— ¡James! Se muere, ¡Se muere! — James alcanzó a escuchar, tan pronto abandonó el auto para venir en su ayuda.
Se quedó helado al ver el charco de sangre en el que Mikel estaba tirado, los nervios de Isabella estaban fuera de control, y solo repetía que era su culpa.
— Es mi culpa, ¡Es mi culpa, James! Yo hice esto…
— ¡Shiss! No digas nada, por favor, ahora no, hablaremos en casa. Ha llegado la ambulancia — él le dijo al ver el auto que derrapaba muy cerca y del que salía el equipo de paramédicos — Ya llegó la ayuda, por ahora no digas nada más, ¿Vale?
Ella asintió con la cabeza, dejando que el personal profesional se encargara de asistir a Mikel.
— ¿Alguno de ustedes es familiar?
Isabella abrió la boca para responder, pero volvió a cerrarla, la fuerza de la costumbre casi
— Isabella, ¿Qué fue lo que dijiste? — James no lo podía creer.La mujer abrió los ojos sin haberse dado cuenta de que oraba en voz alta.— No puedo creer que digas que abandonarás la idea de recobrar a tu hijo, ¿En verdad crees que No mereces recuperarlo? — él estaba visiblemente molesto — Te prohíbo que vuelvas a pensar si quiera en eso, Mikel vivirá, ya pregunté y los médicos dicen que no fue nada serio, solo se desmayó debido a la pérdida de sangre, es algo normal en estos casos, está completamente fuera de peligro, así que actúa como víctima, ya te lo dije, no te perderé solo porque estás pasando por una crisis nerviosa.La mujer inspiró profundamente y tomó las manos de James entre las suyas.— Gracias… — dijo en un susurro — Pro todo, James…
— Debiste decirme lo que pensabas hacer, Isabella, no fue muy responsable urdir un plan como ese sin informarme nada.Isabella se mordió el labio inferior, sabía que había sido una estupidez.— En mi defensa, puedo decir que no me dejaste otra opción.James la miró con el rabillo del ojo.— James, tú fuiste muy enfático en el tema de aplicar sanciones a Wolf Company, yo solo estaba buscando una manera natural de acercarte a ti y a Mikel de forma amistosa, pensé que funcionaría, pero nunca imaginé que las cosas fueran a ponerse tan feas.James negó con la cabeza, visiblemente contrariado.— Creo que debemos seguir adelante con tu plan.Ella lo miró sin entender, ¿No le estaba reprochando por eso?— Quiero decir, realmente se ganó un indulto.— ¿Quién, Mikel?— Sí… te defendió cuando creyó que estabas en peligro, eso debo agradecerlo. Si hubieras estado en verdadero peligro, me habría gustado que te cuidara… — comentó con un tono melancólico.Isabella soltó el aire que había tenido cont
Isabella se levantó a media tarde y se dio una ducha para aclarar su cabeza. Dejó que el agua corriera sobre su piel mientras sus pensamientos todavía la atormentaban.Nunca fue una mala persona, nunca le había hecho daño a nadie, pero parecía que muy dentro de ella, en alguna parte, el rencor luchaba por apoderarse de su buen juicio.¡Cómo le gustaría tener a James ahora, ahí con ella, le pediría un masaje sobre los hombros y se recostaría sobre su pecho para olvidar las últimas horas!— Ah… James… — dejó salir en un suspiro.Abajo, en el despacho, James recibía una llamada.— Hola, ¿James? ¿Cómo estás? ¿Adivina qué?El hombre se acomodó en la silla, un tanto contrariado al reconocer la voz.— ¿Leonora?— ¡Sorpresa! Estoy aquí, ¡Justo en tu puerta!— ¿Qué? Pero, ¿Cómo, por qué?— Ah, vamos, terroncito, cómo Mahoma no va a la montaña, entonces, ¡La montaña va a Mahoma! — dijo con emoción esperando a que alguien le abriera.— ¿Cómo pasaste a los guardias del portón?— ¡Fácil! Les dije
Los siguientes días fueron muy difíciles para ambos en la mansión Lennox.Isabella esperaba que James se fuera a la oficina para salir de su habitación, y se encerraba cuando llegaba la hora de que regresara a casa.James, por su parte, pasaba el día entero totalmente distraído, con la cabeza en otra parte, muy lejos de las ocupaciones de la empresa, maquinando la manera de hablar con ella, de demostrarle sus sentimientos y aclarar que todo había sido una enorme confusión.Pero estaba difícil la cosa, porque ella lo había visto con otra mujer justo después de haber comenzado su relación, ¿Qué mujer le creería eso de: “fue ella quien me besó”?El panorama no pintaba muy bien para el progreso de lo que había comenzado con tanta ilusión por parte de los dos, ahora solo les traía confusión e incertidumbre de lo porvenir.Sin embargo, Isabella ya estaba haciendo sus propios planes, se concentraría en su objetivo principal, recuperar a su hijo, y luego, cuando lo lograra, se alejaría de Jam
A Mikel no le gustó ni un poco el comentario de su mujer, pero hizo caso omiso, no quería entrar en una discusión con ella, siempre las perdía, así que tomó un poco del postre y entró en la habitación de su hijo.— ¿Mat?— Papá, ¿Qué haces aquí?— Vine a traerte esto — le dijo extendiéndole un poco de tiramisú.El niño lo tomó y se quedó mirando el plato.— Pensé que no querías que comiera — Dijo con la vista clavada en el postre.— ¿Por qué dices eso, hijo? — Con un poco de asombro.— Porque siempre haces todo lo que ella dice… — Dijo con tristeza bajando la vista.Mikel sintió una punzada en el pecho. Le dedicaba mucho tiempo al trabajo, a los negocios, a las conquistas de una noche, a todo, pero en verdad, él sabía que no le dedicaba tiempo a su hijo, pero no era porque no lo amara. ¡Amaba a su pequeño!Pero ver los ojos de Elisa en él, era un recordatorio a su mal proceder, era un grito directo a su conciencia y una bofetada a su maldito orgullo.Elisa lo miraba desde el fondo de
Más tarde, desde la Torre Lennox, James miraba su móvil sobre la mesa, calculando si debía hacer esa llamada, o no.Hacía casi semana y media del incidente de Mikel y sabía de buena fuente que él ya estaba en casa, así que, era hora de ajustar cuentas.Antes no habría sido apropiado, pero ahora no podía perder más tiempo, así que, tragando grueso y respirando profundo, y a pesar de lo que Mikel le inspiraba, que no era en nada bueno, intentó dejar de lado sus sentimientos y marcó su número.— ¿James?— Mikel, sí, soy yo… quería saber cómo sigue tu salud… — Dijo buscando la manera de sonar natural.— Pues, estoy mejorando, gracias — intentando ser cortés.— Eso es bueno, ya pronto volverás al negocio.— Eso espero, ¿En qué te puedo ayudar? — Mikel no dejó dilatar la conversación. James no era hombre de cortesías gratuitas, había una razón para esa llamada, así que mejor que la soltara de una vez, no había razón para retrasar lo inevitable. Seguramente iba a darle la fecha límite para p
Él se dio una ducha y se cambió de ropa, quería verse formal, después de todo el almuerzo seguía siendo de negocios, y la apariencia dice mucho del negociador, quería proyectar confianza y tranquilidad a Mikel, alejarlo de las dudas y las suposiciones que pudieran afectar sus planes, y los de Isabella.Salió al pasillo y revisó su reloj, faltaban cinco minutos para ponerse en movimiento o el tráfico de medio día les jugaría en contra.Se acercó dos veces a la puerta de Isabella y estuvo a punto de tocar, pero simplemente no fue capaz, ella había dicho media hora, entonces, la molestaría después de esa media hora.Justo cuando él se dio la vuelta, la puerta se abrió y la mujer salió.La mandíbula de James cayó por completo. Ella traía puesto un vestido blanco ajustado a sus prominentes curvas, que le llegaba a media pierna, pero tenía una abertura ligeramente pronunciada y dejaba ver una de sus piernas mucho más arriba a de la rodilla cuando daba el paso al caminar.El escote delantero
Isabella se apoyó en el brazo de James y luego este la tomó por la mano.— Tranquila, puedes con esto, Isa, estoy aquí, no me iré de tu lado — James le susurró al oído — Sigue caminando.Ella no podía dejar de mirar al niño a la cara.— ¿Vamos a la mesa con mi papá?La mujer sacudió la cabeza e inspiró profundo antes de contestar.— Eh… ¡Claro, cariño! Vamos — ella le dijo y tomó su manita con la mano libre.James sintió una especie de situación premonitoria al ver las manos de los tres unidas, como si fueran una…— ¡Qué bonita familia tiene, señor! — Una mujer de cabello cano, entrada en años y sentada sola en una mesa, le dijo al pasar — La familia es la riqueza más importante de la vida, ¿No lo cree?James apenas asintió con la cabeza gentilmente, y totalmente sorprendido miró su mano sujetando la de Isabella, y la suya sujetando la Mat.¿Sería posible alguna vez?¡Algo en su pecho se sintió tan bien!« Podría ser feliz con esto, ¡Nada más, solo esto! », le dijo una voz en su pecho