Un macho como yo no se controla

Dana está un poco ansiosa por lo que hará a continuación sintiendo como la mirada del Alfa no se aparta en ningún momento de ella.

Quizás debería huir pero había un fuego en su interior que jamás había sentido.

—¿Y bien? ¿Así planeas descontrolarme, Omega?

La sorna en su voz la irritó pero al notar que Kian había sonreído ladinamente burlándose de ella algo se apretó en su pecho y la determinante la llevó a actuar devolviéndole la sonrisa.

—Ni siquiera he empezado, Alfa.

Aún sobre sus muslos, Dana tomó en un puño el miembro nuevamente endurecido del Kian. Este tensó todo su cuerpo al mismo tiempo que su mirada se oscureció.

—¿Ansioso?

La única respuesta que recibió fue un gruñido de parte del macho. Dana no dudó en acariciarlo íntimamente mientras que se inclinaba sobre su cuerpo para lamer su pecho.

—¿Qué demonios…?

—Me permitiste hacerlo Alfa, ¿lo olvidaste? —susurró juguetona sobre su piel.

Secretamente le encantaba aquella tensión en él, lo hacía ver mucho más masculino y deseable
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