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Capítulo V. El despertar de un interés no deseado parte 2.

Roy.

Bajamos por el ascensor privado hasta el gran salón donde se estaba desarrollando el evento. No hizo falta mucho, para identificar al marido de Ailan, que se encontraba junto al gran ventanal que daba a la terraza, hablando con la mujer de rojo que había llamado mi atención.

- “¿Quién es ella?”- pregunté a mi asistente.

- “Creo que es una de las acompañantes, que ha contratado el hotel para que se relacionen con los invitados, pertenece a una empresa de Damas de compañía.”- me dijo mi asistente mirando su teléfono, donde solía tener toda la información que yo le requería.

- “¿Damas de compañía?”- le pregunté entre cerrando los ojos. No me estaba gustando cómo sonaba eso, eso quería decir, que Scarlet Ohara, se vendía por dinero.

- “¡Vaya hermanito!, ¿desde cuándo la cadena de hoteles Milton se ha vuelto tan vanguardista?”- me dijo Ailan mirándome burlona- Y papá ¿sabe esto?”- continúo diciendo.

Ignoré su ironía, y miré ceñudo a mi asistente.

- “¿De quién fue esta estúpida idea?, ¡quiero saberlo, ya!”- le di la orden a mi asistente para averiguar quién había sido el estúpido, de contratar a prostitutas, para animar una fiesta que se celebraba bajo el auspicio del grupo Miller. Por descontado quedaba que estaba más que despedido o despedida.

Sin decir nada más, y con mi hermana en agarrada a mi brazo, me dirigí a la parejita que tan interesantemente estaba hablando junto al ventanal. Mientras me aproximaba no hacía más que pensar en que solo me centraría, en mi cuñado, desde luego, aunque era un desperdicio para la vista, ni siquiera iba a mirar a esa mujer.

- "Y ¿quieres animarme esta noche, preciosa?, yo podría darte algunas calientes y deseables ideas."- fue lo que oímos mi hermana y yo cuando estábamos cerca de Patel. 

Las ganas de golpear a ese hombre me ahogaban, quería reventarle la cara allí mismo, aún no había podido ver bien a la “acompañante”, y sinceramente, al saber a qué se dedicaba, pues tampoco tenía mucho interés. 

Aunque hay que decir que, con ese cuerpo, y la forma en que se veía su tentadora clavícula, la piel blanca de su espalda hasta el inicio del intricado cierre corsé, y la estreches de su cintura, daban ganas de sacar la billetera, y que ella eligiera la cantidad.

- "¿Y se puede saber Patel, que ideas tienes con tu amiguita de turno?"- dije mientras miraba serio a mi cuñado.

Al oir la voz Scarlet se giró hacia mí, y unos ojos del color indescriptible, se abrieron para mírame con sorpresa, fue como si me hubiera golpeado con algo, sentí el golpe mental en mi cabeza, y por mucho que quise retirar mis ojos de ella, no podía, tampoco quería. 

Me vi a mí mismo intentado analizar el color exacto de ellos, en vez de mostrar interés a lo que sucedía a mi alrededor. Eran una mezcla entre azul oscuro, y un rojizo intenso, su aureola era azul oscuro, pero en su iris había reflejos cambiantes, entre todos ocres oscuros y otros más claros.

- “¿Tendrá puestas lentillas?”- pensé ya que nunca había visto ese color, ni un cuerpo tan deseable, sin lo hubiera visto antes, de seguro, ya lo hubiera probado. Sólo la voz indignada de mi hermana rompió el hechizo al que estaba sometido.

- "¿Qué haces aquí, Walter?, ¿No se suponía que estabas de en la oficina? ¿y por qué te ofreces para animar a tu amiga?, ¿Has olvidado que estas casado?"- dijo miré a mi hermana haciendo que al menos la “Acompañante “ se sintiera algo avergonzada, me di cuenta porque sus mejillas cogieron algo de color, aunque ni se acercaba al de ese, decididamente, ilegal vestido.

- "Si me disculpan, tengo que seguir con mi trabajo, señores Walter, desc..."-dijo haciendo que su voz se oyera por primera vez, aunque sonara algo afectada, y que al final casi ni tuviera aire. 

La imagen de una cama, unas sábanas blancas, y horas de ejercicio pecaminosos, mientras ella me habla al oído de esa forma, se introdujeron en mi mente, haciendo que me enfadara por ser tan gestionable.

Cuando me di cuenta Scarlet se estaba alejando, y sin pesarlo fui detrás de ella. Me dije a mí mismo que era para aclararle, que debía centrarse en otro tipo de clientes, que en mi hotel no se permitía el adulterio, ni siquiera con profesionales, y menos si era mi cuñado.

- "Creo que no nos hemos presentado debidamente, señorita ..."- cuando la tuve cerca, en un lugar algo alejado de donde estaban mi hermana y su marido hablando. Esperaba que ella me dijera su nombre, pero ni siquiera se dignaba mirarme.

Vi fascinado como los músculos de la espalda que estaba al descubierto se tensaban, mientras ella permanencia de espaldas a mí, sin girarse. Estuvo un segundo en silencio,. Hasta pensé en repetir la pregunta por si no me había oído, aunque lo dudaba, además no me gusta repetirme.

- "Ha....Hann... Hanna"- dijo al fin en un gemido que me llegaron a los oídos como cantos de sirena.

El interés por esta mujer creció, como creció el deseo sexual en mi cuerpo. Notaba por sus gestos que algo le había molestado, pero no podía saber que porque, aún no me había mirado a la cara, solo podía observarla desde atrás.

- "Bien Hanna, ¿Cuánto me costaría que te alejaras de él? Tienes aquí más clientes donde elegir, incluso yo podría ofrecerte un buen precio. ¿Qué te parece mil libras por una noche?"- le dije esperado que así reaccionara, como he comentado, soy muy directo en lo que quiero, no me gusta dar rodeos, y ella me interesaba, además debía dejar claro que Patel está lejos de su alcance.

La reacción fue inmediata, se giró hacia mí y durante unos segundos, me miró con incredulidad, para que tras mirarme un segundo y ver mi expresión tranquila, y decidida, de mis ojos, los suyos se oscureciera más profundamente, y unos brillos rojizos totalmente fascinantes, brillaron en el fondo de su iris, era un espectáculo mirarla, debe ser por eso que su respuesta me cogió desprevenido, cuando ella se acercó, con la sonrisa más seductora que no había visto nunca, el deseo de besarla, me anuló el juicio, sentí sus manos sobre mi chaqueta, sobre la tela, como plumas de fuego, y el deseo en mi cuerpo creció más aún. No pude evitar sonreír, al saber que iba a conseguir lo que deseaba, seguro de que esta noche, no dormiría sólo, el precio que ella pidiera valdría la pena pagarlo.

 - "Te costaría, algo muy simple, guapo... muérete y rencárnate en un precioso, y dulce perrito, sólo así podrías dormir en mi cama, como mi animal de compañía, de resto, gilipollas, trágate tu dinero."- me dijo y empujándome se apartó de mí, dejándome paralizado en el sitio

Por primera vez en mi vida se me había negado algo que deseaba, y lejos de enfadarme, de repente me sentí más estimulado que nunca, adoraba los retos.

Cogí mi teléfono, mientras miraba desaparecer a la descarda Scarlet, entre los cientos de invitados que había en la fiesta. 

- “Interesante, muy interesante”- pensé con el teléfono en la mano, para hablar con mi asistente.

- “Para mañana quiero toda la información que tengas de Hanna, o creo que se llama así, es una de las acompañantes que fueron contratadas para el evento, es la del vestido rojo.”- dije y sin esperar respuesta colgué el móvil.

Me gire hacia donde se suponía que estaba mi hermana y el idiota de Patel, pero ya no estaban allí, así que la fiesta dejó de interesarme. Volví a coger mi móvil, y llamé de nuevo a mi asistente.

- “Que me preparen el coche, me voy, ¡ah! y asegúrate que esa señorita de antes se vaya ahora mismo de la fiesta, y sola. Que le paguen su trabajo doble si hace falta.”- volví a colgar el teléfono, mi asistente sabía lo que tenía que hacer, se le pagaba muy bien por ello, y nunca me fallaba.

Durante mi trayecto a mi piso de lujo, en el centro de Londres, lo único en lo que pensaba era en una descarada y directa Scarlet Ohara, con fuego en la mirada, y un cuerpo para esclavizar y volver adicto a cualquier hombre.

- “Desde luego que esa mujer es muy interesante.”- dije en lo deseando saber de ella más mañana.

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