Pronto Eiza, estará en mis manos.

Kadir.

¿Cómo fue que terminé aquí, ahogado en deudas que parecían multiplicarse como malditas ratas? Ni mis padres querían ayudarme ya. Ellos, tan ricos, me habían cerrado la puerta en la cara. Peor cuando Camila, me había dejado. Se fue, la muy tonta. Obvio, me dejó porque no quiero responsabilidades, y menos un hijo. Ella pensaba que con eso me iba a retener. Eso jamás sucedería, igual que Eiza no me retuvo, ninguna mujer me podrá retener con un mocoso.

Hablando de Eiza... la veo en las revistas, tan famosa, como si fuera alguien importante ahora. ¡Maldita! ¿Dónde se habrá metido? Pero no importa. Algún día la encontraré y tendrá que ayudarme a salir de esta mierda, lo quiera o no. Si no lo hace, esos mafiosos no solo me harán daño a mí, si no a mi madre y también pueden involucrar al bastardo de mi hijo. Aun que eso no me importa, pero puedo dejar que la involucren a mi madre.

Me siento aburrido, cansado, y la ira me consume. Salgo de mi habitación y veo a mi madre hablando con mi
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