Edward estaba poniéndose cómodo en la cama, cuando Pamela empezó a pasarle la mano por el pecho, él disimuladamente la quitó, al darse cuenta de la actitud de su marido decidió preguntarle si tenía alguna razón para hacerle ese desaire. Solo quería un poco de su atención.—¿Edward puedes explicarme cuál es tu problema? Crees que no me doy cuenta de algunas cosas dónde siempre dices lo mismo, no me creas tonta, deseo hacer el amor y me esquivas, ¿desde cuándo no estamos juntos?—Ay… Pam por favor, estoy agotado entiéndelo, tuve mucho trabajo hoy.—¿Edward, tú me estás ocultando algo? —preguntó Pamela disgustada.—No, entiendo, ¿qué diablos quieres? Será posible que me dejes un momento en paz, necesito dormir, no quiero otra cosa.—Tú me estás engañando y si llego a enterarme de tu desdén hacia mí te la verás conmigo, ¿no le permitiré a ninguna mujer entrometerse en mi matrimonio queda entendido?, buenas noches o como sea —Pam estaba demasiado molesta con su marido.—No te molestes conm
La mañana siguiente, todos estaban de pie, Pamela paseaba por el jardín viendo el resplandor del sol, sintiendo la brisa chocar con su rostro y elevar su cabello, el día lucía esplendoroso. Por un momento pensó en lo que dijo la noche anterior «lo de buscarse un amante» sus pensamientos volaron por todo el lugar, ella estuvo con Ascanio por razones circunstanciales, pues de tener a alguien lo haría por amor. De pronto sacudió su cabeza y dejó salir esos pensamientos, volvió a la realidad con un llamado que le hizo Dolores para avisarle con respecto al desayuno, tenía minutos llamándola, pero estaba concentrada en sus pensamientos liberales.—¡Señora Pamela, venga por favor el desayuno está listo! —llamó Dolores con mucha fuerza, pues no la escuchaba.—Claro Lola, ya estoy contigo, discúlpame, me quedé un poco confundida con unos pensamientos, perdón.—Tranquila señora, ya está listo su desayuno, quería preguntar ¿si lo come en el jardín o en comedor?—En el jardín está muy hermosa la
Camila, al ver todo ese ambiente familiar, decidió unirse, pero no podía llegar vestida de la manera en que lo estaba, arrancó el vehículo y se alejó de inmediato. Llegó a hasta una tienda donde venden ropa casual y deportiva y compró ropa adecuada para estar en el parque, adquirió un pantalón deportivo, zapatos, medias, suéter y se dispuso a cambiarse en el mismo local comercial. Tomó a su baby yéndose con algo de apuro.Llegando al sitio, estacionó el auto en el Public Parking, mirando fijo hacia su destino, al hacerse presente disimuló un poco para no ser descubierta y a pocos metros de distancia hizo llamar la atención de la familia, con un saludo bastante efusivo.—Buenas, buenas, ¡caramba! Qué sorpresa encontrarlos aquí, —saludó Camila con entusiasmo.Todos se quedaron extrañados, «casualidad o propósito» pensó Edward al ver a Camila y al niño.—¿Qué estás haciendo aquí, Camila? —preguntó Edward sin vacilar, no le parecía una buena idea.—estaba paseando con Cristian cuando volt
La mañana se hizo de pronto, en un cerrar y abrir de ojos, el día estaba asoleado, la brisa movía las hojas de los árboles, como invitándola, a bailar. Se escuchaba el sonido de las aves entonando múltiples canciones, el oleaje del mar estaba apaciguado, tranquilo, sereno, no se podía pedir más a la bella naturaleza.Todos estaban desayunando, cuando repicó el teléfono residencial, Dolores caminó apurada con pasos cortos, pero rapiditos y enseguida contestó.—Buenos días, casa de la familia Long, quien habla —contestó Lola con mucha educación.—Buenos días, Dolores, no me reconoces, la voz es Violett, ¿cómo estás?—¡Señorita! Estoy bien usted, ¿cómo está? Tiempo sin saber de ti, mi amor, que bueno que llama señorita, espere ya le paso a su madre, hasta luego cuídese.—Aló mi niña querida, ¿cómo has estado mi cielo? Todos aquí extrañándote mucho, estamos a punto de salir a nuestras labores, pero tenemos tiempo hija ¿cuéntame de la universidad?—Me va muy, pero muy bien madre, pronto no
La señora Francesca quería llegar al fondo de toda esa verdad oculta en el alma y mente de su hijo, era la forma de ayudarlo a tomas decisiones, ella sospechaba lo que verdaderamente estaba ocurriendo fuera del matrimonio de su hijo, deseaba ayudarlo.—Empecemos por esa mujer Camila Foster, ¿Cuál es tu relación con ella?—Es una historia larga madre, te la resumiré en pocas palabras Camila es mi amante y tenemos algo en común, ¡Cristian es mi hijo madre! —Ed lo dijo sin puntos ni comas.—¿Cómo es eso? Aunque ya me lo suponía, ese chiquillo vino con la misma marca de mi familia, me di cuenta cuando observé su cuello y noté el lunar, siempre lo supe, lo que no entiendo cómo pudiste hacerle eso a tu esposa, no te eduqué para que fueras un hombre sin escrúpulos.—Lo sé madre, pero las cosas pasaron en ese crucero, en el barco todos enloquecimos de pronto.—Cariño, eso no es una excusa para no saber lo que estabas haciendo, no tengo mucho por criticarte, pues mi padre hizo lo mismo, por es
—Buenas noches, Edward, sé que no dormirás muy bien, igual yo, mis pensamientos se quedaron en ese lugar, cuando vi aparecer a esa mujer sabía que lo cambiaría todo.—¡No serán buenas para nada! Me estás echando de mi casa, ¿piensas que tú tienes más derecho que yo? En este problema, tú cometiste el mismo error, me fuiste infiel con ese mal nacido, ahora la culpa es solo mía.—¡Ya te lo expliqué todo! No me enamoré de ese hombre, creo no entender en aquel crucero, todo perfecto, la fiesta nuestros veinte años de estar amándonos, juntos cómo lo prometimos delante del aquel altar, juramos ser fiel uno del otro.—Pam, mi amor, lo sé y estoy sumamente arrepentido, ¿qué le diré a las niñas? —comentó Edward con los ojos llenos de lágrimas suplicando a su esposa.—¡Puedes hablarle de un largo viaje! Por ejemplo, o más bien coméntale sobre tu amante, diles la verdad.—… Y tú, la tuya, no me estoy justificando, pero por una joya no se debe perder la dignidad. A pesar de amarte tanto Pamela por
Edward salió de prisa, desayunó muy poco, mientras iba conduciendo recibió una llamada de Caroline, preguntando por qué se está tardando.—Caroline ¿cómo estás? Ya estoy llegando a la oficina.—Señor Long, disculpe lo están esperando.—¿Quién señorita?—¡Su mujer y su hija! Ambas tienen rato esperando por usted.—Está bien atiéndalas mientras llego.Edward llegó a la empresa, caminó despacio por el pasillo que va directo a su oficina, pasó primero por la de Caroline, ella no estaba en ese momento, cuando ya salía de su oficina llegó ella diciéndole.—Señor Long, disculpe, ¿pero algo no anda bien con su señora? Lleva rato en su oficina sin decir nada, me extrañó su actitud.—No es nada que no se pueda resolver, son mis asuntos, señorita Caroline, por favor dispense —se retiró a su oficina.—Buenos días, hija de mi alma, ven acércate, deseo abrazarte.—Papi, hoy no te vi en casa, mami me dijo que te vas de viaje, quiero despedirme, ¿papá, tú pensabas viajar sin decir nada?—No mi amor,
Muchas veces le dejamos al tiempo, algunas cosas que podemos solucionar de inmediato sin importar lo que se tenga que sufrir, amargar, pero consientes siempre de decir lo que sentimos, sin ocultar las verdades, las necesidades. Edward y Pamela se aman, se necesitan, pero ambos están pasando malos momentos por cometer errores lastimosos, casi insuperables, reconocer lo bueno, lo malo, las circunstancias es una manera de evitar el rompimiento de la relación.Pamela, después de visitar a su esposo en la oficina, llegó a casa hecha un mal de lágrimas, no podía imaginar él cuanto dolor le causó al decirle que vivía en casa de Camila, se repetía muchas veces por qué con esa mujer, nunca se cansaría de decirlo. El sufrimiento la tenía desbastada, agotada, casi sin querer vivir, ama tanto a su marido que piensa jamás superar semejante traición.—Señora Dolores, prepare por favor un té, esos los que usted prepara para dormir, si no buscaré una de esas pastillas para descansar con más tranquili