#35:

Al final, el telefoneó otras seis veces entre las seis y las nueve de la noche( o sea, entre las doce y lastres de la madrugada en Francia) para que le pusiéramos en contacto con personas que ya se encontraban en París.

Trabajé sin incidentes hasta que fui a recoger mis cosas con la intención de marcharme a casa antes de que el teléfono volviera a sonar. Fue cuando me estaba poniendo cansinamente el abrigo cuando reparé en la nota que había pegado en la pantalla para no olvidar que debía hacer algo, LLAMAR A AXEL 3.30 Pm.

Tenía la sensación de que todo me daba vueltas,mis lentillas se habían secado hasta convertirse en diminutas astillas de cristal y en ese momento la cabeza empezó a palpitarme con fuerza. No eran punzadas, sino un dolor nebuloso cuyo centro no puedes precisar pero cuya intensidad sabes que aumentará lentamente hasta que, una de dos, te desmayes o explotes.

Entre la angustia y el pánico generados por las innumerables llamadas desde el otro lado del Atlántico había olv
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