Alexandra se quedó paralizada al escuchar las palabras venenosas de Aisha. Sabía que tenía que intervenir, pero no estaba segura de cómo hacerlo sin agravar la situación. La atmósfera era tensa, y la hostilidad entre Aisha y Brenda era palpable.Brenda tomó una profunda bocanada de aire y se quedó mirando a Aisha, decidida a no quedarse callada. — Aisha, yo ni siquiera conocí a mi padre biológico. Nunca supe quién era, así que es razonable que no tenga la culpa de lo que pasó. — Aquí nadie está diciendo que tienes la culpa de lo que ocurrió, pero eso no significa que dejes de ser la hija de un asesino. No quiero ver a mi sobrino con la hija de un asesino. Es algo abominable, algo que jamás podría pasar por mi cabeza. ¿Podrías dejar de ser tan egoísta y pensar en cómo esto afecta a nuestra familia? ¡Los medios están volviéndose locos publicando decenas de artículos sobre todo este asunto! La imagen pública de Haidar está siendo arrastrada por el barro. Así que, ¿por qué no desaparece
Cuando la tarde se hizo más tarde, Alexandra decidió que era necesario llamar a Haidar para informarle sobre la visita inesperada de su tía al departamento de Brenda. No podía permanecer en silencio respecto a lo sucedido, ya que Aisha había dicho muchas cosas hirientes y casi amenazantes.—Alexandra, no me digas que ha ocurrido algo malo. Cuéntame qué pasa.Fue lo primero que dijo Haidar, sintiéndose un poco nervioso antes de escuchar la explicación de su amiga.— Haidar, te estoy llamando para comentarte que tu tía Aisha vino hoy hace casi dos horas. Apareció por aquí, y creí que era necesario contarte sobre eso.— ¿Dices que mi tía Aisha tuvo el atrevimiento de venir al departamento?— Exactamente. Y te lo cuento porque no fue nada respetuosa con Brenda. De hecho, fue bastante atrevida, pidiéndole que se alejara de ti, diciendo que no podía estar contigo porque es la hija de un asesino. Todo eso lo dijo ella, así que creí que era conveniente informarte, porque es bastante fuerte de
Marlene recibió a Damián con un poco de sorpresa al mismo tiempo desconfianza. No había hecho ninguna orden para que él estuviera allí, así que se cruzó de brazos y le lanzó una mirada inquisitiva.— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso pedí algo y lo olvidé? Explícame la razón por la que has venido hasta mi casa. Damián, el asiático, parecía un poco nervioso, como si estuviera a punto de decirle algo de lo que no estaba realmente seguro. —He venido hasta acá porque quiero decirte algo importante. —Dímelo de una vez, no tengo demasiado tiempo. Damián respiró hondo y se armó de valor. —Lo que quiero decirte es que me gustas demasiado y tal vez pensé que nosotros dos podríamos comenzar una relación. No me atreví a decírtelo antes porque no lo creí conveniente, pero ahora...Marlene, con una sonrisa venenosa, no tardó en interrumpirlo. — ¿Y qué crees tú, que ahora sí es conveniente? Porque, que yo sepa, lo que estás diciendo es una tontería. No esperes que confunda las cosas.Damián se
Brenda sentía un dolor insoportable en su pecho, como si le hubieran arrancado lo más valioso. Había creído, por un breve momento, que su vida finalmente había cambiado para bien, pero ahora todo había dado un giro inesperado. Se encontraba más lejos del punto de partida, perdida, sin brújula y sin rumbo. Apenas había logrado conciliar el sueño la noche anterior, y cuando por fin cerró los ojos, las sombras del pasado y la angustia del presente la persiguieron en sus sueños.Por la mañana, Alexandra, siempre atenta, le había preparado un desayuno nutritivo. Brenda intentó comer algo, aunque cada bocado se sentía como una roca que se atascaba en su garganta. Justo cuando terminaba, el timbre del departamento resonó, rompiendo el silencio que se había asentado entre las dos mujeres. Alexandra, siempre curiosa, abrió la puerta y se encontró con un hombre trajeado, con un maletín y un aire profesional. Era la primera vez que lo veía, pero después de mirarlo detenidamente, lo recordó. Era
Karla ingresó a su oficina esa mañana y se encontró con Julia, quien estaba preparando el itinerario y todo lo necesario para el día laboral. Al darse cuenta de que su jefa parecía malhumorada, Julia le preguntó de inmediato qué era lo que estaba pasando.—¿Qué te ocurre, Karla? —inquirió Julia, preocupado.—Lo que me pasa es que no soporto ver a ese par de tontos juntos. —respondió Julia, con un tono de frustración. —Voy a hacer algo para separarlos. No puedo concebir la idea de que alguien tan de bajos recursos esté con Dylan y se aproveche de él.—¿Crees que de verdad Mónica se está aprovechando de la fortuna de Dylan? Digo, al parecer Dylan sí está enamorado de ella y ella parece corresponderle... —replicó Julia, un poco escéptica. —Por supuesto que es una aprovechada. Ella está ahí solo por su dinero. —Julia se cruzó de brazos, su expresión se endureció. —La ves con cara angelical, pero en realidad es más inteligente de lo que te imaginas.Karla, quien había estado escuchando, s
Poco tiempo después, el doctor salió de la sala de operaciones y se dirigió a Dylan, quien se levantó de su asiento con el corazón en la garganta.—La cirugía ha sido un éxito —informó el médico, y Dylan sintió tranquilidad al saberlo —Mónica se encuentra en cuidados intensivos para monitorizar su salud de cerca. Aunque está delicada, el peligro inminente ha pasado.Dylan respiró hondo, sintiendo cómo la tensión se disipaba lentamente. La noticia era lo que necesitaba. —¿Puedo verla? —preguntó, ansioso por estar a su lado.—Lamentablemente, todavía no puedes entrar. Necesitamos asegurarnos de que esté estable antes de permitir visitas, pero te aseguro que está recibiendo el mejor cuidado posible —respondió el doctor con una expresión comprensiva.Aunque sentía una mezcla de frustración y deseo de estar con Mónica, la certeza de que había salido de peligro lo tranquilizaba. —Gracias, doctor. Aprecio todo lo que han hecho por ella —dijo Dylan, sintiendo que las lágrimas regresaban, pe
Haidar continuaba lidiando con repentinos y extraños dolores de cabeza, convencido de que eran simplemente el resultado del estrés generado por su trabajo y su complicada situación personal. A pesar de que su amigo Jamal le recomendó visitar a un médico, él desestimó la idea, convencido de que no era algo lo suficientemente grave como para buscar ayuda profesional. Aseguró a su amigo que lo haría, pero siempre se encontraba demasiado ocupado con las múltiples tareas que debía atender, creyendo que solo necesitaba descansar un poco para que todo mejorara.Jamal, por su parte, no podía evitar sentir preocupación por Haidar. Cuando Madelaine le preguntó si algo le preocupaba, él respondió con sinceridad:—Tengo un mal presentimiento, y espero estar equivocado, pero es un pensamiento que no se me va de la cabeza.—¿Se trata de Haidar? —inquirió Madelaine, notando la inquietud en su voz.—Sí, es sobre él —admitió Jamal. En un intento de cambiar de tema, Madelaine le preguntó si había comid
Haidar estaba sumido en sus pensamientos. La incertidumbre lo consumía, y aunque aún no había recibido el diagnóstico completo, intuía que las noticias no serían alentadoras. Cuando finalmente llegó el momento de hablar con el doctor, trató de mantener la calma, pero la tensión era evidente.—Señor Abdelaziz, su situación en este momento es un poco compleja, pero no significa que no haya esperanza o una solución. Sin embargo, debo ser honesto: todo es un poco impredecible —comenzó el médico con tono profesional.Haidar, impaciente, lo interrumpió: —Vaya al grano, por favor. No se ande con rodeos, doctor.El médico respiró hondo antes de continuar: —Señor, usted tiene un tumor cerebral. La buena noticia es que es operable, pero debo advertirle que la cirugía conlleva riesgos significativos. Es una decisión que debe tomar con cuidado.Haidar quedó en silencio, procesando las palabras. Finalmente, murmuró: —¿Será este mi castigo? No lo puedo creer...El doctor, intrigado por esas p