ELLA Los dedos callosos del macho pasaron por encima de las marcas que tenía sobre la piel, quería invocar el cierre del sigilo para salir de su mente pero no podía concentrarme; su cabeza cayó hacia atrás, perdido en el éxtasis. No me había percatado de que lo estaba masturbando de manera involuntaria y le apreté el miembro; mientras su mano acarició mi brazo hasta el codo; incitando me a continuar. Estaba perdiendo la lucha contra el frenesí, tenía un hambre voraz, su cuello expuesto no me permitía concentrarme en el sigilo y aunque quería desviar la mirada no podía. Quería morderlo, tragarme todo lo que tenía que ofrecerme, para así sentirlo fluir por mi cuerpo como uno mismo. Y el hambre se mezcló con el deseo, mi gemido nació desde lo profundo de mi pecho, lo vi enderezar su rostro hacia mi. En su mirada había sorpresa, ni siquiera yo esperaba esta reacción; y pase del frenesí al deseo en un instante, los pezones me dolían y necesitaba calmarlos. Abrí los labios buscando más
ELLa expresión en el rostro de los jóvenes fue una montaña rusa, aunque para mi es difícil explicarles el porqué su manada los había desechado como si no valieran nada.Leo seguía tomando café, con las piernas cruzadas mientras leía correos en la tableta. De los 3 jóvenes, uno de ellos era más pequeño. Tenía un olor a sufrimiento que no desaparecía.-La señora Lucia hizo el desayuno…. su trabajo será limpiar… - Me puse en pie con los trastes sucios y me dirigí al lavabo. Comencé a limpiar mi plato y la taza. Cuando termine con los cubiertos, me sequé las manos en una toalla y gire para verlos. - En mi manada, ninguna mujer es esclava….y si les parece difícil de aceptar, aun estan a tiempo de irse….- Me rasque con incomodidad las heridas del pecho, ya habían empezado a sanar, solo quedaban las más profundas. Leo dejó la tableta en la mesa, llevó su taza para lavarla y salió de la cocina. -Terminen todo lo que la señora Lucia cocinó para ustedes, deben alimentarse mejor…. son puro
ELLAEstaba parada frente a la puerta mientras revisaba los mensajes finales del Rey, cuando escucho a la distancia en los pasillos una peleas.-¿Pero qué demonios? - guardé el móvil en la bolsa de la cazadora y abrí las puertas de mi sala privada. Afuera, al final del pasillo, dos de los guardias Aski forcejeaban con Damian. Parecía fuera de sí, llevaba el traje desordenado y no llevaba corbata.-¡CAMELLIA! - grito histérico cuando me vio parada en la puerta. Me sobresalte, ¿Qué está pasando?, pensé. Zhara apareció a mi lado agitada y salió al encuentro de Damian.-¡Cálmese señor Damian! - la vi intentando a toda costa mantenerlo calmado, pero tenía los ojos desorbitados y enrojecidos.-¡Apártate criada! - grito mientras aventó a la pequeña Zhara a un lado. - ¿Con quién has estado?, ¿Porque no me respondes los mensajes y llamadas?, ¿Acaso crees que ... .acaso crees que……? - y entonces lo entendí.¿Estaba drogado?, venía a mis aposentos a hacer un escándalo; pero que ridículo. Había
ELLAEstaba quitándome las botas, no dejaba de pensar en la infinidad de cosas que podían salir mal ahora que había dejado libre a Damian. Me imagine la lluvia de quejas que estaban esperando por mi; el móvil que usaba en mi oficina no dejaba de sonar, el teléfono fijo de mi oficina tampoco. Me dejé caer en la cama aun con una bota puesta, había pasado todo el día en el hostal trabajando desde un cómodo espacio en la terraza. Escuchaba las voces al final del pasillo, discutiendo sobre porqué no recibía a nadie y no respondía las llamadas.Las puertas se abrieron de golpe y levanté la cabeza de la cama, ¿quien se había atrevido a irrumpir en mis aposentos?-¡Señora! - y ahí estaba, como un torbellino la pequeña Zhara. Cerró la puerta, recargándose en ella para bloquearla con los brazos extendidos. - Alla afuera esta el señor Damian….- Sus ojos abiertos por el temor, mientras que yo seguía tirada en la cama; me puse en pie sin un zapato y caminé hacia ella. Solo me había quitado la ca
ELLANo me importaba nada, estaba atrapada en este bucle de sufrimiento. Pero este macho, me hacía sentir cosas que había olvidado; me recordaba a mis padres, ese amor que se profesaban casi rayando en devoción. Y ese beso.Estaba hambriento y sin control. Sus manos me sujetaban firmemente el cuello para impedir moverme, estaba asfixiandome con ese beso tan voraz.Después de Damian, su familia, los problemas de dinero y las investigaciones; estaba sola. No había nadie a quien recurrir, nadie que caliente mi cama o mi cuerpo; mis padres habían creado un estándar demasiado alto para cumplir; pero sabía que existía alguien allá afuera esperando por mi como yo esperaba por él.Quizás nunca lo encontraría, esto era lo más cercano a ese sueño.Y di un salto de confianza.Le correspondi al beso con la misma fuerza, abrí la boca y él metió su lengua profundamente, explorando todo mi interior; gemí en lo profundo. “Su sabor, padre de la sangre. Su sabor, es mi sabor favorito”.Pase mis dedos
ELNo bastaba con todo lo que pasaba, había recibido a los SilverFang para actualizarme con las investigaciones de la manada MoonShine y de Britany. Maldita sea esa mujer, solo me ha causado problemas desde que apareció en mi puerta.Me frote las sien; con el dolor de cabeza apenas empezando detrás de mis ojos. Y en las últimas horas había escuchado a los SilverFang y a Leo discutir solo dos temas; la manada MoonShine y las adquisiciones de los nuevos equipos de telecomunicaciones. Estaba arto de oirlos.No sabía porqué estaba tan irritable, normalmente el trabajo me mantiene distraído. Al menos aquí no tengo encima a las secretarias que les gusta dar mamadas.Lo habían intentado un par de veces por insistencia de Samuel.Solo para mantener las apariencias y no recibir la presión por no estar casado y con cachorros propios. Estaba harto, quería salir de aquí a desahogarme. Cuando el móvil vibró, aproveche la oportunidad para dejar hablando a estos idiotas.Era un mensaje de Camellia;
ELLANo dejaba de verlo a los ojos, sentía la boca seca, pasaba la mirada de sus hermosos ojos glacial a su labios. Los imaginaba sobre mi cuello bebiendo profundamente. Me incomodaba la sensación de los pezones duros sobre la seda del vestido. No quería que nadie me viera así.Pero me mantuve firme, ocultando lo mejor que pude mis pezones endurecidos.-¿Me permites presentarte a mi gente de confianza?- Lo vi moviendo la cabeza, su expresión fiera me excito aun mas; no era una presa; era un cazador. Me pase la lengua por los labios secos y sus ojos brillaron; expectante por el deseo, la furia y la cacería.Extendió ambas manos hacia mí, me ayudó a ponerme en pie; mire sus manos. Enormes, gruesas y callosas.-Sus manos ... .- levanté la mirada hacia él. Recordé sus dedos ensangrentados dentro de mi boca y el fuego en su mirada azul ardió aún más fuerte.Inale profundamente y retuve el aliento, solté sus manos; extendí la mano hacia Zhara.-Zhara de la Casa Kushim, mi doncella personal
ELCuando la vi desplomarse entre en pánico total, derribe al guardia y alcancé a tomarla en brazos. Su cuerpo estaba oculto entre el enorme saco del guardia.Cuando por fin me deshice del saco, enloqueci; apenas la reconocí, había sangre corriendo por sus mejillas y en la comisura de sus labios. Mis manos sentían la humedad en su piel, estaba sangrando también. Las heridas en sus brazos la reconocí, los mismos signos escritos en la carta que dejó Lilia en mi casa.-¿Qué es esto?, ¡¿QUE PASA?!...- La sujetaba fuerte contra mi pecho pero su cuerpo parecía perder tamaño. “¡Que m****a pasa!” pensé aterrorizado.-¿Qué le hiciste? - Leo me preguntó con veneno, mientras intentaba arrancarme su cuerpo de entre mis brazos.Pude ver a los guardias de Camellia peleando por separarme de ella; los SilverFang y Leo junto con Maxim jalaban de mis brazos para poder liberarla. Y tiraron con fuerza.Vi a Sergei llevarse en brazos a Camellia mientras yo insultaba y luchaba para liberarme.-¡CÁLMESE!..