Mikel entró de nuevo en su oficina después de haber dado las declaraciones oficiales y se sentó en el mueble con un fuerte dolor de cabeza.
Emmett entró y mirándolo comenzó a aplaudir su actuación antes las cámaras.
— ¡Excelente, hijo! Hoy te luciste, como debe hacerlo un verdadero Wolf — le dijo adulándolo hipócritamente.
— No te burles, papá, no estoy feliz por tapar tus mentiras, sabes que todo se sabrá tarde o temprano, no deberías celebrar todavía — Le contestó en tono frío y severo.
— Te equivocas, querido Mikel, mi gente ya hablo con los familiares de los afectados, todos han firmado un acuerdo de confidencialidad y, a cambio, me haré cargo de sus gastos médicos.
Mikel levantó la vista, asqueado, hacia su padre.
— Entonces, ¡si comprarás su silencio,
— Robert, llama a Mikel Wolf, y cítalo para una junta urgente, dile que cenaremos esta noche en el lobby privado del Luna Park, si quiere que lo acompañe su abogado.— ¿Vas a plantearle todo lo que acordamos aquí, tú solo? Creo que deberías ir con alguien más, Isabella, por ejemplo, que es la otra accionista mayoritaria, y quizás Montgomery en representación de los accionistas minoritarios.— No, prefiero hacer esto cara a cara con ese desgraciado, solo me acompañarás tú, no necesito un séquito a mi lado para decirle unas cuantas verdades a ese canalla — Escupió con rabia.Al otro lado de la ciudad, en la planta de cosméticos de Wolf Company, Mikel se comprometía de manera personal con el representante de los obreros afectados, pidiéndoles que todo fuera con la mayor discreción, ya que su padre había acordad
En el lobby privado del elegante restaurante Luna Park, Mikel y su abogado esperaban a Lennox con el corazón en la boca.Mikel sabía que todo el alboroto de los empleados y los químicos le traería más que problemas, y su padre no estaba ahí para asumir la responsabilidad, sino que lo lanzaba a los lobos esperando que pudiera salir ileso de semejante desastre, cosa muy difícil, conociendo la trayectoria de James Lennox y lo que se decía de él en el medio empresarial, ¡Que era implacable!Por algo estaba en la lista de los empresarios más ricos, y había salido tres años consecutivos en la portada de la revista Forbes.— ¿Crees que venga? Está retrasado veinticinco minutos — Mikel resopló haciéndole señas al mozo para que le sirviera el segundo trago de whisky.— Mikel hoy no, por favor — Le aconsejó su a
— James, ¿Crees que Mikel quiera hacer el comunicado? — Robert le preguntó cuándo habían salido del restaurante.— No lo sé, no es Mikel quien me preocupa, ¡Es su padre!, él no es un hueso fácil de roer.— No, no lo es, pero si me lo preguntas, creo que ha sido bueno enviarle un mensaje de que no es el tipo omnipotente que él cree que es.— Espero que así sea, Isabella estaba muy nerviosa con esto, no quisiera alterarla más — James comentó preocupado.— James, ¿Puedo hacerte una pregunta un tanto personal? — Robert se aventuró con cuidado.Lennox asintió con la cabeza.— ¿Qué está pasando entre tú y tu hermana falsa? — la pregunta fue directo a la yugular, Robert conocía muy bien a James, casi desde que era un niño, y hacía dí
Elisa respiró hondo cuando el abogado le extendió los documentos. Alargó la mano temblorosa para tomarlos y leyó con atención.—¿Comprende lo que dice ahí, señorita Alcalá?—Para serle franca comprendo la mitad — dejando escapar el aire.—Básicamente, la señora Beatriz Lennox dejó a su nombre el cincuenta por ciento de sus bienes, creo que no es muy difícil de entender.—Esa parte la comprendo perfectamente, lo que no entiendo es ¿Por qué decidió dejarme un porcentaje tan alto? — Elisa solo podía pensar en la reacción de James, el hijo de Beatriz.Mientras ella todavía hablaba, la puerta del despacho del abogado se abrió y James Lennox entró con elegancia y paso decidido.—Es la misma pregunta que me sigo haciendo — la voz de James era aplomada, pero glacial.—Llegas tarde, James — el abogado, observó ajustándose las gafas.—Tenía negocios que hacer, Robert, a diferencia de otras personas, yo sí me he ganado cada centavo.Elisa tragó grueso y se acomodó en la silla, no era su culpa qu
—¿Señor Wolf? ¿Sigue ahí? — Mikel enmudeció de pronto, sintiendo que un nudo comenzaba a formarse en su garganta.—¿Señor Mikel Wolf? — El policía insistió desde el otro lado de la línea — ¿Sabe si la señora Alcalá tenía otros familiares a quienes podamos informar?Mikel se aclaró la garganta para poder responder.—No, me temo que no.—¿Entonces solo su hijo es familiar directo?—Sí.—¿Tiene planes para el funeral? Si no los tiene, el Estado podrá hacerse cargo en el crematorio del presidio.Por un segundo, la mente de Mikel se quedó completamente en blanco. Si bien era cierto que hacía años, muchos, en realidad, había terminado por su propia decisión la relación con Elisa, el hecho de que muriera no lo hacía feliz, y menos cuando tenía un hijo de diez años a quien explicarle que su madre había muerto de una forma tan horrible, incendiada... ¿No era estúpido cremarla? Mikel sacudió la cabeza para apartar los fatídicos pensamientos.—Bien, ¿Entonces? — La voz del maldito policía comen
Los dedos de James tamborileaban nerviosamente en la mesita del café, mientras sus ojos reparaban cada dos minutos en el reloj de pulso herencia de familia que traía puesto, estaba a punto de levantarse y mandar todo al demonio.Los dedos se detuvieron de golpe al ver entrar a la chica desaliñada y curvilínea por la puerta del lugar. Nada especial había en ella, salvo sus hermosos ojos, James suspiró, incluso con esa hermosa mirada no sabía si ella lo lograría.« ¿Habrá algo que se pueda hacer con ella? », pensó, «¡Dudo mucho que tenga el temple para seducir a alguien, parece más un ángel herido que una mujer con sed de venganza, esto va a irse directo a la mierda! »Elisa se detuvo en la puerta y lo buscó con la mirada. Pocos especímenes masculinos pueden verse como James Lennox, rostro afilado, tez clara, labios llenos y mirada gris, tan pesada como el plomo.Suspiró. No sería fácil estar cerca de él con esos aires de grandeza que exudaba a kilómetros, era guapo, y el desgraciado lo
«Un, dos…», contaba mentalmente mientras hacía los ejercicios matutinos sin dejar de escuchar en sus auriculares la charla sobre "Crecimiento y desarrollo empresarial en el proceso de globalización económica" de F.J. Santos, publicado en la Revista de Economía Mundial. Estaba concentrada en los datos estadísticos cuando la voz de Ada la sacó de sus pensamientos.—Señorita Isabella, alguien quiere verla.—¿Ahora? Es un poco temprano — ella dijo mirando el costosísimo reloj de pulso que James le había enviado para que lo usara a diario y con una inscripción al reverso que decía: “Para mi amada hija Isabella, de su madre, con amor”. A ella le había parecido una broma de mal gusto, pero luego pensó que él se estaba asegurando de que ella tuviera algo “familiar” que mostrar en caso de necesitar apartar algunas dudas sobre su identidad en el futuro.—Es uno de los empleados de la mansión, trae un recado del joven James.—Está bien, Ada, puedes hacerlo pasar.Elisa ya se había metido en el p
UN MES DESPUÉS:Elisa... no, más bien Isabella se miró al espejo y suspiró profundamente. Del otro lado en el reflejo vio a una mujer casi irreconocible ante ella: rostro perfilado, labios llenos, ojos profundamente azules, escultural figura y una melena oscura abundantemente larga caía a los lados de su cara afinándola aún más y dándole, junto al maquillaje y al vestido de alta costura un aire de aristocracia moderna sin igual.—¿Estás lista para actuar? — La profunda y masculina voz de James la sacó de sus cavilaciones.Ella se giró para verlo a los ojos. Esos ojos grises y helados a los que todavía no lograba acostumbrarse.—Supongo que sí — dijo en baja voz con un asentimiento de la cabeza.—¿Supones? Me estoy jugando mucho con esto, Elisa, ¿O debería llamarte, Isabella? — Dejó salir cortante y decepcionado.James podría lucir como una pieza de arte monumentalmente exquisita, pero era rígido y glacial cuando se lo proponía.Elisa sintió un ligero frío en el estómago. Se puso de pi