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Capítulo 3. Solo quiero destruir su mundo.

ALEXANDER

Apenas iba llegando cuando la vi, la única razón por la que vine aquí con la excusa de hacer una maestría, Isabella Alarcon luciendo tan hermosa como ninguna otra chica que hubiera visto antes, algo fría e incluso se veía inocente y frágil, parecía un jodido ángel, algo inalcanzable ¿Quién podría decir que debajo de esa apariencia angelical se encontraba un alma podrida? Si no conociera su pasado me engañaría con su belleza, la querría tomar y protegerla de este mundo cruel, pero en cambio la conozco tanto que definitivamente no seré su protector si no que soy de la persona que se tiene que cuidar, quien la quiere destruir. Pero en el momento en que cruzamos miradas a pesar de que solo quiero destruir su mundo como destruyó el de mí hermanita, algo en ella me atrapo, fue casi electrizante, esos ojos azules me envolvieron y casi agradecí cuando retiro su mirada, la seguí observando hasta que finalmente se perdió de mí vista, ya la había visto en fotos pero en persona es mucho más impresionante con su piel pálida, su cabello dorado con hermosas ondas casi llegando a su delicioso trasero, su cintura estrecha y unos lindos senos, su carita de ángel con rasgos finos, definitivamente esta chica podría volver loco a cualquier hombre, por más que la odie no me puedo engañar, esta chica es un peligro andante, así que debo tener cuidado y mantenerme enfocado en mis planes.

Tengo que cumplir la promesa que hice lo antes posible y así regresar a Nueva York, a pesar de que puedo manejar muchos asuntos de la empresa desde aquí, no es lo mismo y no me gusta este lugar, no se porque pero no es lo mío, así que mientras los otros asuntos toman su curso tengo que encontrar la forma de acercarme a Isabella, no creo que sea tan fácil porque por lo que se de ella no le gusta tener mucha gente a su alrededor, mantiene a todos a distancia porque seguramente se cree superior a los demás, ya la quiero bajar de su trono para ver que hace al final, cuando pruebe un poco de su propia medicina.

Cuando se de cuenta de lo jodido que es estar del otro lado, del lado perdedor, creo que lo odiara, pero esta vez no hay nada que pueda hacer porque esta vez jugaremos bajo mis reglas.

Ya habían pasado dos días cuando la vi de nuevo, venia caminando en el campus con otra chica, lucia más genuina junto a ella, venia riendo de algo que dijo la chica, esa sonrisa que tenia, casi me hace explotar la cabeza, cuando la vi antes no creí que pudiera lucir más hermosa, pero si es posible, cuando sonríe fácilmente te reinicia la vida, creo que muchos hombres matarían solo por ver sonreír a esta mujer, esa sonrisa con dientes blancos perfectos tan impresionante y hermosa. Cuando se percato de mí mirada se congelo y su sonrisa disminuyo, pero igual decidí acercarme, no tengo mucho tiempo que perder.

— Hola, soy nuevo aquí y estoy un poco perdido ¿me podrían decir donde queda esto? — Pregunté enseñándoles el papel donde estaba escrito donde vería mí próxima clase.

Yo sabia perfectamente donde quedaba pero cualquier oportunidad era buena para acercarme a ella, después de todo quiero regresar a Nueva York lo antes posible.

Ellas lo vieron y la otra chica, la cual tengo entendido que se llama Caroline salto y dijo:

— Nosotras vamos cerca de ahí si quieres te acompañamos.

Isabella la observo como si hubiera perdido la cabeza, obviamente con la intención de negarse pero antes de que pudiera hacerlo dije que estaba bien y empezamos a caminar hacia allí cuando su amiga hablo.

— Me llamo Caroline y ella es Isabella, y… ¿Cuál es tu nombre? — preguntó con una sonrisa coqueta.

— Alexander, es un gusto señoritas. — les dije mientras miraba hacia Isabella con una sonrisa de lado. Ella solo dio un asentimiento tímido, tratando de no mirarme a los ojos y no pude evitar preguntarme como oculta tan bien su verdadera personalidad, actúa tan diferente a lo que se de ella.

— Bueno aquí es. — dijo Caroline señalando hacia una puerta. — nos vemos. — concluyó con una sonrisa.

— Gracias señoritas. — dije buscando la mirada de Isabella que de nuevo no conseguí, ya que por alguna razón ella seguía evitando la mía.

— De nada, adiós. — respondió Caroline con una sonrisa tomando la mano de Isabella para irse.

Solo le di un asentimiento con una sonrisa y las vi irse. Ya tendría que encontrar otro momento para acercarme a ella, quizás su amiga podría ayudarme con eso, porque Isabella se resguarda muy bien bajo sus muros, así que por hoy no me queda de otra que continuar con mí clase, cuando estaba por entrar al salón recibí una llamada de mí madre.

— Hola mamá ¿Cómo estás? — pregunté descolgando el teléfono.

— Hola mí amor, quería ver cómo iba todo allá y como está tu hermana ¿Te estás quedando con ella estos días? — preguntó con esa voz suave que la caracteriza.

— No, ella vive con su mamá, yo solo la visito casi todos los días pero no me puedo quedar con ella ya que no quiero incomodar y bueno ella está recuperándose.

Mí hermana era hija de mí padre y otra mujer por la que él abandono a mi madre, por eso no era tan cercano a ella, pero luego se dieron ciertas circunstancias que nos unieron y ahora ella me necesitaba y tenía que estar para ella. Mí mamá no quería que estuviera aquí, porque me tenía que hacer cargo de la empresa y no le agradaba para nada esa mujer, no solo porque papá nos abandono por ella si no porque no era una buena persona, pero a pesar de eso mi mamá me entendía y respetaba mis decisiones, claro que ella pensaba que solo estaba aquí para apoyar a mí hermanita, sin saber la otra razón por la cual vine, no era necesario que la supiera.

Si la supiera no estaría de acuerdo, no hubiese permitido que hiciera algo como esto, mi mamá es una persona muy amorosa y hubiese buscado la forma de resolver las cosas de otra manera.

Ella no permitiría nunca que buscara venganza y menos por algo así, no por mi hermana y no de esta manera, no haciéndole daño a Isabella, mi mamá cuestionaría todo lo que dijo Emma, por eso es mejor que no sepa nada, yo entiendo perfectamente que mi mamá no pueda sentir cariño por Emma e incluso desconfié de ella por ser hija de quien es, pero yo le creo a mi hermana, el padre de esa chica es un demonio y la crio él solo, ella no puede ser mucho mejor.

Ella no tuvo a una persona buena como ejemplo, solo lo tuvo a el para enseñarle que puede hacer lo quiera sin ninguna consecuencia, haciéndole creer que el mundo es suyo y puede hacerle daño a quien quiera como el, creando otro pequeño monstruo el cual llevo a mi hermana al borde de la muerte.

¿Como podría seguir adelante sabiendo lo que hizo? No puedo dejarlos sin un castigo, mi hermana no puede soltarse y dejar su pasado atrás hasta que no paguen por lo que le hicieron, no es justo que ella siga viviendo su vida perfecta mientras mi hermana no ha podido ni siquiera ingresar a la universidad por todo lo que le ocurrió. Porque aun esta afectada y necesita incluso ayuda psicológica, tiene que estar en casa siendo monitoreada todo el tiempo para que no vuelva a atentar contra su vida.

¿Que tan malvado hay que ser para hacerle esto a una chica que no te ha hecho nada? Por eso Isabella tiene que pagar por lo que hizo, así logra entender que el mundo no es como se lo describió su papá, que hay personas más fuertes que pueden tomar venganza por lo que hiciste, que no puedes andar arruinándole la vida a los demás a tu antojo y yo me asegurare de que entienda estas dos cosas muy bien.

— Si hijo, es mejor que no te quedes en su casa. — dijo antes de preguntar — ¿Cuando volverás?

— No lo se aun, todavía mi hermana necesita mi apoyo, quiero asegurarme que este recuperada antes de irme.

— Bueno está bien, ojalá puedas volver pronto, sabes que te amo, cuídate mucho.

— Lo intentaré, también te amo mamá y saludos al abuelo.

— Ok hijo, hablamos luego.

— Te llamo mañana. — diciendo esto di por finalizada la llamada y entre a mí clase.

Poco después entro el profesor a explicar cosas que ya sabia de memoria, fácilmente podría dar esta clase yo y seguramente lo haría mejor, pero claro eso hubiese hecho todo un poco más complicado para mí, así que solo me queda venir a perder mi tiempo para tener una buena excusa para acercarme a Isabella.

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