La mañana se hizo de pronto, en un cerrar y abrir de ojos, el día estaba asoleado, la brisa movía las hojas de los árboles, como invitándola, a bailar. Se escuchaba el sonido de las aves entonando múltiples canciones, el oleaje del mar estaba apaciguado, tranquilo, sereno, no se podía pedir más a la bella naturaleza.Todos estaban desayunando, cuando repicó el teléfono residencial, Dolores caminó apurada con pasos cortos, pero rapiditos y enseguida contestó.—Buenos días, casa de la familia Long, quien habla —contestó Lola con mucha educación.—Buenos días, Dolores, no me reconoces, la voz es Violett, ¿cómo estás?—¡Señorita! Estoy bien usted, ¿cómo está? Tiempo sin saber de ti, mi amor, que bueno que llama señorita, espere ya le paso a su madre, hasta luego cuídese.—Aló mi niña querida, ¿cómo has estado mi cielo? Todos aquí extrañándote mucho, estamos a punto de salir a nuestras labores, pero tenemos tiempo hija ¿cuéntame de la universidad?—Me va muy, pero muy bien madre, pronto no
La señora Francesca quería llegar al fondo de toda esa verdad oculta en el alma y mente de su hijo, era la forma de ayudarlo a tomas decisiones, ella sospechaba lo que verdaderamente estaba ocurriendo fuera del matrimonio de su hijo, deseaba ayudarlo.—Empecemos por esa mujer Camila Foster, ¿Cuál es tu relación con ella?—Es una historia larga madre, te la resumiré en pocas palabras Camila es mi amante y tenemos algo en común, ¡Cristian es mi hijo madre! —Ed lo dijo sin puntos ni comas.—¿Cómo es eso? Aunque ya me lo suponía, ese chiquillo vino con la misma marca de mi familia, me di cuenta cuando observé su cuello y noté el lunar, siempre lo supe, lo que no entiendo cómo pudiste hacerle eso a tu esposa, no te eduqué para que fueras un hombre sin escrúpulos.—Lo sé madre, pero las cosas pasaron en ese crucero, en el barco todos enloquecimos de pronto.—Cariño, eso no es una excusa para no saber lo que estabas haciendo, no tengo mucho por criticarte, pues mi padre hizo lo mismo, por es
—Buenas noches, Edward, sé que no dormirás muy bien, igual yo, mis pensamientos se quedaron en ese lugar, cuando vi aparecer a esa mujer sabía que lo cambiaría todo.—¡No serán buenas para nada! Me estás echando de mi casa, ¿piensas que tú tienes más derecho que yo? En este problema, tú cometiste el mismo error, me fuiste infiel con ese mal nacido, ahora la culpa es solo mía.—¡Ya te lo expliqué todo! No me enamoré de ese hombre, creo no entender en aquel crucero, todo perfecto, la fiesta nuestros veinte años de estar amándonos, juntos cómo lo prometimos delante del aquel altar, juramos ser fiel uno del otro.—Pam, mi amor, lo sé y estoy sumamente arrepentido, ¿qué le diré a las niñas? —comentó Edward con los ojos llenos de lágrimas suplicando a su esposa.—¡Puedes hablarle de un largo viaje! Por ejemplo, o más bien coméntale sobre tu amante, diles la verdad.—… Y tú, la tuya, no me estoy justificando, pero por una joya no se debe perder la dignidad. A pesar de amarte tanto Pamela por
Edward salió de prisa, desayunó muy poco, mientras iba conduciendo recibió una llamada de Caroline, preguntando por qué se está tardando.—Caroline ¿cómo estás? Ya estoy llegando a la oficina.—Señor Long, disculpe lo están esperando.—¿Quién señorita?—¡Su mujer y su hija! Ambas tienen rato esperando por usted.—Está bien atiéndalas mientras llego.Edward llegó a la empresa, caminó despacio por el pasillo que va directo a su oficina, pasó primero por la de Caroline, ella no estaba en ese momento, cuando ya salía de su oficina llegó ella diciéndole.—Señor Long, disculpe, ¿pero algo no anda bien con su señora? Lleva rato en su oficina sin decir nada, me extrañó su actitud.—No es nada que no se pueda resolver, son mis asuntos, señorita Caroline, por favor dispense —se retiró a su oficina.—Buenos días, hija de mi alma, ven acércate, deseo abrazarte.—Papi, hoy no te vi en casa, mami me dijo que te vas de viaje, quiero despedirme, ¿papá, tú pensabas viajar sin decir nada?—No mi amor,
Muchas veces le dejamos al tiempo, algunas cosas que podemos solucionar de inmediato sin importar lo que se tenga que sufrir, amargar, pero consientes siempre de decir lo que sentimos, sin ocultar las verdades, las necesidades. Edward y Pamela se aman, se necesitan, pero ambos están pasando malos momentos por cometer errores lastimosos, casi insuperables, reconocer lo bueno, lo malo, las circunstancias es una manera de evitar el rompimiento de la relación.Pamela, después de visitar a su esposo en la oficina, llegó a casa hecha un mal de lágrimas, no podía imaginar él cuanto dolor le causó al decirle que vivía en casa de Camila, se repetía muchas veces por qué con esa mujer, nunca se cansaría de decirlo. El sufrimiento la tenía desbastada, agotada, casi sin querer vivir, ama tanto a su marido que piensa jamás superar semejante traición.—Señora Dolores, prepare por favor un té, esos los que usted prepara para dormir, si no buscaré una de esas pastillas para descansar con más tranquili
Esa tarde las cosas marchaban normales, el señor Long había salido a almorzar y no había regresado, ya su asistente estaba allí, haciendo su trabajo, repicó el teléfono de la oficina de Edward, ella enseguida contestó.—Aló, buenas tardes, le habla la señorita Ricks, ¿quién habla?—Buenas, soy un amigo del señor Long, se encuentra por favor.—El señor Long, no se encuentra, ¿desea dejarle alguna razón?—No, no se preocupe, lo llamaré luego.—¡Espere un momento! Su voz me es conocida, ¿es usted el esposo de la señora Foster? Tengo cosas que hablar con usted.—Sí, lo soy usted decirme ¿qué? ¡Sobre mi esposa Camila!—Sé que está oculto, pero necesito decirle algo muy importante, tiene cómo anotar, le daré mi número del celular, llame y hablaremos… ¡Usted sabe quién soy!—Muy bien, puede esperar mi llamada en cualquier momento, espero que no me haga perder mi tiempo.—Le agradecería no decir nada con respecto a esta llamada, por favor, creo en su palabra, sea discreto lo que debo decirle
Por un momento sus pensamientos se fueron lejos, cuando por primera vez se entregó a él, no era el mismo hombre, porque en las cartas, notas de voz, imágenes desde el PC, se veía diferente, entonces es de unos días para acá que ese muchacho no la está pasando muy bien que digamos.—Holaaa… Padres, ¿cómo están, se ven muy bien? Hermanita, ¡ven, abrázame! ¡Estás hermosa! ¡Los extrañé tanto!—Hola hermana, nosotros muchísimo más… ¡No imaginas cuánto!—Ven hija, estás radiante, ¡has cambiado mucho!—Sí, padre, mucho, los amo, mami, te noto un poco callada, ¿no te alegra verme?—Hija de mi alma, ¿cómo puedes decir eso? Si te he extrañado cómo a nadie en el mundo, es solo que tengo una profunda tristeza que no puedo disimular, se me hace muy difícil.—¿Madre que pasa?—Tranquila hijita desde que te marchaste a estudiar afuera, las cosas han cambiado mi amor, ya te contaremos, ahora regresemos a casa.—Esperen un momento, si quieren pueden esperarme afuera, necesito unos minutos.Al ver a Ol
Pasaron los días, Edward, continuó viendo a sus hijas sin problemas, se quedaba a comer a disfrutar de la piscina, no tenía hora para entrar y salir. Pamela le gustaba ver felices a sus hijas, los momentos que pasaron fueron inolvidables, poco a poco se les iba olvidando a los esposos la separación.Mientras tanto, en la posada, Camila solía reprocharle a Edward todo lo que hacía y dejaba de hacer Ed, ya estaba cansada de ver a su hombre estar día y noche metido en la mansión de su mujer, siempre con el cuento de las hijas. Desde que pasó todo ese desorden sentimental, Camila y Pamela no se ha dicho palabra alguna.El enfrentamiento entre ellas, lo han evitado para no caer en malos entendidos, mucho menos enfrentamientos de mal gusto. Camila ha tratado de llamarla, pero Pam no contesta, no se prestará para semejante bochorno, ella sabe que Edward la ama y que jamás lo hará.Edward se encuentra entre la espada y la pared, su vida compartida no le ha resultado muy fácil, desea estar co