Damon
Mi hora de transformación estaba a punto de empezar y yo ya estaba llegando al bosque demasiado tarde como para alejarme de mi casa. La última vez que estuve cerca, casi destrocé todo a pedazos. No hace mucho tiempo que me convertí en alfa, y por eso todavía seguía siendo difícil para mí el proceso de transformación en las noches de luna llena. Hace un año atrás era un beta, pero terminé convirtiéndome en alfa. Fue un cambio repentino y que no me esperaba en su momento, por eso las transformaciones en estas noches eran un terrible dolor, pues cada uno de mis huesos se rompían de una forma inexplicable y me hacía gritar peor que a un beta. Pero no todo era tan malo, ser alfa también tenía sus ventajas, pues la fuerza que poseía dentro de mí era mucho mayor y sorprendente.
Cuando llegué al bosque, podía sentir ese cosquilleo incómodo en el cuerpo que la luna llena traía consigo para los lobos. Sabía que podía encontrarme con algún otro lobo en esta noche, pues no era el único hombre lobo que salía a cumplir con su transformación en el bosque. Me alejé lo más que pude de las calles, me adentré más en el bosque, y estaba dispuesto a dejar que la transformación llegara, pues el cosquilleo ya se volvía cada vez más difícil de controlar.
Me quité la remera para no romperla, pero cuando estuve por quitarme el pantalón, escuché un grito desesperado que me dejó pensando. Miré hacia todos lados, buscando de dónde provenía ese sonido, hasta que miré hacia mi derecha cuando el gritó volvió a escucharse. Era el grito de una mujer que pedía auxilio. La muchacha estaba desesperada, lo podía sentir porque hasta podía escuchar sus latidos del corazón descontrolados.
No lo dudé y fui corriendo a encontrar a la muchacha. Supe que un hombre lobo transformado estaba detrás de ella y que la chica estaba en peligro cuando escuché un aullido. Noté movimientos, sonidos de pasos apresurados acercándose a mí. La chica tuvo intención de pasar corriendo por mi lado, pero la detuve con mis manos de los brazos para tranquilizarla.
Los ojos de terror de la chica estaban llenos de lágrimas, pero sus extraños ojos color verde fueron los que me dejaron atrapado en ella por un momento. Rápidamente sentí un cosquilleo fuerte en todo mi cuerpo, pero era un cosquilleo diferente al de la transformación. Es más, sentía que este nuevo cosquilleo era más fuerte que el de mi transformación, incluso era capaz hasta de hacer que dejara de sentir mis enloquecidos deseos de convertirme bajo la luna. La recorrí rápidamente con mis ojos, sintiendo cómo temblaba, escuchando sus latidos fuertes, notando el color negro de su cabello. Algo en mí se removió y no entendí por qué. Algo en mí quiso proteger a esa muchacha a toda costa de los peligros del bosque y de la vida. Algo en mí me dijo que tenía que cuidar de ella para siempre.
Hasta que supe qué era.
Recordé la profecía que aquella bruja me dijo una vez: “En una noche de luna llena, te toparás con una chica de ojos verdes y cabello negro. Tendrás un instinto de protección con ella que jamás sentirás por nadie, ni siquiera por alguien de tu manada. Su nombre empezará con K. Ella será tu Luna. Lo sabrás con seguridad cuando la encuentres.”
Mi Luna.
Lo supe de inmediato.
Con solo mirarla a los ojos, pude sentirlo.
La bruja no me había mentido con mi profecía.
—¿Estás en peligro? —pregunté.
Ella casi no pudo hablar del miedo, pero formuló una palabra con la voz temblorosa y rota.
—Ayúdame —me suplicó.
Miré su brazo después de percatarme del olor a sangre. La chica estaba sangrando, tenía una mordida de hombre lobo. Supe, entonces, que el lobo no estaba buscándola para matarla, sino que estaba intentando agrandar su manada y ahora quería llevársela con él.
Pero ella era mi Luna ahora. Yo lo sabía. No iba a dejar que alguien se la llevara. Tenía que protegerla.
—Estás herida. ¡Hay que correr! —le indiqué, tomándola de la mano para que empezáramos a correr juntos. La chica me siguió con rapidez, pero podía notar cómo sus piernas flaqueaban del miedo que la invadía. Sentí tristeza por ella, preocupación. Era mi instinto reaccionado a que ella era mi Luna.
No podía creerlo.
Mi Luna al fin había llegado a mi vida.
—Ya no puedo correr más —me dijo con desesperación, completamente agitada y cansada.
No dudé en tomarla entre mis brazos y llevarla cargada hasta mi casa. El hombre lobo no podría entrar allí, a mi hogar, pues está prohibido por ley natural de los hombres lobo el entrar a la casa de un alfa sin permiso. Allí ella estaría a salvo.
Lo único malo y lo que me estaba preocupado mucho, es que yo podía hacerle daño. Estaba en mi proceso de transformación. Me terminaría convirtiendo en cualquier momento, así que tenía que apresurarme a dejarla en mi casa.
Vi la luz encendida de la sala de mi hogar a pocos metros de mí. Me metí dentro y dejé a la hermosa muchacha de pie en el suelo, pero ella se aferró a mí con miedo, buscando mi protección.
—No me sueltes —suplicó.
—Sé que estás muy asustada en este momento, pero tengo que irme ahora mismo. Tú puedes quedarte aquí con mi hermana —le aseguré, sintiendo cómo mis huesos querían empezar a romperse para transformarme. Estaba luchando contra la transformación y eso estaba prohibido en mi mundo—. ¡Alexa! —le grité a mi hermana, quien era humana, para que bajara de las escaleras y me ayudara con mi Luna.
—¡No, no me dejes aquí!
Mi hermana bajó preocupada, casi corriendo y se quedó sorprendida cuando me encontró con la muchacha. Sus ojos me preguntaron qué pasaba, quién era esa muchacha, pero no era tiempo de explicar.
—Alexa, ayuda a la chica, está herida. La han mordido —expliqué.
Tuve que hacer que la chica me soltara para poder irme, pues mi situación se estaba poniendo cada vez más tensa. El dolor de la transformación se volvía agudo y si no me iba ahora mismo iba a terminar lastimando a la muchacha y a mi hermana.
Casi corrí a la puerta, pero me detuvo un sonido de algo cayendo al suelo. Cuando me di la vuelta, encontré a la chica desmayada.
Katherine En el preciso momento en el que me desperté, sentí un fuerte dolor de cabeza que estaba matándome por completo. Lo primero que hice fue tomarme de la cabeza, haciendo una mueca de disgusto e incomodidad. Lo segundo que sentí fue un dolor en el brazo derecho, pero no era un dolor fuerte. Era, más bien, una molestia, una especie de cosquilleo extraño que me llamaba mucho la atención. Y, diablos, todos mis sentidos se sentían muy intensificados. Miré mi brazo, curiosa, y fue allí cuando recordé todo lo que había pasado en la noche después de que salí de la Universidad y me fui al bosque a tener un momento de paz, como solía hacer algunas veces cuando me sentía abrumada. Esa especie de monstruo que me perseguía y me atacó entre las sombras y me dejó esa herida en el brazo, la cual empezó a sangrar de inmediato, me dejó petrificada. Pero... ahora que observaba mi piel, yo no tenía ninguna marca de aquella mordida que ese monstruo me dio. ¿Cómo era eso posible? Me sentí muy con
Katherine El que él me dijera que yo era su Luna me parecía algo muy loco, pero por una extraña razón, sentí que algo se removió en mi interior. Le creí. No entendía muy bien del tema, pero le creí lo que me decía. Sus ojos estaban sobre los míos, pero luego sus labios viajaron hacia mis labios. Y yo quise besarlo. —¿Qué pasa? —me preguntó Damon. —¿Por qué? —Porque tu corazón está latiendo desesperado —comentó. Pero creo que él sabía por qué me había puesto nerviosa—. ¿Es porque estoy mirándote los labios? Dios míos. Esa pregunta, para mí, fue pura tentación y no lo podía entender. ¿Esto era parte de ser su Luna? —Sí, es por eso —asintió—. Tienes unos labios muy hermosos. No puedo parar de pensar en mí besándolos. Y no tuvo que decir ninguna palabra más, y ni siquiera me dio tiempo a mí para decirle algo, pues Damon Grey me besó. Ese hombre tocó mis labios con los suyos y me llenó de un fuerte sentimiento y alocadas sensaciones que no podía controlar. Me aferré a él c
Katherine Escuché rugidos en la parte de arriba de la casa, rugidos de hombres lobo completamente furiosos. El Alfa Kyle me dejó sola en el sótano y comencé a sentir el verdadero terror cuando los gritos y el calor comenzaron a sentirse. Polvillo caía sobre mi cuerpo, indicándome que la casa comenzaba a quemarse. Estuve allí por varios minutos, sintiendo cómo el calor se volvía más intenso, y con el terror de terminar quemada. Grité pidiendo auxilio y supe en mi interior que Damon me estaba escuchando. La pelea pareció intensificarse en la parte de arriba, mientras yo gritaba para que me ayudaran. El humo comenzaba a asfixiarme. La puerta del sótano se abrió y creí que sería Damon quien bajara de las escaleras, pero fue Kyle quien lo hizo. Caminó enojado hacia mí y me tomó del cuello y me levantó de la silla, ahorcándome. Quise luchar, pero no podía. Justo cuando mis ojos estaban perdiendo la visión, noté que alguien venía corriendo hacia nosotros dos. Cuando abrí los ojos des
Damon Sabía que lo mío con Katherine podía estar avanzando demasiado rápido, pero supongo que era parte de esta conexión que teníamos. Y es que, con ella, con mi Luna, todo se sentía fácil y natural. Es como si nos hubiéramos conocido hace mucho tiempo. Decidí llevarla a conocer a la bruja que me leyó mi profecía, para que nos dijera algo más sobre nuestro futuro. No podía perder esta oportunidad. Pero no me esperaba lo que la bruja nos dijo apenas vio a Katherine entrar por la puerta de su casa. —Estás embarazada —anunció la bruja, mirando a Katherine con profundidad y preocupación. Vi el terror en los ojos de esa mujer, y sentí de inmediato la preocupación. Sabía que algo no estaba bien. Katherine me observó sin entender nada. —Damon, ella es tu Luna, ¿verdad? La has encontrado tal y como te dicté la profecía. Pero es que hay algo que no te he dicho y tienes que saber. No creí que la encontrarías tan pronto, pensé que tendríamos más tiempo para hablar sobre ellos. —Damo
Katherine Desde la noche en la que me mordieron, todo en mi vida dio un giro completamente incómodo para mí. Ni siquiera había aparecido en la universidad por días y mis estudios habían quedado suspendidos por todo lo que me ocurrió, pues simplemente no pude volver a la universidad con todo lo que estaba pasando. Luego de que me enterara de que estaba embarazada, tuve que tomarme un par de horas en silencio con la compañía de quien ahora era mi novio, y futuro esposo, para detenerme a entender que todo lo que yo creía que era parte de mí, ahora ya no lo era. Todo era diferente. Era impresionante lo que una mordida de una criatura mitológica me provocó. Jamás me habría creído que algo así iba a pasarme a mí. Para colmo, estaba lidiando con el trauma de que un maldito y loco hombre lobo, que, encima, era mi Alfa, me secuestró solo porque no quise ir con él. Ese maldito loco me retuvo como si fuese parte de su propiedad, y no paraba de decir que yo era suya y que no me permitía hacer
Damon Apenas podía pegar ojo en la noche mientras miraba cómo Katherine descansaba a mi lado plácidamente, como si no hubiese dormido en días. No sé si esto tenía que ver con el embarazo o el estrés que todo esto le estaba produciendo, pero después de comer poco se fue directamente a dormir, pues estaba muy agotada. Sinceramente, me preocupaba. Ella quería tener su vida normal de antes, pero no entendía que su vida de antes ya no estaba, por más que no quisiera aceptarlo. Cuando yo era humano y me mordió mi Alfa, quien ya murió hace muchos años atrás, cuando yo era un adolescente, también me sentí enojado y frustrado de que la vida que conocía se había disipado entre mis dedos de una noche par otra. También actué de la misma manera en la que Katherine actuó, pero con el tiempo te das cuenta de que no puedes ignorar la realidad y que nada es como era antes. Pero creo que era demasiado pronto para que Katherine lo entendiera. En ciertos puntos, ella me daba pena, pues el ser mor
Damon No le di mucha respuesta a Katherine sobre lo que me dijo. Cuando llegamos a su casa, la acompañé hasta su departamento para que buscara la mayoría de sus cosas. La sentí lagrimear un poco, sabía que ella no quería dejar su departamento, por más pequeño que fuera. Supuse que este lugar para ella tenía un significado especial. Sé que vive aquí desde hace unos años, cuando arrancó la universidad. —¿Estás bien? —le pregunté. —Sí —dijo, pero era mentira. —Más tarde te presentaré a mi manada. Ellos están ansiosos de conocerte, Katherine. No se lo podían creer cuando les dije que mi Luna había aparecido. Te vieron el otro día cuando les pedí ayuda para que fueran a rescatarte conmigo, pero estabas desmayada cuando logré sacarte. Se quedaron toda la noche custodiando la casa por si algo raro ocurría, pero no era la ocasión para presentarlos. —Está bien —dijo sin mucha emoción. ¿Era el momento de hacer lo que tenía planeado hacer? Tal vez eso le alegraba un poco el día y la
Katherine Creo que siempre me imaginé durante mi vida el poder casarme con una persona que realmente me amara con toda la intensidad posible. Siempre tuve ese sueño de poder tener todo aquello que veía en las películas románticas. Quería un amor completamente verdadero y fiel. Quería tener a ese hombre que se arrodillara ante mí y me dijera lo importante que era para su vida y lo mucho que deseaba poder casarse conmigo y que abriera una cajita pequeña y apareciera un anillo allí dentro. Y es justo lo que estaba pasando ahora mismo, pues Damon estaba de rodillas ante mí, esperando a que le diera una respuesta. Pero supongo que nunca me imaginé lo aterrada que podía llegar a estar en esta situación. Porque sí, era demasiado bonito lo que Damon estaba haciendo, que era proponerme matrimonio y pretender que ambos estuviéramos juntos durante toda la vida, que, sinceramente, a pesar de que no nos conocíamos para nada, era algo que yo quería, ya que era consciente de que este sentimiento