El cuchillo se enterró un poco en la piel de Kian y Dana saboreó el momento de ser ella la que hubiera sometido al maldito Alfa al que odiaba.Había escuchado sus pasos por más que intentara ser absurdamente sigiloso, irritándola. Era obvio que Kian la estaba subestimando.De repente se dio cuenta de la mirada oscura de Kian sobre sus pechos ocasionando que contuviera el aliento al notar en la posición en la que ella misma los había puesto a ambos. Estaba a horcajadas sobre sus piernas fuertes mientras que ella estaba totalmente desnuda. Sus pezones estaban duros y ella no estaba segura de que esto fuera por el frío del agua.—Habla —demandó para quitarse aquellos pensamientos sucios que comenzaban a asaltarla.—Maldita sea, Omega. Son tan bonitos como recordaba, incluso mejor, más llenos, más maduros como tú.Kian la miraba a los ojos de manera penetrante mientras que su lengua salía para lamer su labio inferior.Dana maldijo en su cabeza al sentirlo endurecerse debajo de ella, su n
Dana de repente logra deshacerse del agarre de él y golpea la garganta de Kian dejándolo sin respiración por un momento en el que aprovecha para escabullirse lejos del macho fulminándolo con la mirada.Con rapidez Dana sale de la bañera colocándose encima de su cuerpo desnudo un albornoz al mismo tiempo que le enviaba miradas coléricas al Alfa.—¿Por qué debería creerte? Quiero que te largues de mi habitación. No, mejor llamaré a mi prometido para que se encargue de ti, yo no tengo tiempo para tus delirios.Ella se dio la vuelta temblorosa, no podía soportar por más tiempo estar tan cerca de Kian, sin embargo, él se abrazó a su cuerpo. La Omega iba a intentar golpearlo con el codo aunque él pareció leer sus pensamientos y la detuvo abruptamente. Estaba echando chispas al escucharla llamar a Román “su prometido”, eso era algo que no iba a permitir pero si se lo decía a ella entonces la enfurecería mucho más. Solucionaría eso más tarde.—Basta Dana, esto es por nuestro cachorro, hablo
—El poder que tengo ahora no se asemeja a mi yo del pasado así que te advierto que si llegar a lastimarla…—No lo haré —la cortó abruptamente Kian.Su vista estaba fija en el frente, solo había una puerta que los separaba y él jamás se había sentido tan intimidado en toda su vida. Aquello solo lo había logrado esa cachorra que comenzaba a cambiar su vida.Mi cachorra.El orgullo estallaba en aquel pensamiento dominante.—Más te vale y ni pienses que te dejaré solo con ella.Kian frunció el ceño desviando su mirada a Dana quien lo observaba altiva.—¿Piensas que voy a hacerle daño? Es mi cachorra —gruñó él molesto y dolido al mismo tiempo.Sabía que en el pasado le había hecho daño pero que Dana dudara de aquel modo simplemente resultaba doloroso.—Yo de ti no dudo nada, pero aunque pienses hacerlo no te dejaré. Nadie lastima a mis cachorros.Inevitablemente Kian estiró la mano hasta el rostro de Dana embelesado por su dulzura, atraído a ella. Antes pensaba que ella era perfecta, pero
Ambos comenzaron a escuchar ruidos y se pusieron alerta.Una tropa se acercaba con el Alfa del Este a la cabeza.—¿Qué demonios hace este tipo aquí? Es irritante.Román entornó los ojos pero Dana lo ignoró. Alessandro la miró fijamente y ella le devolvió la mirada con curiosidad.—¿Por qué estás en mi territorio? Mi padre murió y tú y yo no tenemos negocios.El Alfa del Este le dio una mirada de desprecio a Román antes de responderle.—Entiendo que tienes una alianza con la princesa Dana. Vengo a prestarle la ayuda de mis hombres para ayudar a capturar al tirano de Owen.Dana arqueó una ceja con curiosidad.Alessandro era un macho interesante, tan misterioso e imposible de leer, pero al mismo tiempo le recordaba a Kian, había algo en ambos bastante parecido.—¿Quién te lo pidió? Nadie aquí necesita tu ayuda, mi prometida me tiene a mí para eso.El Alfa del Este ignoró a Román mientras se acercaba a ambos con paso decidido. —Además, si mal no recuerdo eras aliado de Owen.—Teníamos i
—Dana…La Omega no escuchó el llamado de Román, se levantó del suelo con la mirada enfocada en su cachorra y Kian.¿Cómo es posible que a él no le hubiera afectado? Ella ni siquiera estaba pensando con claridad. Estaba poniéndose cada vez más histérica mientras se acercaba a los dos.Pero el cambio de Devanie aún no había terminado para sorpresa de todos el pequeño cuerpo de la cachorra en un destello se convirtió en una loba blanca y después volvió a su figura humana.Rápidamente Kian se quitó su camisa y la cubrió protegiéndola.—¿Estás bien, pequeña?Devanie parpadeó pareciendo salir de un sueño antes de enfocar la vista en su padre quien estaba sosteniendo su rostro con una mano.Sus ojos brillaron por las lágrimas que no se permitió dejar escapar.—¿Kian?Ella aún no se atrevía a llamarlo papá pero eso no le importaba al macho.—Estoy aquí, ¿Cómo te sientes?—Y-yo…—Devanie…Dana llegó poniéndose de rodillas frente a su hija acariciando su largo cabello.La preocupación de Dana e
—Debiste saberlo. Las hembras son peligrosas y embusteras. Nunca debiste creerle a una hembra.El macho golpeó bestialmente al cachorro mientras que las chicas lloraban.—¡Papá, por favor! ¡Para! No es su culpa, yo…—¡Fue su culpa por confiar en ti. Su deber es seguir órdenes mías o de su gobernante, no de adolescentes.Un nuevo golpe se estrelló contra la cara del cachorro quien apretó los puños sintiendo que la sangre inundaba su boca. Su lealtad estaba con su gobernante, no con este hombre a pesar de que él trabajara directamente con Owen. Entonces ¿Qué debería hacer? —Líder, yo creo que ya es suficiente. —¡No tengo débiles en mis filas!—Pero… es un cachorro…—Para mí no lo es.Con asombro vio como el crío intentaba levantarse otra vez con los ojos inyectados de furia. Por un momento no parecía ser el mismo como si hubiera desatado su verdadera personalidad. Fue entonces cuando Kieran le devolvió los golpes al líder y todo quedó en silencio.Cada persona que estaba ahí estaba so
Su lobo estaba ardiendo de furia y celos al igual que él, por eso Kian no lo pensó y apartó a Alessandro de un puñetazo.Puede que Dana no lo viera por la desesperación que tenía por encontrar a Kieran. Pero él conocía a Alessandro, no por nada eran rivales. El Alfa del Este era un bastardo inteligente que quería aprovecharse de Dana, pero él no se lo permitiría.—¡¿Qué crees que haces?! ¡¿Te volviste loco?! Dana empujó el pecho de Kian enfadada mientras que Alessandro veía al Alfa del Norte con una sonrisa sardónica en los labios y con un pulgar se limpió de la comisura de estos quitando la sangre que Kian le había sacado, irritando mucho más al macho.—¡Eres mía y este hijo de perra debe saberlo! ¡No se te puede acercar así, no debe…!—¿Tuya? —preguntó divertido Román—. Dana es mi prometida...Kian lo ignoró con los ojos fijos en Dana quien seguía con la mano sobre su pecho sintiendo el calor del alfa traspasarla incluso por encima de su ropa. Kian bajó la cabeza encontrándose con
La gélida brisa nocturna azotaba el cabello rojizo de la Omega quien no había podido dormir en lo absoluto. El recuerdo de su cachorro siendo lastimado era mucho más de lo que podía soportar.De alguna manera sabía que iba a llegar a Kieran pero ¿Cómo podría borrar de la cabeza de su cachorro cuatro años lejos de ella siendo lastimado y brutalmente convertido en una especie de adulto antes de tiempo?—Cuando huí de ti, ese mismo día entré en labor de parto —murmuró Dana mirando al cielo.Podía sentir la presencia de Kian justo detrás de ella desde hace rato.—Oculté mi aroma para que no me encontraras. Todos me cubrieron pero no supieron que estaba dando a luz. Una hechicera del Oeste me ayudó porque mis cachorros estaban en peligro así que tuvo que abrirme el vientre para sacarlos de mí —continuó Dana suavemente aunque el revivir esos recuerdo solo estaban despertando esa rabia feroz que cada día la consumía—. En ese momento no me importaba ni siquiera el dolor que estaba experimenta