al baño y se organizó para iniciar su día, ya de mejor ánimo y más descansado.—Buenos días, señor Wilson. Hoy se ve radiante. —Lo recibió Esteban.—Eso depende de las noticias que tengas para mí. —Respondió sin disminuir sus pasos.—Los italianos aceptaron y hemos iniciado con lo que muy pronto se convertirá en una sociedad.—¡Perfecto!—Este f
«Ring, Ring, Ring» —¿Estás sentado?—Sin rodeos Esteban, mi día inició mal y no estoy para juegos.—¿Qué sucedió? ¿Tan temprano y ya de malas? No me preocupes.—La señora Ferrari… Ya conoces sobre el tema, solo que en esta ocasión se presentó en mi casa con una mujer que parecía abogada o representante legal.—¿Cómo puede hacer algo así? Insisto en que debes terminar con esa situación.—Ella es la madre de Sandra ¿Lo recuerdas? —Sí, y también recuerdo que quiere hacerte daño y quitarte a tu hija. Me parece increíble que sigas con esta situación que incluso ha llevado a Sabrina a tu vida.—Siento que si voy en contra de esa señora, le estaré faltando a mi esposa, pues ella es su madre.—¿Entonces prefieres casarte con una descerebrada, ambiciosa y caprichosa mujer para simular una familia, solo por no ponerle fin a una situación?—Te lo he repetido mil veces, Esteban. Yo no me voy a casar con Sabrina. En este momento todo está normal en casa y en cuanto pueda se lo voy a informar a m
«Ser feliz»—S, señor Wilson, perdón, pero me dormí muy temprano. ¿Deseas dormir junto a la pequeña? Me puedo ir a la otra habitación.Él la observó sin ocultar cómo se sentía al tenerla cerca; en sus ojos se veía la preocupación. —¿Cómo puedes ser tan fuerte?—¿Se siente bien?En un impulso acarició su rostro y ella salió de la cama evitando el roce. —Perdón por esto, pero acabo de leer sobre lo que sucedió la noche del accidente y no puedo creer lo fuerte que eres.—Quizás la vida me hizo de esta manera para que estuviera preparada para ese momento.—¿Eso quiere decir que no fue mi caso?—¿Por qué no lo sería? Creo que, a pesar de los golpes fuertes, te has mantenido de pie y eso también te hace valiente.—No. No soy fuerte y cada día la vida me recuerda lo que realmente soy.—¿Quién eres, Gabriel?—¡No lo sé!—Entonces te toca descubrirlo. Todo estaba escrito desde antes de nuestro nacimiento, y es como lo acabo de decir. De alguna manera nacimos preparados para nuestros destinos.