Los candentes besos le quemaban en la garganta, cada vez que los labios de la musa etérea de Isabella rozaba con los labios la piel de su cuello.
James apretó su agarre con las manos en forma de garras sobre los muslos desnudos de la mujer que gemía en la dolorosa espera del embate que todavía no se daba.
— Isabella… — le susurró al oído, y luego pensó que el momento era demasiado íntimo para llamarla por su falso nombre — Elisa…
La mujer dio un respingo al escuchar su nombre de los labios de James, con esa profunda y masculina voz que la hacía temblar hasta los tuétanos.
Hacía más de un año que nadie la llamaba de esa forma, hacía más de un año que había decidido enterrar a Elisa y dejarla morir donde todos pensaban que había muerto, en aquel maldito incendio, abandonando quien era y asumiendo la id
Ella se había quedado dormida, respiraba tranquilamente, su pecho subía y bajaba lentamente y en su rostro parecía haber una tenue sonrisa.James se quedó mirándola. O, admirándola, más bien. Acarició su largo cabello del color del ébano, y delineó la forma de su boca con la punta de los dedos, adorando su rostro de portada y lo delicado de su blanca piel.Ese contraste entre el color de su rostro y lo profundamente oscuro de su cabello le daba a Isabella un toque casi etéreo, innatural, como una de esas criaturas de los cuentos, con rostros inmaculados y ojos llenos de secretos.Ella era así, y él lo sabía, sabía que su corazón aguardaba secretos de una vida pasada, que ella se empeñaba en olvidar. Si no lo fuera de ese modo, nunca habría jugado tan bien su papel de desaparecer y aplasta a Elisa para hacer nacer a Isabella.James
James observaba a Isabella desde la ventana del gimnasio, hablando por teléfono y con un extraño sabor amargo en la boca.Cerca de la hora de la cena, James se detuvo frente a la puerta de la habitación de Isabella y pensó dos veces antes de tocar. Generalmente, a esa hora ella ya había bajado al comedor, pero todavía no la había visto desde esa llamada telefónica.Pensó que el día sería diferente a los demás, tal vez… estarían más cercanos que antes, pero se había equivocado. Después de eso, ella simplemente se había enclaustrado en su habitación y él no sabía cómo interpretar eso.Toc, toc. Tocó y esperó a que la puerta se abriera, no quería atropellar su intimidad.— ¡Pase! — ella gritó desde dentro. James empujó la puerta para entrar y se enc
La cena transcurrió como ella lo había planeado, con un Mikel domado, rogando para que intercediera por él y por Wolf Company ante James. Sin embargo, para Isabella no era suficiente. No solamente quería ver a Mikel implorando ante ella por su apoyo, sino verlo realmente mal, hundido, arrastrándose… sí no, ¿Qué clase de venganza sería? No era poco lo que él le debía, y estaba segura de querer cobrarle todo.James había pensado que destruirlo económicamente sería suficiente, tal vez olvidaba lo que Emmett le había hecho a Beatrice, pero ella no lo olvidaba porque había sido testigo de sus últimos años de vida enterrada en ese horrible lugar.En definitiva, ella no lo creía así, Mikel le había quitad
— ¿Hacemos trato, o no? — La pregunta de la hermosa mujer de hierro quedó colgando en el aire.Mikel bajó la mirada, pensativo, estaba atrapado, era eso o terminar la sociedad con los Lennox y enfrentarse a la quiebra deshonrosa y a la furia de su padre, y no estaba dispuesto a pasar por ninguna de las dos.— ¡Por supuesto!, nunca te haría un desaire, Isabella, además, lo que pides es absolutamente justo y, como te dije antes, ya había comenzado a tomar cartas en el asunto — Dijo haciendo de ver que estaba convencido de ello, aunque muy en el fondo, no tenía ni la más remota idea de como coños iba a cumplir con todo sabiendo que su padre se interpondría, tendría que asumir los costos él solo, afortunadamente todavía había mucho del din
— ¡No, Mikel! — Isabella salió corriendo del callejón y vio el cuerpo de Mikel tirado en el suelo y al delincuente a su lado con el arma en la mano — ¿Qué hiciste?— No me dejó alternativa — respondió ayudando a levantar a su compañero y poniendo pies en polvorosa.La mujer se inclinó al lado de su exmarido, buscando la herida de la bala.— Isabella…— No, no hables, no te esfuerces — ella dijo, ubicando la entrada del proyectil y haciendo presión con una mano para detener la hemorragia.— Isa… ¿Estás bien? No me perdonaría si te pasara algo…
— ¡James! Se muere, ¡Se muere! — James alcanzó a escuchar, tan pronto abandonó el auto para venir en su ayuda.Se quedó helado al ver el charco de sangre en el que Mikel estaba tirado, los nervios de Isabella estaban fuera de control, y solo repetía que era su culpa.— Es mi culpa, ¡Es mi culpa, James! Yo hice esto…— ¡Shiss! No digas nada, por favor, ahora no, hablaremos en casa. Ha llegado la ambulancia — él le dijo al ver el auto que derrapaba muy cerca y del que salía el equipo de paramédicos — Ya llegó la ayuda, por ahora no digas nada más, ¿Vale?Ella asintió con la cabeza, dejando que el personal profesional se encargara de asistir a Mikel.— ¿Alguno de ustedes es familiar?Isabella abrió la boca para responder, pero volvió a cerrarla, la fuerza de la costumbre casi
— Isabella, ¿Qué fue lo que dijiste? — James no lo podía creer.La mujer abrió los ojos sin haberse dado cuenta de que oraba en voz alta.— No puedo creer que digas que abandonarás la idea de recobrar a tu hijo, ¿En verdad crees que No mereces recuperarlo? — él estaba visiblemente molesto — Te prohíbo que vuelvas a pensar si quiera en eso, Mikel vivirá, ya pregunté y los médicos dicen que no fue nada serio, solo se desmayó debido a la pérdida de sangre, es algo normal en estos casos, está completamente fuera de peligro, así que actúa como víctima, ya te lo dije, no te perderé solo porque estás pasando por una crisis nerviosa.La mujer inspiró profundamente y tomó las manos de James entre las suyas.— Gracias… — dijo en un susurro — Pro todo, James…
— Debiste decirme lo que pensabas hacer, Isabella, no fue muy responsable urdir un plan como ese sin informarme nada.Isabella se mordió el labio inferior, sabía que había sido una estupidez.— En mi defensa, puedo decir que no me dejaste otra opción.James la miró con el rabillo del ojo.— James, tú fuiste muy enfático en el tema de aplicar sanciones a Wolf Company, yo solo estaba buscando una manera natural de acercarte a ti y a Mikel de forma amistosa, pensé que funcionaría, pero nunca imaginé que las cosas fueran a ponerse tan feas.James negó con la cabeza, visiblemente contrariado.— Creo que debemos seguir adelante con tu plan.Ella lo miró sin entender, ¿No le estaba reprochando por eso?— Quiero decir, realmente se ganó un indulto.— ¿Quién, Mikel?— Sí… te defendió cuando creyó que estabas en peligro, eso debo agradecerlo. Si hubieras estado en verdadero peligro, me habría gustado que te cuidara… — comentó con un tono melancólico.Isabella soltó el aire que había tenido cont