Todo su alrededor empieza a desvanecerse y se torna irreal, como si fuera una imagen borrosa, un fondo difuminado que resalta un único elemento: Bratt.Los nervios, cuan viles enemigos, dejan en evidencia lo mucho que su encuentro la afecta, al no ser capaz de controlar los temblores de su cuerpo, la manera violenta en que su pecho sube y baja ni la sofocación en su forma de respirar. Es como si, de imprevisto, en su interior se desatara un huracán de emociones que empieza a arrasar con toda la compostura que desea mantener. Su corazón, cuyos latidos aumentan con una intensidad tormentosa, reconoce a ese hombre que siempre ha sido su dueño.Lilia, aunque lucha contra sus emociones, no puede evitar que sus ojos se llenen de lágrimas. Por lo menos, ha logrado contenerlas allí.«Es él...», piensa, aterrada.Los músculos se le tensan, por lo que sus extremidades no reaccionan, y la mente se le ha quedado en blanco. ¿Qué debe hacer? La última vez que lo vio, Bratt estaba muy enojado y dece
Temprano en la mañana, cuando por fin su turno ha terminado y puede regresar a la posada para descansar, Lilia se toma una avena caliente, que buscó en la cafetería, mientras se conduce a la salida del hospital.Está tan agotada que siente que podría dormirse en cualquier momento.—Lilia... —La voz de Bratt la despabila, pero ella no se atreve a encararlo. No después de que él se fuera con otra mujer a hacer quién sabe qué.—Me voy a dormir a la posada porque me toca turno en la tarde —responde con un tono brusco.—No tendrás ningún turno hoy, necesitas descansar.—Ya me anoté, Bratt.—Me importa una mierda. Tú te vienes conmigo. —Él se le coloca en frente para mirarla a la cara.—¿Qué? —interpela, estupefacta—. ¿Por qué tendría que irme contigo? ¡Déjame en paz!—¡Con un demonio, Lilia! Tienes una semana entera trabajando día y noche. ¿Cuál es la necesidad de que te brinques los descansos?—No es tu asunto, Bratt. Es que ni siquiera entiendo por qué me estás jodiendo cuando deberías e
Lilia y Bratt llegan a un complejo de apartamentos lujoso, donde son recibidos por dos guardias de seguridad que lo dirigen hasta el estacionamiento.Los muros que rodean aquel ostentoso lugar parecen murallas de hierro, cuyas rejas dan la sensación de que fueron creadas como si se quisiera proteger de un ataque terrorista o mantener la privacidad de las personas que viven en el complejo, convirtiendo el interior en un sitio casi clandestino.«¡Qué exagerados son!», piensa Lilia cuando nota las opulentes murallas que rodean el lugar y a la seguridad extrema.Está segura de que allí deben vivir algunas celebridades y gente de la élite. Eso explicaría que Bratt tenga que poner su huella hasta para abrir el ascensor.Una vez dentro del cubo metálico, Lilia suelta el aire retenido y se relaja, ya que tanta minuciosidad solo para entrar a un apartamento la ha tensado.—Me sentí como si estuviera entrando a una oficina de la CIA —bromea ella con una sonrisa nerviosa.Bratt se relame los lab
Los labios de Lilia siempre le han parecido suaves, como si su textura fuera de seda y su sabor la más dulce miel. Le encanta la manera pausada de ella disfrutar de su boca, cómo su lengua le corresponde en una danza exquisita que lo enciende y el olor de su aliento. Ella sabe bien en todas partes y su aroma es como un perfume fino, que te envuelve en sus encantos y te hace prisionero.Es tan adictiva...Bratt empieza a desesperarse, ya que su cuerpo le pide más de su amada. Necesita lamer cada centímetro de esa piel blanca como la leche, escuchar la música de sus gemidos y fundirse en ella como si fueran una sola carne.Sí, la anhela debajo de su cuerpo desnudo, ahora.—Hadita, te amo —jadea sofocado, debido a la mezcla de emociones.—Yo también te amo, Bratt.Sus labios vuelven a unirse con hambre. Las lenguas ansiosas se encuentran y juegan entre ellas, mientras que las manos traviesas de Bratt buscan piel para tocar.Pronto la ropa de Lilia cae al piso.Ella se queda expuesta ante
Los rayos solares se cuelan a través del cristal descubierto, y su resplandor provoca que los ojos de Lilia parpadeen. Tras un bostezo profundo, ella se incorpora y mira a su alrededor un poco desorbitada. ¡No lo puede creer!—¿Dormimos todo el día? —pregunta a la nada, puesto que Bratt todavía se encuentra rendido. El dolor de estómago le confirma que, de hecho, sí durmieron todo el día anterior—. Bratt... —Ella lo remueve por la espalda.—Ummm... —se queja él, aferrándose más a las sábanas y usando la almohada para cubrirse la cabeza.—Despierta... —Ella continúa moviéndolo hasta que él se incorpora con expresión de queja y todo desaliñado—. Vaya, incluso con el cabello parado te ves bien. ¿Acaso eres real?El mutismo se instala entre ellos debido a la desorientación de Bratt. Tras unos segundos con la mirada perdida, él capta y procesa sus palabras. Entonces, su carcajada ronca rompe el silencio y hace eco en la habitación.—Ay, mi amor, sales con cada cosa —comenta Bratt, divertid
Regresar a casa siempre se siente bien, en especial cuando ella ha pasado todo un verano sin ver a su hijo; sin embargo, hay una angustia que empaña ese alivio y alegría.El anillo en su dedo es una causa de felicidad, pero, al mismo tiempo, podría desatar un gran problema. Ya se imagina a su ex amenazándola con quitarle la custodia de Alan cuando se entere de su nueva relación.Bratt le sostiene la mano con delicadeza al percibir lo que la preocupa, y un beso tierno en la cabeza es el tranquilizante que calma sus temblores.—Todo estará bien, amor mío —le asegura él con esa dulzura que lo caracteriza.Lilia se muerde el labio inferior en respuesta y desea, con todo su corazón, que en verdad todo resulte como él dice. Necesita vivir esa felicidad sin problemas y tener la seguridad de que nada ni nadie la separará de su hijo.Nerviosa y con la respiración alterada, ella abre la puerta del apartamento. Ni siquiera entiende el motivo de su nerviosismo, pero, en esos días, sus emociones h
La niña mira en dirección al suelo, al tiempo en que juega con sus manitas regordetas y más pequeñas de lo regular. Frente a ella, se encuentra un hombre de ojos verdes y cabello rubio, lacio y peinado con nitidez. Todo en él denota elegancia y autoridad.Su traje lustre y hecho por diseñadores famosos se ciñe a la perfección al cuerpo esbelto que ahora se encuentra rígido. El rostro atractivo que lo caracteriza luce desfigurado por el enojo y el disgusto.—De mis dos hijas tenías que ser la más inservible, fea e insoportable. ¿Cómo es eso de que no te has aprendido ni un solo paso de ballet? ¡Eres la burla de la academia! ¿Cómo te atreves a avergonzarme de esa manera, Liliana?—N-No me gusta el ballet, papá —responde ella con ojitos llorosos.—¡Me importa un comino si te gusta o no! ¡Te harás la mejor de tu clase o estarás castigada de por vida! ¡¿Me escuchas, niña desobediente?!Ella asiente mientras trata de retener las lágrimas, puesto que no debe llorar delante de su padre, quien
Un año después...En una villa glamurosa, donde solo las personas poderosas de Diamond pueden darse el lujo de hospedarse, un encuentro social de varios días se lleva a cabo. Allí se reúnen los hombres de negocios más influyentes junto a su familia, con la intención de pescar un buen matrimonio o por lo menos encontrar un socio ideal para hacer alianzas y negocios.Cansada de tantas etiquetas e hipocresía, Lilia camina entre los arbustos, escapando de las personas superficiales que buscan llamar la atención de su familia.—¡Mira lo que me encontré por aquí! Una hadita… —espeta un chico, a quien ella descubre tirado en la grama.Él la mira con una sonrisa socarrona mientras muerde un palito verde.—¿Por qué estás aquí? —cuestiona ella mientras se cruza de brazos.—¿Acaso es un delito estar en este lugar? En todo caso, tú también deambulas por estos lares. ¿Qué? ¿Escapando de las exigencias sociales y de todas sus pendejadas?—Creo que te conozco —dice ella mientras entrecierra los ojos