Samanta Braun recuperó la conciencia, se despertó asustada, había tenido una horrible pesadilla. Le llamó la atención el despertar en una cama de hospital y que su cuerpo doliera tanto.- Me alegro que sólo fuera una pesadilla..- se dijo para sí, las mascarilla de oxígeno le molestaba así que se la quitó.- Samanta, no te quites el oxígeno, acabas de volver.- Le regaño la voz de un hombre que no reconoció, era un chico guapo.- Soy Samanta York ¿ Usted… quién es y por qué llegué a este lugar?- definitivamente esa no era su casa.- Soy Daniel Braun, ¿no me recuerdas?- el hombre le miraba confundido.Ella achicó los ojos como buscando su imagen en la memoria, luego pareció recordarle.- Claro, eres el hijo de la Sra. Braun, con quien madre desea casarme.- - ¿ Casarnos?- repitió no creyendo sus palabras.- Pero no te preocupes, pedí verte en esa cafetería para que sepas que admiro el sacrificio que hiciste por tu novia, en verdad me gustaría conocer a alguien en el futuro que hiciera al
primero en reaccionar fue el secretario, hizo lo posible por esquivarlo, pero el móvil estaba ya muy encima. No podía moverse, sus piernas estaban atrapadas.- ¡Señor Braun! ¡Señora!- les llamaba asustado, sólo escuchó un quejido, era su jefe, había empezado a reaccionar.- Sr. Ross… ¿qué pasó?- un fuerte dolor en la frente le hizo llevar su mano hasta allí, sus dedos se mancharon con sangre.-- Nos chocaron señor…¿usted y la señora están bien?-- Me golpee la cabeza y siento trozos de vidrio en mi cuerpo... Samanta… ¿estás…- se limpió el ojo, la sangre le ensucio la vista, su esposa había quedado casi en la misma posición, pero su ropa estaba manchada de sangre y ella inconsciente, se arrastro como pudo hasta ella y tuvo el impulso de abrazarla, la liberó del cinturón de seguridad.- - ¡ Samanta… despierta! ¡Abre los ojos!- le tocó la mejilla, sin respuesta. Tenía una herida producto de la sujeción del cinturón. Su esposa se quejó, apretó los párpados y los labios por el dolor, Danie
Recordó una vez que entró a buscarle al dormitorio, vio unos frascos de medicamentos sobre su mesa de noche, cuándo le preguntó que era, su esposa le contestó que eran vitaminas para la concentración y las escondió en los cajones nerviosa.- Ella no me lo dijo…- murmuró Daniel, desecho, eran demasiadas cosas que desconocía de su esposa, viviendo juntos por más de 7 años, ella no confiaba en él.Conoció a su hija la noche anterior, le permitieron entrar en la unidad de incubadoras, era un pequeña versión de Samanta, piel blanca como el jade, ojos marrón claro y unos mechoncitos castaño claro.- Eres muy linda mi niña…- dijo observándola embelesado- Tu mami estará muy contenta cuando te conozca.- Si era sincero, él estaba encantado con la bebé, se moría de ganas de cargarla en brazos pero la enfermera no se lo permitió. Lo más triste de todo era que no podría verle crecer día a día, su esposa le pidió el divorcio, no alcanzaron a discutirlo apropiadamente pero no tenía intenciones de d
- ¡La paciente de las 306 no está en la habitación!- gritó para alertar a los demás funcionarios.- Deben buscarla de inmediato por el piso, no está en condiciones de caminar en su estado.- llamó al médico tratante y movilizó a los guardias para que le buscaran.-- Espere señorita, creo que sé donde fue, yo la traeré de vuelta.- le pidió Daniel.-- ¿ Dónde?-- En la Unidad de neonatología, voy por ella.- tomó las escaleras de emergencia y saltó varios escalones para ahorrar tiempo.Tal como lo predijo, ella estaba de pie junto al vidrio, descalza y sus brazos manchados con restos de sangre donde se tiró las vías venosas.Se acercó con cuidado para no asustarla.- Es tan pequeña…- murmuró Samanta, reconoció a su hija sin problemas.- … Es la primera vez que la veo…-- Ella está bien, los doctores dicen que está fuera de peligro.- le dijo Daniel- ¿ Por qué estás aquí?- le preguntó con voz fría y distante.- Vine por ti… no debiste levantarte estás…-- Ya no soy tu problema… la bebé ya na
- ¿ No recuerda quien es? ¿ O nosotros su familia?- le preguntó la madre de las chicas York.- A usted y su hermana si los recuerda, pero es a sus hijos y marido a los cuales desconoce.- ¿Cómo podemos ayudarle?- pidió saber Daniel.- No sé que tan mal está su relación, pero no considero adecuado concretar esa separación en estos momentos.-- Lo siento mucho doctor, pero no estoy de acuerdo, vivir con este hombre no le ayudará a mejorar.- se opuso de inmediato la hermana menor.- Además esa mujer siempre estará rondando.-- Jesse, no puedo dejar a mi esposa en este estado.-- Sólo quieres hacerlo para estar tranquilo con tu conciencia, lo mejor para Samanta es que se vaya conmigo fuera de la ciudad, ella compró una casa para vivir con sus hijos luego de la separación, quería que viviéramos juntas.-- ¿ En qué momento hizo eso?- ella hacía muchas cosas en secreto, pero nunca es espero que desconociera tantos aspectos de su vida.En verdad, le había dejado completamente sola.- En alguno
Con mucha reticencia de Daniel, tuvieron su primer hijo, Lucas, debían tener un sucesor, así que cumplieron con ese requerimiento. Samanta se sentía tranquila con eso, adoraba a su hijo y desde que nació su vida se concentró en el cuidado de su pequeño y en cuidar los intereses de la empresa de su familia. El amor era un capítulo bloqueado en su vida.Durante los siguientes 7 años su relación se mantuvo igual, trató de acercarse a su marido, pero nunca le dio chance de algo más, mantenían una buena relación laboral y ante las cámaras y sus padres fingían ser una pareja modelo.Ambos eran padres preocupados y amorosos, cuidaban a Lucas, jugaban con él y estaban al pendiente de su desarrollo, pero eran un matrimonio sin amor.Tener un segundo hijo, era un absoluto ¡No! En la cabeza de Samanta. Tener relaciones con Daniel no era malo, las veces que lo hicieron para concebir a Lucas no lo sintió desagradable, tenían buena química, pero no había amor en ese acto y para ella era inconcebi
Los últimos meses antes de que volviera Lisbeth Jones, su relación había cambiado, le ofreció tener un segundo hijo y ella lo rechazó de inmediato, insistió un par de semanas pero como le vio inquebrantable, había pensado rendirse, hasta que volvió de una salida de copas con Jesse, su hermana menor.Esa noche, Daniel se durmió en el sillón de su cuarto, revisaba unas propuestas de imagen para su próximo lanzamiento, en medio del trabajo se quedó dormido, despertó por la caída de un florero en la entrada.Se supone que era una propiedad con medidas de seguridad extremas, no podían ingresar delincuentes tan fácil, aún así el ruido lo perturbó, corrió fuera del dormitorio expectante.Samanta había llegado y chocó con el objeto, tontamente intentó recoger los pedazos.Daniel bajó las escaleras apresurado, temió se cortara con la porcelana.-- ¡Sam!, detente, mañana lo recogerá la criada, puedes cortarte.-- ¡ Querido! No quise despertarte, ¿ estás enojado?- ver su expresión de preocupació
- Me encantan tus hombros- le confesó acariciando uno de ellos, bajó por su pectoral y siguió descendiendo por sus marcados y fuertes abdominales.-- ¿ Sólo eso te gusta de mí?- preguntó interesado.-- No… también tus labios y…- pasó su dedo índice por sus labios embelesada-- … y..-- Tus brazos…- ahora los recorría con sus pequeñas y suaves manos.-Daniel le tomó por la cintura y le besó el nacimiento del cuello dejándole una pequeña marca, ella gimió sorprendida.- A mi también me gustas…- dijo sin despegar su nariz del mismo sitio que besó.-- … Mentiroso…- su pecho subía y bajaba agitado, aún no le quitaba la ropa interior, quizás planeaba rechazarla, pero esa idea se desvaneció por completo cuando sintió que quitaba el broche de su espalda y liberaba sus senos succionando uno de sus pezones sin demora, luego hizo lo mismo con el otro y las descargas de placer le dejaban la mente en blanco.Mientras los chupaba con deleite,sus ojos permanecían fijos en su rostro, sin perder de vi