Lilia puso la excusa con la maestra de Alan y viajó a Diamond junto a él. En todo el trayecto estuvo nerviosa, con el estómago revuelto y desorbitada.Con manos temblorosas, ella agarra la valija y pide un taxi que la dejará en la casa de Adrián y Cecilia, quienes meses atrás se mudaron juntos.—¡Papi! —vocifera el niño cuando su papá los recibe en la lujosa sala.Adrián se convirtió en vicepresidente de la empresa de su novia, así que gana muy bien, aparte de que Cecilia tiene mucho dinero por ser la única heredera de la empresa y de la fortuna de su familia.—Hola, bebito —lo saluda Cecilia con un leve pellizco en la mejilla, luego besa a Adrián en la boca y se le queda al lado como si marcara su territorio.—Hola —le responde el niño con timidez.—Yo ya me marcho. Gracias por cuidar de Alan, Adrián —dice Lilia.—Es mi hijo, así que no tienes que agradecerme por cuidarlo —responde con tono tosco.—Tienes razón, soy tonta a veces. —Finge una sonrisa.Lilia se despide de Alan, pero Ad
Bratt se queda congelado en su lugar cuando se percata de la presencia de Lilia. De inmediato, todos los sonidos a su alrededor dejan de escucharse y las demás personas se tornan borrosas a su vista, lo que la resalta a ella por encima de los demás.Su hermosa y tierna hadita.Una emoción extraña lo embarga por completo y el corazón le empieza a latir muy rápido. Después de un año sin verla, se le hace irreal que ella esté allí.Bratt respira profundo y se rasca la cabeza con nerviosismo, puesto que no sabe cómo abordarla o dar a entender que ya la ha visto. Teme, pero al mismo tiempo desea acercarse y comérsela a besos.«Eres más bella de lo que te recuerdo, Hadita», piensa mientras sus ojos azules la escudriñan con intensidad.—Gracias por considerarme parte de sus amigos cercanos —dice Victoria mientras le frota el brazo a Bratt. Es cuando este cae en cuenta de que ella se le ha pegado demasiado.De manera instintiva, Bratt toma distancia de Victoria, acción que le provoca recelo a
En el área de piscinas, que es muy parecida a las de los hoteles turísticos de cinco estrellas, una mesa decorada con manteles de color crema y tela fina, velas y vajillas costosas, con algunas rosas dentro de floreros de cristal, es el soporte para una cena exquisita, que es servida por varios meseros uniformados.No solo se encuentran allí los invitados que se están quedando en la mansión, también fueron convidados los padres de Serena, Raniel y su esposa, y algunos socios de Jael.Con música tenue, elogios a los futuros esposos, risas y conversaciones amenas, Jael y Taís comparten la cena con las personas cercanas a ellos.Lilia está colocada al lado de Serena y Amanda; quienes, a su vez, se encuentran junto a sus esposos. A la derecha de Taís está sentada su madrina y a Jael le sigue Ian. En el otro extremo de la mesa se encuentran los socios del novio, Raniel y su esposa, Victoria y Bratt. Este último ha quedado frente a Lilia, mientras que la rubia se le sentó al lado.Las mirad
El gran día llega y un espacioso salón de la mansión ha sido decorado en tonos blanco y dorado. El lujo, la música, los meseros, las lámparas gigantes, que dan la sensación de estar en un castillo de un cuento de hadas, y las más exquisitas bebidas forman parte de la boda más esperada en Diamond.Después de dar el sí en la iglesia, los novios bailan en el salón la primera pieza musical mientras son admirados por los invitados, quienes suspiran con ternura por lo enamorada que luce la pareja.—Taís está hermosa en su vestido blanco —expresa Lilia con ojitos emocionados y semblante ufano.—Sí, ella parece una princesa —secunda Serena con una gran sonrisa.Tanto Lilia como Serena lucen un vestido dorado, pero en un modelo diferente y acorde al cuerpo de cada una. Las dos se hicieron ondas definidas y llevan un maquillaje suave.En cuanto a Taís, ella luce un vestido blanco pegado al cuerpo, con un escote en forma de corazón y detalles dorados en la parte del busto y la cintura. Su cabell
La mirada verde de Lilia se mantiene atrapada en el cuerpo trabajado de Bratt, quien se ha quedado en completa desnudez delante de ella.—¿Te bañarás con la ropa puesta? —inquiere él con una sonrisa pícara.Ella traga pesado y se aclara la garganta, entonces lo encara nerviosa.—¿Por qué debemos bañarnos juntos? Se supone que vinimos a tomarnos un trago.—Nos tomaremos el trago en el jacuzzi, mi bella Hadita.Lilia se relame los labios y deja salir un suspiro. Bratt, en cambio, se le acerca con una sonrisa tierna y le roza los hombros con los dedos.» Hadita, no tienes que follar conmigo si así no lo deseas. No quiero presionarte. Sé que lo que te estoy diciendo suena contradictorio a esto... —se apunta a sí mismo y luego a la habitación—, pero de verdad vine para que estemos solos y tranquilos sin sentirnos juzgados por estar juntos.» De alguna manera, me sentía incómodo allí con la mirada de ciertas personas encima de nosotros. Bella, no estamos haciendo nada malo. Cada quien ha h
Él se mantiene inerte, con el papel en la mano y las lágrimas descendiendo por sus mejillas. Siente un nudo en el pecho que lo sofoca y un dolor punzante le atraviesa el corazón.Duele, cómo duele...No solo se trata del hecho de que ella se marchó, lo que más lo decepciona es que ella haya decidido hacerlo y ni siquiera tuvo la valentía de despedirse en su cara.Se siente usado y abandonado.Desamparado...Su malestar y dolor es parecido al de aquella vez cuando supo que sus padres habían muerto. Se sintió abandonado por ellos, solo y traicionado, aunque estos no tuvieron la culpa de haber muerto.—¿Bratt? —lo aborda Serena sorprendida, ya que no esperaba encontrarlo allí, en esas fachas y llorando—. ¿Qué te sucede? —cuestiona asustada, debido a su estado.—Se fue... —El pecho le empieza a sacudir por el llanto—. Ella se fue sin siquiera despedirse. ¡La muy desgraciada, me folló y se largó! —vocifera berrinchudo—. ¿Puedes creerlo? Lilia me usó. —Él cae de rodillas.Serena lo mira con
Lilia observa a Adrián con temor y estupor, mientras que él aún le aprieta el cuello y la mira con ira.—No tienes ningún derecho a exigirme nada, Adrián. Tú y yo ya no tenemos ninguna relación.—Pero yo soy el padre de tu hijo. Aparte de que Alan vive contigo y de que me debes obediencia por los cuernos que me pusiste. ¡Quién te viera con esa carita de inocente! —Ríe con sorna—. Pero solo eres una perra que le abriste las piernas a ese playboy que nunca te tomará en serio.—¿Me seguirás juzgando por el pasado? Por eso me divorcié de ti, porque no me merecía estar a tu lado después de lo que te hice. —Ella empieza a llorar.—Y eso fue lo que más me dolió —admite con amargura—. Ni siquiera me pediste una oportunidad ni esperaste a que yo decidiera si te perdonaba o no. Me dejaste como si yo no tuviera ningún valor y ni siquiera lo intentaste conmigo.Lilia se queda atónita ante sus palabras.—Adrián, nuestra relación no tenía arreglo. Lo que sucedió con Bratt solo fue un reflejo de lo
Lilia mira a su colega con la boca abierta y los ojos agrandados, debido a lo sorprendente que el relato de la mujer le parece. Un escalofrío le recorre el cuerpo ante las imágenes que le llegan a la cabeza, al imaginarse esa barbaridad de la que apenas se está enterando y que es la razón para que haya encontrado a la prensa frente al hospital cuando llegó. Asimismo, la causa del desorden en el trabajo que desempeñan y el pánico entre sus compañeros y los pacientes.—No lo puedo creer... —espeta aterrada, y se pone la mano en el pecho—. Ahora todo el caos de las últimas semanas cobra sentido —razona, al recordar lo incómodo que fue trabajar en esos días y las visitas extrañas que recibían de parte unos inspectores y autoridades.—Sí —responde la otra enfermera, quien está preparando su bandeja—. Si vieras a todo el personal que se llevaron a prisión. Algunos ya fueron puestos en libertad, pero todavía hay varios doctores, enfermeras y hasta paramédicos presos. También se llevaron a to