Dos años antes
Danisa estaba mirando su reflejo frente al espejo, y sabía que algo no estaba bien, pero no era consciente de qué podía ser. Se giró en dirección a su amiga Emerald, que la esperaba sentada en la cama, con las piernas cruzadas, y decidió preguntarle a ella.
- ¿Crees que me falta pintalabios?- dijo mientras ponía moritos.
- Por favor, Danisa, acaba de una vez, la fiesta va a acabar y tú aún no habrás terminado de arreglarte.
- Bueno, no te pongas así, es que me veo rara.
- Normal, eso es porque te has teñido el pelo de color plata, y ya te dije que ese color no te favorecía.
- Está bien, tenías razón, en fin, vamos a esa dichosa fiesta.- dijo mientras se aplicaba otra capa de brillo de labios.
Ambas bajaron juntas al salón, como era su costumbre, y una vez allí, bebieron, bailaron, y decidieron presentarse a los miembros de las manadas vecinas, pues a fin de cuentas, aquella fiesta se celebraba para dar a conocer a Emerald a todas las manadas vecinas. Emerald acababa de convertirse en Luna, y su orgulloso Alfa sentía la imperiosa necesidad de mostrarle al mundo a su Luna.
Ella bebió varias copas de champán, y comió poco, anticipando una noche de sexo desenfrenado con Beta Michael. Beta Michael no le había quitado el ojo de encima en toda la noche, y en varias ocasiones lo había descubierto con sus ojos clavados en su pronunciado escote.
- Ven conmigo al baño, Dani, te necesito.- le había murmurado él en una ocasión, y ella, orgullosa, y tratando de mostrar su autoridad, se había negado.
- No, gracias, Beta, no me apetece, he visto por ahí a un par de rubios de la manada vecina que seguro que saben divertirse de lo lindo.
Ella sabía que aquel comentario había enfurecido a Beta Michael, lo había visto irse enfadado, incluso había gritado a uno de los pobres chicos encargados de la seguridad aquella noche. Pero aquel breve triunfo le duró muy poco.
Después de flirtear con los dos chicos rubios que había usado para instigar los celos de Beta Michael, y tras ver que él dejaba el salón hecho una furia, había dejado pasar unos minutos, y lo había seguido. Sabía que cuando estaba así de enfadado se encerraba en su despacho; así que subió las escaleras de la casa, y comenzó a desabrocharse la cremallera del vestido, planeaba sorprenderlo, y aparecer totalmente desnuda en el quicio de la puerta.
Y lo sorprendió, de eso no cabe duda, porque se colocó ante la entrada de la habitación, dejo caer el vestido al suelo, y abrió la puerta con un ligero giro de la manilla.
Beta Michael estaba dentro, si, pero no solo; estaba acompañado de una de las hijas del Alfa de una de las manadas vecinas.
La chica, una menuda rubia de culo y pecho generoso, con labios carnosos y voz de princesa de cuento infantil, se lo comía con la boca, mientras él le manoseaba los senos, y gemía con su contacto.
- ¿Qué se supone que es ésto?- preguntó Danisa, presa de la furia, sin darse cuenta de que había irrumpido en el despacho completamente desnuda. La rubia se giró, y la miró con desprecio.
- Vuelve a la fiesta, esta habitación está ocupa, esta noche, las prostitutas como tú, haríais mejor en pasaros por las cocheras, seguro que allí aprecian más vuestra presencia.
Danisa no se lo pensó, cruzó la habitación en tres pasos furiosos, agarró la cabellera de la chica, y estampó su cabeza contra la mesa del despacho. Y a pesar de que Beta Michael chillaba histérico que parara, ella fue incapaz, hasta que la mezcla de gritos de ambos, atrajo a casi todos los que aún seguían en la fiesta, y los encontraron a los tres en esa indecorosa situación.
Alfa Denzel, su Alfa,la separó de la muchacha rubia, que para su desgracia, tenía la cara ensangrentada, y los ojos inyectados de furia.
Emerald se acercó corriendo, con su vestido, el cual debía de haber recogido del suelo, y trató de cubrirla como pudo, pero de nada sirvió, pues mientras un par de sirvientes se llevaban a la rubia a enfermería, el padre de la chica, comenzó a gritarles, furioso:
- ¿Qué se supone que es ésto? Denzel has ofendido mi honor, y has atacado a mi hija, preparaos para una guerra.
Todos se quedaron sin palabras, contemplando la escena con ansiedad y terror grabados en las miradas; nadie quería ser el primero en hablar, y al final, Beta Michael fue quien rompió en silencio.
- Señor, le pido disculpas, de verdad, sé lo que esto parece, pero no lo es; su hija y yo somos una pareja predestinada, y nos hemos encontrado esta noche, y ella.- dijo mirando a Danisa.- es solo una ex amante celosa.
- Espero, por tu bien, que lo que dices sea cierto.
- por supuesto, estaba a punto de pedirle apareamiento a su hija cuando esta señorita nos ha interrumpido.
- Pues bajemos a preguntarle a ella, no puedo tolerar semejante ofensa a mi honor, sin hacer algo al respecto.
La triste comitiva bajó en silencio hacia la enfermería, ninguno de ellos dijo una palabra, y todos caminaron con las cabezas gachas, y las miradas clavadas en los escalones de antigua madera. Al llegar a la enfermería, se vieron acompañados por la triste melodía del llanto de la rubia, que lloraba e hipaba sin parar.
Entraron sin muchas ceremonias, y la enfermera que asistía aquella noche el lugar los detuvo nada más traspasar la puerta.
- Alfa Denzel, señores, señoras, permítanme sugerirles que traten a a chica con delicadez, ha sufrido una gran conmoción,y a demás, acabamos de comunicarle que como resultado de esta noche, le quedará una cicatriz permanentemente.
La expresión de Danisa se congeló en su rostro, y siguió a la comitiva como si de un fantasma se tratase, porque en ese instante es cuando, al fin, fue consciente de que su vida había cambiado para siempre.
Denzel, Michael, y el padre de la muchacha fueron los que más se aproximaron, y mientras ella adoptaba una imposible pose que disimulaba la fea herida que le cruzaba el rostro; Michael se arrodilló ante la camilla, e hizo la pregunta que todos esperaban que hiciera.
- Rose, ¿quieres aparearte conmigo?
- Oh, Michael, ¿estás seguro de que podrás estar casado con una tullida como yo? Mi cara nunca será la de antes.
- Vamos, hija.- intervino el padre de la muchacha.- este chico es solo un Beta, no es como si te llevaras un Alfa, estoy seguro de que apreciará la posibilidad de casarse con la hija de un poderoso Alfa.
Denzel y Michael miraron al padre de Rose con la cara desencajada, pero se abstuvieron de hacer comentarios, pues sabían que el equilibrio que se había creado en ese momento era bastante frágil, y no podían permitirse que se rompiera.
- Está bien, murmuró la muchacha, me aparearé contigo, Beta Michael.
Después de eso, Emerald y Denzel se llevaron a Danisa a una de las habitaciones superiores, y la enfrentaron sin rodeos.
- Danisa, no puedes quedarte.- dijo Denzel.
- ¿Qué? ¡PERO ES MI CASA!
- Después de lo sucedido esta noche, el padre de la chica va a exigir que adoptemos medidas contra ti.- siguió diciendo Alfa Denzel.- ¡santo cielo! A la muchacha le va a quedar una cicatriz permanente.
- Bueno, tampoco es que le haya estropeado mucho su horrenda cara.- murmuró Emerald.
-Sea como sea, Danisa, tienes que irte.
- Pero, ¿dónde iré?
- ¿No hay ningún sitio que siempre hayas querido visitar?
- No sé, bueno, es que así, tan rápido no se me ocurre ninguno.
- Yo si que sé.-dijo de repente Emerald.- Puedes ir a Nueva York, y cursar el máster de diseño de modas que deseabas.
-Pero Emerald.- intervino Danisa.- es muy caro, no tengo tanto dinero como para poder pagar esa matrícula, ni siquiera tengo dinero para establecerme en Nueva York.
- Tranquila, Danisa.- dijo Alfa Denzel.- por eso no te preocupes, nosotros correremos con todos los gastos.
- No puedo aceptarlo, es mucho dinero.
- Es lo menos que podemos hacer por ti, además,nos veremos obligados a contar que te hemos expulsado, por tanto tendrás que irte bien lejos, o de lo contrario, descubrirán nuestro engaño.
- Está bien.
Y con esas dos simples palabras, la vida de Danisa dio un giro radical, que la llevó a cumplir su sueño de estudiar moda en Nueva York, y le permitió relacionarse con algunos de los diseñadores más importantes del mundo de la moda. Y aunque era feliz en su nueva vida, siempre sentía cierta nostalgia por la antigua, por aquella vida en la que podía compartir cada éxito con su amiga Emerald.
De vuelta a la realidad, Danisa contempló la sala, y le pareció todo demasiado pulcro, demasiado minimalista, carente de alma o carácter, pero imaginó que la decoración de aquel lugar les habría costado una fortuna, y de hecho, estaba tan absorta en la contemplación de los cuadros de estilo ultra moderno, y las sillas con enrevesadas tramas en sus tapicerías, que ni siquiera se dio cuenta de que la mujer a la que estaba esperando entraba en la sala. Ella carraspeó, y y Danisa se volvió rápidamente hacia donde la mujer se encontraba.- Señorita Wolfgang, ¿le gusta la nueva decoración de nuestra oficina?- Demasiado sobria para mi gusto, pero es ciertamente elegante y transmite calma.- Eso espero, porque nos ha costado una pequeña fortuna.Danisa se rió, sin mucho aspaviento, solo una pequeña sonrisa, y un sonido atrevido acompañand
Tal y como ella esperaba, el chofer que la esperaba en la puerta de su bloque de apartamentos era un hombre de mediana edad, que la trataba con mucho respeto, y que la guió hasta un vehículo negro con cristales tintados.Mientras se subía en el asiento trasero, y escuchaba el sonido del cuero crujiendo bajo su peso, se sintió tremendamente afortunada, como si estuviera en un cuento de hadas, y ella fuera la protagonista.- Señorita Wolfgang.- dijo el chofer, bajando el pequeño cristal que separaba la parte trasera del vehículo de la delantera.- ¿Si?- Si lo desea, puede tomar agua, zumo, o tal vez champán. Las bebidas están situadas en la puerta derecha, por favor, sírvase usted misma lo que desee, o si lo prefiere, puedo hacerlo yo.- Por favor, no se moleste, solo tomar&eac
Alexia se levanta de su silla, toma a Danisa del brazo, y comienza a caminar con ella en dirección a una puerta diferente a la de entrada. Danisa está asombrada por la cantidad de puertas disimuladas que hay en esta sala, todas ellas parecen iguales a los paneles de madera que forran las paredes, pero luego, de pronto, al ejercer presión sobre ellas, se deslizan y dejan paso a otra sala diferente.En esta ocasión, cuando abandonan el salón en el que han cenado, dejando los restos de la cena sobre la mesa, y sus bolsos de mano sobre la enorme mesa de cristal; pasan a un pequeño cuarto, no más grande que el probador de una tienda con un semáforo. ¡Un semáforo! Piensa Danisa asombrada, y parece que Alexia le lee la mente, porque pronto le da una explicación sobre el semáforo que decora el lugar.- Verás, Danisa, tal y como te comentaba
- Por supuesto, por favor, pregúnteme lo que sea necesario, entiendo que es normal que tengan ciertos protocolos establecidos.Al dar esa respuesta, Danisa se sintió como una mujer sofisticada, y que pertenecía a este nuevo mundo en el que había aterrizado por accidente.- Tome asiento, por favor.Danisa se acomodó en un sillón de terciopelo negro en el que no había reparado antes, y se relajó al sentir el mullido asiento bajo su cuerpo.- Veamos, en primer lugar, recuerde siempre que el número que le hemos asignado es el nueve, como antes ya le he explicado cualquier comunicación que reciba dentro de este área, se hará utilizando su número asignado. ¿Lo ha comprendido?- Si,lo he entendido.- Siento ser tan insistente es que es un punto importante, debe entender que no puede revelar su verdadero nombre,
Mientras tanto en una calle del distrito financiero de Paris…Michael llevaba tres días en Paris, tres agotadores días en los que había comenzado a odiar la ciudad. Se sentía mal por pensar algo así, de hecho era consciente de que le habían hecho un gran regalo al ofrecerle semejante oportunidad, pero no se sentía cómodo.Su suegro, Gracien, el padre de su esposa Rose, le había encargado un trato de suma importancia para su manada, y allí estaba él, intentando que el trato tuviera éxito. A pesar de que su suegro le había dado todos los detalles de la operación, nunca le dijo que el cliente al que iba a visitar, y con el que estaba negociando una importante venta de madera, era tan hostil, y tenía tan pocas intenciones de cerrar la venta.Michael se pasó la mano por el cabello, que a causa de la cantidad de horas que llevaba fuera d
Michael y Carl volvieron a encontrarse quince minutos después de la desagradable llamada de teléfono que Michael había realizado, y aunque él creía que el amargo recuerdo persistiría toda la noche, pronto desapareció en cuanto vio las luces de la ciudad y la vida que se desbordaba en cada esquina.- Carl, puede que no debiera decirte ésto, pero te confieso que no había visto nada más que mi hotel, y tus oficinas en esta ciudad.- Tienes que estar bromeando, ¿y pensabas irte sin ver la ciudad de la luz? ¿Qué sucede? ¿Alguna amorosa esposa te espera en casa?- No, no es eso.- respondió Michael sin sentirse culpable, pues a fin de cuentas Rose no era amorosa, ni se comportaba como una esposa.- es que al estar solo, y trabajando tantas horas no me había interesado por los monumentos.- Pero amigo mio, eso tenemos que solucionarlo…Carl
Danisa llevaba por lo menos una hora sentada en el mismo sofá, intentando desviar las miradas curiosas de todos los que pasaban por allí, y estaba pensando que pronto podría irse a su apartamento, y dormir, pues se encontraba cansada.Llevaba ya un buen rato observando a todos los que rondaban la sala común,intentado observar qué hacían cuando querían volver a sus estancias privadas, pero aún no había visto a nadie que hubiera llevado a cabo la acción, y eso la retenía allí sentada. No quería dejar en evidencia a Alexia, y montar una escena en aquel club tan exclusivo, pero la verdad es que comenzaba a estar aburrida de observar cuanto la rodeaba.El primer rato había sido entretenido, se había sentido como si estuviera en una especie de zoo, observando los rituales de sus compañeros de club, luego había empezado a cansarse; y no porque hubiera sentido
Cuando Michael escuchó el sonido de la puerta del cuarto al que había llevado a la mujer del club se sintió a partes iguales, aliviado y mezquino. Se había ido muy rápido, en el mismo instante en que ella comenzó a convulsionar con las primeras sensaciones de su orgasmo. No es que lo hubiera planeado, ni que se sintiera bien teniendo semejante comportamiento hacia esa chica preciosa, que lo había devuelto a la vida.Deambuló por los pasillos que había recorrido hacia poco tiempo en compañía de la misteriosa chica, y buscó un baño en el que refugiarse, no consiguió encontrarlo, así que finalmente se encerró en una de las habitaciones dispuestas para las parejas que quisieran disfrutar de la noche en privado.Cerró con llave, y se sentó en el suelo, castigando a su cuerpo con el duro asiento, enterró la cabeza entre las manos, y comenz&oacu