Temprano en la mañana, cuando por fin su turno ha terminado y puede regresar a la posada para descansar, Lilia se toma una avena caliente, que buscó en la cafetería, mientras se conduce a la salida del hospital.Está tan agotada que siente que podría dormirse en cualquier momento.—Lilia... —La voz de Bratt la despabila, pero ella no se atreve a encararlo. No después de que él se fuera con otra mujer a hacer quién sabe qué.—Me voy a dormir a la posada porque me toca turno en la tarde —responde con un tono brusco.—No tendrás ningún turno hoy, necesitas descansar.—Ya me anoté, Bratt.—Me importa una mierda. Tú te vienes conmigo. —Él se le coloca en frente para mirarla a la cara.—¿Qué? —interpela, estupefacta—. ¿Por qué tendría que irme contigo? ¡Déjame en paz!—¡Con un demonio, Lilia! Tienes una semana entera trabajando día y noche. ¿Cuál es la necesidad de que te brinques los descansos?—No es tu asunto, Bratt. Es que ni siquiera entiendo por qué me estás jodiendo cuando deberías e
Lilia y Bratt llegan a un complejo de apartamentos lujoso, donde son recibidos por dos guardias de seguridad que lo dirigen hasta el estacionamiento.Los muros que rodean aquel ostentoso lugar parecen murallas de hierro, cuyas rejas dan la sensación de que fueron creadas como si se quisiera proteger de un ataque terrorista o mantener la privacidad de las personas que viven en el complejo, convirtiendo el interior en un sitio casi clandestino.«¡Qué exagerados son!», piensa Lilia cuando nota las opulentes murallas que rodean el lugar y a la seguridad extrema.Está segura de que allí deben vivir algunas celebridades y gente de la élite. Eso explicaría que Bratt tenga que poner su huella hasta para abrir el ascensor.Una vez dentro del cubo metálico, Lilia suelta el aire retenido y se relaja, ya que tanta minuciosidad solo para entrar a un apartamento la ha tensado.—Me sentí como si estuviera entrando a una oficina de la CIA —bromea ella con una sonrisa nerviosa.Bratt se relame los lab
Los labios de Lilia siempre le han parecido suaves, como si su textura fuera de seda y su sabor la más dulce miel. Le encanta la manera pausada de ella disfrutar de su boca, cómo su lengua le corresponde en una danza exquisita que lo enciende y el olor de su aliento. Ella sabe bien en todas partes y su aroma es como un perfume fino, que te envuelve en sus encantos y te hace prisionero.Es tan adictiva...Bratt empieza a desesperarse, ya que su cuerpo le pide más de su amada. Necesita lamer cada centímetro de esa piel blanca como la leche, escuchar la música de sus gemidos y fundirse en ella como si fueran una sola carne.Sí, la anhela debajo de su cuerpo desnudo, ahora.—Hadita, te amo —jadea sofocado, debido a la mezcla de emociones.—Yo también te amo, Bratt.Sus labios vuelven a unirse con hambre. Las lenguas ansiosas se encuentran y juegan entre ellas, mientras que las manos traviesas de Bratt buscan piel para tocar.Pronto la ropa de Lilia cae al piso.Ella se queda expuesta ante
Los rayos solares se cuelan a través del cristal descubierto, y su resplandor provoca que los ojos de Lilia parpadeen. Tras un bostezo profundo, ella se incorpora y mira a su alrededor un poco desorbitada. ¡No lo puede creer!—¿Dormimos todo el día? —pregunta a la nada, puesto que Bratt todavía se encuentra rendido. El dolor de estómago le confirma que, de hecho, sí durmieron todo el día anterior—. Bratt... —Ella lo remueve por la espalda.—Ummm... —se queja él, aferrándose más a las sábanas y usando la almohada para cubrirse la cabeza.—Despierta... —Ella continúa moviéndolo hasta que él se incorpora con expresión de queja y todo desaliñado—. Vaya, incluso con el cabello parado te ves bien. ¿Acaso eres real?El mutismo se instala entre ellos debido a la desorientación de Bratt. Tras unos segundos con la mirada perdida, él capta y procesa sus palabras. Entonces, su carcajada ronca rompe el silencio y hace eco en la habitación.—Ay, mi amor, sales con cada cosa —comenta Bratt, divertid
Regresar a casa siempre se siente bien, en especial cuando ella ha pasado todo un verano sin ver a su hijo; sin embargo, hay una angustia que empaña ese alivio y alegría.El anillo en su dedo es una causa de felicidad, pero, al mismo tiempo, podría desatar un gran problema. Ya se imagina a su ex amenazándola con quitarle la custodia de Alan cuando se entere de su nueva relación.Bratt le sostiene la mano con delicadeza al percibir lo que la preocupa, y un beso tierno en la cabeza es el tranquilizante que calma sus temblores.—Todo estará bien, amor mío —le asegura él con esa dulzura que lo caracteriza.Lilia se muerde el labio inferior en respuesta y desea, con todo su corazón, que en verdad todo resulte como él dice. Necesita vivir esa felicidad sin problemas y tener la seguridad de que nada ni nadie la separará de su hijo.Nerviosa y con la respiración alterada, ella abre la puerta del apartamento. Ni siquiera entiende el motivo de su nerviosismo, pero, en esos días, sus emociones h
Los sonidos en la habitación despiertan a Lilia, a quien se le dificulta incorporarse y abrir los ojos. Tras varias quejas y vueltas holgazanas sobre el colchón, ella se levanta entre bostezos.Lilia se siente triste cuando visualiza a Bratt ya vestido y terminando de recoger sus pertenencias. Saber que estarán distanciados otra vez le provoca un vacío en el pecho, entonces la idea de irse a vivir con él no le parece tan descabellada.—¿No piensas desayunar? —inquiere ella con tono desesperado, puesto que desea retenerlo un poco más. Bratt se gira en su dirección y sonríe cuando la descubre en completa desnudez.—Quiero desayunarte a ti, pero ya ando sobre el tiempo. Tengo una reunión en el hospital dentro de una hora, aparte de que debo llevar mis maletas al apartamento primero. —Él mira su reloj de muñeca de forma instintiva.Lilia hace un puchero en respuesta.—No te has ido y ya te extraño —confiesa ella con tono triste. Bratt no puede evitar buscar esos ojos verdes que le encanta
Los ojos de Adrián se abren de forma exagerada, al mismo tiempo que su boca. El silencio se impone, y solo la respiración agitada de Lilia se atreve a romperlo.Ella, por más que intenta no sentirse intimidada por la expresión de desconcierto y estupor que muestra su ex, no puede evitar observarlo como un animalito asustado a la expectativa de una reacción de su parte.—¿Estás bromeando? —suelta él de repente, con voz temblorosa. La esclerótica de sus ojos se llena de sangre, mientras el rostro se le desfigura por la ira—. Dime que es una maldita broma, Lilia. ¡Habla! —sube la voz—. ¡Maldición, Lilia, ese hombre es un maldito playboy!—Adrián; Bratt y yo nos amamos...—¡¿Se aman?! —vocifera tan fuerte que Lilia casi da un respingo del espanto—. ¡Tener sexo no cuenta como amor! ¿Crees que el hombre más codiciado, no solo de Diamond, sino de todo este maldito país, se casaría contigo? ¡Por Dios, Lilia, deja de fantasear! ¡Bratt Nisson tiene dinero para escoger a la mujer que desee! ¿De
Los latidos de su corazón se tornan intensos y muy rápidos mientras ella corre detrás de Bratt, quien ya ha llegado al estacionamiento.—¡Espera! —grita desesperada.Al cabo de unos segundos, Lilia lo alcanza y se apresura a abrazarlo. Acto seguido, empieza a llorar contra su pecho.—Detente, por favor —ruega entre sollozos.—Le daré su merecido a ese maldito infeliz. Me tiene harto, ¿sabes? —Aprieta la mandíbula y se recuesta de su vehículo—. Estoy cansado de que ese malnacido te haga sufrir. ¿Hasta cuándo te joderá la existencia? Tú no estás sola, Lilia, y se lo voy a demostrar a ese mequetrefe del demonio.—Bratt, ¿me amas? —pregunta ella de repente y sin dejar de abrazarlo.Él se queda estupefacto por unos segundos, puesto que no se esperaba esa pregunta en un momento tan tenso como ese.—Sabes que te amo con mi vida, mi amor. Y porque te amo y no soporto que nadie te haga daño, es que iré a partirle la madre a ese tipo...—Bratt —lo interrumpe—, si me amas no irás a buscar proble