1. LA RAZÓN

Pude ver a lo lejos los cuerpos retorciéndose entre el fango y la sangre, el hedor de los cadáveres en descomposición me llegó de golpe. Entre gritos y lamentos, empuje con más fuerza la lanza en el pecho de la bestia mientras sus garras rasgaban la carne de mis piernas.

Intentó luchar desesperado por sobrevivir, emitiendo unos sonidos desagradables mientras la piel se comenzó a deformar e inflar hasta que las úlceras  se volvieron purulentas y hedían a muerte. Cuando la plata de la lanza finalmente acabó con la vida de la criatura, intente jalar la lanza para sacarla del cuerpo, Pero mi atención fue atraída al horizonte, donde el crepúsculo comenzaba a salpicarse de estrellas.

El campo después de una batalla era lo último que yo quería ver, había luchado durante 3 días. Apenas había comido algo y tristemente quería olvidarlo todo, había arrancado tantas vidas; muchas de ellas no eran criaturas híbridas o salvajes. No podía dejar de pensar en aquellos cuyas vidas terminaron por intentar proteger a las ciudades cercanas. Pero al bajar la vista y notar la criatura deforme a mis pies, entendí que fragil resultaba también nuestras vidas

El viento susurro ligeramente y atrajo con él una fragancia familiar. ?Porque me resultaba tan familiar?. 

“ Camellia…..” dijo el susurro.

Y levanté la vista, el horizonte estaba ligeramente estrellado y otra parte  tan azul como zafiro. Y olía a algo tan familiar. Al final del campo logre notar una figura gigante que caminaba lentamente, llevaba una lanza en la mano. Lo mire fijamente. ¿Quién es el?

“Camellia…” volví a escuchar el susurro.

Sentí los ojos pesados, estaba tan cansada, la guerra me había quitado todo. Y yo seguía con vida. Parpadee con fuerza. Cuando finalmente abrí los ojos, noté a la pequeña mujer de cabello castaño mirándome fijamente. Estaba a un par de pasos de distancia, llevaba una bandeja  en las manos, su ligera sonrisa dejaba en claro que estaba preocupada y genuinamente  conmovida al verme despertar de mi siesta.

- Mi señora Camellia, lamento despertarla ... .- se acercó un paso, extendiendo la bandeja. - ha sido requerida…- su sonrisa se hizo más grande.

Intenté no reírme de Zhara, ella se preocupa por mí todo el tiempo, y no la culpo. Recuerdo el primer día que llego a mi vida, era apenas una niña, se escondía tras la pierna de mi madre. Asomando la cabeza ligeramente por temor. Yo era una joven despreocupada, pero me dio ternura la pequeña de cabello desordenado y castaño. La consideraba mi primer vástago. Estaba tan orgullosa de ella, jamás la expondría a la horrenda realidad en la que vivíamos. Es ṕor eso que cuando asesinaron a mis padres y ascendi, toda la corte y ancianos fijaron a la pequeña Zhara a mi derecha, ella me mantenía viva. Evitaba que cayera en mi sopor. Y también lograba que trabajara en lugar de jugar con armas todo el día. 

- Dime los detalles…- me atraganto con un bostezo, baje las piernas de la silla trono y saque el cojín de mi espalda. Estaba tan cansada, dormí un par de horas y apenas me alimentaba. Me rasque la nuca donde todo el cabello estaba hecho un moño y lo sostenía con una horquilla decorada con camelias, regalo de mi Padre.

- Mi señora, se requiere su presencia en una reunión entre líderes ... .los ancianos quieren discutir el tema con usted pero soy la avanzada …- la sonrisa en sus labios se amplió tanto que pude ver la chispa brillar en su mirada. 

- Vaya ... .son unos malnacidos- cuando la mano de Zhara dejó la bandeja y se dirigió hacia mí, yo entendí que tenía que ponerme en pie para aceptar la reunión. Era inevitable que tenía que presentarme. Que terrible destino, estar en una reunión con un montón de ancianos que hablaban durante horas sobre los buenos tiempos y el futuro incierto.  Pero sería peor si comenzaban a hablar sobre matrimonio y progenie. - Pero no usare vestido…-

La sonrisa de Zhara no podía ser más amplia, cuando se dio la vuelta y dejó la bandeja en un tocador y abrió las puertas corredizas de un enorme closet. Dentro había algunos maniquis con vestidos ricamente decorados con joyas e hilos de oro o plata. Algunos vestidos estaban almacenados en cajas de madera por las joyas que incluían; todas las cajas en los estantes tenía un pequeño listón colgando de la tapa. Zhara había hecho un excelente trabajo usando listones para organizar los vestidos por colores.

Al fondo había varios vestidos colgados en perchas, vestidos sencillos y largos que cubrían desde el cuello hasta las muñecas. Pero cuando trajo consigo una caja con un liston negro y turquesa colgando de la tapa me llego el mensaje fuerte y claro. 

- Espera, espera, espera .... ¿qué está pasando aquí? -  el frío del piso subió por mis piernas hasta mi espalda, estaba aterrada de la respuesta.

- Mi señora, ¿no se lo dije?, es una reunión importante entre líderes…- puso la caja en el tocador y abrió la tapa para exponer el contenido, la joyería colgaba de la tapa mientras el vestido y el velo estaban cuidadosamente acomodados. Empujó la caja hacia mí con su sonrisa en el rostro. - Es importante que vista decentemente, si no quiere mostrar el rostro acepto que use el velo…. la corte quiere mostrar a su Señora con dignidad…- 

La pequeña mujer agitó los brazos dejando en claro que el pijama no era código de vestimenta, pero no iría a ningún lado sin bañarme. Podría estar muerta por dentro pero no era una hedionda.

Cuando entré al vestidor no pude evitar el sentimiento de culpa al ver tantas joyas en cajas con sus vestidos a juego y zapatos. Mientras que mi pueblo sentía hambre. Al final del vestidor estaba un espacio iluminado desde lo alto, bajo el cual estaba el maniquí donde colgaba mi vestido y armadura de guerra.  Suspiré, de manera nostálgica. Las puertas del baño las abrió de manera brusca la pequeña Zhara, se acercó a la tina romana para encender el agua caliente, yo tomé unas sales y aceites de los tocadores para así arrojarlos al agua caliente, ciertamente no era una dama. Era lo único que extrañaria, la comodidad de un baño caliente varias veces al día.

Me abrí el pijama y entré con calma,  tenía la piel tan pálida y fría, era más delgada que el promedio y no podía ocultar mis  6 ‘ 1 ”.  Era imposible no notar mi presencia si era tan alta como un macho.

Eso junto con mi constante tristeza no me permitían tener una relación con ningún otro ser vivo o muerto. No era agradable a la vista de nadie, así que me encorve para ocultarme en el agua caliente y abrace con fuerza mis rodillas hasta que mi rostro estaba oculto entre ellas. No deseaba salir, era arriesgarme a otro intento de asesinato, por eso habia comenzado a usar un velo.

Cuando escuche los pequeños pasos de Zhara, despegue la cara de las rodillas; ella traía mi bata y me puse de pie. No me atreví a secarme, me gustaba la sensación del agua rodando por mi piel, así que cuando me puse la bata rápidamente se adhirió a mi cuerpo. Levante la mano y me saque la horquilla para poder arreglarme el cabello. Al salir de los baños ya habían colocado algunos maquillajes y el velo, sobre un mueble en mi cambiador. No me gustaba el maquillaje en especial porque nadie lo notaría bajo el velo. Pero de todas formas me senté en el tocador y comencé a arreglarme, solo por que quería ver feliz a Zhara. 

Me rodeé los ojos con un ligero polvo rosado y me puse delineador. Mientras Zhara cepillaba mi pelo y trato de arreglarlo con una nueva horquilla en forma de daga de la que colgaba una pequeña perla. Hizo un gran esfuerzo, después de todos las gruesas ondas de cabello se negaban a ser sometidas. Suspire cuando vi el cabello gris arreglado y mi rostro maquillado así que me puse de pie rápidamente para buscar el vestido. Perdí la noción de todo mientras Zhara me vestía y acomodaba las botas. Había perdido la lucha contra las zapatillas hacía años.

Cuando levanté la vista al espejo me percate de que el vestido cubría casi todo mi cuerpo, las mangas llegaban hasta el dorso de mis manos, el cuello del vestido llegaba hasta el mentón; la suave seda y encaje cubrían en su totalidad mis botas. 

- Que hermoso…- dije quedamente al ver el vestido negro decorado con turquesas en corte lagrima y algunos diamantes; le pase los dedos por el bordado de la rosa atravesada por una dagueta. Mi madre lo había hecho para mi presentación.

Zhara trajo la gargantilla de turquesas y diamantes que me coloco rápido, para pasar a ponerme las argollas; pero cuando trajo los dedales en forma de garras me aislé por completo. Ella puso uno a uno los dedales que tenían decoraciones de turquesas y diamantes. Si mis manos eran finas y mis dedos largos; los dedales solo le dieron un aspecto más lúgubre.

Me quedé pensando en muchas cosas mientras acariciaba el velo entre mis manos. Zhara se había ido a atender la puerta, el séquito había llegado para escoltarme.  Me sentía fuera de lugar usando este disfraz de princesa oscura. Entré en piloto automático cuando Zhara tomó mi brazo y comenzó a guiarme hacia la puerta de mi habitación, pero cuando me quito el velo de las manos y el séquito me rodeó; la procesión fue un doloroso recuerdo de mi realidad. En algún momento antes de entrar a la camioneta blindada alguien me había colocado el velo. Uno de los guardias me beso la mano cuando me ayudó a subir al vehículo. Solo miraba al frente en silencio, escuchando a los guardias murmurar órdenes.

Durante el transcurso del viaje mire por la ventana tintada; las luces de la ciudad se veían a la distancia, cuando llegamos a una casa en las montañas muy en lo profundo del bosque, vi varios vehículos igual de grandes estacionados en la entrada de la casa. Algunos blindados y otros de lujo; pero cuando la camioneta se detuvo, los guardias comenzaron a rodear el vehículo; la puerta se abrió finalmente y regresé a mi realidad, había estado ausente en mis pensamientos durante casi 3 horas.

El guardia que me extendio la mano en ningun momento levanto la vista, llevaba un elegante traje a medida en negro, sin corbata y con unas delicadas mancuernas en forma de rosa. Cuando se enderezo y me miro, en sus ojos había un anhelo que rayaba en la devoción. Yo soy casi 2 pulgadas más alta que él, a pesar de que él es musculoso y alto. Yo aun así lo sobrepasaba. El nunca soltó mi mano ni emite comentarios sobre los dedales en forma de garra que llevaba puestos, se limitó a escoltarme. Mientras Zhara iba a mi lado y el séquito me rodeaba. Avanzamos a pasos lentos por la casa, donde todos los presentes me miraban como si fuera una criatura extraña. Muchos de ellos con cara de terror u odio.

Al final del corredor la gente elegante fue sustituida por hombres o mujeres muy altos o musculosos; casi todos vestidos como mercenarios. El séquito se detuvo para presentarme.

- La Señora de la Casa Kushim….- escuche decir.

Y cuando la puerta se abrió también lo hizo mi paranoia. Había olvidado ese sentimiento, el estado constante de entumecimiento desapareció y hoy, aquí; sentía miedo.

Sentía una opresión en el pecho, así que apreté la mano del guardia quien se inclinó hacia mí.

- Mi señora, podemos irnos si lo desea ... - dijo quedamente el hombre.

- No, Damian ... .hagamos esto…- y contra todos mis sentimientos, entre a la sala.

Había una larga mesa de conferencia donde varias personas ya estaban sentadas, al final de la mesa formando la cabeza del grupo estaba un hombre gigante.

ENORME.

Vestia una camisa negra con los primeros botones desabrochados mostrando los tatuajes que cubrian su pecho, cuello y nuca; su cabello negro azabache estaba engomado hacia atras y tenia una barba incipiente apenas formandose. Estaba rodeado de varios mercenarios que lo custodiaban y me miraban fijamente.

Pero el hombre a la cabeza, era diferente, en sus ojos azules ardía el odio, sus rasgos varoniles realzan su atractivo y estaba inconforme con mi llegada tardía; sus ojos me siguieron sin perderme ni un instante y sus manos formaron puños sobre la mesa, ¿Tiene tatuajes también en sus puños?.

Todos los presentes me miraron con sorpresa y se pusieron en pie. muy cerca de mi lugar había varias mujeres que sonrieron alegremente. Una de ellas corrió hacia mí, tomando mi mano libre. Levantó la mirada por completo y su nuca tocó la espalda de manera antinatural.

- ¡Camy! que alegría verte querida, si tienes tiempo después de esta reunión me gustaría tomar una taza de té contigo…- El guardia Damian no soltó mi mano en ningún momento.

Yo bajé la mirada a la diminuta criatura que sostenía mi otra mano y asentí en silencio.

- ¡Estupendo! ven, ven querida; te he reservado un lugar junto a nosotras…- me jalo sin esfuerzo alguno hacia la cabeza de la mesa donde me quedé un instante viendo mi lugar, ella se sentaba del lado derecho junto a su séquito, mientras que a mi izquierda se sentaron los 4 ancianos que me acompañaban, Damian soltó mi mano y permaneció de pie a mi izquierda mientras que Zhara se quedo atras de mi silla. Pero no me siente, me quedé un instante ahí porque sentía algo, una sensación de inminente peligro y zozobra. Mire a todos los presentes en la habitación incluyendo a los que estaban sentados,¿qué me pasaba?. Nadie ahí quería mi cabeza en una bandeja de plata. Pero sentí miedo.

Cuando finalmente me senté, incliné la cabeza ligeramente para hacerles saber a todos que saludaba. Y al levantar la mirada, el enorme hombre al otro extremo de la mesa seguia viendome; parecía devorarme con la mirada, sus puños se apretaban y aflojaba, el fuego en su ojos azules me estaba consumiendo, no podía seguir viéndolo pero si apartaba la mirada parecería debilidad. Entonces hice algo que había dejado de hacer; pedí ayuda.

Levante la mano y las mangas descubrieron una ligera parte de piel, moví los dedos haciendo repiquetear el metal, y al instante estaba Zhara sobre sus rodillas a mi lado.

- Mi señora…- tomó mi dedos con su pequeña mano y se acercó más. Yo incline ligeramente mi cuerpo hacia ella, para estar lo más cerca posible.

- No puedo Zhara, no así…- el diminuto rostro de Zhara se levantó, en su rostro había sorpresa pero sobre todo preocupación.

Ella puso su frente contra el dorso de mi mano y luego se puso en pie rápidamente, salió de la habitación y momentos después regresó cargando una bandeja con una botella y una copa. La escuche servir el líquido y cuando la fragante bebida estuvo cerca no dude en tomarla. Logre dar unos tragos y me relaje antes de finalmente suspirar y poner mi otra mano sobre el reposa brazos.

Descanse la copa en la mesa, y aunque seguía teniendo esa sensación inminente de peligro, lo ahogue con una mezcla de vino y sangre.

Cuando la discusión y las voces se volvieron más animadas me obligue a prestar atención.

- El avance de los humanos nos ha relegado en muchos sentidos. Como bien lo ha dicho la Señora de la Casa; es hora de adaptarnos…- un hombre regordete miraba hacia mi. 

-No podemos adaptarnos a los humanos, nuestra naturaleza siempre será un motivo para entrar en conflicto. Los salvajes y rebeldes deberían ser nuestra prioridad…- le respondió otro hombre sumamente delgado y alto del otro extremo de la mesa.

Yo levante los dedos de la mano izquierda. Damian rápidamente dio un paso al frente y dijo con firmeza.

- La Casa Kushim, lucha desde hace siglos contra esta situación. Formar una alianza y dejar de pelear entre nosotros es el primer paso, la Señora cree firmemente que si dejamos nuestra enemistad podríamos formar las barreras suficientes para impedir a los humanos sobre pasarnos, la adaptación también implica proteger a los nuestros y nuestros poderes…- Damian era mi guardia personal pero también lo usaba como representante, le deje en claro que no podía exponer mi identidad, y aunque al inicio se negó a ser mi voz; al final no tuvo alternativa.

Entonces las mujeres a mi derecha emitieron risitas nerviosas y yo miré hacia ellas. La mujer que me saludo se puso en pie y se aclaró la garganta antes de empezar con su discurso. Damian emitió un quejido de fastidio, era bien sabido que no le gustaban las brujas; pero Lilia, la Elder del Aquelarre era su principal enemiga. Llevaban una relación pasiva agresiva hacía años y yo tenía la teoría de que se gustaban. “Demasiada tensión sexual” pensé mientras sonreía.

- Y si nuestra prioridad es protegernos para podernos adaptar, ¿porque no creamos una fuerza que lo haga?, digo, la finalidad es poder evitar que experimenten con nosotros. Yo creo que la fuerza del Rey Alfa debería unirse a la fuerza de la Señora de la Casa; todos los demás no tenemos el recurso ni el poder para defender a nadie…- las 4 mujeres se miraron entre ellas para reafirmar el discurso. 

Y todos los presentes se sorprendieron. 

A mi se me cayó la mandíbula al suelo, justo como al enorme hombre al otro extremo de la sala. Miré a Damian y a mi séquito; ciertamente estaban en shock. Cuando regresé la vista al hombre frente a mi, me percate que en sus ojos había algo más que odio. ¿Es acaso el Rey Alfa?, ¿por eso está tan molesto?

- ¿Disculpa?...- dijo Damian casi a gritos. Yo levanté la mirada hacia él, ciertamente estaba indignado. Suele ser un hombre calmado, jamás lo había visto fuera de sí como lo está ahora. - ¿Crees que casando a NUESTRA señora con el Rey Alfa, se solucionaran todos los problemas? - hizo mucho énfasis en su posesión, tanto que hasta yo estaba confundida, ¿me había pedido algo? . Rapidamente volvi la mirada hacia el enorme hombre de negro, estaba mas que furioso, su mandibula parecia apretarse con fuerza y una vena en su cuello palpitaba desbocada. Que increíble poder corría a través de sus venas.

Él no había dicho nada durante toda la reunión pero parecía tener algo que decir. Entonces lo vi golpear la mesa con ambos puños y todos le pusieron atención.

- Sí para salvarnos, parar la guerra y proteger a mi pueblo…debo desposar a la Señora, será algo que solo ella y yo hablaremos. No soy un semental al que usaran… A. MI. NADIE. ME. DA. ÓRDENES… - su voz era tan profunda y enérgica que me encantó, quise seguir escuchándolo. Sin duda alguna no era lo que esperaba escuchar pero si el tono que deseaba oír.

Que sorpresa, Damian y yo nos miramos un momento antes de volver a bajar la mirada. No estaba acostumbrada a intervenir, y no me gustaba hacerlo, pero tenía que.

- Yo…- dije con firmeza. Todos voltearon a verme, incluyendo al feroz hombre cuya expresión cambió de furia total a una sorpresa absoluta, su corazón bombeaba con fuerza lo podía incluso escuchar. - como Señora de la Casa, confirmó que nuestras finanzas no nos permiten forjar ningún matrimonio estratégico. Es un hecho que aquel hombre o mujer que lo desee, debe estar plenamente consciente que sus riquezas serán usadas para programas de adaptación, la paz interespecies, la investigación y salud de los nuestros; como también para combatir a los rebeldes y salvajes. No puedo permitir arrastrar a nadie más a mi situación. Así que disculpe Rey Alfa si suena a rechazo; pero no me gustaría dañar a su pueblo solo para proteger  mis ideales…- me toque el pecho con la intención de dejar en claro que todo lo que decía era con el noble deseo de no pelear más, los licantropos y hombres lobos, ya habían peleado demasiado y perdido mucho; incluirme a su lista no era mi meta.

Vi los puños del hombre aflojarse, se dejó caer contra el respaldo de la silla y su mirada se suavizo lo suficiente para mostrar esos hermosos rasgos tan varoniles. El se refirió a sí mismo como semental pero no estaba muy lejos de la realidad, parecía uno. Y tuve un deseo enfermo de montarlo hasta la muerte.

Lo vi sonreír traviesamente,¿acaso lee el pensamiento?,¿sabe que estoy pensando?

Una parte de mi ya no siguió el hilo de la discusión entre los otros viejos sobre los tiempos pasados y las desgracias futuras. Pero cuando por fin terminaron de lloriquear y se despidieron; yo permanecí sentada hasta que Damian y Zhara me tomaron de la mano para ponerme en pie. No puse atención a nadie a mi alrededor, solo quería salir corriendo de ahí; quería descansar.

Cuando me di la vuelta pude ver a Lilia a mitad de camino.

- Me debes un Té, querida Camy…..tengo mucho que contarte…pero solicitare a tu corte una audiencia, te lo prometo ... .- la vi agitar la mano alegremente al despedirse, gire la cabeza hacia Zhara, que se encogió de hombros. ¡Qué pequeña bribona! después de ocasionar un caos simplemente huye. 

Pude sentir como la mano de Damian abandonaba la mía, y giré la cabeza para ver la razón; solo pude ver su rostro distorsionado por la furia, luego pude sentir la mano de Zhara temblar ligeramente,  y volví la vista hacia ella. ¿Qué demonios? Entonces vi a Lilia con mi velo en su mano.

Levanté la vista hacia todos los presentes, algunos me miraban con la boca abierta, otros estaban sorprendidos pero la gran mayoría se miraban entre ellos y luego a mí, incapaces de explicar lo que veían.

Y en algún momento pude sentir un calor abrasador a mi espalda y gire sobre mis talones; a unos metros de mí estaba el enorme hombre de cabello azabache, rodeado de sus mercenarios que eran infinitamente más pequeños que él. Por no decir que él era infinitamente más alto que ellos.

Su rostro estaba inexpresivo, mientras que sus hombres estaban boquiabiertos. 

Todos los miedos que había sentido, regresaron a mi en ese instante. Zhara se interpuso entre mí y el enorme macho.

- ¡No!, ¡Por favor no la mire!...- dijo mientras levantaba sus manos para bloquear la vista. Pero el enorme macho la miró un instante antes de levantar su vista hacia mí, era la primera vez que veía a un macho más alto que yo. Aunque su musculatura dejaba en claro que era un luchador, era tan ancho que mi torso apenas se comparaba con su brazo. Me imagino recargando mi cuerpo contra ese pecho tatuado.

Un fuego ardió en lo profundo de sus ojos y mi corazón dejó de latir unos instantes. 

Levante la mano y con el torso, intente ocultar mi rostro. Me di la vuelta rápidamente y salí prácticamente corriendo de ahí.

No dejé que nadie dijera nada, corrí dejando a mi séquito enloquecido mientras me seguían, a mi paso pude ver la expresión de sorpresa de todos. Algunos contuvieron el aliento, algunos murmuraron. No me detuve hasta que estuve afuera del edificio, derribando o esquivando a quien estuviera en mi camino.

Sentía las lágrimas correr por mis mejillas y el olor característico a sangre que las acompañaba. Solo quería desaparecer. Había ocultado mi apariencia siempre, ahora todos habían visto a la criatura bajo el velo.

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