Roy.
Mucho antes de que se iniciara el evento ya yo estaba supervisando la llegada de los invitados, desde el despacho de mi habitación. No suelo intervenir en los planes de promoción de los hoteles de nuestra cadena, tengo a ejecutivos que se encargan de eso, si tuviera que revisar las estrategias de marketing de cada hotel que pertenece a la cadena de grupo Miller, que se encuentran repartidos por Europa, Asia y América, pues no tendría tiempo para vivir.
Pero en este caso tenía un interés personal, ya que cuando me pasaron que él estaba en la lista de invitados por parte de los espías que tenía investigando a el maldito marido de mi hermana, decidí asistir al evento, como representé máximo de la cadena de hoteles internacional del grupo Miller.
En la invitación de Patel ponía que su invitación había venido por una petición especial de uno de los organizadores del evento, pero no decía de quien era. Pero ya mis espías me habían aclarado que el maldito de Patel llevaba días quedado en diferentes hoteles con una mujer determinada que, hasta ahora, no habían podido ser identificada, ya ella tomaba muchas precauciones, solía ir con gafas de sol sombrero anchos o pamelas. No solían entrar juntos, y siempre pedían habitaciones contiguas, habían sido cazados, porque en su vigilancia habían coincidido en todos los hoteles en los que Patel se había alojado, los investigadores sospechaban que, la mujer, posiblemente, también estaba casada.
Lo primero que nos hizo saltar las alarmas al grupo de detectives que yo había contratado para que lo vigilara, era que esos encuentros simples coincidían con supuestos viajes de trabajo, que el maldito solía decirle a Ailan que tenía, y nunca se alejaba de Londres, ósea cada vez que mi hermana me decía que su marido había viajado por trabajo, los detectives me enviaban la ubicación del mismo, en un hotel de Londres, algunos incluso de la cadena Miller. Sus reservas siempre estaban con nombre falso, reservado por parte de la mujer que iba con él.
Esto, entre otras cosas, también había descubierto, gracias a los sobornos que recibían el servicio doméstico de la casa Patel, era sobre el trato que recibía mi hermana por parte de la madre de su esposo, y por su propio esposo, que vivía acosta prácticamente de los que ganaba Alian, aunque él trabajaba, todo esto era lo que me había hecho decidirme, a que esa estúpida, abriera los ojos.
Mientras miraba la pantalla como llegaban los invitados, mientras esperaba a la pesada de Ailan para que me acompañara a la fiesta. Me llamó la atención un grupo de invitados que llegó junto, todos y cada uno sin excepción, hombres y mujeres, parecían que había salido de alguna revista de moda, eran perfecto, en especial, una preciosidad de pelo castaño oscuro con brillos dorados. Llevaba un vestido rojo, que se ajustaba a su cuerpo, en un corpiño en forma de corazón, hasta la cintura, para luego caer en metros y metros de tela que flotaba a su alrededor hasta el suelo, que le daban un movimiento atractivo al caminar. El maldito corpiño provocaba que, al moverse, cada delicada curva encerrada en él se moviera también.
Lo que más me llamaba la atención era el insinuante cierre del corpiño, que iba lo suficientemente apretado como si fuera un corse, donde el cierre a su espalda, consistían en varios cordones en un sexy entramado de cuerdas entrecruzadas, que yo podía asegurar, que apenas la dejaban respirar. Lo peor era que, al mismo tiempo, hacían que los voluminosos senos se elevaran hasta un escote en forma de corazón, dejando la deliciosa piel blanca de sus hombros, al descubierto.
Ese vestido no era indiscreto, pero incitaba a un hombre a liberar a la dama de lo que llevaba, para una vez desnuda delante de ti, compensar con tu cuerpo, el frio que esta acción podría provocar en ella.
Me comencé a interesar por saber de qué color tenía sus ojos, e incluso aumenté las imágenes donde ella salía para ver si los identificaba. Justamente haciendo esta acción, fue como fui sorprendido por mi hermana y mi ayudante que, entraron por la puerta de la habitación. Estaba tan concentrado en mi investigación, que ni los oí llegar, y fue la irónica de Aila, la que me sacó de mi trance.
- “Vaya Roy William parece que tus manías sátiras de la universidad aún no han sido superadas, avísame si tienes que aliviar la tensión, puedo salir, ¿cuánto, diez minutos? … eso es mucho, ¿cinco? … y procedes a …”- la interrumpí, mirándola serio.
He heredado la técnica de mi padre, de que con una mirada lo decía todo, mi madre siempre me ha dicho que, si no es por mi pelo rubio, herencia materna, a diferencia del de mi padre que es oscuro, perfectamente podría ser el clon del gran Norman Miller.
- “Muy graciosa, y no era un sátiro, simplemente ellas venían a mí, yo sólo tomaba lo que se me ofrecía, niñata.”- le dije volviendo a concentrarme a las imágenes, cambiando de cámara para dejar de ver a la Scarlet Ohara de turno, aunque sin querer no pude evitar mirarla por última vez antes de pasar la cámara de la entrada del evento, justo a tiempo de ver como entraba el idiota de Patel, aunque iba sólo, no le acompañaba ninguna mujer.
- “¡Si, seguro!”- oí que decía en su tono irónico de siempre, Ailan mientras se sentaba en un sillón, y atacaba los bombones Ferrero Rocher que, había en la bombonera de la mesilla frente a ella.
- “¿Dónde está tu maravilloso marido, Wendy?”- le dije a mi Herman llamándola por el apodo cariñoso que siempre usaba con ella, haciendo referencia a Wendy de Peter Pan. La llamaba así, porque desde siempre esa niñata había vivido en un país de fantasía, lo idealizaba todo, principalmente el amor, y aquí estaba el resultado.
- “Pues trabajando, tenía que ir a Escocia, y regresa mañana. Arturo.”- me dijo zampándose el tercer Ferrero.
Mi hermana me llamaba Arturo, es decir rey Arturo, porque decía que yo un ser raro, siempre lo justificaba todo por el bien común, pero claro está, desde mi posición de rey.
- “Entonces me puedes explicar ¿Por qué acaba de entrar al evento en este momento?”- le dije, girando, el portátil mostrándole la imagen paralizada de su marido entrando en el evento.
Por un segundo dejó de comer bombones y miró seria la pantalla, para luego mirarme con furia.
- “¿Ya estas otra vez con tus maquinaciones, Roy William? Lo mismo lo enviaron a un evento era en este hotel, y yo me equivoque, además recuerda que él no sabe quién soy yo en realidad, hasta me siento culpable por eso”- me dijo seria.
- “Bien si estás tan segura, ¿por qué no vamos a verlo?, y por cierto no sólo asiste al evento, también tiene reservado una habitación en el hotel, que ha pagado una mujer.”- le dije entregándole la lista de reservas de ese día, y señalándole el número de la habitación que tenía reservada, a nombre de una mujer.
Durante un segundo me miró incrédula, pero después de pensarlo unos segundos volvió a sonreírme.
-“Está bien tú ganas Roy William, pero te aviso sí todo lo que me dices es una tontería por tu parte, desde ya te digo que no volveré a hacerte caso en nada lo que me digas a este respeto, y tendrás que aceptar a tu cuñado como lo que es, el marido de tu hermana.”- me dijo.
-“Ok, trato”- le dije mientras le ofrecía el brazo para que me acompañara a la fiesta.
Roy. Bajamos por el ascensor privado hasta el gran salón donde se estaba desarrollando el evento. No hizo falta mucho, para identificar al marido de Ailan, que se encontraba junto al gran ventanal que daba a la terraza, hablando con la mujer de rojo que había llamado mi atención. - “¿Quién es ella?”- pregunté a mi asistente. - “Creo que es una de las acompañantes, que ha contratado el hotel para que se relacionen con los invitados, pertenece a una empresa de Damas de compañía.”- me dijo mi asistente mirando su teléfono, donde solía tener toda la información que yo le requería. - “¿Damas de compañía?”- le pregunté entre cerrando los ojos. No me estaba gustando cómo sonaba eso, eso quería decir, que Scarlet Ohara, se vendía por dinero. - “¡Vaya hermanito!, ¿desde cuándo la cadena de hoteles Milton se ha vuelto tan vanguardista?”- me dijo Ailan mirándome burlona- Y papá ¿sabe esto?”- continúo diciendo. Ignoré su ironía, y miré ceñudo a mi asistente. - “¿De quién fue esta estúpida
Hanna. - “No puede volver a suceder lo que pasó en el último trabajo, Hanna, aún no me has explicado porque desde la gerencia del hotel, me indicaron que te retirara del trabajo, aunque nos abonaron tu parte, incluso con retribución doble. Soy una empresaria, y debo ser justa para la gente que trabaja para mí, no está bien que tus compañeros y compañeras, hayan trabajado más horas, y hayan recibido menos de que tú, que trabajaste sólo dos horas. Además, el abono doble se ofreció como propina, así que no lo puedo dividir entre tus compañeros, ya que es tuya exclusiva.”- me dijo la Mandan cuando me llamó a su despacho, ese día. Hace casi tres días que, durante el evento, en que había perdido mis formas, algo que nunca me pasaba, la coordinadora y ayudante de la Madame, me había acercado para indicarme que podía irme, que el contratante, el hotel, les había pedido sin justificación, que yo me fuera en ese momento. Yo pensé que el estúpido de ojos maravillosos, el alfa de la manada ha
Hanna. Yo tenía claro porque le había dicho eso a Jhon, la familia de este traidor me adoraba, sobre todo porque la madre de John es la persona más elitista que hay sobre la tierra, tener una nuera médica, la elevaba aún más a las pretensiones sociales de Barbara Raddiffe, llevándola a la cúspide. En cambio, la que iba a ser mi suegra antes, odiaba a mi mejor amiga, de hecho, en múltiples ocasiones había intentado que dejara esa amistad, ya que Candece no había acabado los estudios, debido a que su familia se había arruinado hacía años, bajo un gran escándalo donde había habido de todo, y ahora trabajaba de secretaria para John, gracias a que yo le pedí que le diera trabajo. Encima de todo, soy estúpida. No había avanzado unos metros fuera de la joyería, cuando fui interceptada, por John y unos segundos después por Candece, que me miraba llorosa, detrás de mi traidor exnovio. - “Espera Hanna, no es lo que piensas”- se atrevió a decirme el estúpido. - “De verdad, John tiene razón
Roy. - “Como puede ver señor Miller, el centro comercial está bien situado, y las mejores tiendas, con las mejores está representadas aquí, lógicamente necesita una ampliación, si decide comprarlo, para los proyectos que deseaba hacer en él su empresa, el Grupo Miller.”- me decía el gerente del centro comercial mientras caminábamos por sus pasillos. La verdad era que, la posible compra de este centro comercial era más un proyecto de mi padre, que mío. El viejo zorro, hacia un año que se había jubilado, pero eso no quería decir que Norman Miller hubiera olvidado sus manías, tras años de trabajo y control de todo su mundo, para el antiguo CEO, eso no es tan fácil de dejar atrás, por mucho que lo haya exigido su dueña y señora, la diosa del reino, Yvaine Miller. Así que mi padre me llamé, para que me encargue de un proyecto que él había iniciado retirado del trabajo, al descubrirlo mi madre, que había faltado a su promesa de retirarse totalmente, solo que aceptarlo, o mi madre le har
Hanna. - “¿Tienes dos operaciones con el doctor Kidman, y tu ronda con le doctora Stanford? Hoy saldrás tarde del hospital.”- me preguntó mi mejor amiga y compañera, Emily. Llevaba un día bastante atareado, la asignación de operaciones de los estudiantes del último año de medicina era más equitativa, pero todo se había redistribuido porque tres de mis compañeros estaban enfermos, tras estar en contacto con un virus, que adquirieron en una ronda de pacientes. Así que me a mí, me había tocado suplir a dos de mis compañeros. Por eso, tuve que avisar a Penny, la joven que había contratado para que cuidara de Mia, cuando yo estaba en la universidad, para que recogiera a mi hermana del colegio, ya que yo no llegaba a tiempo. Me alegré de que hoy no tuviera que asistir al trabajo, de hecho, hasta la próxima semana no tenía ninguna cita programada con ningún cliente. Me preparé para la operación en media hora, atendiendo a las explicaciones que nos daba el doctor Kidman, revisé varias
Hanna. -“Claro sin problemas, déjame los análisis.”- le dije sonriendo, la interpretación de los análisis era algo que superamos en el segundo año, hoy en día cualquiera alumno del último año de medicina podía, y debía, saber interpretar todas las pruebas médicas que se lo hicieran a cualquier paciente, incluido los análisis. Al coger los análisis que me había entregado Ailan, no tarde en darme cuenta de que había algo extraño, en el nivel hormonal que tenía para su edad, era excesivamente alto. -“Puedo preguntarte algo”- le dije. Ella sintió -“¿Tomas anticonceptivos?”- le pregunté. - “No, al contrario, estoy intentando quedarme embarazada, pero por mucho que lo intentamos mi marido y yo, nunca sucede. Es por eso que me estoy haciendo mi estudio de fertilidad, para ver si soy yo el problema, no le he dicho nada de esto a mi marido, aún.”- me dijo muy sonriente. - “Pues lo único que veo en esta analítica es que llevas años tomando anticonceptivos, y por los niveles hormonales, cre
Hanna. - “No creo que no sea muy buena idea, Mia, te voy a recoger en dos horas a la sala donde se celebra el cumpleaños de Mary, y no me gusta para nada que te desplaces de la fiesta, con tus amigas, para ir a ver si sale Rex Orange, que está en la ciudad para el concierto, por si sale a saludar desde el balcón de su hotel. Sé que te gusta ese cantante, pero sin supervisión de un adulto, y solo vosotras cuatro, no podéis ir al centro de Londres, y además lo sabes.”- le dije a mi hermana por teléfono, mientras pasaba la última ronda pacientes, antes de ir al vestuario para cambiarme, y salir de mi turno de prácticas de clase. - “No seas así, Hanna, porfa, mis amigas van a ir, ¿y cómo puedo yo no ir? Sabes que adoro a Rex, ¡venga, por fa! Te prometo que iremos con cuidado.”- oí que me decía con esa voz que usa, cuando quiere salirse con la suya. - “No, y dudo que las madres de tus amigas sepan lo que pretendéis hacer, así que, a menos que haya un adulto responsable con ustedes, y me
Roy. - “¿Y mamá sabes que estás aquí?”- le pregunté a mi padre cuando, tras verlo entrar por la puerta de mi despacho, ya abrazarme fuertemente, intento justificar, de muy mala manera, el que haya venido sólo hasta Londres. - “Eso es algo que discutiré con ella cuando vuelva.”- me dijo mi padre mirándome con la misma cara, que yo lo había mirado a él cuando le hice la pregunta. - “Ósea, no. Bueno mientras tengas claro lo que te va a costar esto, por mí no hay problemas, pero luego no pidas que te cubra con la Diosa Miller. Es mi madre, sabes que siempre me pondré de su lado, por mi propia supervivencia.”- le dije sin sonreír, mientras continuaba leyendo el documento que tenía delante de mí. —Bueno qué se le va a hacer, solo saldrían cosas buenas de tu madre y los míos juntos, que seas tan inteligente, algo con ya sabemos desde que eras un bebé, ya habías demostrado un carácter muy fuerte, incorruptible, eras un negociador nato. Al igual que tu hermana, Ailan, que es la mayor man