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La Profecía Del Alfa
La Profecía Del Alfa
Por: Denise
Capítulo 1: Profecía

Damon 

Mi hora de transformación estaba a punto de empezar y yo ya estaba llegando al bosque demasiado tarde como para alejarme de mi casa. La última vez que estuve cerca, casi destrocé todo a pedazos. No hace mucho tiempo que me convertí en alfa, y por eso todavía seguía siendo difícil para mí el proceso de transformación en las noches de luna llena. Hace un año atrás era un beta, pero terminé convirtiéndome en alfa. Fue un cambio repentino y que no me esperaba en su momento, por eso las transformaciones en estas noches eran un terrible dolor, pues cada uno de mis huesos se rompían de una forma inexplicable y me hacía gritar peor que a un beta. Pero no todo era tan malo, ser alfa también tenía sus ventajas, pues la fuerza que poseía dentro de mí era mucho mayor y sorprendente.  

Cuando llegué al bosque, podía sentir ese cosquilleo incómodo en el cuerpo que la luna llena traía consigo para los lobos. Sabía que podía encontrarme con algún otro lobo en esta noche, pues no era el único hombre lobo que salía a cumplir con su transformación en el bosque. Me alejé lo más que pude de las calles, me adentré más en el bosque, y estaba dispuesto a dejar que la transformación llegara, pues el cosquilleo ya se volvía cada vez más difícil de controlar.  

Me quité la remera para no romperla, pero cuando estuve por quitarme el pantalón, escuché un grito desesperado que me dejó pensando. Miré hacia todos lados, buscando de dónde provenía ese sonido, hasta que miré hacia mi derecha cuando el gritó volvió a escucharse. Era el grito de una mujer que pedía auxilio. La muchacha estaba desesperada, lo podía sentir porque hasta podía escuchar sus latidos del corazón descontrolados.  

No lo dudé y fui corriendo a encontrar a la muchacha. Supe que un hombre lobo transformado estaba detrás de ella y que la chica estaba en peligro cuando escuché un aullido. Noté movimientos, sonidos de pasos apresurados acercándose a mí. La chica tuvo intención de pasar corriendo por mi lado, pero la detuve con mis manos de los brazos para tranquilizarla.  

Los ojos de terror de la chica estaban llenos de lágrimas, pero sus extraños ojos color verde fueron los que me dejaron atrapado en ella por un momento. Rápidamente sentí un cosquilleo fuerte en todo mi cuerpo, pero era un cosquilleo diferente al de la transformación. Es más, sentía que este nuevo cosquilleo era más fuerte que el de mi transformación, incluso era capaz hasta de hacer que dejara de sentir mis enloquecidos deseos de convertirme bajo la luna. La recorrí rápidamente con mis ojos, sintiendo cómo temblaba, escuchando sus latidos fuertes, notando el color negro de su cabello. Algo en mí se removió y no entendí por qué. Algo en mí quiso proteger a esa muchacha a toda costa de los peligros del bosque y de la vida. Algo en mí me dijo que tenía que cuidar de ella para siempre.  

Hasta que supe qué era.  

Recordé la profecía que aquella bruja me dijo una vez: “En una noche de luna llena, te toparás con una chica de ojos verdes y cabello negro. Tendrás un instinto de protección con ella que jamás sentirás por nadie, ni siquiera por alguien de tu manada. Su nombre empezará con K. Ella será tu Luna. Lo sabrás con seguridad cuando la encuentres.” 

Mi Luna.  

Lo supe de inmediato.  

Con solo mirarla a los ojos, pude sentirlo.  

La bruja no me había mentido con mi profecía.  

—¿Estás en peligro? —pregunté.  

Ella casi no pudo hablar del miedo, pero formuló una palabra con la voz temblorosa y rota.  

—Ayúdame —me suplicó.  

Miré su brazo después de percatarme del olor a sangre. La chica estaba sangrando, tenía una mordida de hombre lobo. Supe, entonces, que el lobo no estaba buscándola para matarla, sino que estaba intentando agrandar su manada y ahora quería llevársela con él.  

Pero ella era mi Luna ahora. Yo lo sabía. No iba a dejar que alguien se la llevara. Tenía que protegerla.  

—Estás herida. ¡Hay que correr! —le indiqué, tomándola de la mano para que empezáramos a correr juntos. La chica me siguió con rapidez, pero podía notar cómo sus piernas flaqueaban del miedo que la invadía. Sentí tristeza por ella, preocupación. Era mi instinto reaccionado a que ella era mi Luna.  

No podía creerlo.  

Mi Luna al fin había llegado a mi vida.  

—Ya no puedo correr más —me dijo con desesperación, completamente agitada y cansada.  

No dudé en tomarla entre mis brazos y llevarla cargada hasta mi casa. El hombre lobo no podría entrar allí, a mi hogar, pues está prohibido por ley natural de los hombres lobo el entrar a la casa de un alfa sin permiso. Allí ella estaría a salvo.  

Lo único malo y lo que me estaba preocupado mucho, es que yo podía hacerle daño. Estaba en mi proceso de transformación. Me terminaría convirtiendo en cualquier momento, así que tenía que apresurarme a dejarla en mi casa.  

Vi la luz encendida de la sala de mi hogar a pocos metros de mí. Me metí dentro y dejé a la hermosa muchacha de pie en el suelo, pero ella se aferró a mí con miedo, buscando mi protección.  

—No me sueltes —suplicó.  

—Sé que estás muy asustada en este momento, pero tengo que irme ahora mismo. Tú puedes quedarte aquí con mi hermana —le aseguré, sintiendo cómo mis huesos querían empezar a romperse para transformarme. Estaba luchando contra la transformación y eso estaba prohibido en mi mundo—. ¡Alexa! —le grité a mi hermana, quien era humana, para que bajara de las escaleras y me ayudara con mi Luna.  

—¡No, no me dejes aquí!  

Mi hermana bajó preocupada, casi corriendo y se quedó sorprendida cuando me encontró con la muchacha. Sus ojos me preguntaron qué pasaba, quién era esa muchacha, pero no era tiempo de explicar.  

—Alexa, ayuda a la chica, está herida. La han mordido —expliqué.  

Tuve que hacer que la chica me soltara para poder irme, pues mi situación se estaba poniendo cada vez más tensa. El dolor de la transformación se volvía agudo y si no me iba ahora mismo iba a terminar lastimando a la muchacha y a mi hermana.  

Casi corrí a la puerta, pero me detuvo un sonido de algo cayendo al suelo. Cuando me di la vuelta, encontré a la chica desmayada.  

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