Katherine No sé qué fue lo que pasó, pero sentí que una fuerza exterior a mí me abdujo por completo. Cuando al fin pude ver no me encontraba en un lugar oscuro y vacío, sino que me encontraba en una habitación que no era la mía, ni la de Damon. Me di cuenta por todo lo que había a mi alrededor, que estaba en el hospital, con mi cuerpo recostado en una cama y con algunas velas a mi alrededor y un sutil aroma a sahumerio de sándalo. Me arranqué rápidamente el suero, pues no quería tener eso en mi brazo. También lo arranqué porque quería saltar de la cama e irme corriendo hacia alguna parte por la desesperación que me invadía el cuerpo por completo. Un fuerte dolor de cabeza me detuvo y me tomé de las sienes para calmar el dolor, pero no lograba hacerlo desaparecer. Cerré los ojos con fuerza, temblando del miedo y del frío. Mi cuerpo se sentía pesado y con un sutil dolor, como si estuviera engripada, pero yo sabía que era por haber estado en el infierno. Ahora entendía a la perfección
Damon Noté que el cuerpo de Katherine se removía en la cama levemente, pero mi mente me advirtió que no me hiciera ilusiones, pues Katherine no iba a despertar. Sí, mi mente estaba en mi contra estos días, pues era pesimista, pero una parte de ella todavía tenía esperanzas de que Katherine lograra despertar. Yo sabía que era muy difícil que Katherine se despertara, pues la misma Kayla me lo dijo, pero yo no podía perder la esperanza o mi vida terminaría. Noté nuevamente que Katherine se movió y decidí prestar más atención. Tal vez yo no estaba tan loco como mi mente me hacía creer. Agudicé mi oído y escuché cómo sus latidos del corazón empezaban a acelerarse, y eso no pasó en los últimos días en los que Katherine estuvo dormida. Me acerqué un poco más hacia su cama y toqué el brazo de Kayla, quien tenía los ojos cerrados y estaba atenta y concentrada en el hechizo que estaba realizando. Kayla me había pedido específicamente que no la molestara mientras ella hacía el hechizo, pero ne
Damon Mi hora de transformación estaba a punto de empezar y yo ya estaba llegando al bosque demasiado tarde como para alejarme de mi casa. La última vez que estuve cerca, casi destrocé todo a pedazos. No hace mucho tiempo que me convertí en alfa, y por eso todavía seguía siendo difícil para mí el proceso de transformación en las noches de luna llena. Hace un año atrás era un beta, pero terminé convirtiéndome en alfa. Fue un cambio repentino y que no me esperaba en su momento, por eso las transformaciones en estas noches eran un terrible dolor, pues cada uno de mis huesos se rompían de una forma inexplicable y me hacía gritar peor que a un beta. Pero no todo era tan malo, ser alfa también tenía sus ventajas, pues la fuerza que poseía dentro de mí era mucho mayor y sorprendente. Cuando llegué al bosque, podía sentir ese cosquilleo incómodo en el cuerpo que la luna llena traía consigo para los lobos. Sabía que podía encontrarme con algún otro lobo en esta noche, pues no era el único h
Katherine En el preciso momento en el que me desperté, sentí un fuerte dolor de cabeza que estaba matándome por completo. Lo primero que hice fue tomarme de la cabeza, haciendo una mueca de disgusto e incomodidad. Lo segundo que sentí fue un dolor en el brazo derecho, pero no era un dolor fuerte. Era, más bien, una molestia, una especie de cosquilleo extraño que me llamaba mucho la atención. Y, diablos, todos mis sentidos se sentían muy intensificados. Miré mi brazo, curiosa, y fue allí cuando recordé todo lo que había pasado en la noche después de que salí de la Universidad y me fui al bosque a tener un momento de paz, como solía hacer algunas veces cuando me sentía abrumada. Esa especie de monstruo que me perseguía y me atacó entre las sombras y me dejó esa herida en el brazo, la cual empezó a sangrar de inmediato, me dejó petrificada. Pero... ahora que observaba mi piel, yo no tenía ninguna marca de aquella mordida que ese monstruo me dio. ¿Cómo era eso posible? Me sentí muy con
Katherine El que él me dijera que yo era su Luna me parecía algo muy loco, pero por una extraña razón, sentí que algo se removió en mi interior. Le creí. No entendía muy bien del tema, pero le creí lo que me decía. Sus ojos estaban sobre los míos, pero luego sus labios viajaron hacia mis labios. Y yo quise besarlo. —¿Qué pasa? —me preguntó Damon. —¿Por qué? —Porque tu corazón está latiendo desesperado —comentó. Pero creo que él sabía por qué me había puesto nerviosa—. ¿Es porque estoy mirándote los labios? Dios míos. Esa pregunta, para mí, fue pura tentación y no lo podía entender. ¿Esto era parte de ser su Luna? —Sí, es por eso —asintió—. Tienes unos labios muy hermosos. No puedo parar de pensar en mí besándolos. Y no tuvo que decir ninguna palabra más, y ni siquiera me dio tiempo a mí para decirle algo, pues Damon Grey me besó. Ese hombre tocó mis labios con los suyos y me llenó de un fuerte sentimiento y alocadas sensaciones que no podía controlar. Me aferré a él c
Katherine Escuché rugidos en la parte de arriba de la casa, rugidos de hombres lobo completamente furiosos. El Alfa Kyle me dejó sola en el sótano y comencé a sentir el verdadero terror cuando los gritos y el calor comenzaron a sentirse. Polvillo caía sobre mi cuerpo, indicándome que la casa comenzaba a quemarse. Estuve allí por varios minutos, sintiendo cómo el calor se volvía más intenso, y con el terror de terminar quemada. Grité pidiendo auxilio y supe en mi interior que Damon me estaba escuchando. La pelea pareció intensificarse en la parte de arriba, mientras yo gritaba para que me ayudaran. El humo comenzaba a asfixiarme. La puerta del sótano se abrió y creí que sería Damon quien bajara de las escaleras, pero fue Kyle quien lo hizo. Caminó enojado hacia mí y me tomó del cuello y me levantó de la silla, ahorcándome. Quise luchar, pero no podía. Justo cuando mis ojos estaban perdiendo la visión, noté que alguien venía corriendo hacia nosotros dos. Cuando abrí los ojos des
Damon Sabía que lo mío con Katherine podía estar avanzando demasiado rápido, pero supongo que era parte de esta conexión que teníamos. Y es que, con ella, con mi Luna, todo se sentía fácil y natural. Es como si nos hubiéramos conocido hace mucho tiempo. Decidí llevarla a conocer a la bruja que me leyó mi profecía, para que nos dijera algo más sobre nuestro futuro. No podía perder esta oportunidad. Pero no me esperaba lo que la bruja nos dijo apenas vio a Katherine entrar por la puerta de su casa. —Estás embarazada —anunció la bruja, mirando a Katherine con profundidad y preocupación. Vi el terror en los ojos de esa mujer, y sentí de inmediato la preocupación. Sabía que algo no estaba bien. Katherine me observó sin entender nada. —Damon, ella es tu Luna, ¿verdad? La has encontrado tal y como te dicté la profecía. Pero es que hay algo que no te he dicho y tienes que saber. No creí que la encontrarías tan pronto, pensé que tendríamos más tiempo para hablar sobre ellos. —Damo
Katherine Desde la noche en la que me mordieron, todo en mi vida dio un giro completamente incómodo para mí. Ni siquiera había aparecido en la universidad por días y mis estudios habían quedado suspendidos por todo lo que me ocurrió, pues simplemente no pude volver a la universidad con todo lo que estaba pasando. Luego de que me enterara de que estaba embarazada, tuve que tomarme un par de horas en silencio con la compañía de quien ahora era mi novio, y futuro esposo, para detenerme a entender que todo lo que yo creía que era parte de mí, ahora ya no lo era. Todo era diferente. Era impresionante lo que una mordida de una criatura mitológica me provocó. Jamás me habría creído que algo así iba a pasarme a mí. Para colmo, estaba lidiando con el trauma de que un maldito y loco hombre lobo, que, encima, era mi Alfa, me secuestró solo porque no quise ir con él. Ese maldito loco me retuvo como si fuese parte de su propiedad, y no paraba de decir que yo era suya y que no me permitía hacer