Estar parados aquí no era la forma correcta de abordar una plática tan larga, solo quise estar sola un momento.
- Zhara, podrías preparar mi sala privada para recibir a todos ... .- La vi salir corriendo muy alegremente mientras los demás hablaban de la solicitud a los licántropos.
Zhara terminó de preparar la sala privada y movió a mis visitas ahí, yo me quede sola un momento. Pensaba en todos los escenarios posibles. Escuchaba a los Meller hablar con Sergei sobre lo que pasaría cuando el Rey respondiera; estaba intentando concentrarme pero no dejaba de espiar la conversación.
Pude verla entrar y salir de la sala a mi habitación mientras evitaba molestarme, se que quería darme mi espacio para poder tranquilizarme. Pero me estaba comenzando a irritar.
- Basta Zhara….. solo entra ya …- estaba intentando mantener mi voz baja no me gustaba levantarla ni usar mi fuerza para dar órdenes.
La vi aparecer tímidamente detrás de la puerta, le sonreí para calmarla pero sabía de antemano que no me veía así. Cuando por fin me rendí, suspire pesadamente. Me acerque a un mueble y saque un top deportivo y unos leggins deportivos a juego. Me puse un hoddie oversize que me gustaba mucho. Recuerdo que había dejado mis zapatos deportivos en algún lado pero seguramente no me quedarían, mi tamaño humano era más pequeño.
Me rendí, iría descalza no importaría de todas formas; el frío no me importaba y siendo la señora; algunos fanáticos besaría el piso que tocaba. Así que cuando me di la vuelta, Zhara tenía en sus manos unas pantuflas mullidas de las que sobresalen unas orejas.
- ¿Qué es eso? - dije sorprendida y a la vez conmovida. Siempre me habían gustado esas tonterías, parecían cosas infantiles, pero siempre llenas de detalles. Enloqueci completamente, salté de alegría mientras las inspeccionaba, las tomé y salí disparada hacia mi silla trono. Me senté para probarlas y estiré las piernas para ver las pantuflas ya puestas. Eran de color negro y tenian unas orejitas que sobresalian de entre todo el pelo enloquecido. Eran tan mullidas y suaves, me encantaban. - Gracias Zhara…- moví los pies alegremente.
La vi sonreír de oreja a oreja, estaba complacida; esos pequeños detalles la hacen sentir más cercana a mi, me tendió la mano. Era un ritual que hacíamos desde que era niña. Yo era joven y el estatus social nos puso en polos opuestos. Le di la mano y volvimos a ser dos huérfanas sin estatus social.
Caminamos en silencio los pocos metros que había entre mi habitación y la sala privada. Y me detuve. Zhara se volvió a ver preocupada.
- Sabes que siempre te llevaré conmigo, ¿verdad? - se sorprendió. Y yo le apreté la mano para reconfortarla.
- Lo sé mi señora…- me dijo tranquilamente, palmeando la mano. Yo la apreciaba.
Los ojos se me llenaron de lágrimas y Zhara se asustó.
- Eres mi vástago, no importa la línea de sangre…- los ojos me escocían. Cuando la primera lágrima me corrió por la mejilla, la vi correr a mi tocador para traer un paño húmedo. Me limpio las lágrimas rojizas y me sonrió. Ella sabía que la quería y jamás la dejaría atrás. Si tenía que moverme, ella iría conmigo.
Cuando atravesamos la puerta, vi a los mellizos tomando café sentados uno junto al otro, Sergei estaba de pie junto a una silla trono esperando por mi.
- Le solicite a Maxim estar presente, llegará en cualquier momento. - la sonrisa de Sergei era tranquila, hacía tiempo no lo veía sonreír así, tan tranquilo.
Lo vi inclinarse atrás de mi sillón y cuando se enderezó tenía un banquillo acolchado.
- Es broma, ¿verdad?...- todos están aguantando las risas, yo sabía que no eran malos conmigo, solo querían aligerar mi ansiedad. Son mi familia, los protegeré a toda costa.
Colocó el banquillo frente al sillón trono para que pudiera subirme, mientras agitaba la mano con florituras exageradas. Comencé a reír tontamente. Le tomé la mano para subirme al banquillo y me senté en el sillón trono, cruce las piernas, vi como Zhara servía un café y me lo traía.
Estábamos sentados tomando café en silencio cuando alguien tocó la puerta.
Sergei fue a abrir la puerta y cuando se hizo a un lado, vio entrar a su hermano mayor; mismos rasgos, más musculoso e igual de atractivo. La Casa Aski procreaba guerreros pura sangre. Bastante apetecibles.
Maxim era un hombre bastante mayor, su apariencia podría engañar a cualquiera pero era incluso mayor que los mellizos. Y luego estaba el otro asunto.
Ella.
Ella es la mano derecha de Maxim, una mujer que él había convertido hace años y a la que tenía un gran apego. Aunque no era una traidora, su olor me decía que era desleal de alguna manera. Hacía el trabajo bien y no podía quejarme de eso. Pero actuaba como si tuviera derecho sobre él. Y eso incomodaba a April. Y me molestaba aun mas a mi.
Cada vez que estaba cerca de April; era imposible no percibir todos los sentimientos mezclados. Tenían años desviando la plática del tema central. Maxim la miró fijamente mientras entro en la sala, cuando finalmente me miro yo sonreía complacida. Eran como adolescentes.
Carraspeó e inclinó la cabeza y Ella se quedó atrás de él con la cabeza inclinada también.
- Maxim Aski, tanto tiempo…- lo vi levantar el rostro y sus ojos azules brillaban curiosos. Le estaba dando un sorbo al café.
- Vida eterna a la hija de la Sangre…- incline la cabeza para ver a la mujer escondida tras de él. Le sonreí mostrando mis colmillos ligeramente más largos que los de un humano y respingo. Como dije, creo que es desleal de algún modo.
Me quedé así unos momentos, largos momentos. Mire a todos y por sus expresiones sabían que estaba pasando conmigo. Maxim, no dijo nada pero se veía muy incómodo por mi reacción.
No sabía si me molestaba, pero definitivamente no me gustaba.
“Que mala decisión”, pensé. Puse la taza sobre el platillo.
Si me molestaba, quizás ella tenía apego a Maxim, confundía su conversión con amor. Y yo estaba incluso más arriba que April, lo que él sentía por mí era casi devoción. Levanté la mano libre y cerré el puño.
Mi sangre en su cuerpo siguió la orden y rápidamente la vi caer de rodillas arañandose el cuello. Maxim se apartó de ella y los mellizos se pusieron de pie sorprendidos. Sergei y Zhara solo se quedaron en silencio mirando.
- ¿Quieres volver a intentarlo? - dije mientras mi puño apretaba su cuello a punto de romperle los huesos. Ella agitó la cabeza con desesperación intentando salvar su vida. - Bien…intentémoslo de nuevo… - abrí el puño y bajé la mano.
- Vida eterna a la hija de la Sangre…- dijo Maxim tranquilamente.
Escuche a la mujer carraspear y toser antes de ponerse sobre una rodillas con la mirada fija en el suelo.
- Vida eterna ..a la hija de la Sangre…- dijo tímidamente mientras se frotaba la garganta.
- El…- dije señalando a Maxim. -….. te convirtió, pero la sangre que corre por tus venas es mía. Tus errores son los suyos. Honralo, o te matare…- levante la taza y le dio un sorbo al cafe.
Recuerdo cuando trajo a la moribunda en brazos; tenía sangre manchando su rostro por tanto llorar. Gritaba que había perdido el control en un momento de debilidad y lastimó a alguien. Quería convertirla para salvarla, me rogó por mi perdón y mi ayuda. Nunca lo había visto llorar, ni sufrir; es mi familia; mi familia no sufre.
Todos estaban en silencio mirando a la mujer de rodillas en el piso. Maxim la ayudó a ponerse en pie y luego la obligó a mirarlo.
- No tendrás tanta suerte la próxima vez …- Vi su preocupación por su vástago, no quise oponerme pero a veces los recién convertidos necesitaban recordar su lugar.
- Me disculpo con todos por esta situación… tomen asiento…- los mellizos retrocedieron hasta sentarse, vi a Maxim llegar a un lugar disponible y Ella se quedó de pie a su lado. Zhara y Sergei se pararon a cada lado de mi sillón mientras yo seguía tomándome el café. Baje la taza al platillo.
- No es importante ... .- Maxim le resto importancia al hecho de que casi mató a su vástago, Y eso me enojo más, Solo quise terminar esto e irme.
“Espera, no…no estaba enojada. Estoy hambrienta”. Por eso todo me irrita y quiero destruir todo.
Apreté los dientes con fuerza y sonreí lo más natural posible. Estaban todos nerviosos, se removian en sus lugares.
- Ya solicite el contacto con el Rey… el beta respondió y estamos esperando la fecha y el lugar. Pero si le soy honesto, temo que el pida más de lo que podemos ofrecer…- Augusto se miraba las manos.
- Está bien, estoy lista para el nivel de compromiso….- baje la taza a la mesa. - Maxim, quiero saber que clase de macho es el Rey….- agite la mano hacia él para apurarlo, estaba a dos pasos de un frenesí total.
- El, es muy reservado…..se dice que no tiene pareja, está comprometido con el trabajo, opera los negocios desde las sombras…no se mencionan mujeres de ningún tipo, solo citas esporádicas, pero señora…..- volteo a ver su hermano y luego a mi. - esta confirmado que es un macho destructivo y violento.No lo vera a solas….jamas….-
Levanté la vista hacia Sergei, estaba serio y con la mandíbula apretada. Entendido, mi vida correría peligro.
- Entiendo…..quiero un salvoconducto…consiguemelo ... .- Maxim se puso en pie y se despidió inclinandose ante mi, vi a su vástago hacer lo mismo de inmediato. - Espera Max…..- al detenerse y girar; sus ojos estaban fijos en April. Era mi momento - Llévate a April contigo, consigueme ese pase, HOY - dije con firmeza.
April brincó de sorpresa, su hermano le tomó la mano para calmarla, pude ver el fuego arden en la mirada de Maxim, pero no tenía mucho tiempo. Me sentía inquieta, el frenesí era inminente.
April tomó su pequeño bolso de mano, se puso en pie y vino a besarme la mano, se retiró con Maxim y su vástago, sin decir más .
- Augusto, tengo un favor que pedirte ... .quiero a alguien para mi frenesí…- lo vi abrir la boca con sorpresa.
- Si, claro….. ¿cuándo?- estaba sacando su móvil del saco para buscar un número.
- Ahora…- todos se sorprendieron, estaban angustiados, pero yo lo estaba más.
Lo vi mover la cabeza algo inquieto, le hizo una seña a Sergei y ambos salieron. Zhara levantó el juego de tazas y limpio el centro de mesa. Cuando salío y estuve sola, solté el aliento que contuve toda la reunion.
Estaba tan cansada, tenía hambre y estaba irritable. Quería dormir. No era una buena señal. Mi cuerpo estaba entrando en un estado de sopor. No lo lograría.
Cuando los 3 entraron de nuevo, hablaban sobre los preparativos y rápidamente me bajé del sillón trono, Me guiaron fuera de la sala y por el enorme pasillo. Esta casa tan grande, oculta entre las montañas le había pertenecido a mi familia por cientos de años. Conozco cada rincón y la amaba. No permitiría que se perdiera.
Después de unos momentos y varios pasillos llegamos a un patio, había camelias blancas y rosas a los alrededores de un pequeño Kiosko, estaba decorada con velas. Era el lugar que visitaba cuando quería meditar.
No muy lejos empezaba el bosque, había varios guardias y mi gente de confianza; en el suelo estaba un hombre de rodillas esposado que gritaba maldiciones y amenazas. Cuando nos acercamos todos los testigos voltearon a verme, algunos jadearon y otros se quedaron boquiabiertos. No me habían visto en mi forma humana o lo habían hecho hace muchas décadas.
Todos se apartaron, abriéndome el paso hacia el hombre mientras inclinaba la cabeza. El silencio a su alrededor llamó la atención del hombre en el suelo, quien fue forzado por dos guardias a ponerse en pie.
Cuando el hombre me vio todo el color en su rostro desapareció, abría y cerraba la boca con desesperación y sus ojos estaban desorbitados. Aunque era más alto que yo porque mi forma humana era pequeña.
- Mi señora, se le encontró culpable del aseinato de 5 infantes… abuso de otro y asesinó a una vampire … se le condena a muerte…- sonrei satisfecha mientras Sergei expone al asesino.
- ¡Bien! - dije con alegría, me acerque a Zhara y me quite el hoddie para entregárselo. Sergei se acercó a mí con una daga en mano, me la entregó y dio dos pasos atrás. - Escucha, para expiar tus pecados servirás a una causa mayor ….-
Me acerque y lo tome por la camisa, metió la daga para cortarla.
- Los otros vampiros encuentran repulsiva la sangre de su misma especie ... .- tome el otro extremo de la camisa y corte. Cayó en jirones alrededor de su pecho - pero los pura sangre ... .solo seguimos el poder ... .la sangre manda, querido…- y le clavó la daga en el hombro.
Lo escuche gritar y atragantarse con maldiciones. Los guardias lo sujetaron con más fuerza.
- Pero seamos positivos; tu miserable vida tendrá un sentido…- le clavó la daga nuevamente en el otro hombro. La sangre brotaba y el seguía gritando. -…. gracias por entregarme tu vida… -
Agite la daga regando la sangre aquí y allá, mientras le sonreí. Los guardias que lo sostenían le quitaron las esposas y cadenas.
Volte a ver a mi gente, levante la daga mientras la sangre escurría por la hoja hasta mi mano.
- ¡Vida eterna a los hijos de la Sangre! - Grite con fuerza y todos los presentes vitorearon alegres, una cacería no necesitaba a un humano. Hacía décadas había implementado un castigo de muerte a las criaturas como esta. No merecían pertenecer a nuestra especie.
Me gire con la daga apuntando hacia abajo y al hacerlo le abrí el estómago al hombre. Los guardias lo soltaron y el pobre infeliz bajó las manos para apretarse el vientre mientras las vísceras le salían. Lo intentó con fuerza. Puse la punta de la daga bajo su mentón y lo obligue a verme.
- Ahora corre … - lo vi levantarse aterrorizado con las vísceras colgando de algunos lados mientras se cubría la herida con las manos, la sangre salía de las heridas que no sanaban. Eso hace la plata, envenenaba la sangre para impedir sanar.
Cuando desapareció entre los árboles, muchos de los guardias avanzaron para rastrearlo, le dieron distancia para darle confianza. Me lleve la punta de la daga a la boca y lamí la sangre. La presa sabía a miedo y desconfianza. Le entregue la daga a Sergei, me quite las pantuflas y se las entregue a Zhara.
- Los veo más tarde…- le dije con una sonrisa y salí corriendo tras mi presa.
Podía sentir la sangre palpitando dentro de mi, consumiendo lo que lamí de la daga. Un deseo creciente me cosquilleo en el vientre bajo y los senos. Quería follar tanto como cazar. Era una parte vital de mi naturaleza. Corrí con más fuerza y el roce de los leggins solo me estimuló más.
Y me deje ir.
Todo mi cuerpo comenzó a crecer, aumente la velocidad y lo pude ver; muy adelante corriendo por su vida mientras zigzagueaba entre los árboles; pero no lo suficientemente rápido para mi frenesí.
Lo alcance tan fácilmente que incluso sin esfuerzo lo hubiera atrapado, me atrajo la idea de despedazarlo. Mis dedos eran largos pero mis uñas aún más y afiladas, eran cuchillas que me gustaba usar al cazar, empuje la mano hacia su espalda y lo atravesé como si fuera una lanza, sus gritos fueron música, se soltó la herida y todas las vísceras comenzaban a derramarse.
Me detuve entre los árboles, arrastrando conmigo el cuerpo. En mi forma vampire, aquel criminal que era más grande que yo ahora solo era un pequeño bulto en mis manos. Levante la mano hacia mi rostro, pude verlo sangrar por todos los orificios de su rostro; le mostré los colmillos y le gruñía con violencia. Intentó desesperadamente lanzar golpes o lastimarme; pero no lo logró.
Le tomé la mano y comencé a jalar para arrancarselo; cuando sus gritos se tornaron chillidos y la sangre se derramó, lo levanté para que su sangre cayera sobre mi. Le arranque el brazo sin esfuerzo alguno y los gritos se tornaron peores. Maldiciones e insultos llenaron el aire. Abri las fauces al máximo mostrando no solo mis colmillos sino todos los dientes afilados y lo mordí, le arranque el otro brazo desde el hombro.
El pobre infeliz solo pudo retorcerse estando empalado en mis garras, y comencé a masticar su carne, sus ojos estaban desorbitados y los alaridos empeoraron.
Mientras la sangre se derramaba sobre mi, me regodeaba en la sensación de calma. Escupí los pedazos de carne y huesos sin roer.
Clavé los dedos de mi mano libre en la herida del pecho y comencé a rasgar, jalando con fuerza los pedazos de carne y huesos dejando caer los restos de vísceras; mientras los gritos se comenzaron a tornarse en gorgoteos agonizantes.
Finalmente mordí la herida del pecho abierto para drenar la sangre restante, escuche los últimos gorgoteos hasta que finalmente la cabeza colgó sin vida.
Me sentía saciada, tranquila y sin duda había hecho justicia para los pobres infantes a los que este bastardo había herido; tantas vidas sesgadas, tan jóvenes.
Lami la sangre de mi mano libre y para garantizar que todo el trabajo estaba bien hecho, desgarre el cuerpo por completo, desmembrando solo por placer.
No quería regresar a casa aun, me sacudí los restos de carne de la mano que use de lanza. Y pase las manos por todo el rastro de sangre que tenía en el cuerpo, la piel me hormigueaba.
Y no supe porque me llegó a la mente la imagen del monstruoso macho, con su intensa mirada fija en mí, exudando poder y violencia. Lo imagine con sangre corriendo por su mandíbula y el torso desnudo lleno de tatuajes. Acariciandose la polla, entre gruñidos y respiraciones pesadas.
Y el maldito frenesí regresó, las pulsaciones en mi centro me hicieron gruñir con fuerza. Apreté los puños.
Mire al cielo y gruñi aún más fuerte. Sentí los colmillos retraerse. Respiraba con dificultad.
“Al demonio”
Metí la mano dentro de los leggins y cuando pase el dedo por la hendidura pude sentir como todos mis fluidos salían. La piel me ardia, no podía respirar y ciertamente necesitaba liberarme.
No pude dejar de pensar en el monstruoso macho lamiendo las tiernas carnes entre mis piernas, apretando su rostro contra mis pliegues mientras se aferraba a mi trasero.
Empuje dos dedos al interior con suavidad y exhale el suspiro más cansado que pude dar. Quisiera poder morderlo mientras entierra su polla muy profundo en mi. El simple pensamiento me atrajo a un vortice de masturbacion frenetico, no conforme con eso meti la otra mano y comence a masajear el pequeño boton entre los pliegues.
Emite gruñidos más fuertes cada vez y metía los dedos aún con más fuerza. Esto no podía ser peor para mi que el frenesí, desear con desesperación follar hasta que alguno de los dos muriera.
Cuando la ola de placer comenzaron a ser más frecuentes supe que llegaría al clímax y en un arrebato de locura doble los dedos ligeramente tocando la zona más sensible de mi interior y me corrí con fuerza.
Ahogué un grito y caí de rodillas al suelo lodoso por toda la sangre derramada. Los pedazos de carne y las vísceras estaban tiradas cerca de mi y el olor a excitación se mezcló con el de muerte.
Al sacar las manos de los leggins pude ver como todos mis fluidos corrían por mi mano, goteando de los dedos. Estaba llena de sangre, el lodo y las hojas se pegaron a mis rodillas y pies. Cuando me puse en pie, caminé hacia la cabeza del bastardo y la agarré por el cabello.
Estaba otra vez bien. Me tomo un momento regular mi respiración, mire a todos lados quería estar segura de la zona donde estaba; comencé a caminar hacia donde los olores me guiaban de nuevo a casa.
Minutos después encontré a un par de guardias hablando, estaban esperando terminar con la cacería. Cuando me vieron inclinaron la cabeza.
Yo arrojé mi trofeo y uno de ellos lo atrapó torpemente.
- Regresemos a casa…..necesito un baño…- dije mientras intentaba quitarme la basura del pelo.
El guardia dio un silbido y pocos instantes después la respuesta llegó. Los demás guardias ya emprendieron su retirada a casa. Había sido una buena noche,
El reylicántropo me había dado mucho en que pensar.
Adoraba a mi padres, eran unas personas maravillosas y habían hecho un gran trabajo gobernando durante el tiempo que estuvieron en el poder. Luego estaba el hecho de que después de la guerra habían tratado de salvar a la familia en caso de que algo me pasara a mi y llegaron las pequeñas; Ingrid y Sigrid.Vaya que las quería a esas niñas, eran una luz en medio de todo el caos. Pero yo era muy malo expresando mis sentimientos, me veían con temor. Mi apariencia no ayudaba mucho en esto, pero realmente las quería, gozaba viéndolas correr y jugar; solo eran dos pequeñas cachorras.Seguramente estarán por ahí causando problemas, volviendo locos a los guardias o a las trabajadoras. Las amaba.La sonrisa de mi madre iluminó la habitación, tenía su cabello canoso pero mayormente era de un castaño muy intenso. Se parecía a su hermano mayor, el antiguo alfa de la manada SilverFang, padre de AdamMi padre había visitado la manada un dia, para supervisar su adaptación al territorio nuevo; conocia
Entre los árboles no muy adentro del bosque pude ver una pequeña figura, esperaba pacientemente en medio de la neblina mientras apretaba un trozo de tela con fuerza a su pecho. El broche que tenía en el hombro parecía brillar bajo la luz de una farola; donde iniciaba el camino de los jardines. Habia unos guardias pasando por detras, vestian de negro y llevaban un permeable negro de capa, llevaban un broche muy parecido al de la mujer. Incluso a lo lejos pude escucharlos platicar sobre un bar ubicado en la intersección del estado, donde varias especies podían ir y convivir sin ser molestadas. Me sorprendió de algún modo que existiera un lugar así, pero es una buena señal. El territorio está adaptándose y los míos con élLos guardias que me escoltaban estaban a varios pasos de distancia, rezagados. Cuando llegué a las orillas del bosque pude sentir el frío de la neblina arremolinarse a mi alrededor. La fuerza corría nuevamente por mis muslos, sentía la piel estirada casi a punto de romp
Todo parecía en blanco y negro sin sonido alguno, veía a Adam y Leo gritar, agitar los brazos y caminar de aquí para allá. Samuel estaba de pie con las dos manos en la puerta, su cabeza colgaba entre los brazos; estaba riendo como un maniático. Les había contado lo necesario. Era un caos pero supongo que entre risas y gritos, todo parecía irreal. Rayando en la locura. -¿Por qué no lo dijiste antes? pudimos buscar una solución a todo esto, antes de hablar con los padres alfa…. - Adam estaba enloquecido.-¿Y qué te iba a decir?, que le gusta una hembra de otra especie, seamos honestos: no sabrías cómo manejarlo, solo miralo ¡MIRALO!, ni él sabe cómo manejarlo…- Leo agitaba los brazos hacia mí, para así enfatizar su molestia.Samuel seguía riéndose como loco en su lugar sin prestar atención a la discusión.-El no sabe si realmente le gusta ... y menos que sea su compañera…. ¿Cierto Ragnar?....- Adam quería defender las leyes de la Diosa Luna. O eso creía yo en algún punto.Pero yo no
“¡MIERDA!” pensaba una y otra vez, mientras recordaba el mensaje.-¡Qué atrevido! - la risita traviesa de Zhara mientras dejaba el móvil nuevamente en la bandeja. Se puso en pie y caminó hacia la puerta. - Quién diría que los licántropos fueran tan progresistas ... .- dijo mientras traía unas piezas de leña de un soporte cercano. -Es increíble ... .- dije en un susurro. Me hundí en la tina y mi cabeza se acomodo en el borde, mire hacia el cielo. Las estrellas tintineaban de manera tan clara, el clima era tan agradable en estas épocas del año. El viento frío, la neblina y la constante incertidumbre de una nevada. Me gustaba el contraste de mi vida y los bosques nevados. - No creí que llegaríamos tan lejos…. ¿ahora que? …- gire la cabeza ligeramente para verla.Zhara estaba de pie a unos metros de distancia, me miraba con una sonrisa tímida y sus mejillas sonrojadas. Llevaba varias piezas de leña en los brazos, bajó la mirada y caminó hacia el fogón, arrojó unas piezas, emprendiendo e
Estaba sorprendido por la forma en que las cosas dieron el primer paso, no me esperaba su cumplido; como tampoco me esperaba que ella tomara la iniciativa de la invitación.Estaba mirando por el ventanal mientras meditaba mi siguiente paso cuando la idea me golpeó de lleno.-Esperen……- me gire hacia los tres que estaban sentados en la sala mirando la tableta que estaba en el centro de mesa. Me miraron. - ¿No es cosa de vampiros?--¿Que?, ¿Que te aborde? - Leo parecía confundido.-No, no …. el protocolo de invitación…. ya sabes…. ¿Hay algún protocolo para invitar a salir a alguien de su estatus? , de su especie…- mire un momento el velo en mi puño y volví a meter la mano al bolsillo del pantalón. No conocía nada al respecto.Vi a Leo sacar su celular de su saco y hundirse en el sillon. Texteando con alguien. Poco después bajó del móvil y me miró desde lo profundo del sillón. -El señor Meller, dice que debes enviarle un regalo antes de verla en persona… según la tradición de los vampi
ELLAEl ramo de camelia blancas parecía tener decoraciones con perlas y un moño de seda plata. Era un trabajo muy hermoso y definitivamente sabía de quien. Era un esfuerzo muy notorio tratar de congraciarse conmigo, sin duda el Rey Alfa era un gran político. No cualquier macho con su poder trataría de aprender las reglas básicas de etiqueta de otra especie. Simplemente pasaría sobre todos.Sin duda alguna sabía mover sus fichas y para alguien que desconoce nuestras costumbres era un paso muy grande. Era sin duda un macho que llamó mi atención por completo. Podía ver mientras la pequeña Zhara iba y venía, exaltando la belleza del ramo de camelias y el detalle de enviar dulces.-Que bello detalle ... .sin duda sabe cómo empezar una conversación … - la vi acercarse al mueble cercano a la puerta y buscar un jarrón, trajo consigo en forma de tazón junto con dos botellas de agua, y le colocó en la mesa con las cosas; ella se tomaba muy en serio el trabajo de arreglar las flores que llegab
ELLANo estaba segura de lo que estaba viendo y por mucho que intentaba encontrarle forma, lo único en lo que pensaba era:-¿Qué estoy viendo? - el maniqui de silueta tapizado en terciopelo negro, llevaba unos botones dorados a los lados de los que colgaban finas cadenas de oro. Parecían olas, muchas de ellas llegaban muy abajo pero fuera de eso no había nada más visible.- ¿Dónde está el vestido?Las manos de Zhara se paseaba en círculos sobre el maniquí haciendo énfasis en las olas doradas.-Este es el vestido…. - Hacía años que la pequeña Zhara había demostrado su capacidad para diseñar y sin duda alguna le había dado la libertad de siempre traerme lo que ella creyera justo y necesario para mi guardarropa. Por eso le había dedicado tanto tiempo al almacenamiento y organización de mi guardarropa. La amaba por eso.-No veo el vestido Zhara…- le dije mientras le daba otro trago al té. - Quizás si lo modelas…. yo pueda entender el diseño mejor…- estaba bajando la taza, cuando la cara de
ELSalí del baño después de darme una ducha fría; mire el reloj digital sobre la mesa de noche. No iba a lograr dormir nuevamente, cada vez que cerraba los ojos solo podía pensar en ella moviéndose sobre mi vientre, luchando contra mi agarre. Podía aún sentir el calor de su piel en mis manos, la suavidad de su carne.No había suficientes duchas para quitarse la erección. No podía pensar en nada más que en tomarla y con un poco de suerte no terminar en cuanto le metiera la polla.Saqué unos pantalones de entrenamiento y una playera para vestirme, solo llevaba la toalla a la cintura. Cuando tocaron a la puerta, me estaba terminando de poner la ropa.-Ragnar…. debes bajar… - Leo sonaba inquieto, pero tras de él llegó una fragancia conocida.-Brujas ... .- dije mientras lo miraba sobre mi hombro. Era difícil no percibir ese olor a “New Age” que arrastraban tras de sí; entre hierbas y veneno. Inconfundible.El afirmó con la cabeza y cerró la puerta tras salir. Estaba seguro que nada bueno s