Esa mañana, Haidar se quedó mirando el anillo que aún ocupaba un lugar en su mano. Sabía que tendría que despojarse de él en algún momento, pero una parte de él no podía aceptarlo. La idea de divorciarse de Brenda lo llenaba de tristeza y mucha confusión, aunque la realidad era innegable.
Sus ojos se dirigieron a una parte de su armario, donde había colocado los anillos que Brenda le había arrojado aquel día. Con un dolor palpitante en el pecho, se acercó y los tomó entre sus manos, reflexionando sobre la situación. Era evidente que ella no los aceptaría de regreso; todo había terminado, y no había marcha atrás.Él sabía que, desde el principio, su relación había estado marcada por problemas, engaños y verdades ocultas. Pero ahora, con el corazón hecho trizas, se dio cuenta de que era demasiado tarde para entenderlo. La confusión reinaba en su mente, y el panorama se veía cada vez más oscuro.Finalmente, resopló y se quitó el anillo, colocándolo junto a loUna vez que Haidar se quedó a solas, golpeó el escritorio con más fuerza, sintiendo cómo la rabia se apoderaba de él. Sus tíos no tenían derecho a decirle lo que debía hacer; en pocas palabras, estaban despreciando a sus propios hijos. Los trillizos y Brenda eran lo más importante para él, y esa relación significaba mucho más que las opiniones de Aisha e Ibrahim.— ¡Maldita sea! —exclamó, su voz resonando en la oficina vacía.Mientras tanto, Aisha subía al coche de su esposo Ibrahim, que estaba al volante. Inmediatamente, Ibrahim comenzó a hablarle sobre lo absurdo de haber ido a la compañía para pedirle a Haidar que terminara con Brenda.— Te lo dije, Haidar no sigue órdenes de nadie, y tú y yo sabemos que ya no es el pequeño que nos obedecía de niño —dijo Ibrahim, su tono serio. — Además, tiene razón: no tenemos el derecho de pedirle que se deshaga de Brenda como si fuera un objeto. No estoy de acuerdo con esa relación, pero tampoco puedo jugar sucio o pedirle desesperadamente que h
Brenda se encontraba en su departamento sintiéndose un poco más tranquila, tratando de encontrar un respiro en medio del caos emocional que había estado viviendo. Sin embargo, su día, que había comenzado de manera llevadera, pronto se convertiría en algo extraño y desagradable cuando, de repente, Aisha se presentó en la puerta.Al abrirla, Alexandra observó a Aisha con curiosidad, sabiendo que las cosas no irían nada bien. — Hola, Alexandra. Supongo que te parece extraño verme aquí. Conseguir la dirección ha sido pan comido. Sin esperar una respuesta, Aisha entró en el departamento como si estuviera en su propia casa. Alexandra sintió una ola de incomodidad al darse cuenta de que la visita inesperada no sería nada buena para Brenda, quien en ese momento estaba en su habitación, relajada.Además de que no existía seguramente una razón positiva o buena, por la que la tía de Haidar se encontraba allí. De seguro solo estaba allí para causar daño, aunque la morena no se quería precipitar
Alexandra se quedó paralizada al escuchar las palabras venenosas de Aisha. Sabía que tenía que intervenir, pero no estaba segura de cómo hacerlo sin agravar la situación. La atmósfera era tensa, y la hostilidad entre Aisha y Brenda era palpable.Brenda tomó una profunda bocanada de aire y se quedó mirando a Aisha, decidida a no quedarse callada. — Aisha, yo ni siquiera conocí a mi padre biológico. Nunca supe quién era, así que es razonable que no tenga la culpa de lo que pasó. — Aquí nadie está diciendo que tienes la culpa de lo que ocurrió, pero eso no significa que dejes de ser la hija de un asesino. No quiero ver a mi sobrino con la hija de un asesino. Es algo abominable, algo que jamás podría pasar por mi cabeza. ¿Podrías dejar de ser tan egoísta y pensar en cómo esto afecta a nuestra familia? ¡Los medios están volviéndose locos publicando decenas de artículos sobre todo este asunto! La imagen pública de Haidar está siendo arrastrada por el barro. Así que, ¿por qué no desaparece
Cuando la tarde se hizo más tarde, Alexandra decidió que era necesario llamar a Haidar para informarle sobre la visita inesperada de su tía al departamento de Brenda. No podía permanecer en silencio respecto a lo sucedido, ya que Aisha había dicho muchas cosas hirientes y casi amenazantes.—Alexandra, no me digas que ha ocurrido algo malo. Cuéntame qué pasa.Fue lo primero que dijo Haidar, sintiéndose un poco nervioso antes de escuchar la explicación de su amiga.— Haidar, te estoy llamando para comentarte que tu tía Aisha vino hoy hace casi dos horas. Apareció por aquí, y creí que era necesario contarte sobre eso.— ¿Dices que mi tía Aisha tuvo el atrevimiento de venir al departamento?— Exactamente. Y te lo cuento porque no fue nada respetuosa con Brenda. De hecho, fue bastante atrevida, pidiéndole que se alejara de ti, diciendo que no podía estar contigo porque es la hija de un asesino. Todo eso lo dijo ella, así que creí que era conveniente informarte, porque es bastante fuerte de
Marlene recibió a Damián con un poco de sorpresa al mismo tiempo desconfianza. No había hecho ninguna orden para que él estuviera allí, así que se cruzó de brazos y le lanzó una mirada inquisitiva.— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso pedí algo y lo olvidé? Explícame la razón por la que has venido hasta mi casa. Damián, el asiático, parecía un poco nervioso, como si estuviera a punto de decirle algo de lo que no estaba realmente seguro. —He venido hasta acá porque quiero decirte algo importante. —Dímelo de una vez, no tengo demasiado tiempo. Damián respiró hondo y se armó de valor. —Lo que quiero decirte es que me gustas demasiado y tal vez pensé que nosotros dos podríamos comenzar una relación. No me atreví a decírtelo antes porque no lo creí conveniente, pero ahora...Marlene, con una sonrisa venenosa, no tardó en interrumpirlo. — ¿Y qué crees tú, que ahora sí es conveniente? Porque, que yo sepa, lo que estás diciendo es una tontería. No esperes que confunda las cosas.Damián se
Brenda sentía un dolor insoportable en su pecho, como si le hubieran arrancado lo más valioso. Había creído, por un breve momento, que su vida finalmente había cambiado para bien, pero ahora todo había dado un giro inesperado. Se encontraba más lejos del punto de partida, perdida, sin brújula y sin rumbo. Apenas había logrado conciliar el sueño la noche anterior, y cuando por fin cerró los ojos, las sombras del pasado y la angustia del presente la persiguieron en sus sueños.Por la mañana, Alexandra, siempre atenta, le había preparado un desayuno nutritivo. Brenda intentó comer algo, aunque cada bocado se sentía como una roca que se atascaba en su garganta. Justo cuando terminaba, el timbre del departamento resonó, rompiendo el silencio que se había asentado entre las dos mujeres. Alexandra, siempre curiosa, abrió la puerta y se encontró con un hombre trajeado, con un maletín y un aire profesional. Era la primera vez que lo veía, pero después de mirarlo detenidamente, lo recordó. Era
Karla ingresó a su oficina esa mañana y se encontró con Julia, quien estaba preparando el itinerario y todo lo necesario para el día laboral. Al darse cuenta de que su jefa parecía malhumorada, Julia le preguntó de inmediato qué era lo que estaba pasando.—¿Qué te ocurre, Karla? —inquirió Julia, preocupado.—Lo que me pasa es que no soporto ver a ese par de tontos juntos. —respondió Julia, con un tono de frustración. —Voy a hacer algo para separarlos. No puedo concebir la idea de que alguien tan de bajos recursos esté con Dylan y se aproveche de él.—¿Crees que de verdad Mónica se está aprovechando de la fortuna de Dylan? Digo, al parecer Dylan sí está enamorado de ella y ella parece corresponderle... —replicó Julia, un poco escéptica. —Por supuesto que es una aprovechada. Ella está ahí solo por su dinero. —Julia se cruzó de brazos, su expresión se endureció. —La ves con cara angelical, pero en realidad es más inteligente de lo que te imaginas.Karla, quien había estado escuchando, s
Poco tiempo después, el doctor salió de la sala de operaciones y se dirigió a Dylan, quien se levantó de su asiento con el corazón en la garganta.—La cirugía ha sido un éxito —informó el médico, y Dylan sintió tranquilidad al saberlo —Mónica se encuentra en cuidados intensivos para monitorizar su salud de cerca. Aunque está delicada, el peligro inminente ha pasado.Dylan respiró hondo, sintiendo cómo la tensión se disipaba lentamente. La noticia era lo que necesitaba. —¿Puedo verla? —preguntó, ansioso por estar a su lado.—Lamentablemente, todavía no puedes entrar. Necesitamos asegurarnos de que esté estable antes de permitir visitas, pero te aseguro que está recibiendo el mejor cuidado posible —respondió el doctor con una expresión comprensiva.Aunque sentía una mezcla de frustración y deseo de estar con Mónica, la certeza de que había salido de peligro lo tranquilizaba. —Gracias, doctor. Aprecio todo lo que han hecho por ella —dijo Dylan, sintiendo que las lágrimas regresaban, pe