—¿Dónde está Owen? —gruñó Román.No sabía cuántas veces le había hecho la misma pregunta, ni cuántas horas llevaba torturándolo. Kian apretó la mandíbula completamente tenso.—Llama a Dana.—¡Tú no das las jodidas órdenes, no estamos en el Norte sino en el Sur, aquí yo soy la ley! ¡Habla antes de que te mate!El macho estaba fuera de sí en un estallido de cólera.—Solo hablaré con Dana, así que llámala ahora —habló con su acostumbrado tono gélido.Román aplastó un puño contra el rostro de Kian pero este ni siquiera se inmutó enfureciéndolo aún más.Kian había recibido aquella paliza por Dana, el que estúpidamente no supiera lo que estaba sucediendo bajo su techo, que en sus narices hubiera estado expuesta al intento de asesinato de Asling casi lo había hecho perder la cabeza, había intentado calmar la furia de su lobo pero esta no podía detenerse tan fácil.—Maldito bastardo, ¿Crees que Dana hará lo que digas? Estabas acostumbrado a tratarla como a tu amante, una sirvienta sin valor m
Dana toma con suavidad la muñeca de Devanie mirándola a los ojos mientras que trata de controlar su temperamento. —Ven aquí.Por ninguna circunstancia quiere que Kian pueda oirlas pues tiene miedo de que empiece a sospechar.La cachorra deja que su madre la lleve lejos del calabozo mientras que las lágrimas siguen cayendo sin parar. Ellas están tan ensimismadas que no notan cuando alguien las está siguiendo.Kian había logrado deshacerse de las cadenas y poco a poco su piel se restaura aunque él ni siquiera lo nota, toda su atención está fija en el par de hembras mientras que su lobo le reclama que se acerque más.Debemos mantenernos lejos, ellas no pueden detectarnos. Quiero saber porqué está llorando la cachorra.Y aquella era una necesidad que ni siquiera sabía de dónde venía.Había noqueado a un guardia y tomó la ropa de este camuflando su olor.Necesito hablar con Dana.Estaba determinado a hacer que ella lo perdonara, haría lo que fuera para ganarse su perdón.—¿Qué pasa mi amo
¡Los cachorros son míos!La felicidad y la emoción que sintió Kian se dejaron nublar por el sentimiento de culpabilidad que estaba experimentando por todo lo que Dana había vivido gracias a su estupidez y testarudez al no confesarle la verdad con anterioridad aumentó.Ella había tenido que pasar por tantas cosas sola mientras que protegía a sus cachorros, los mismos que él había dicho que serían enviados a Brent mientras que ella se quedaría con él y ni siquiera podía culpar a Dana por mentirle sobre la procedencia de sus cachorros porque evidentemente ella solo buscaba protegerlos de su mismo padre.—Ella me ve como un monstruo —susurró de manera casi imperceptible Kian pegando su frente a la pared—. ¿Pero cómo no si me comporté como un bastardo con ella?Le había dejado que creyera que Asling significaba algo para él mientras que todo era una mentira, un compromiso falso. ¡Ni siquiera se había casado con esa hembra! En eso también la había engañado.—Si Dana hubiera parido en la man
—Pensé que eras Devanie —se excusó Dana ajena a la presencia del Alfa quien estaba ardiendo de cólera y celos.Román desvió su mirada de su cara hasta los pechos apenas cubiertos de Dana subiendo y bajando las cejas de forma coqueta y divertida.—Pero no te cubriste.Dana bufó.—Entra.Se apartó de la puerta para entrar en la habitación siendo seguida por Román.El macho cerró la puerta detrás de él siguiendo con la mirada a la Omega que ya se había puesto una camisa.—¿Averiguaste algo?La expresión de Román fue taciturna y seria, nada parecida a la que siempre usaba, parecía cansado, Dana mordió su labio inferior inquieta.—No. Como te dije, quiere hablar contigo.—¿Para qué demonios? —gruñó ella caminando de un lado a otro antes de volver a mirar a su prometido—. Las cosas se complicaron, vi a Devanie llorando por Kian, incluso creo que se acercó a él, no lo sé. Ella… quiere a su padre y no puedo negarle esto pero tampoco quiero ser una completa estúpida y olvidar todo lo que ha ca
El cuchillo se enterró un poco en la piel de Kian y Dana saboreó el momento de ser ella la que hubiera sometido al maldito Alfa al que odiaba.Había escuchado sus pasos por más que intentara ser absurdamente sigiloso, irritándola. Era obvio que Kian la estaba subestimando.De repente se dio cuenta de la mirada oscura de Kian sobre sus pechos ocasionando que contuviera el aliento al notar en la posición en la que ella misma los había puesto a ambos. Estaba a horcajadas sobre sus piernas fuertes mientras que ella estaba totalmente desnuda. Sus pezones estaban duros y ella no estaba segura de que esto fuera por el frío del agua.—Habla —demandó para quitarse aquellos pensamientos sucios que comenzaban a asaltarla.—Maldita sea, Omega. Son tan bonitos como recordaba, incluso mejor, más llenos, más maduros como tú.Kian la miraba a los ojos de manera penetrante mientras que su lengua salía para lamer su labio inferior.Dana maldijo en su cabeza al sentirlo endurecerse debajo de ella, su n
Dana de repente logra deshacerse del agarre de él y golpea la garganta de Kian dejándolo sin respiración por un momento en el que aprovecha para escabullirse lejos del macho fulminándolo con la mirada.Con rapidez Dana sale de la bañera colocándose encima de su cuerpo desnudo un albornoz al mismo tiempo que le enviaba miradas coléricas al Alfa.—¿Por qué debería creerte? Quiero que te largues de mi habitación. No, mejor llamaré a mi prometido para que se encargue de ti, yo no tengo tiempo para tus delirios.Ella se dio la vuelta temblorosa, no podía soportar por más tiempo estar tan cerca de Kian, sin embargo, él se abrazó a su cuerpo. La Omega iba a intentar golpearlo con el codo aunque él pareció leer sus pensamientos y la detuvo abruptamente. Estaba echando chispas al escucharla llamar a Román “su prometido”, eso era algo que no iba a permitir pero si se lo decía a ella entonces la enfurecería mucho más. Solucionaría eso más tarde.—Basta Dana, esto es por nuestro cachorro, hablo
—El poder que tengo ahora no se asemeja a mi yo del pasado así que te advierto que si llegar a lastimarla…—No lo haré —la cortó abruptamente Kian.Su vista estaba fija en el frente, solo había una puerta que los separaba y él jamás se había sentido tan intimidado en toda su vida. Aquello solo lo había logrado esa cachorra que comenzaba a cambiar su vida.Mi cachorra.El orgullo estallaba en aquel pensamiento dominante.—Más te vale y ni pienses que te dejaré solo con ella.Kian frunció el ceño desviando su mirada a Dana quien lo observaba altiva.—¿Piensas que voy a hacerle daño? Es mi cachorra —gruñó él molesto y dolido al mismo tiempo.Sabía que en el pasado le había hecho daño pero que Dana dudara de aquel modo simplemente resultaba doloroso.—Yo de ti no dudo nada, pero aunque pienses hacerlo no te dejaré. Nadie lastima a mis cachorros.Inevitablemente Kian estiró la mano hasta el rostro de Dana embelesado por su dulzura, atraído a ella. Antes pensaba que ella era perfecta, pero
Ambos comenzaron a escuchar ruidos y se pusieron alerta.Una tropa se acercaba con el Alfa del Este a la cabeza.—¿Qué demonios hace este tipo aquí? Es irritante.Román entornó los ojos pero Dana lo ignoró. Alessandro la miró fijamente y ella le devolvió la mirada con curiosidad.—¿Por qué estás en mi territorio? Mi padre murió y tú y yo no tenemos negocios.El Alfa del Este le dio una mirada de desprecio a Román antes de responderle.—Entiendo que tienes una alianza con la princesa Dana. Vengo a prestarle la ayuda de mis hombres para ayudar a capturar al tirano de Owen.Dana arqueó una ceja con curiosidad.Alessandro era un macho interesante, tan misterioso e imposible de leer, pero al mismo tiempo le recordaba a Kian, había algo en ambos bastante parecido.—¿Quién te lo pidió? Nadie aquí necesita tu ayuda, mi prometida me tiene a mí para eso.El Alfa del Este ignoró a Román mientras se acercaba a ambos con paso decidido. —Además, si mal no recuerdo eras aliado de Owen.—Teníamos i