#19:

La puerta del elevador se abrió al vestíbulo, donde encontré a Eliza hablando a voz en grito por el móvil. Al verme se detuvo.

—¿Cómo ha ido? Supongo que bien.

Pensé en contarle lo ocurrido, deseé con todas mis fuerzas que ella fuera una compañera solidaria, que formáramos un equipo, pero sabía que solo podía esperar otro regaño de su parte. Y en ese momento era lo último que me quería.

—Todo ha ido como la seda. Estaban cenando y me limité a dejar las cosas exactamente donde me dijiste.

—Perfecto. Harás esto cada noche. Luego el coche te llevará a casa. En fin, pásalo bien en la fiesta. Me encantaría ir, pero tengo hora para depilarme y no puedo cancelar. ¿Puedes creer que están a tope hasta dentro de dos meses? ¡En pleno invierno! Será por toda esa gente que toma vacaciones en esta época del año, ¿no crees? No entiendo por qué todas las mujeres de Nueva York necesitan que les depilen el pubis justo ahora. Es bien raro, pero qué se le va a hacer.

La cabeza me palpitaba al ritmo
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