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Capítulo IV. El despertar de un interés no deseado parte 1.

Roy.

Mucho antes de que se iniciara el evento ya yo estaba supervisando la llegada de los invitados, desde el despacho de mi habitación. No suelo intervenir en los planes de promoción de los hoteles de nuestra cadena, tengo a ejecutivos que se encargan de eso, si tuviera que revisar las estrategias de marketing de cada hotel que pertenece a la cadena de grupo Miller, que se encuentran repartidos por Europa, Asia y América, pues no tendría tiempo para vivir.

Pero en este caso tenía un interés personal, ya que cuando me pasaron que él estaba en la lista de invitados por parte de los espías que tenía investigando a el maldito marido de mi hermana, decidí asistir al evento, como representé máximo de la cadena de hoteles internacional del grupo Miller.

En la invitación de Patel ponía que su invitación había venido por una petición especial de uno de los organizadores del evento, pero no decía de quien era. Pero ya mis espías me habían aclarado que el maldito de Patel llevaba días quedado en diferentes hoteles con una mujer determinada que, hasta ahora, no habían podido ser identificada, ya ella tomaba muchas precauciones, solía ir con gafas de sol sombrero anchos o pamelas. No solían entrar juntos, y siempre pedían habitaciones contiguas, habían sido cazados, porque en su vigilancia habían coincidido en todos los hoteles en los que Patel se había alojado, los investigadores sospechaban que, la mujer, posiblemente, también estaba casada.

Lo primero que nos hizo saltar las alarmas al grupo de detectives que yo había contratado para que lo vigilara, era que esos encuentros simples coincidían con supuestos viajes de trabajo, que el maldito solía decirle a Ailan que tenía, y nunca se alejaba de Londres, ósea cada vez que mi hermana me decía que su marido había viajado por trabajo, los detectives me enviaban la ubicación del mismo, en un hotel de Londres, algunos incluso de la cadena Miller. Sus reservas siempre estaban con nombre falso, reservado por parte de la mujer que iba con él. 

Esto, entre otras cosas, también había descubierto, gracias a los sobornos que recibían el servicio doméstico de la casa Patel, era sobre el trato que recibía mi hermana por parte de la madre de su esposo, y por su propio esposo, que vivía acosta prácticamente de los que ganaba Alian, aunque él trabajaba, todo esto era lo que me había hecho decidirme, a que esa estúpida, abriera los ojos. 

Mientras miraba la pantalla como llegaban los invitados, mientras esperaba a la pesada de Ailan para que me acompañara a la fiesta. Me llamó la atención un grupo de invitados que llegó junto, todos y cada uno sin excepción, hombres y mujeres, parecían que había salido de alguna revista de moda, eran perfecto, en especial, una preciosidad de pelo castaño oscuro con brillos dorados. Llevaba un vestido rojo, que se ajustaba a su cuerpo, en un corpiño en forma de corazón, hasta la cintura, para luego caer en metros y metros de tela que flotaba a su alrededor hasta el suelo, que le daban un movimiento atractivo al caminar. El maldito corpiño provocaba que, al moverse, cada delicada curva encerrada en él se moviera también.

Lo que más me llamaba la atención era el insinuante cierre del corpiño, que iba lo suficientemente apretado como si fuera un corse, donde el cierre a su espalda, consistían en varios cordones en un sexy entramado de cuerdas entrecruzadas, que yo podía asegurar, que apenas la dejaban respirar. Lo peor era que, al mismo tiempo, hacían que los voluminosos senos se elevaran hasta un escote en forma de corazón, dejando la deliciosa piel blanca de sus hombros, al descubierto. 

Ese vestido no era indiscreto, pero incitaba a un hombre a liberar a la dama de lo que llevaba, para una vez desnuda delante de ti, compensar con tu cuerpo, el frio que esta acción podría provocar en ella.

Me comencé a interesar por saber de qué color tenía sus ojos, e incluso aumenté las imágenes donde ella salía para ver si los identificaba. Justamente haciendo esta acción, fue como fui sorprendido por mi hermana y mi ayudante que, entraron por la puerta de la habitación. Estaba tan concentrado en mi investigación, que ni los oí llegar, y fue la irónica de Aila, la que me sacó de mi trance.

- “Vaya Roy William parece que tus manías sátiras de la universidad aún no han sido superadas, avísame si tienes que aliviar la tensión, puedo salir, ¿cuánto, diez minutos? … eso es mucho, ¿cinco? … y procedes a …”- la interrumpí, mirándola serio. 

He heredado la técnica de mi padre, de que con una mirada lo decía todo, mi madre siempre me ha dicho que, si no es por mi pelo rubio, herencia materna, a diferencia del de mi padre que es oscuro, perfectamente podría ser el clon del gran Norman Miller.

- “Muy graciosa, y no era un sátiro, simplemente ellas venían a mí, yo sólo tomaba lo que se me ofrecía, niñata.”- le dije volviendo a concentrarme a las imágenes, cambiando de cámara para dejar de ver a la Scarlet Ohara de turno, aunque sin querer no pude evitar mirarla por última vez antes de pasar la cámara de la entrada del evento, justo a tiempo de ver como entraba el idiota de Patel, aunque iba sólo, no le acompañaba ninguna mujer.

- “¡Si, seguro!”- oí que decía en su tono irónico de siempre, Ailan mientras se sentaba en un sillón, y atacaba los bombones Ferrero Rocher que, había en la bombonera de la mesilla frente a ella. 

- “¿Dónde está tu maravilloso marido, Wendy?”- le dije a mi Herman llamándola por el apodo cariñoso que siempre usaba con ella, haciendo referencia a Wendy de Peter Pan. La llamaba así, porque desde siempre esa niñata había vivido en un país de fantasía, lo idealizaba todo, principalmente el amor, y aquí estaba el resultado.

- “Pues trabajando, tenía que ir a Escocia, y regresa mañana. Arturo.”- me dijo zampándose el tercer Ferrero.

Mi hermana me llamaba Arturo, es decir rey Arturo, porque decía que yo un ser raro, siempre lo justificaba todo por el bien común, pero claro está, desde mi posición de rey.

- “Entonces me puedes explicar ¿Por qué acaba de entrar al evento en este momento?”- le dije, girando, el portátil mostrándole la imagen paralizada de su marido entrando en el evento.

Por un segundo dejó de comer bombones y miró seria la pantalla, para luego mirarme con furia.

- “¿Ya estas otra vez con tus maquinaciones, Roy William? Lo mismo lo enviaron a un evento era en este hotel, y yo me equivoque, además recuerda que él no sabe quién soy yo en realidad, hasta me siento culpable por eso”- me dijo seria.

- “Bien si estás tan segura, ¿por qué no vamos a verlo?, y por cierto no sólo asiste al evento, también tiene reservado una habitación en el hotel, que ha pagado una mujer.”- le dije entregándole la lista de reservas de ese día, y señalándole el número de la habitación que tenía reservada, a nombre de una mujer.

Durante un segundo me miró incrédula, pero después de pensarlo unos segundos volvió a sonreírme.

-“Está bien tú ganas Roy William, pero te aviso sí todo lo que me dices es una tontería por tu parte, desde ya te digo que no volveré a hacerte caso en nada lo que me digas a este respeto, y tendrás que aceptar a tu cuñado como lo que es, el marido de tu hermana.”- me dijo.

-“Ok, trato”- le dije mientras le ofrecía el brazo para que me acompañara a la fiesta.

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