Había tenido pensamientos constantes sobre cosas en particular; algunas veces era una inversión, un problema incluso a veces pensaba en porque me tocó la mala suerte de no encontrar a mi pareja. Pero en todos mis años jamás había tenido un pensamiento constante sobre una mujer. Era curioso como mi mundo cambio de perspectiva de manera repentina. Llevaba las manos dentro de las bolsas del pantalón, pero apretaba el puño con fuerza y en la otra mano apretaba el velo. Me parece increíble la simple idea de llevar un velo para cubrir su rostro. “Que hembra tan estúpida, debería estar orgullosa de su apariencia”. En mi mente solo podía repetir una y otra vez, “No la mire” y los enormes ojos afelinados color oro, mirándome con sorpresa. Estaba preocupada por otro atentado, realmente no era algo que debería preocupar; su sistema de seguridad debía ser un asco si seguía preocupada por eso. Puse atención a mi primo, caminaba frente a mí, a su lado iba su beta, erguidos y mirando con confianza a todos. Tiene la nuca rapada y parte de unos tatuajes se asomaban por el cuello de la camisa negra. Lo marcaban como de la realeza. Pensaba en tonterías mientras avanzábamos por el pasillo, llevaba las manos profundamente enterradas en las bolsas del pantalón, solo pensaba en lo feliz que sería si pudiera irme ya. De camino por el pasillo, la gente se apartaba de nuestro paso. Voltee a ver mi beta, iba trabajando en una tableta; lo vi moviendo días de trabajo y cancelando citas, por fin tendría mis días libres y descansaría. Cuando levanté la vista pude ver al final del pasillo pasar al escolta de la Señora Vampire, cargando en brazos a una joven mujer envuelta en telas negras, me pareció curioso y mi cabeza se ladeó. Había un ligero olor mezclado de humano y mi lugar favorito. - ¿Qué está pasando?..- Mi voz salió más fuerte de lo que creí. Leo levantó la vista, hizo un gesto de conformidad para luego voltear a verme, esperaba que yo le diera una respuesta. - supongo que encontraron una presa para cenar…- me trague la risa. Y entonces vi a la diminuta ayudante correr por detrás de él, con la cara llena de lágrimas y los demás guardias caminando a prisa detrás del escolta personal. Realmente estaba pasando algo. - Espera…ese olor es el de la Señora…- y me detuve, todos a mi alrededor se detuvieron y esperaron órdenes. Adam y Samuel iban al frente; se detuvieron a unos metros de la intersección donde pasó el vampiro cargando a la humana. Paso de largo sin detenerse solo mirándonos con odio; yo lo miro fijamente, retandolo. “Maldito vampiro de m****a” pensé con odio. No podía soportar el hecho de que lo veía pasando sus manos por el cuerpo de la hembra, pegandola a su pecho mientras parecía estar inconsciente. Los SilverFang notaron entonces lo que pasaba y giraron su cabeza hacia mi. Me molestaba de sobremanera, pero no quiero aceptarlo. Por un ligero instante, el tiempo se detuvo; entre las telas, el cuerpo del escolta y las prisas pude ver el rostro de la mujer humana que llevaba en brazos. Aunque sus facciones eran menos exageradas, seguían siendo estilizadas y hermosas, era definitivamente la señora de la casa. Cuando finalmente pasaron, una sensación de incomodidad me invadió. Sabía que no había razón, pero algo muy dentro de mí me hacía pensar que ese escolta no era tan honesto como me hacía pensar - Leo ... .- estaba taladrandole la espalda al escolta mientras se iba. Pude ver a todos los demás guardias cerrarse a su alrededor para así evitar que alguien más la viera. - Si, Alfa…..- escuchaba la diversión en su voz. - No iré a mi residencia….vamos directo al palacio…- Lo miré de reojo y estaba sonriendo, de una manera divertida e incluso cínica. Los demás guardias, se miraban entre ellos compartiendo charlas mentales. Abri el canal de comunicación y lo primero que se me ocurrió fue dejar en claro que no permitiría chismorreos. “ Vamos a movernos directo al Palacio, informen a mi residencia que no estaré esta semana. Estén alertas, vamos a enfrentarnos a la realeza de los vampiros.” Mi puño dentro de la bolsa de mi pantalón se aferraba con fuerza del velo. Era un desastre sentirme así por alguien a quien no conocía. Los guardias están inquietos pero listos para obedecer, la marcha se retoma hasta llegar a la salida. Veo a los vampiros subirse a los vehículos y marcharse con calma. Por alguna razón me sentí decepcionado, quería sentir a una hembra entre mis brazos, aferrarme a ella y ella a mi. No necesariamente ella, solo una hembra que me viera con esa devoción en la mirada. Los SUV se acercaron a la puerta para abordar y en ningún momento solté el velo que llevaba dentro de mi bolsa. Durante el viaje, solo recordaba la imagen del ángel de la muerte; sobre la colina bañada por la luz del atardecer. Los labios caramelos y esos ojos de oro. - Rey…. - dijo Leo sin despegar la mirada de la tableta. - ¿Qué? …- estaba sumergido en mis pensamientos mientras veía por la ventana de la SUV. - August Meller, envía una solicitud ... .- voltee a ver mi beta, tenía los ojos fijos en la pantalla. Seguía leyendo un correo - Vaya….la Reina Vampire quiere contactar con usted,,,.- Eso me sorprendió, no esperaba que llegaran primero. Siempre me gusto ser el primero en avanzar, me consideraba un conquistador. Quizás así me sentiría si fuera un hombre en búsqueda de pareja, Sentía miedo del camino por el que iban mis pensamientos,¿que seguía?, le llevaría flores o le cepillaria el cabello. ¡maldita sea! mataría por trenzar su cabello, acariciarla un momento. Pero eso derrumbaría mi imagen de macho alfa y rey; podría ser terrible para todos.
Estaba cruzando una línea muy difusa, mis pensamientos ya no tenían sentido ni tampoco mis acciones.
- Detente ... .- dije mientras me comenzaba a arrancar la camisa. - ¿Qué pasa? - gritó el chofer mirando por el retrovisor, freno de golpe y la SUV comenzó a tambalearse, íbamos a una velocidad moderada pero la ligera llovizna de la montaña hizo la carretera resbaladiza. Estaba desgarrando el pantalón cuando la camioneta se detuvo por completo, abrí la puerta y comencé a caminar a grandes zancadas, arrancándome las prendas que me estorbaban. Mi corazón latía con tanta fuerza que sentí que explotaba, solo quería destruir todo a mi paso; salí de la carretera y comencé a caminar hacia los árboles. Necesitaba entrar al bosque. - ¡Espera Ragnar!...¡Detente!...- los gritos de Leo se escuchaban a lo lejos, cuanto llegue a la primera linea de arboles, era mas una bestia que un hombre. Por mucho que intentaba sentirme mejor y arrancarme los restos de ropa para ser libre, golpeé varios árboles a mi paso; rompiéndolos, arrancándoles pedazos o derribandolos. Estaba a punto de explotar. Todo por pensar en una hembra que nisiquiera conocía o era de mi especie. Estaba en frenesí total Y por un instante la brisa del bosque trajo un ligero aroma a nevada. En medio de la destrucción pude ver a los SilverFang y Leo entre los árboles, esperando que terminara mi berrinche. Pero la transformación no se detuvo, quise arrancarme hasta la piel. Podía escuchar a los SilverFang hablándome, intentaron razonar conmigo pero no podían. Entonces la transformación se terminó, era un licántropo completo. Mi estatura ya impone miedo, convertido era aún más aterrador. Gire a verlos, los podía ver y oír; pero no me interesaba. Salí corriendo bosque adentro con el frenesí fuera de mi control. Solo me interesaba ese ligero olor a nevada recién caida, los pinos y el viento invernal. Era mi hogar. Podía sentir la tierra crujir bajo mis garras, el ligero frío que predice la caída de una nevada; seguí corriendo sin control. Instintivamente iba hacia mi territorio. Solo podía seguir el olor de la hembra, pero no era ella. Muy dentro del bosque podía escuchar a las criaturas esconderse para evitarme. Comenzaba a sentirme más tranquilo y con el juicio más despejado pude idear un plan. Tenía que hablar con mis padres o esto se saldría de mi control muy rápido. Respetaba mucho a mis padres, pero si se enteraban por otro lado que planeaba proponerle matrimonio a una vampiro las cosas no serían agradables. Después de varias horas corriendo y cazando, decidí dirigirme a la zona donde estaba el territorio protegido del palacio. Muy dentro del bosque ocultabamos un palacio, la empresa de telecomunicaciones ayudaba mucho para tener ese lugar oculto pero en contacto. Era literalmente mi proyecto personal. Al llegar a los límites escuche varios gruñidos, pude sentir entre los árboles y la densa vegetación a varios licántropos, sus aromas me resultaron familiares. Uno de ellos tenía una enorme cicatriz que atravesaba su rostro, repentinamente lo vi erguirse, era fornido pero no tan grande. Cuando se volvieron más humanos, todos bajaron la cabeza. - Mi Rey ... .bienvenido….- El hombre de la cicatriz era maduro, tenía canas y unas arrugas pronunciadas. Parecía estar enojado. - También me da gusto verte Omar…- el viejo resoplo en respuesta, Todos los hombres que hacían guardia me escoltaron por el denso bosque hasta llegar a una zona menos espesa, donde un camino adoquinado serpenteaba; había una banca bajo un romántico kiosko, mi padre lo construyó para el cumpleaños de mi madre, y yo le había construido un pequeño casillero donde podrían guardar un cambio de ropa. Uno de los guardias se acercó al casillero, sacó un pantalón deportivo y lo trajo a mi. - Necesito que soliciten una reunión con mis padres… lo antes posible..- el guardia que me entregó la ropa, afirmó con la cabeza y salió corriendo. Comenzamos a alejarnos del bosque hasta llegar a lo que parecía un jardín, había macetas enormes con arbustos o faroles; hasta que de entre los árboles se levantaba un conjunto de edificios de piedra, con herreria gruesa y jardines discretos con arbustos. Algunos empleados caminaban de un lado a otro haciendo sus labores. Llegamos a una puerta doble donde estaban platicando los SilverFang y Leo, me sorprendió que siguieran aquí. Se dieron la vuelta, sorprendidos por mi presencia: Leo caminó hacia mí atravesando a todos los guardias que venían conmigo. - Rey…ya está todo listo, los padres alfa lo recibirán en 2 hrs…le preparamos un baño y comida ... .- Vi a mi primo y su beta hacer señas para deshacerse de los guardias. Muchos de ellos se le acercaron para organizar otras rondas de vigilancia y luego se fueron. Cuando por fin nos quedamos solos los 4, escuche a Leo dar un fuerte suspiro. - Esta vez fuiste muy lejos Ragnar…. es peligroso y lo sabes…- la cara de Leo mezclaba descontento y nerviosismo, sacó de su saco el velo y lo extendió hacia mí. - ¿Lo dices por algo en particular? .- lo tomé y lo metí a la bolsa de mi pantalón deportivo mientras entraba al palacio, arrastrando fango en mis pies y pantalones. Vi a una trabajadora llegar con un mop para limpiar los pisos. - Lo lamento mucho …- le dije al pasar. La vi hacer una reverencia y seguir su camino. Todos estos idiotas llenos de testosterona podrían vivir sin sentirse mal si yo era un cabeza dura; pero las hembras, era trágico ver como algunas sufren tanto y nadie hace nada por ayudarlas. Muchas cosas cambiaron cuando yo ascendi al trono, en especial en cuanto a la protección y violencia. - Bueno…mientras tu jugabas al monstruo de la montaña, respondió la petición ... .- Leo acercó la tablet para mostrarme algo en la pantalla. La tome y analice varias veces el correo que estaba mostrando, era curioso; casi todo era pura basura pero “se solicita su autorización para poner en contacto a la señora de la casa Kushim; Fleur Camellia…”, sonó a música. Me quedé de piedra Era un nombre hermoso, como ella. Comence a sonreir como un idiota, me sentia abrumado. Ella vino por mi primero, ya no soy el alfa, soy su presa. Me puse duro solo de pensarlo y le devolví la tableta. - Casi podría besarte… - seguí mi camino hacia mi piso. Aunque el palacio era pequeño, el edificio que veía hacia el norte era de mis padres, al oeste estaban todos los edificios administrativos y al sur un edificio de 2 pisos que tenían mis oficinas, salas comunes y cocinas. El segundo piso era para mi uso exclusivo. Mientras íbamos por los pasillos entre salas, varias empleadas se apartaban de nuestro paso. Era un buen momento, repentinamente escuche un repiqueteo. - ¡Mierda! - grite mientras me detenía, gire la cabeza para ver al final del pasillo. Los SilverFang y mi beta estaban sorprendidos. Conocía ese sonido, los otros 3 estaban mirando a todos lados. Mi oído era más sensible que el de ellos; y luego ocurrió. - ¡Hola amor! …- era un chillido aterrador. Luego apareció de la nada una hembra pequeña, rubia, con senos enormes y unos ojos azules tan intensos que parecían falsos. Me saltó encima y tallaba sus senos contra mi pecho. La aparté lo más rápido que pude sin lanzarla por los aires. - ¡Quítate de encima! - dije con desprecio, luego vi a Samuel y Adam tomándola de los brazos mientras ella chillaba. - Solo quiero saludarte amor, no seas malo conmigo….. los padres alfa quieren que nos conozcamos más…- su voz era tan nasal que me irritaba de sobremanera. Vi a los SilverFang arrastrando a la mujer por el pasillo lejos de mi. -Bueno……eso fue divertido …- Leo sonreía divertido, mientras seguía examinando los correos. - ¿Seguimos? - finalmente comienzo a avanzar sin dejar de levantar la vista de la tableta.. No me quedaría a esperar el regreso de la tetona, Quería bañarme, era todo. Subí las escaleras con prisas, así ella no podría embarcarme, mientras Leo me pisaba los talones explicándome detalles de los correos que yo no revisaba. Al llegar a las puertas de mi habitación, voltee a ver a mi beta. - Escucha, quiero que respondas la solicitud del vampiro…. con mi numero personal ... .voy a hablar con ella…- la expresión de mi beta me llamó la atención - ¿Que? - pregunte intrigado. - Bueno ... .ella también compartió su número personal para hablar solo con usted ... .- lo mire un momento solo para asegurarme que no era una broma. - Bien…- trate de ser serio y profesional, pero la realidad era que estaba a punto de sonreir como idiota, otra vez. Leo inclinó la cabeza en despedida, dejó la tablet en un mueble al salir y cerró las puertas. Entre al baño, la tina estaba llena de agua caliente y algunas botellas de whisky. Saqué el velo y lo colgué en la percha donde estaba mi bata, me quite el pantalón y me senté en la orilla de la tina, solo me tomó un movimiento arrancarle la tapa a una botella y beberme hasta el fondo todo el contenido. Me froté la nuca y abrí la segunda botella. Finalmente me metí en la tina con el agua caliente hasta el pecho, y me termine la otra botella. Voltee hacia el ventanal, podía ver el bosque allá abajo, hasta donde la vista alcanzaba. Al fondo las montañas con un poco de nieve aun, algo dentro de mí buscaba encontrar esa paz que me había dado. La piel pálida y el ondulado cabello plata. No podía siquiera imaginar esos carnosos labios caramelos sonriendo. Sus adormilados ojos dorados anhelando algo de mi. Su velo tenía un tenue aroma a ella, esa brisa fresca que me hacía imaginarla. Sentía electricidad corriendo por mi piel, mi bolas duras y cuando mi mano bajó a buscar mi polla; entendí. Mi vida ya no me pertenecía. Todo lo que me daba placer y alegría era la idea de verla sonreír. Comencé a apretar con fuerza, tanta que cuando di el primer jalón se sintió tan bien, bajaba el puño con fuerza y jalaba aún más fuerte. Le di un largo trago al whisky. Segui masturbandome viendo su velo colgado, me gustaba como se sentía mientras pensaba en ella. No estaba disperso, tampoco me daba asco. Sentía las bolas apretadas, la sensación subió hasta mi culo. Cuando tuve una ligera descarga en la espalda baja entonces sucedió. Tuve una corrida bastante intensa, vi el líquido empezar a mezclarse con el agua caliente. Eché la cabeza hacia atrás soltando un fuerte gruñido, sentía como mi polla palpitaba en mi mano. Era una sensación tan placentera que quise seguir. Pero me sentía tranquilo, enfocado.
- Wow…. no quiero imaginar qué sentiré cuando te tenga entre mis manos ... .- dije mientras daba un enorme trago al whisky.
Era grandioso que la tetona no pudiera subir a mi espacio privado, pero entendía a mis padres, estaban preocupados por el tiempo que me estaba tomando escoger a una pareja. Traer a una candidata que terminó obsesionandose conmigo fue bastante aterrador. La evitaba lo más que podía. No la odiaba pero ¡Dios! era terrible tenerla encima, restregándome sus senos. Salí de la tina con la botella en mano, me lave los dientes, me peine, me vestí y salí. Pero me detuve; regresé a sostener el velo en mi mano antes de olerlo. Lo descolgué y lo metí en la bolsa de mi pantalón. Termine el whisky camino a la recepción. Cuando llegué abajo encontré los SilverFang riendo a carcajadas de la rubia tetona. - Fue terrible, no dejaba de gritar que ella subiría a esa montaña Alfa muy pronto….- Samuel imita a la rubia con prodigio. Adam se reía a carcajadas limpiándose las lagrimas - Dejen de jugar par de idiotas….- dije con seriedad. Ambos me voltearon a ver y trataron de guardar la compostura, era un hecho que les parecía gracioso. Lo malo era que yo estuve ahí para verlo. Ambos se hicieron a un lado para dejarme pasar y emprendimos el camino al edificio de mis padres. Durante todo el camino no deje de pensar en la sonrisa del Ángel de la Muerte. No podía seguir imaginarla. Quería verla sonreír. Verla en aquella colina fue un momento crucial. Solo pensaba en cómo someterla bajo mi cuerpo, tenerla de rodillas chupando mi polla con esos carnosos labios caramelo. Mientras la punta de sus colmillos arañaban mi piel. Me puse duro y comencé a caminar con dificultad. Tuve que respirar profundamente varias veces para tranquilizarme. Y aun así mi polla seguía dura como una m*****a barra de metal. Tuve que tontear mirando a los jardines hermosamente podados, a los rosales llenos de pimpollos y ciertamente tuve que distraerme pensando en todo el trabajo que tenía pendiente. Solo así se me bajó la erección lo suficiente para caminar derecho. Llegué al edificio de mis padres ya más tranquilo. Me recibieron los empleados del edificio y me guiaron al salón. Vi a mis padres sentados tomando vino y ambos giraron cuando me sintieron entrar. - Ahí está mi muchacho…-dijo mi padre levantando la copa hacia mí. “Ven por mi, si puedes” pense mientras la imaginaba en la cima de la colina vestida de cuero negro sonriendome con sus carnosos labios rojo caramelo.