¡Los cachorros son míos!

¡Los cachorros son míos!

La felicidad y la emoción que sintió Kian se dejaron nublar por el sentimiento de culpabilidad que estaba experimentando por todo lo que Dana había vivido gracias a su estupidez y testarudez al no confesarle la verdad con anterioridad aumentó.

Ella había tenido que pasar por tantas cosas sola mientras que protegía a sus cachorros, los mismos que él había dicho que serían enviados a Brent mientras que ella se quedaría con él y ni siquiera podía culpar a Dana por mentirle sobre la procedencia de sus cachorros porque evidentemente ella solo buscaba protegerlos de su mismo padre.

—Ella me ve como un monstruo —susurró de manera casi imperceptible Kian pegando su frente a la pared—. ¿Pero cómo no si me comporté como un bastardo con ella?

Le había dejado que creyera que Asling significaba algo para él mientras que todo era una mentira, un compromiso falso. ¡Ni siquiera se había casado con esa hembra! En eso también la había engañado.

—Si Dana hubiera parido en la man
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