HOSPITAL DE CHICAGO. ¡Qué nochecita! Tengo mucho frío, debe ser por causa de la tormenta, está lloviendo mucho, en todo el hospital se siente un silencio sepulcral; el día estuvo muy agitado, pero la noche está en calma, se puede pasear por los pasillos tranquilamente. Los doctores de guardia todos están descansando, menos yo, en sala de parto no hay tiempo para descansar; por ahora sólo ha llegado una emergencia, una mujer, a pesar de su apariencia descuidada se nota que es una mujer muy joven, por su vestimenta parece una indigente, llegó sola, lo mas seguro es que no tenga familia, eso es un problema por si se presenta alguna emergencia, si esto ocurre, a la hora de decidir entre la vida de la madre o el niño, entonces nosotros los médicos tenemos que tomar la decisión. —Doctor, la señora que acaba de ingresar ya está en proceso de parto. —Voy, a esa señora no la ví nada bien, enfermera venga conmigo. Al llegar a la sala de parto, me sorprendo por la
VEINTE AÑOS DESPUÉS. BARRIO DE CHICAGO. —Sophie Sabes que me tienes loco, no aguanto más, vente a vivir conmigo. —No, tú sabes lo que pienso respecto al matrimonio, si me caso es con un hombre que me saque de este barrio, por ahora disfrutemos de esto. Yo sé que hacer para tenerlo contento, sé cómo hacer para que disfrute al máximo. —Sophie sí, así es, me gusta lo que haces. —Cállate y gózalo, en realidad por eso estoy aquí. —Dime que me amas. —Conformate con esto que te doy. Así entre besos dados en lugares y que prohibidos, caricias interminables, así paso parte de la noche, lo dejo exhausto para que no se olvide de mi; me visto, tomo la cartera nueva que me compró, en realidad eso fue lo que me impulsó a visitarlo esta noche, nos damos un beso y me voy para mi casa, mañana será otro día. —Sophie despierta, tienes que ir a trabajar. —Tía no seas tan fastidiosa, déjame dormir un rato más. —Hija levántate acá no tenemos
HOSPITAL DE CHICAGO. —¡Dios! Está operación fue un poco complicada. —Gracias colega, gracias por ayudarme, yo sabía que tú eras el hombre para esta operación, gracias a ti pudimos salvarle el riñón. —Para eso estamos hermano para ayudarnos, ahora me voy tengo un compromiso en la casa de mis suegros, ya es tarde. En efecto, ya es de noche, me cambio rápidamente y me voy al estacionamiento —Tanto que le pedí a mi bebé que no llegara tarde a la cena, ahora resulta que soy yo quien va a llegar retardado. Tengo que apurarme, gracias a Dios no hay mucho tráfico, ya salí del estacionamiento, ahora voy a tomar la avenida principal. —Ahora sí, lo que faltaba mi teléfono está sonando, pero no sé dónde lo puse, allí está con el apuro lo tire en el piso del auto. Bajo la vista hacia el piso, me inclino para tomar el teléfono que no deja de sonar cuando escucho un fuerte grito. —¡Dios que hice! ¿A quién golpeé con el auto? Me bajo rápidamente
HOSPITAL DE CHICAGO. —Buenos días doctor. —Buenos días. —Doctor la joven que atropelló, debe estar por despertar. —Ya voy a verla, pero primero voy a darle una vuelta a mis pacientes, así le doy más chance para que duerma. Ya terminé con mi ronda de visitas, ahora sí, voy a la habitación de la señorita. —Buenos días señorita. —Doctor porque es tan formal, llámame por mi nombre, Sophie, no se le olvide me llamo Sophie. Hice como si no hubiese escuchado el comentario. —¿Cómo se siente? —No sé que me pasó anoche, la enfermera me puso un analgésico y me quedé profundamente dormida, hasta hace unos minutos que desperté. —Eso es bueno, así descansa, ¿cómo están los dolores? —Un poco mejor, pero aún me duele en ciertos lugares del cuerpo, como aquí. Se levanta la blusa y me enseña su abdomen, pero la levanta tanto que se le ve todo el brassier, me quedo atónito porque no esperaba esto; de repente siento unos brazos que me r
MANSIÓN DE LOS RAYTON. —Buenos días doctor. —Buenos días, doña Bertha le he dicho en infinidades de ocasiones que no me llame doctor, usted prácticamente me vio nacer, no entiendo porque no me llama por mi nombre de pila. —Joven, pero es que lo veo como una falta de respeto, pero le prometo que voy hacer el intento. —¿Tu niña ya está lista? —Creo que sí, ya se la llamo, ¿quiere un cafecito? —Sí, no me puedo negar a tomar su café. —Ya se lo traigo, mire ya mi niña viene bajando con maleta en mano. —Buenos días bebé. —Buenos días precioso. Brandon se me acerca, me toma en sus brazos y me levanta, indudablemente que soy una pluma en sus manos, me da un beso en cada mejilla y luego en los labios, suspira y me dice en el oído. —Esto es solo un adelanto de los besos que te voy a dar en el viaje. —Espero que sean muchos. —Mi amor estás preciosa no me cansó de decírtelo, muchos se van a morir de la envidia, me encanta pres
LA ISLA. Cuando despierto, me veo sola en la cama, Brandon no está, entro al baño para darme una ducha. Recuerdo que anoche estaba muy mareada, recuerdo a Brandon cuando me levantó en sus brazos y me llevó a la cama, me arropó con una manta, sentí su brazo y su pierna encima de mí, en ese momento me sentí protegida, así en esa posición nos quedamos dormidos. Tan bello mi Brandon, anoche era una presa fácil a sus encantos, pero no sé aprovechó de eso, sólo me abrazó, menos mal que me quedé dormida, si no de seguro hubiese sucumbido a sus caricias. Me visto, elijo un vestido playero que me compré para el viaje y salgo a cubierta, allí lo veo, tan hermoso como siempre, hablando con el capitán. Me acerco y le doy un ligero beso en los labios. —Buenos días amor. —Buenos días hermosa, ¿dormiste bien? —Yo creo que sí, no me desperté en toda la noche, ¿y tú, te dejé dormir, no te molesté? —Tú nunca me molestas. —Buenos días gente, ¿cómo a
Abro mis ojos y allí está mirándome con tanta ternura, como si estuviera velando mi sueño. —Buenos días. —Buenos días amor, no quise despertarte te ves tan hermosa dormida. —Amor tu teléfono está sonando. —Déjalo que suene, primero tengo que darte el beso de los buenos días. —Amor toma el teléfono. —Está bien, que conste que lo hago por ti. —Dime Michael. —Dormilón despierta, estamos esperándolos para ir a desayunar. —No esperen por nosotros, vayan a desayunar, cuando estemos listos te llamo para encontrarnos, nos vemos luego. —Okey. —Amor, es mejor que nos apresuremos para ir a desayunar con los muchachos. —Ya va, yo no tengo apuros, déjame abrazarte, necesito tu cuerpo aquí pegado al mío, para que me dé fuerzas para comenzar el día. Lo miro, me mira, lo abrazo, me abraza, lo beso, me besa, así se nos va pasando la mañana, enrollados entre las sábanas, amándonos una y otra vez. —Señor Brandon es hora de sal
Fue un fin de semana inolvidable, la verdad que Brandon se portó como todo un príncipe, te amo mi rey, me hubiese gustado ir al hospital para desayunar contigo, pero tengo que ir con urgencia a la universidad, mi grupo me está esperando, según Mary tenemos que resolver algo urgente, antes que llegue el profesor. Está sonando mi teléfono. Veo la pantalla y allí está mi galán en video llamada. —Buenos días mi amor, mi tesoro, mi princesa, mi todo. —¡Mi madre! Hoy amaneciste muy romántico. —Mi amor, ya veo que estás en tu auto, vienes un rato para acá antes de irte a la universidad. —Amor, no puedo, mis intenciones eran ir a desayunar contigo, pero se presentó un problema con un trabajo que tenemos que presentar hoy, vamos a reunirnos con urgencia ahorita, antes que llegue el profe. Te prometo, que en cuanto salga de clases te llamo para vernos, mi amor estás muy callado, dime algo. —Te extraño, pensé que nos íbamos a ver en la mañana. —Y